27 abril 2011

Xavier Novell Gomà se convierte en el primer obispo que acepta ir a LA SEXTA a un interrogatorio de Buenafuente: «Cuando sintió la llamada de Dios, ¿Por qué no fue al psicólogo?»

Hechos

El 27 de abril de 2011 LA SEXTA emitió la entrevista de D. Andreu Buenafuente Moreno a D. Xavier Novell Gomà.

27 Abril 2011

El obispo Novell, con Buenafuente

José Manuel López Vidal

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No es habitual ver a un obispo en televisión. Y menos en la Sexta y en el programa de Buenafuente, al que los ultracatólicos llaman de todo menos bonito o bueno. Un obispo joven, Xabier Novell, rompió el tabú y no tuvo empacho en dejarse entrevistar por el famoso cómico-come-curas. Y, como suele pasar en estos casos, el prelado consiguió dar buena imagen, desactivar al entrevistador y, lo que es más importante, predicar el mensaje de Cristo. La nueva evangelización desde los púlpitos laicos. Y lo consiguió sin hacer nada extraordinario, simplemente con naturalidad, sencillez e, incluso, con golpes de ingenio y de sentido del humor.

El obispo Novell es el más joven de España y acaba de ser nombrado titular de la pequeña, pero significativa, diócesis de Solsona. Entre sus predecesores, el cardenal Tarancón o el «catalanista» monseñor Deig. Un obispo atípico y peculiar y que, por su pasado y su presente, descoloca a unos y a otros. Fue muy progresista de joven y, después, como es lógico para llegar a obispo, se fue moderando. Y, ahora, unos lo encasillan como conservador y otros, como moderado. Rompe esquemas y, seguro de sí mismo, asegura que va a reevangelizar su diócesis. Habrá que estar atento a estos nuevos aires evangelizadores catalanes.

Lo que quedó claro en el programa de Buenafuente es que se trata de un obispo joven y hasta guapo. Con su peinado moderno y sus grandes ojos serenos. Alto y delgado, podría pasar por un moderno ejecutivo de cualquier multinacional. Supera, pues, con nota el examen de la imagen. Porque también es importante que la gente vea que hay monjas, curas, frailes y hasta obispos guapos. La imagen cuenta y, por eso, las cámaras de Buenafuente se recreaban en primeros planos del apuesto prelado de Solsona.

Además de la presencia, el prelado supo utilizar el tono adecuado y hasta el lenguaje pertinente. Por edad y porque se ha culticado, Novell conecta perfectamente con el lenguaje actual y supo captar perfectamente a qué tipo de programa se le había invitado. Por eso, entró en el juego del humor (casi siempre blanco y, a veces, un pelín provocativo, pero nunca irreverente) de Buenafuente. Con normalidad y con naturalidad.

Un sobresaliente, pues, para el obispo en cuanto a las formas. Otra cosa son las respuestas y los argumentos a las preguntas de fondo de Buenafuente. Me sonaron a los argumentos de siempre, a las respuestas manidas, que no llegan, que suenan a ‘más de lo mismo’, que no suscitan entusiasmo. Unas veces, demasiado angelistas. Otras veces, prefabricadas. Al final te quedas con la sensación de que los eclesiásticos dan respuestas que intentan ser racionales, pero no terminan de convencer ni a la razón ni al corazón.

Pero de eso, del argumentario, tampoco tiene toda la culpa el joven obispo de Solsona. Es lo que hay. Es el guión establecido por Roma, del que un obispo no puede salirse. Ni siquiera en las cuestiones no dogmáticas y más opinables. Quizás por eso suenen a respuestas de lección aprendida y al dictado.

En cualquier caso, en el mundo mediático actual es más importante el medio que el mensaje. Y, al menos, los telespectadores pudieron ver a un obispo sencillo, directo, agradable, de carne y hueso, una persona normal, que habla con normalidad y que no parece poseído por una unción impostada y artificiosa. Enhorabuena, señor obispo.

José Manuel Vidal