19 mayo 2009
La pregunta fue leída en el programa 'Hoy por Hoy' de Carles Francino en la SER
Bibiana Aído asegura que un feto no es un ser humano al responder a una pregunta de J. F. Lamata en la SER
Hechos
- El 19 de mayo de 2009 la ministra de Igualdad, Dña. Bibiana Aído declaró en la Cadena SER que un feto era un ser vivo ‘pero no un ser humano’, porque según ella, eso no tenía ‘ninguna base científica’. Su comentario era a raíz de una pregunta del estudiante Juan Francisco Lamata.
Lecturas
El 19 de mayo de 2009 Bibiana Aído Almagro concede una entrevista en ‘Hoy por Hoy’. En ella el entrevistador D. Carles Francino lee la pregunta mandada por el estudiante Juan Francisco Lamata. “Ministra yo soy ateo, creo en lo que veo, para mí viendo un feto de 13 semanas se asemeja mucho a un bebé, a un ser humano. ¿Para usted un feto es un ser vivo?”. Ante esa pregunta la Sra. Aido Almagro respondió que un feto era ‘un ser vivo, pero no humano’.
Sus palabras desataron una catarata de reacciones de críticas y burlas hacia la ministra. Ese mismo día 19 de mayo dedican sus editoriales sobre el tema ‘El Gato al Agua’ de Intereconomía TV y ‘Noticias Cuatro’ de D. Iñaki Gabilondo que considera que la ministra ‘se dejó atropellar’.
El día 20 de mayo de 2009 tanto D. Carlos Herrera Crusset en Onda Cero como D. Federico Jiménez Losantos en la COPE inician su programa con burlas a la señora Aído Almagro. Y editorializan contra la ministra los periódicos La Razón (“Una política que desprecia la vida”) y El Mundo (“Juicios de trazo grueso para defender el aborto”)
También escriben contra la ministra los columnistas de La Razón Dña. Cristina López Schlichting (“Ser marciano”), D. Antonio Pardo (“Engañarse a sí mismo”) y D. Ernesto Sáenz de Buruaga Bustamante (“Más Madera”) y los columnistas de ABC Dña. Edurne Uriarte Bengoetxea (‘Ponerse tetas”), D. José Luque Velasco (“Ha-ido demasiado lejos”). D. Juan Manuel de Prada Blanco (“Bibianadas”) y D. Antonio Burgos Belinchón (“Una ministra ¿es un ser humano?”).
Además de las viñetas de D. Borja Montoro en La Razón y de Puebla en ABC (20-05-2009).
–
20 Mayo 2009
Una ministra ¿es un ser humano?
La ministra de Igual Da (que la haya o no la haya) es una inagotable fuente de sorpresas. Y para los articulistas, un elemento de trabajo tan imprescindible como el ordenador. A efectos del articulismo, los ministros pueden ser divididos en dos grandes grupos: los que nos dan el trabajo hecho y los jornales ganados, y los que no los dan. La ministra de Igual Da pertenece con todos los honores al primer grupo. El de las ministras-espectáculo, el de las ministras-Bimbo, que abren la boca y sube el pan. Ocupa la ministra de Igual Da la plaza que dejó La Maleni, que a su vez desempeñó el benéfico papel de socorrer a los articulistas que anteriormente hizo Celia Villalobos, la del hueso del puchero.
Ahora, gracias a la ministra de Igual Da, todos hemos hecho un máster acelerado en Biología, un cursillo intensivo de Genética, una inmersión en Bioética. Total, si ella no tiene zorra idea y se atreve a meterse hasta el corvejón en los más complejos temas científicos para pronunciarse como si fuera una autoridad mundial, ¿por qué no hemos de hacerlo nosotros? O a lo mejor estoy equivocado, y quizá el nombre de Bibiana Aído esté ya sonando con toda intensidad, sin que lo sepamos, entre los jurados que han de otorgar el próximo premio Nobel de Lo Que Sea y el inminente Príncipe de Asturias de Lo Que Se Tercie.
La frase me la he aprendido de memoria, la he grabado en el salvapantallas del ordenador, la tengo ya puesta como melodía en el teléfono móvil. La frase se las trae. Y he profundizado sobre ella. ¿Con qué títulos? Ah, pues con los mismos que tiene Bibiana Aído: con ninguno, pero con mucha cara. Verán lo que he meditado y profundizado, en torno a la llamada Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, vulgo Barra Libre de Aborto:
Si un feto de 13 semanas no es un ser humano, ¿qué es un ser humano? ¿Qué es lo que otra gran autoridad de la comunidad científica internacional, Belén Esteban, llama «persona humana». ¿Qué es una persona humana, si un feto no lo es según la Doctrina Aído, celebrada por la comunidad científica con suelta de palomas, lanzamiento de cohetes y liberación de globos cautivos? Aquí, queridos alumnos que seguís mi lección magistral por el Método Bibiana, nos acercamos al quid del asunto y estamos tocando fondo de la cuestión disputada que tiene perdidito el sueño a la Humanidad. Siguiendo las divinas enseñanzas de Bibiana Aído, nos atrevemos a decir, aunque en términos de interrogación, porque ni La Sorbona, ni Cornell, ni Princeton, ni Oxford, ni Heidelberg se han pronunciado aún: «Una ministra de 32 años, que tiene una experiencia sin límites como becaria de una caja de ahorros y que tuvo un contrato de meses en una sucursal bancaria, ¿es un ser humano? ¿O por el contrario debemos hablar de que es sólo una cosa, una cosa mala de incompetente, de inútil y de innecesaria? Una ministra de 32 años, ¿es un ser vivo? ¿Tiene eso alguna base científica? ¿O no sólo es un ser vivo, sino un ser vivísimo, que sin tener zorra idea de nada, únicamente el carné en la boca, y sin que nadie sepa para qué demonios sirve su Ministerio, ahí tienen a la tía, pontificando sobre la vida y la muerte, y nunca mejor dicho lo de la muerte? Pero no os inquietéis, queridos alumnos, que en las propias palabras de esta lumbrera del pensamiento científico tenemos la solución. Una ministra de 32 años ni es un ser humano, ni es un ser vivo, ni nada. Como ella misma dijo, es una miembra. Yo matizaría que es un feto de ministra, pero no me atrevo a contradecirla».
23 Mayo 2009
Más madera
Voy a ser políticamente incorrecto. Con el debido respeto al presidente de mi Gobierno decir en un mitin que en el tema del aborto la derecha quiere imponer su ideología es una simpleza. O peor, es una manipulación impresentable. ¿Desde cuándo no se puede discrepar de las ocurrencias ideológicas de otros o defender unos principios propios? Es de primero en la asignatura de libertades. O tal vez es un nuevo capítulo de progresismo mal entendido, pero con bula para decir cualquier tontería. La Ley del Aborto es de nuevo la matrícula de honor del Gobierno: crear problemas donde no los hay y además asegurar que se tiene la solución. La ministra Bibiana Aído no puede ser ministra del Gobierno de España. Porque no da la talla y dice tonterías impropias de su cargo, como asegurar que el feto es un ser vivo pero no humano. Vale. Ese día hizo novillos en el bachillerato a la clase de Biología. Pero el presidente Zapatero, lejos de cesarla, la aplaude y asegura que los padres no tiene nada que decir si una joven de 16 años quiere abortar porque sería una injerencia determinante. Presidente: ¿y cuál es el papel de los padres? Mas fuegos artificiales en el fondo de una ley en la que el aborto pasa de ser un delito a ser un derecho de la mujer en aras a su dignidad. Ése es el auténtico debate. Más madera ideológica para la división. Somos los más avanzados a la hora de legislar, pero miramos a otra parte en los problemas de cada día. ¿Qué pasa con la unidad de mercado entre 17 autonomías? ¿Y la educación? ¿Y la igualdad de derechos de los españoles vivan donde vivan? ¿Y el uso de una lengua común? ¿Que la derecha quiere imponer su ideología? ¡Anda ya!
25 Mayo 2005
Bibianadas
YA nos rebelábamos hace tiempo contra quienes afirman que Bibiana Aído es imbécil; y lo hacíamos acudiendo a la etimología de la palabra «imbécil», que viene de báculo. Para algunos etimólogos, imbécil sería aquella persona que camina sin báculo, es decir, alguien que aún no ha alcanzado la sabiduría, que según los antiguos era conquista propia de la madurez; para otros, por el contrario, imbécil sería más bien la persona tan debilitada y senil que necesita apoyarse en un báculo. Un pensamiento imbécil sería el que, por inmadurez, anda sin ayuda de báculo; o bien el que, por senilidad, necesita andar con báculo para afirmarse. Pero el pensamiento de Bibiana no es imbécil porque ni siquiera anda; el pensamiento de Bibiana no se ha puesto todavía en pie, es un pensamiento abyecto (de iactus, participio pasado de iacere) que repta, que se arrastra por el suelo, ignorante de su condición humana.
Gregorio Salvador también recurría el otro día a las etimologías para explicarle a Bibiana que un feto es un ser humano, aunque sospecho que irle a Bibiana con etimologías es como si a un caracol le vas con logaritmos neperianos. Es «ser» porque existe; y «humano» por proceder del hombre «y no del mono o del caballo», afirmaba Salvador; y añadía, con delicioso sarcasmo, que «esto no quita para que cuando crezca se vuelva inhumano, con comportamientos impropios de la condición humana». Pues, en efecto, nunca es tarde para ponerse a reptar, como hace el pensamiento de Bibiana. Una de las características distintivas del pensamiento reptante o bestial es su incapacidad para razonar juiciosamente; y su propensión a sustituir el razonamiento por la consigna mecánica y fuera de juicio. Otra característica distintiva del pensamiento reptante o bestial es su alergia al lenguaje, que es racional (como demuestran las etimologías) y amigo de la verdad; y su propensión a sustituirlo por lo que Orwell denominaba «neolengua», un instrumento verbal de dominio, enemigo de la verdad, que desnaturaliza las palabras y las sustituye por eufemismos o circunloquios asépticos. Muestras de esta «neolengua» las hallamos por doquier en las consignas reptantes de los proabortistas: «interrupción voluntaria del embarazo» (o su acrónimo IVE), «salud reproductiva», «derecho a decidir» y demás morrallona lingüística. Y es que cuando las palabras se retuercen como alambiques es porque tienen miedo a nombrar lo que por su naturaleza es odioso y bestial; esto es, inhumano.
El pensamiento reptante de Bibiana entró en cortocircuito cuando le preguntaron si un feto de trece semanas es un «ser humano». Aquí Bibiana podría haber probado a repetir las definiciones que sobre el feto ha elaborado el movimiento abortista. Podría haber dicho, por ejemplo, como los firmantes de un manifiesto publicado por la revista Le Nouvel Observateur en 1971, que el feto es «una especie de tumor en el vientre de la madre»; o como escribía Christopher Hitchens en The Nation, una «protuberancia», una «excrecencia amputable»; o podría haber acudido a la autoridad suprema del Marqués de Sade y llamar al feto una «materia» de la que la mujer «puede purgarse», un «pedazo de carne del que la mujer es dueña, igual que lo somos de las uñas que cortamos de nuestros dedos o de los productos de la digestión que evacuamos de nuestras vísceras». También, en fin, podría haberse puesto más primaveral y decir que el feto es un «brote verde» al que le metemos podadera, como hace su jefe de filas con los presuntos brotes verdes de la economía, metiéndoles la podadera de la fabricación de parados. Si cuando metes la podadera en los brotes verdes de la economía dejas de ver en los parados seres humanos y los conviertes en cifras, ¿por qué no va a poder hacerse lo mismo si la metes en los brotes verdes del útero? El pensamiento reptante puede permitirse estas alegrías.
20 Mayo 2009
Ser marciano
«Un feto de 13 semanas de gestación no es un ser humano. Es un ser vivo, claro, pero no podemos hablar de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica». La miniministra de Igualdad nos ha salido científica. Según el diccionario, un feto es «un embrión desde que se implanta en el útero hasta el parto». O sea, un embrión desarrollado. Embrión de gato, de oso o de humano, según. Decir que un feto humano no es ser humano es una tontería. Se podrá objetar que no es un ser humano desarrollado del todo, o que no es un ser humano nacido, pero es evidente que no es otra cosa que ser humano. No es gato, no es oso, ni es vida en Marte. De todas formas, huelga el debate, porque las abortistas abordan el contenido del útero con el más absoluto de los desprecios. Minimizan verbalmente al cigoto, embrión o feto porque también lo minimizan en la práctica hasta reducirlo a excrecencia, basura sanitaria o tumor. No lo digo yo, lo dicen ellas: Altamira Gonzalo, presidenta de la Asociación de Mujeres Juristas Themis, se quejaba la semana pasada de que la nueva ley del aborto establece tres días de reflexión para las mujeres que piensen abortar. «Eso -decía- es tratarnos como subnormales. ¡Si vas a que te pongan más pecho no tienes que reflexionar, pero si vas a abortar tienes que pensártelo tres días!». Por si cabe alguna duda del tipo de discurso del feminismo abortista más agresivo basten las declaraciones de la socialista Consuelo Catalá, cofundadora y presidenta de la Patronal de Clínicas Abortista (ACAI) en la Fundación Alternativas hace cuatro años: «Estoy encantada de que en mi país haya cifras de abortos de 112.000 al año, en el sentido de que estas mujeres hayan tenido la opción de ejercer un derecho que es el aborto». Para estas mujeres, el aborto no es nada, y el feto, menos. Los descubrimientos de la genética y la biología les importan un pimiento. La continuidad cromosómica desde el cigoto al parto las deja frías. Curiosamente, las tres grandes adalides de este proyecto de ley, María Teresa Fernández de la Vega, Trinidad Jiménez y Bibiana Aído, no tienen hijos. Es lógico, la maternidad humaniza.
D. Carles Francino- Pregunta de Juan Francisco: «Yo soy ateo, porque sólo creo en lo que veo. Viendo un feto de 13 semanas se me asemeja mucho a un bebé, a un ser vivo. Mi pregunta es directa y pasando de ética religiosa. ¿Para usted un feto es un ser vivo?
Dña. Bibiana Aído- Un ser vivo, claro. De lo que no podemos hablar es de un ser humano. Porque eso no tiene base científica.
–
–
El Análisis
Uno espera que en su carrera mediática, si es que se puede hablar de que la tiene, haga algo más relevante que hacer una pregunta que ponga en aprietos a una ministra, pero, teniendo en cuenta que en el momento era un simple estudiante que buscaba colar su pregunta al ‘filtro’ de la SER y que la ministra soltara algo relevante, permitan a mi ego celebrar ese éxito.
Pero dejando a parte el ego, es de destacar que nadie reseñara al hacerse eco que, como bien leyó el Sr. Francino, quien realizaba la pregunta se declaraba ateo. Esto a cuento de que parece que la causa del anti-abortismo esté copada totalmente por la Santa Madre Iglesia y consideraba interesante reseñar que hay a quienes no convence el tema del aborto sin ser por ello feligreses de El Vaticano. Los de los medios no lo debieron considerar así y obviaron ese detalle.
J. F. Lamata.