23 octubre 1966

Calvo Serer está alineado con el aperturismo del Opus Dei y con Don Juan de Borbón 'Conde de Barcelona'

Alegato del falangista Ismael Herraiz contra el Diario MADRID ante la línea pro-democrática impuesta por su nuevo dueño Calvo Serer

Hechos

El 23.10.1966 la revista SP publicó el reportaje ‘Los Amiguitos del Obrero S. A.’ de D. Ismael Herráiz sobre el Diario MADRID.

Lecturas

El falangista Ismael Herráiz Crespo, exdirector del diario Arriba publica un artículo en SP en el que sitúa al Diario Madrid y al presidente del Consejo de Administración de su empresa editora, FACES, Rafael Calvo Serer como adversarios de la clase obrera y referentes del nuevo capitalismo vinculado al Opus Dei.

23 Octubre 1966

LOS AMIGUITOS DEL OBRERO, S. A.

Ismael Herraiz

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No recuerdo dónde leí que cierto director de cine – yanki, por más señas – quería presentar a Mozart tocando en un piano ‘El Bello Danubio Azul’. Algún colaborador más exigente con estas futesas históricas, le indicó que no podía incurrir en un anacronismo de tanto bulto; pero el hombre le contestó fríamente y con toda razón: “¿Y quién puede prohibírmelo?”. Alfo así viene sucediendo a los periódicos y a los periodistas españoles después de haber sido rebautizados con la libertad de prensa. Todos podemos interpretar la vida, las leyes, el pasado y el porvenir de acuerdo con nuestra fantasia personal. No tenemos más freno ni rienda que el que nos impongan a unos y a otros la Falange, el Opus Dei, don Hugo Carlos, don Juan de Borbón o el Banco X. Pero en lo que no se nos ha puesto tasa es en la posibilidad de tomarse toda la clase de libertades con el Poder político, lo cual es una garantía de que la Libertad archa y de que nosotros – ¡sí, los periodistas! – la guiamos.

Al menos en algunos aspectos formales puede decirse que la libertad de prensa nos acerca a Europa. Hoy todos los periódicos (y en esta ocasión excluyo a los grandes y antiguos diarios españoles católicos y monárquicos) hacen suya la formula del sociólogo inglés, Francis Newton, comprueba a diestro y siniestro: “Los periódicos de gran tirada han descubierto que el procedimiento más rentable es una adecuada mezcla de desnudos sugestivos y de tendencias izquierdistas”. Y como lo rentable no está reñido con lo apostólico, tenemos ya a la prensa derechista en plena europeización. Todavía los desnudos, seleccionados por castos yeyés, revelan la precavida languidez del simple voyeur, pero en lo que atañe al izquierdismo tenemos vía libre, porque, al fin y al cabo, Franco sigue guardando la viña de los castos yeyés y de los que ya tenemos que ser castos y no podemos ser yeyés. Sin un patrón a que referirse, sin nube alguna amenazadora en el horizonte social, el izquierdismo está al alcance de cualquier aquelarre místico o de cualquier Consejo de Administración. Muchos periódicos españoles cuya médula reaccionaria es una reliquia pavorosamente única en Europa (incluidos la Ciudad del Vaticano y el Monte Athos) han encontrado ocasión, gracias a la ley de prensa, de enjaretarse la carmañola. Una carmañola, en la que se disimulan los entorchados borbónicos, pero que viene como un guante para usarla en este carnaval democrático que traemos en danza.

Es un hecho suficientemente comprobado que la reacción, cuando pretende hacer izquierdismo o política social, se pierde en una dialéctica demagógica que pone en peligro las propias estructuras burguesas. La proclamación de la Segunda República española fue una demostración inapelable de ello, porque la reacción cuando enmascara sus verdaderas intenciones y trata de disimular sus intereses económicos se autodestruye sin conseguir la menor adhesión del mundo proletario. Un obrero avispado hará siempre fú como el gato a las incitaciones subversivas con garantía bancaria, pues sabe por experiencia que los zurriagazos de la policía sobre los lomos del proletario hacen subir como la espuma los dividendos. Prefiere que cada uno juegue su juego. Pero la nouvlle vague reaccionaria no ha aprendido nada de la vieja y así periódicos y periodistas que hubieran espantado al mismísimo señor Beunza (escribo este nombre con el mayor respeto) por su insufrible olor a caverna, posan, gracias a la libertad de prensa y a la inexistencia de cualquier fiel contraste, como audaces anarco-sindicalistas. Estamos en pleno activismo de una libertad vigilada y dirigida por el voto de obediencia, lanzada al asalto y a la denigración de un Régimen bajo cuya paz nacieron viven y anidan los castos yeyés de la demagogia.

Ahora bien; en plena inandescencia libertaria algunos periódicos pierden en el acaloramiento su carmañola y ponen al desnudo sus intenciones primarias. Eso ha ocurrido hace pocos días con el periódico MADRID que, como es sabido, preside, aconseja y ejemplariza don Rafael Calvo Serer, consejero privado de don Juan de Borbón y miembro relevante del Opus Dei. EL señor Calvo Serer es un hombre muy viajado y proclive al entusiasmo democrático. La democracia anglo-sajona es para él una especie de súper-market del encandilamiento y no ve conserva política, social o económica de la que no se encapriche y que no trate de meter sin más preámbulos y de matute en el humilde logar de los españoles. EN uno de sus viajes morrocotudos en busca de baratijas se enteró de que en los Estados Undios el paro obrero es una endemia sabiamente calculada por la plutocracia que sirve para usos muy determinados. Enterarse del dato y apuntarlo en la agenda de sus descubrimientos, fue cosa vista y no vista. Y luego, tan pronto ocmo dispuso de una plataforma para el lanzamiento del os productos ideológicos ‘made in USA’ colocó en órbita un editorial titulado: “Despido forzoso. Los parados también hacen desarrollo”. Recojo el párrafo substancial del invento: “El paro desde el punto de vista de la economía en general – en cierto modo, también humano, como veremos – no lo es tanto. Y precisamente por eso, el trabajador parado precisa de celosísima atención. Porque gracias a los parados los trabajadores en empleo gozan de mejor situación”. Que es exactamente igual que si dijeramos que gracias a los que sufren hambre lo castos yeyés tienen más gordas las pantorrillas.

Ni que tiene decir que el Sr. Calvo Serer se ha salido por tales peteneras económico-sociales (precisamente cuando estamos rozando el pleno empleo) porque sabe muy bien lo que quiere decir el paro obrero como instrumento desarrollo. Es una solución económica que el capitalismo norteamericano viene empleando con enorme éxito hace muchos años y cuyoos fundamentos son muy simples. Consiste en modificar la naturaleza de las inversiones y en lugar de crear industrias nuevas se fortalecen las grandes concentraciones monopolísticas aumentando el outillage y favoreciendo la reducción de mano de obra. Al disminuir la oferta en el mercado de trabajo, el resultado fulminante es la contención de los salarios y el consiguiente incremento de los beneficios.

En este sentido hay que reconocer que la libertad de prensa ha sido enormemente beneficiosa porque nos coloca a todos en igualdad de condiciones y porque, además, sitúa en cueros vivos al escandaloso chantaje político que veníamos presenciando sin la más leve posibilidad de salir al paso. Por lo que se percibe, la coincidencia reside en tres puntos, o, al menos, uno se les exige más: hostigar al Régimen; hacerse perdonar de la Universidad y – a ser posible – de las fábricas. Y para eso se acude informativamente a todo: a exaltar a los chinos de Barcelona; a pedir más investigadores cuando la investigación estuvo siempre en las consabidas manos; en poner de relieve la insuficiencia evidente de un salario mínimo fijado con la natural conformidad de sus correligionarios en el gobierno… Es que en cualquier sistema o alianza democrática ¿podría darse un contrasentido semejante?

Jóvenes periodistas pretenden mezclarse en la brega viril de los sindicatos, cacareando por los talleres y tajos su cupo diario de puñetitas y carajos contra el Régimen, en ejercicio del famoso apostolado de la mala lengua. Hay prisa en hacerse también con los intrumentos de la política social, ahora que los resultados puramente económicos no parecen gozar de una excesiva popularidad y asentamiento. Se reprocha a todo el mundo la falta de representatividad, de auténtico poder democrático, como si los centenares y centenares de amigos que ocupan puestos clave de la política estuvieron aupados por el cuerpo electoral de Soria. Y es paradójico observar que tratando, inútilmente, de amansar a sus más implacables enemigos, van enajenándose – por pura reacción ante la injusticia y la desfachatez – los ánimos que, como el mío modestísimo, nunca les fueron hostiles, sino todo lo contario.

¿En qué escuela han practicado la democracia y el liberalismo que nos reclaman, sin darnos un momento de respiro? Veamos:

“En ese espíritu crítico – te concedo que no es su susurración – no debes ejercitarlo con vuestro apostolado, ni con tus hermanos. Ese espíritu crítico para vuestra empresa sobrenatural – me perdones que te lo diga – es un gran estorbo, porque mientras examinas la labor de los otros sin que tenga por qué examinar nada – con absoluta elevación de miras. Te lo concedo – tú no haces otra positiva alguna y enmoheces con tu ejemplo de pasividad la buena marcha de todos”.

“Entonces – preguntas inquieto – ¿ese espíritu crítico que es como substancia de mi carácter? Mira: Te tranquilizaré: toma una pluma y una cuartilla: escribe sencilla y confiadamente – ¡ah! Y brevemente – los motivos que le torturan. Entrega la nota al superior y no pienses más en ella. El, que hace de cabeza – tiene gracia de estado – archivará la nota… o la echará al cesto de los papeles. Para ti, como tu espíritu crítico no es susurración, y lo ejercitas con elevadas miras, es lo mismo”. No creo yo que el procedimiento esté calcado directamente de la democracia anglo-sajona que recomienda a los demás el señor Calvo Serer.

“Los amiguitos del Obrero S. A.” debieron reflexionar. La política nada tiene que ver con lo arcano y si jugamos a ser libres hemos de hacerlo con una sola baraja. No hay jugadores con una baraja de santos y otra de sotas. Esto está castigado incluso entre los anglosajones. Convendría que don Rafael Calvo Serer siga, en sus próximos viajes, el consejo que daba Sánchez Mazas a los jóvenes peripatéticos: hacerse acompañar siempre de un ayo como hacían las grandes familias del siglo XVIII con sus tiernos hijos. El serial de ‘Los Intocables’ ha terminado.

Ismael Herráiz