2 diciembre 1994

El director rumano había estado al frente del canal privado desde su nacimiento en enero de 1990

Cambio de etapa en TELECINCO: Berlusconi decide la destitución de Valerio Lazarov como y CEO y lo reemplaza por Maurizio Carlotti

Hechos

El 3.12.1994 el Consejo de Gestevisión-TELECINCO anunció la destitución de D. Valerio Lazarov como director de la cadena. Fue reemplazado por el italiano D. Maurizzio Carlotti.

Lecturas

Valerio Lazarov es destituido como consejero delegado y director del operador Telecinco el 3 de diciembre de 1994 a instancias de Fininvest (dueño del 25%) de las acciones. Sus máximos directivos en Italia, Fedele Confalonieri y Marcelo Dell´Utri acordaron el presidente Miguel Durán Campos que la situación de Lazarov era insostenible ante los malos datos de audiencia y, en especial, los malos datos económicos. El nuevo consejero delegado de Telecinco será Maurizio Carlotti, de Fininvest, que viene con un objetivo claro: lograr la rentabilidad.

LAS PÉRDIDAS DE TELECINCO.

TELECINCO estaba en pérdidas desde su nacimiento (1990) pero al menos ganaba en audiencia. Con la irrupción de D. Antonio Asensio Pizarro y D. Mario Conde al frente de ANTENA 3 TV con una agresiva política de fichajes millonarios gracias al apoyo del Banco Banesto a partir de enero de 1993 el triunfo en audiencia era de ANTENA 3 TV.

En una entrevista que concedió el Director de TELECINCO, D. Valerio Lazarov a doña Joaquina Praderas en EL PAÍS el 27 de febrero de 1994, el directivo de la tele reconocía que a su canal las cosas no le iban demasiado bien. El titular de la entrevista era una frase del Sr. Lazarov contundente: “Yo sé ganar y perder. Nos hemos equivocado”.

Los máximos responsables de Fininvest: Silvio Berlusconi (Dueño), Fedele Confalonieri (Presidente) y Marcelo Del´Utri decidieron la destitución de Valerio Lazarov tras varios meses intentando forzar el cambio en un periodo en el que la ONCE de D. Miguel Durán trató de mediar hasta que las perdidas de TELECINCO por la batalla de precios en la que Lazarov intentaba igualar a la ANTENA 3 TV del Sr. Asensio pusieron fin a la paciencia de los italianos. Confalonieri mandó a España a un hombre de confianza, don Maurizio Carlotti, para que realizara una auditoría de la cadena. Los italianos corroboraron que las perdidas eran de más de 6.000 millones de pesetas, tras lo cual, optaron por la destitución fulminante de don Valerio Lazarov el 3 de diciembre de 1994. El propio Sr. Carlotti asumió la dirección de la cadena como Director (aunque más tarde el cargo sería conocido como Consejero Delegado). Los italianos ofrecieron al Sr. Lazarov algún cargo honorífico en TELECINCO, pero el Sr. Lazarov recogió sus cosas y rompió totalmente sus vínculos con el canal que había construido.

27 Febrero 1994

Valerio Lazarov: "Yo sé ganar y perder. Nos hemos equivocado"

Entrevista de Joaquín Prades

Leer

Pregunta. Desde que dejó Rumania, en 1968, ha ido viviendo ciclos entre Italia y España.Respuesta. Yo llegué a España con 31 años, pocos días después de la invasión de Checoslovaquia, y la verdad es que lo pasé muy mal. Juan José Rosón y Adolfo Suárez, que entonces estaban en RTVE, hablaron conmigo des pués de que me premiaran un pro grama en Montecarlo. El Gobierno rumano no me dejó viajar a Madrid hasta dos años después. Yo entonces no tenía ni idea de cómo era España, no estaba preparado para comprender las reglas de juego de este país, no ha blaba más que rumano y francés. Fue como si hubiera ido a vivir a otra galaxia. Afortunadamente, los dos programas que me encargaron -El irreal Madrid y La última moda- consiguieron premios internacionales, y eso le vino muy bien al régimen, que necesitaba salir del aislamiento.

P. Y gracias a eso se quedo diez años más en Televisión Española.

R. Sí, me pidieron programas de continuidad. Nunca he sido de plantilla en TVE. Todo fue bien hasta que en 1979 cometí el error de dirigir un programa, Sumarísimo, que pretendía ser de humor, pero era muy malo. Fue un fracaso. Entonces tuve la suerte de que que me llamaran de la RAI. Después conocí a Berlusconi y me quedé con él hasta 1989, en que volví a España para dirigir Tele 5.

P. Entre unas cosas y otras tuvo tiempo para rodar los espacios electorales de Arias Navarro, Licinio de la Fuente y Manuel Fraga. Ellos formaban parte de lo que se llamaron los siete magníficos y se presentaron a las elecciones de 1977 por Alianza Popular.

R. Sí, yo estaba rodando en Canadá un programa musical, me subieron en un Concorde y me hicieron volver a toda prisa a España. Fue un encargo de una agencia de publicidad. Igual perdieron las elecciones por mi culpa.

P. Convertir a esos personajes en protagonistas de un anuncio usando el zoom y las técnicas de vídeo musical que le hicieron famoso debió tener su mérito.

R. Yo lo de Arias Navarro no lo recuerdo. A Licinio, sí. Usé una caligrafía televisiva muy avanzada, con muchos efectos. Fraga, que tenía mucha prisa, sólo aceptó grabar una toma, que salió mal, pero él dijo: ‘No, es magnífica. No hay tiempo para repetir’. Y se marchó corriendo.

P. ¿De los cuatro años de vida de Tele 5, 1993 ha sido el peor?

R. La cadena tenía un riguroso plan de viabilidad económica en el que estaban previstas pérdidas en los tres primeros años y lograr el equilibrio en el cuarto. Sin embargo, en el primer año, en lugar de perder los 8.500 millones previstos, sólo perdimos 2.500; en el segundo ganamos 700 millones; en el tercero, 470. El ejercicio de 1993 aún no está cerrado. Pero sí sé que no va a haber beneficios, aunque las pérdidas no serán cuantiosas.

P. ¿Qué ha pasado para que de pronto Tele 5 sufra este bajón?

R. Ha sido un año muy dificil, con una crisis económica notable y con una distorsión del mercado por una competencia más aguda.

P. Y también porque ustedes han perdido audiencia.

R. Sí. Pero seguimos por encima del 20%. Es un buen porcentaje. Además, la media anual ha sido mayor que la de nuestros competidores de Antena 3. En los primeros seis meses les hemos superado.

P. ¿Y qué ha pasado en los últimos seis meses?

R. No lo sé. No sé explicar lo que ha pasado. La lógica de nuestra programación se rompió: programas que normalmente obtenían una buena cuota de audiencia de repente han dejado de tenerla. Películas importantes, de gran éxito comercial, dejaron de impactar a los espectadores. Yo, que he sido siempre deportista y he sabido ganar y perder, no quiero buscar excusas. En algo nos habremos equivocado a la hora de diseñar la cadena.

P. ¿Qué van a hacer ahora?

R. Creo que sabremos afrontar desde la humildad una recolocación de la cadena. Tenemos un equipo humano extraordinario para recuperar lo perdido.

P. ¿Conocen las causas del cansancio de los telespectadores?

R. Hemos encargado estudios para entender por qué el público fiel a Tele 5 ha traicionado parte de nuestra oferta. Nos reprocha no habernos puesto al día con la realidad de crisis económica. La gente no quiere entretenimiento todos los días. Cuando la situación económica no era tan grave, una cadena que invitaba a la juerga y a la fiesta diaria era bien aceptada. En cuan to el país se crispa, el espectador dice: ‘Está bien el cachondeo de Tele 5, pero yo no estoy del mismo humor’. Por eso estamos corrigiendo el rumbo y haciendo la transición. Llevamos ocho meses trabajando para tener peso y credibilidad. Estamos incluyendo debates, tertulias, más informativos, más deportes y programas culturales.

P. Con eso corren el peligro de perder sus signos de identidad.

R. No, no. Quiero insistir mucho. Sólo queremos enriquecer la cadena, no borrar su pasado. Nosotros teníamos que llamar la atención para romper la fuerte relación que mantenían los españoles con la televisión pública. Por eso nuestra cadena tuvo que cometer excesos, muchas veces deliberados, para provocar y llamar la atención. Es como cuando los niños lloran para hacerse notar y pedir cariño. Nosotros tuvimos que hacer lo mismo.

P. Y lo hicieron a base de tetas.

R. Pues sí. A base de tetas. Pero al menos nosotros tenemos la conciencia tranquila porque las tetas eran bonitas. Hubiera sido peor sacar desde las pantallas de Tele 5 tetas feas.

P. Al principio parecía que en Tele 5 veían a los españoles con muchas carencias eróticas. Y emitieron un programa surrealista que se llamaba Ay, qué calor.

R. Ése es el programa que menos duró en la pantalla de Tele 5. Y relegado en horario. Ése era uno de los que tenían que llamar la atención. Cumplido su objetivo, lo quitamos y nunca más regresó.

P¿La máquina de la verdad también ha sido para llamar la atención?

R. No, y no entiendo que provoque reacciones tan agresivas. Es un programa de investigación, hecho con más o menos talento pero es eso. Algunos personajes han comportado con más decencia que otros. Puedo admitir en algunos momentos el trabajo de la redacción ha sido más profundo y otros menos profundo Pero el director es un periodista con gran experiencia en los medio escritos y con prestigio, y la gente de la redacción ha pasado por lo mejores periódicos y las mejores revistas.

P. Parece que en la nueva Tele 5 las mama-chicho y los intelectuales van a ir de la mano.

R. El espíritu mama-chicho, si se puede llamar así, es un espíritu que cambia. Queremos que todo sea compatible. Aunque queremos hacer cada día más difícil la penetración en esta cadena de mal gusto y de la chabacanería. Este concepto es muy relativo porque la chabacanería no tiene una unidad de medida, como pueda ser el litro. Pero, pese a ello, habrá filtros, porque el público cada día esta más preparado.

P. Les habrán llamado a veces horteras.

R. Sí, nos han llamado horteras. Pero nuestra cadena es popular. Y me parece muy ofensivo agresivo confundir lo popular con lo hortera,

P. Nadie le puede negar el mérito de haber intuido que los despistes de Carmen Sevilla y sus problemas con la faja iban a encandilar a la audiencia

R. No fue difícil. Es una estrella tan cercana, tan familiar, que nadie puede sentir rechazo por ella.

P. Las encuestas electorales italianas sitúan a Berlusconi y a Ochetto muy próximos. ¿Una victoria de Berlusconi le afectaría usted?

R. No. Sólo aumentaría mi orgullo por ser su amigo. Me auto controlo porque no quiero ser pelota, pero Berlusconi es un fue de serie.

P. ¿Usted comparte sus ideas políticas?

R. No las conozco.

P. ¿No le ha mandado un programa electoral?

R. No. Pero sé que él imagina Italia como una gran empresa porque es sobre todo un gran empresario, un pragmático. Si juega un papel en la política italiana mejorará las condiciones de vid de los ciudadanos y ayudará consolidar la democracia.

P. ¿Usted, que tiene la nacionalidad española, vota?

R. Por supuesto.

P. ¿Y … ?

R. Y nada. El voto es secreto

P. Sí, pero seguro que al partido le cae mejor que otro.

R. Claro, pero si lo digo perjudicaría a la cadena, porque se interpretarían influencias que ni existen. En el trabajo no tengo ideas políticas. Además, yo cumplo la línea editorial que marca consejo de administración. Es verdad que, por venir de un país comunista y haber vivido primer una dictadura en Rumania y después otra con Franco, sí puedo decir que la comunista es peor.

P. Aunque no quiera definir políticamente, ¿acepta opinar sobre algunas cuestiones? Por ejemplo, ¿está usted a favor o en contra de la pena de muerte, o del aborto?

R. Estoy totalmente en contr de la pena de muerte. Y a favor de aborto.

P. El sistema corrector de la desigualdades sociales propio d las socialdemocracias, ¿le parece necesario o cree que peca de ineficacia o de paternalismo?

R. No. Creo que es necesario.

01 Diciembre 1994

Lazarov, en sus horas más bajas

María Penedo

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Por dinero se fue Emilio Aragón – consagrado en TELECINCO con su ‘Vip Noche’ – por dinero cambió de aires Jesús Puente – lanzado al estrellato televisivo por TELECINCO – por dinero se mudó Bertín Osborne – a quien Lazarov mostró el extioso sendero de la televisión – y por dinero se marchó también Concha Velasco. Casualmente todos ellos han recalado en ANTENA 3 TV,

Es difícil encontrar un momento de mayores convulsiones en TELECINCO, en su corta y sin embargo intensa vida. El que pasará a la historia como el inventor de la televisión privada en nuestro país atraviesa momenos delicados, inmersos en una agonía demasiado prolongada mientras asiste – a estas alturas más triste que indignado – al espectáculo de recolocación de algunos de los que hasta hace unas semanas tenía por fieles colaboradores. Cosas de la feroz competencia, se dirá, la misma que él mismo practicara sin demasiados escrúpulos con sus rivales televisivos, nunca con sus compañeros y menos con sus colaboradores.

Con TELECINCO en una decadencia audimétrica que nadie oculta ya, ha llegao la hora de encontrar un culpable y todas las miradas de los accionistas se han dirigido a la persona del director general, Valerio Lazarov. Que alguien preferible el equipo directivo de turno, tiene que pagar los platos rotos cuando una empresa se resquebraja es de manual de Escuela de Negocios, pero conviene no olvidar que la tenaza aplicada por Berlusconi ha contribuido a romper muchos platos en TELECINCO. En el momento del adiós a Lazarov, sería bueno que la FIninvest [Mediaset] explicara pormenorizadamente el balance económico de su relación mercantil con TELECINCO. Primero, en su calidad de principales suministradores de productos audiovisuales – empeñados en que lo que funciona en Italia tiene necesariamente que hacerlo aquí, sobre todo si reporta pingües beneficios a la compañía exportadora – ; segundo, como comercializadores en exclusiva de la publicidad generada por la cadena a través de Publiespaña, compañía 100 por 100 propiedad de Berlusconi y que tiene contrato con TELECINCO hasta el año 2000; y tercero, como accionistas, al parecer el menos rentable de sus negocios, una vez explotados los dos filones anteriores. ¿Es o no cierto, señores de la Fininvest, que TELECINCO se ha visto obligada a comprarles a ustedes por 9 millones de pesetas películas que en el mercado libre se adquirían por tan sólo dos? En un momento en que están sobre la mesa 250 despidos, urgen minuciosas explicaciones sobre el devenir económico de los proveedores, los publicistas y los accionistas.

Todo ello, al margen de que efectivamente Valerio Lazarov no atraviese el mejor de sus momentos en lo que a creatividad se refiere, una creatividad por lo demás muy unida en el mercado español al talonario correspondiente. Por dinero se fue Emilio Aragón – consagrado en TELECINCO con su ‘Vip Noche’ – por dinero cambió de aires Jesús Puente – lanzado al estrellato televisivo por TELECINCO – por dinero se mudó Bertín Osborne – a quien Lazarov mostró el extioso sendero de la televisión – y por dinero se marchó también Concha Velasco. Casualmente todos ellos han recalado en ANTENA 3 TV, líder ahora de las privadas y que pisa los talones a TVE. De las grandes estrellas que han pasado o se han hecho en TELECINCO, solamente la muy sentimental Carmen Sevilla ha permanecido al lado de quien la convenció para que se olvidara de sus ovejitas. De sus fidelidad da idea el hecho de que una fotografíade los Lazarov ocupe un lugar destacado en el reguero de santos que inunda su camerino.

La de Lazarov, aparte episodios puntuales de deleznable telebasura, ha sido por encima de cualquier otra consideración una televisión volcada en el entretenimiento de las clases populares con una aportación fundamental por lo novedoso, en los informativos. Una TV popular, donde lo hortera ha tenido un predicamento excesivo. Ese es quizás el mayor defecto de una cadena cuya principal virtud ha sido saber ser alternativa, no modelo replicante de lo que hacían otros. Lo que ocurre es que el germen de la horterada que ha impregnado algunos programas tiene una directa relación con los de la Fininvest. Ellos son los responsables de que ‘Karaoke’ – máxima expresión de lo hortera y lo ‘out’ que diría el desaparecido Pedro Rodríguez – siga con nosotros. Ellos quieren suprimir un informativo.

¿Logrará Berlusconi lavar la cara a TELECINCO? Con Lazarov en sus horas más bajas, los vientos aconsejan mirar atentamente a México. Aznar ya lo ha hecho.

María Penedo

02 Diciembre 1994

Hasta nunca, «pantalla amiga»

Carlos Boyero

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Existe demasiada literatura sobre la supuesta grandeza del crepúsculo, la reivindicación de la gloria del fracaso, la loa del agonizante o del difunto. El lirismo y el desgarro tienen oportunidad de lucirse en los agradecidos territorios de la necrológica y del «adiós con el corazón, que con el alma no puedo…». Por supuesto, se requiere del oficiante en actividad tan vistosa que te convenza su sinceridad y su emoción al narrar las hazañas del muerto. Yo deseo larga vida al ciudadano Valerio Lazarov pero celebro enormemente su destierro del inconfundible reino de Tele 5, esa repugnante y durante tanto tiempo productiva criatura que él parió, o plagió, o dirigió.

Hay que despreciar profundamente al género humano para inventarse una bazofia a la altura de sus apetencias más deleznables. Su «pantalla amiga» ha sido, es, y supongo que será una irreconciliable enemiga de todo lo que guarde alguna relación con la inteligencia y la sensibilidad. Encuentro legítima la certidumbre «lazaroviana» de que los cerdos no saben valorar las margaritas, pero esa lucidez no le disculpa de homologarnos a todos los espectadores en la raza porcina y de intentar alimentar nuestro ocio con mierda. Reconozco la indiscutible personalidad de su cadena y la creación de una estética inconfundible. No hacía falta escuchar la sintonía y ver el logotipo de Tele 5 para percibir una aroma genuino y una estética identificable. La alegría de vivir telecinquera no hacía distinciones entre concursos, películas, culebrones y telefilms. No sólo vendía carne, vendía ideología. Cochambrosamente arropada y disfrazada, pero enormemente eficaz. Berlusconi supo amortizarla en las urnas de Italia. El ego del pragmático ejecutivo Lazarov no aspiraba al poder político. Le bastaba con que los índices de audiencia otorgaran razón a su abyecta seguridad en la clase de televisión que deseaba y necesitaba el desamparado pueblo llano.

«El estilo es el hombre» afirman los publicitarios después de saquear a los filósofos. Lazarov consiguió no sólo dotar de estilo a su engendro, sino que tambien logró la copia descarada de éste por parte de la competencia, incluida una televisión pública que evidencia su sarcástico sentido del humor cada vez que proclama estar al servicio de todos los españoles. El esplendor en la hierba de Tele 5 fue efímero, pero sus efectos y su recuerdo perdurarán siempre. Los saqueadores de su imperio siempre llevarán el estigma de los híbridos y de los nuevos ricos. ¿Cómo olvidar a las estrellas de su supermercado de excrementos, a todas esas luminarias que supieron adaptarse a la experimentada formula del Tele 5 italiano sin perder su ibérica y entrañable identidad?

Al parecer, el humanista Lazarov reservó su creatividad y su sentido crítico para los programas informativos y defendíó las sagrada independencia y calidad de esos oasis libertarios. Lo narran sus ilustres protagonistas en una conmovedora carta. Ellos sabrán. Su paraíso jamás logró mi adicción, aunque dedique lógica atención al informativo del sinuoso e inteligente Fernando Onega. Yo le impondría un castigo leve al posibilista Lazarov por su permanente ofensa al sentido del gusto: obligarle a ver seguidas mil horas de la programación que él reinventó. Me comprometo a pagarle el futuro frenopático.

07 Diciembre 1994

Valerio Lazarov, como paradigma

Martín Prieto

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Aunque sólo sea por llevar la contraria me apresuro en acudir en socorro del perdedor. La «telebasura» no la inventaron las televisiones privadas españolas, sino que se origina y expande, curiosamente, desde televisoras estadounidenses y británicas. Como no la frecuento, no me llamo a escándalo y, teniéndola por un fenómeno pasajero que ya está saturando el mercado, la equiparo a lo que supuso el llamado «destape» en las revistas. La Prensa salía de una dictadura, y la televisión emergió desde un monopolio estatal. Eso conlleva sus gastos y sus costes sociales, culturales, éticos y estéticos. Coincido y defiendo el sentido crítico de Carlos Boyero o de «Forges», pero entiendo que aquí se ha bajado el listón por las espantosas condiciones leoninas a las que el Gobierno sometió a las dos televisiones privadas, abiertas, regalándole la excelencia a Canal Plus. Es muy fácil resultar egregio cuando te apeas de un Rolls Royce, y duro de llevar cuando como Antena 3 y Tele 5 tuvieron que arrancar con un «600» carísimo y compitiendo con televisiones estatales, autonómicas y hasta municipales, que absorbían tarta publicitaria y dineros públicos.

La concesión de frecuencias moduladas en la radio fue un bochornoso espectáculo colegial de premios y castigos: hasta mis queridos familiares de mi ni escasamente amado director general de Radiotelevisión Española, recibieron su cinta azul por buena conducta parentesca, y a Luis del Olmo, que ya está en la historia de la radio, no le dieron una licencia ni para que pudiera emitir desde su pueblo. Agiotistas y especuladores de las ondas que nada tenían que ver con la radio, ni dinero, ni proyectos, ni crédito alguno profesional, fueron regalados con concesiones que inmediatamente revendieron a otros, dando el pelotazo radial que aún está por escribir. La subasta al revés ya nos la habíamos inventado con la privatización de la que fue «Prensa del Movimiento» y, tras el cachondeo de la SER, llegamos a la excelencia del desparpajo y la soltura de cuerpo, concediendo tres canales televisivos a quienes Rosa Conde estimó, por encargo, más guapos, más altos, más listos y más amigos, hasta llegando a dejar fuera con engaños a Antonio Asensio. Todo ello, tamaño remate de mercadillo, con una ley monstruosa, atropelladora del libre mercado y del Derecho Mercantil, que impide teóricamente a nadie poseer la mayoría del capital de una TV, a cambio de que el Gobierno tolere juegos de manos por debajo de la mesa para sindicar o aparcar acciones, siempre que convenga a sus intereses políticos.

Así no había forma de andar, pero Antena 3 «anduvo» hasta que la «desanduvieron» en la acreditada tesis de que Manuel Martín Ferrand y su equipo no eran quiénes para hacer con una televisión y una radio lo que les plugiera, y aprovechando que Narcís Serra sabía eso tan conocido de que el Conde de Godó es lo que se dice «todo un carácter». La condición de empresario no debe tener nada que ver con el espíritu seráfico del Dulce de Asís, y Asensio y Polanco tomaron, legítimamente, la parte que se les ofertaba. Berlusconi, dolido por sus fracasos televisivos en Francia, entró en España como una topadora vulnerando una ley del PSOE, con la complacencia socialista y dispuesto (¿por qué no, si se lo toleraban desde La Moncloa?) a hacer un negociazo vendiéndole mulas ciegas italianas a su «filial» española a precio de caballo hispano-árabe de alta escuela, y recabando la publicidad con un consorcio suyo. Valerio Lazarov no fue un cómplice, sino un galeote de tan atrabiliaria situación. Con imaginación, esfuerzo y toneladas de trabajo hizo Tele 5 rentable, y propiciando unos informativos sobre los que nadie ha podido decir deontológicamente ni «mu», hasta que un paisaje televisivo ajeno al mercado, una ley disparatada, la vampirización de Fininvest y los intereses personales y políticos de Berlusconi, le dejaron a los pies de los caballos. Sólo he conversado una vez con Lazarov, y mi cooperación con Tele 5 es tan recientísima como ancilar. Pero nada tiene que ver el Valerio de esta crisis de la cadena, a la que es ajeno, con el Lazarov que la llevó, según los gustos, a su cumbre. Como por otras causas lo fue Ferrand, hoy Lazarov es chivo expiatorio del más vergonzoso cambalache montado por el Gobierno con la asistencia del inaudible «quejío» de la oposición que sólo aspira, no a corregir al primero, sino sólo a heredar sus maldades.

07 Diciembre 1994

Lazarov

Javier Ortiz

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HAY estos últimos días mucho ditirambo sobre don Valerio Lazarov y sus -al parecer- portentosas dotes televisivas.

Reconozco que no soy la persona más adecuada para decidir acerca de lo justificado o injustificado de tan encendidas alabanzas. Como no ejerzo de crítico de TV ni voy de masoquista, deserté de las ondas de Tele 5 así que me apercibí de su deseo de abrir mi inteligencia en canal (amigo, eso sí). De entonces a aquí, solamente he conectado esa emisora para ver algún informativo, algún debate y, de vez en cuando, esta o aquella película (grabada: las dos o tres veces que quise ver una en directo, la cantidad y la duración de los cortes publicitarios hicieron que me olvidara del argumento).

Así que -ya digo- no soy nada experto en don Valerio. Pero me deja de piedra comprobar cuán numerosos son los que, tras haberse pasado años poniendo cual chupa de dómine la programación de Tele 5, han descubierto de repente, en cuanto han pasado a la reserva al responsable de lo que se suponía que era pura basura, que no, que en realidad era un producto bello, sutilísimo, casi genial.

Ganas me dan de decirles que el señor Lazarov lo han quitado del mando, pero no ha muerto. Porque este es un país fantástico, en el que a la gente sólo se la puede poner a caldo cuando está viva: así que muere, toda su biografía sube ipso facto a los altares. Lo hemos podido comprobar muy recientemente, con motivo del fallecimiento de Vicente Enrique y Tarancón. Hace un par de años, cuando el cardenal dio un repaso a las corruptelas del régimen vigente, el propio Felipe González afirmó que no veía por qué había de tener en cuenta las opiniones de «alguien que se dedicó a pasear a Franco bajo palio». Va luego, se muere ese «alguien que se dedicó a pasear a Franco bajo palio» y, ¡alehop!, todos los felipistas cantan a coro las más rotundas loas al buen «demócrata infatigable». De risa.

Pero Lazarov no se ha muerto, ni mucho menos. ¿Entonces? ¿A qué vienen esos panegíricos con sonido a hueco? ¿Es que sienten lástima porque don Valerio se ha quedado sin su curro? Me cuesta creerlo: muchos son los que han perdido el trabajo en Tele 5 -en la medida en que con contratos así se pueda decir que lo tuvieron- y nadie ha dicho una palabra ni escrito una línea solidarizándose con ellos. ¿Será entonces que el señor Lazarov les ha tratado bien a ellos y ahora se sienten en el deber de mostrarse agradecidos? Eso sí que puede ser. Y admito que el agradecimiento es cosa bien noble. Pero debe patentizarse tal cual. Que digan: «Qué pena lo tuyo, Valerio; tú que me hiciste ganar tantas pelas, chico, cómo lo siento». Que no mezclen las cosas. Que por mucho que ellos le deban, Pressing Catch, Veredicto, Su media naranja, La máquina de la verdad y todo el insufrible resto no adquieren virtudes que no tuvieran hace un mes, cuando todo eso se perpetraba por orden y deseo de don Valerio.

09 Diciembre 1994

Lazarov

Francisco Umbral

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Ha cesado Valerio Lazarov al frente de Telecinco y este cese no significa que lo hiciera mal ni bien, sino que la televisión/espectáculo es otra fórmula ya agotada entre las maneras de hacer TV.

Si ustedes se fijan, las televisiones ensayan fórmulas, y las queman, a una velocidad mareante, a una velocidad de fórmula por temporada: los culebrones, las series y los seriales, el reality show, los concursos, la máquina de la verdad, los juegos, el cine malo, el cine bueno, y en este plan, hasta los consultorios amorosos de María Barranco e Isabel Gemio, que iban camino de quedarse en lo que fuera la redicha y amariconada señora Francis de la radio. Las estrellas de la tele duran poco, como Emilio Aragón. Yo creo que esto es, sencillamente, debido al absurdo de mantenar la tele funcionando las 24 horas del día.

Es como si nosotros sacásemos un periódico cada media hora. ¿Por qué tiene que haber muchos canales, cuantos más mejor, o peor, emitiendo día y noche? ¿Quién necesita o soporta esa sobredosis de tontipolleces anfetamínicas? Supongo que será cosa de la publicidad, algo comercial, seguro, o que la tele, como los altos hornos, no se puede apagar nunca. Para uno está claro que la televisión no es más que periodismo. La tele no es el cine, nunca será arte, por más que lo finjan los estilistas de la cosa. La tele debiera ceñirse a su condición periodística, ser un periódico en imágenes, y funcionar sólo cuando hay algo nuevo que contar. El resto es ruido, charla y detergente.

Pero el poco periodismo que hace la televisión lo hace mal, tanto el urgente como el demorado, y hasta los programas donde intervienen grandes políticos mediocrizan a las figuras, que siempre son más brillantes al natural o en la prensa. Mejor periodismo y menos cacao maravillao es lo que necesitan las televisiones españolas (y las extranjeras). Más periodismo, en todas sus versiones, y menos maripuris contándole su lloroso caso al personal. Y, por favor, que cierren siquiera un rato, como las tiendas de botones y las mercerías, para irse a tomar el bocata. Lo verdaderamente monstruoso de la televisión es la perpetuidad.

Decían los sociólogos que la tele había venido a llenar un vacío en la familia, porque lo cierto es que en las familias hay un vacío físico, moral, humano, convivencial. La familia se va quedando hueca por dentro, por más que diga la Conferencia Episcopal. La madre está en el bingo, el padre está pegando su calderazo, los hijos en la ruta del bakalao y los abuelos en una residencia de ancianos, viendo a su vez más televisión.

A llenar ese vacío de la familia (muy bien contado por Forges) dicen que venía la tele, que asimismo es un vacío, pero un vacío coloreado, ruidoso y repetitivo. La televisión es colorín, colorado y Carrascal (viejo amigo a quien respeto mucho). De modo que el fuego frío del televisor arde siempre en un hogar disperso y transeúnte, pero nadie se ha planteado, querido García-Candau, cerrar un rato a las mismas horas que cierra la pequeña y mediana empresa.

Tengo ganas de enchufar un día la tele y que ponga: «Hemos salido a un recado. Volvemos en seguida». Y a ser posible que no vuelvan. Quevedo llamó a Dios «autor del día», pero el día se toma la pausa razonable de la noche. Uno ha teorizado mucho sobre la escritura perpetua, pero la televisión perpetua es lo que monstruiza el invento. Con media horita diaria de incendios en Quebec, chica del tiempo y anuncios de tampax yo creo que nos arreglaríamos muy bien. Como mejor queda la televisión es apagada y con un florero encima. Entonces sí que llena un hueco.

El Análisis

¿TRIUNFO DEL PERIODISMO SERIO O TRIUNFO DE LA CHEQUERA?

JF Lamata

Un hecho objetivo: la ANTENA 3 TV de D. Antonio Asensio y D. Manuel Campo Vidal había ganado la batalla de la audiencia a la TELECINCO del Sr. Lazarov, que había liderado desde 1991, casi desde su nacimiento. ¿Cuál había sido el acierto? En 1992 el Sr. Asensio había logrado ‘apear’ al equipo de D. Manuel Martín Ferrand cuyo modelo de televisión no había funcionado. Según el Sr. Campo Vidal su éxito se debió a que apostaron por un modelo de televisión seria y profesional para ANTENA 3 TV, derrotando a la TELECINCO de las mama-chichos. Es una forma de verlo.

La otra forma de verlo, es pensar que ayudó el hecho de que la ANTENA 3 TV del Sr. Asensio y el Sr. Campo Vidal, con la ayuda inestimable del banco Banesto primero y del Banco Central Hispano después, se dedicó a hacer un fichaje de grandes estrellas de televisión aunque para ello alteraran un poco los precios de mercado, fichajes como los de D. Emilio Aragón, Dña. Mercedes Milá, D. Alfonso Arús o D. Jesús Puente. En el caso de este último D. Valerio Lazarov siempre consideró que su gran error en su etapa de TELECINCO fue no aceptar el formato de ‘Lo que necesitas es Amor’, que bajo la batuta del Sr. Puente arrasaría en ANTENA 3 TV. EL Sr. Lazarov no se retiraría de la televisión y seguiría produciendo programas, pero nunca más volvería a ser uno de los grandes ‘jefes de la tribu’ en la televisión española.

J. F. Lamata