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Italia se alzará con la victoria

‘Mundial 1982’: Se celebra por primera vez en España la competición internacional de fútbol inaugurada por Matias Prats y Luis del Olmo

HECHOS

El 13.06.1982 se inauguró en Barcelona el Mundial de Fútbol, el primero que se celebraba en España.

LOS MANDATARIOS DE ITALIA Y FRANCIA EN LA FINAL

Pertini_Rey_aleman El presidente de la República de Italia, Sr. Sandro Pertini y el primer ministro de la República Federal de Alemania, Helmut Schmidt, estuvieron en la final del mundial que disputaron las selecciones de Alemania e Italia (que había ganado a la de España).

EL MUNDIAL DE ‘NARANJITO’

Naranjito La mascota del mundial ‘Naranjito’ quedó en la retina de toda una generación de españoles.

EL DIARIO EL PAÍS CONTRA LA INAUGURACIÓN DE LUIS DEL OLMO Y MATIAS PRATS CAÑETE

LuisdelOlmo_joven_3_calvoSotelo El locutor de Radio Nacional de España, D. Luis del Olmo, fue el encargado por el Gobierno de D. Leopoldo Calvo Sotelo de llevar a cabo la locución de la inauguración del mundial junto al histórico D. Matias Prats Cañete, que encabezó la inauguración, un trabajo que no gustó al periódico EL PAÍS que dirigía D. Juan Luis Cebrián que lo definió como ‘Mundial de los Horrores’.

14 Junio 1982

El Mundial de los horrores

EL PAÍS (Director: Juan Luis Cebrián)

Hay que reconocer que si no hubiera sido por los atletas que, vestidos de blanco, evolucionaron al final de los actos inauguratorios del Campeonato Mundial de Fútbol y porque gran parte de las televisiones foráneas conectaron la retransmisión avanzados los mismos, los españoles tendríamos motivos para sentir como propia la vergüenza ajena que nos hicieron pasar ayer los organizadores del dicho acto inaugural. Es casi imposible superar los niveles de mal gusto, falta de belleza y de emoción que la ceremonia alcanzó. Parece que el escarmiento del execrable Naranjito y del deleznable himno, al que ni siquiera la voz de Plácido Domingo logra darle dignidad, no hayan servido de nada. Este escaparate del país, que el Mundial debía y pretendía ser, amenaza con convertirse en un verdadero museo de los horrores, con presupuestos, eso sí, dignos de las joyas del Louvre. Por si fuera poco lo que los organizadores del campeonato nos habían deparado, Televisión Española nos completó el resto con la actuación de un comentador de infausta memoria [Matias Prats], que ha negado mil y una veces haber dicho lo de «la pérfida Albión», pero que no negará el tono grandilocuente, alcanforino y arcaico que le oyeron ayer millones de conciudadanos. La noche anterior, otro presentador [Luis del Olmo], éste del gran concierto popular con el que Barcelona abría oficialmente las celebraciones de estas fechas, a punto estuvo de organizar un incidente de orden público, si no es porque Miguel Ríos estuvo a su lado para demostrar que, aparte de un gran cantante, es, sobre todo, alguien que piensa y que no teme a la gente, probablemente porque la quiere. Merece la pena señalar también el contraste entre el gran espectáculo de participación y entusiasmo que la juventud barcelonesa nos deparó y el soporífero y vergonzante que nos ofrecieron los prolegómenos del partido Argentiría-Bélgica. A decir ver dad, que los blancos gimnastas -los únicos que parecían de este mundo y de este pueblo- y las televisiones de fuera hubieran debido acudir al concierto de Ríos y La Trinca. Porque si en una democracia tienen derecho a vivir y expresarse hasta los horteras, no es preciso, sin embargo, someter. a sus dictados a los cuarenta millones de habitantes.

18 Junio 1982

Luis del Olmo se explica

Luis del Olmo

En el editorial del lunes 14, titulado «El Mundial de los horrores» y enjuiciando mi labor de presentador en el concierto popular que se celebró en Barcelona el sábado 12, se me acusa de que «estuve a punto de organizar un incidente de orden público».Como entre mis objetivos profesionales no entra, ni de lejos, el de provocador de incidentes de tal tipo, quiero precisarle al editorialista que el incidente de orden público ya estaba organizado cuando tuve ese diálogo con el cantante Miguel Ríos.

En la actuación de Marina Rossell, la primera invitada, una especie de vallas de madera se vinieron abajo por la presión del público, lo que significó algunos desalojos y desmayos. Posteriormente, y en vista de que se temía un desbordamiento que hubiese ocasionado una tragedia, se sustituyó por una barrera compuesta por efectivos de Protección Civil y Policía Nacional, los cuales a duras penas podían contener esa marea humana. Entre actuación y actuación fui aconsejando repetidamente al público que intentaran contener su entusiasmo en aras de la salud física de todos. Si estos consejos no fueron captados por televisión fue debido a las interrupciones de conexión por motivos publicitarios.

Cuando comenzó a actuar Miguel Ríos, y dado que una gran cantidad de público estaba esperando con entusiasmo su aparición, volvieron a producirse incidentes, desmayos y en varias ocasiones estuvo a punto de romperse la barrera humana que contenía al público. La entidad organizadora el Ayuntamiento de Barcelona, a través de diversos representantes me pidió insistentemente que hablara a Miguel Ríos para que hiciera una interrupción de su show, a fin de calmar a la gente. Como en ese festival no era ni organizador, ni director, sino sólo portavoz, entendí -y razones, tampoco faltaban- que lo correcto era intentar esa interrupción.

Así que, por favor, dirijan las críticas de mi labor de presentador por el terreno estrictamente profesional; las aceptaré e intentaré corregirlas, porque es bueno aprender cada día. Pero no me carguen con provocaciones ajenas en las que no tuve nada que ver, y de las que, por supuesto, no me siento responsable.

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