31 diciembre 1999

El espejismo del ‘Efecto 2000’ quedó en nada

Hechos

Fue noticia el 31 de diciembre del año 2000.

14 Noviembre 1999

El seguro efecto del dudoso 'efecto 2000'

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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El ‘EFECTO 2000’ va a ser un trastorno. No hay ninguna certeza sobre la repercusión que tendrá en la operatividad de los ordenadores el que algunos no entiendan el cambio de fecha y se sitúen en el 1 de enero de 1900. La literatura experta que han elaborado infinidad de sabios y organismos va desde temores cósmicos a alertas sobre pequeñas averías. Pero, de momento, lo que sí está claro es que la angustia sobre lo que puede suceder a primeros de año puede suscitar una conducta masiva de prevención en la ciudadanía que afecte a determinados suministros por muy preparados que estén para el efecto 2000. Los bancos centrales ya han dispuesto una mayor liquidez de dinero en el sistema, anticipándose a la mayor demanda de efectivo que tendrán que atender ante el miedo a que las tarjetas de crédito no estén vivas en aquella fecha.Los organismos de protección civil y auxilio están muy preocupados por que algunos disturbios técnicos -como la interrupción por unas horas del suministro de agua a localidades pequeñas o medianas donde es difícil asegurar que se ha revisado el sistema- provoquen un colapso de las líneas telefónicas que inmovilice el servicio. El conocimiento de instrucciones internas de distintos organismos a sus empleados para que se preparen -con recomendaciones como la de proveerse de alimentos o evitar viajes aéreos- refuerza esta angustia. Por tanto, las autoridades no han de estar preparadas sólo para responder a un fallo informático, sino que deben calcular los fenómenos sociales que puede desencadenar esta incertidumbre. En la medida en que el ciudadano recibe informaciones confusas sobre la trascendencia del efecto 2000, es lógico que busque la mayor seguridad en su ámbito doméstico o profesional. Y ése es el más seguro efecto del efecto 2000.

De hecho, la mayoría de simulaciones sobre qué puede pasar en la celebérrima fecha en sectores clave -industria energética o transportes- han dado resultados tranquilizadores, pero el gran problema es que, al vivir en una sociedad en red, cualquier institución prevenida puede quedar contagiada e inoperante por culpa de la imprevisión de alguna otra persona o institución con la que trabaje en línea. Sólo cuando haya pasado todo podrá saberse exactamente si algunos avisos catastrofistas de organismos públicos -la CIA ha llegado a recomendar quedarse en casa con una manta- son producto de análisis rigurosos o una cautela imprudente porque, si llega el desastre, puedan presumir de que ellos ya lo habían advertido.

En cualquier caso, no hay que bajar la guardia, y no sólo respecto a la revisión de los sistemas clave. Las administraciones han de prever que el trastorno no puede venir sólo de un error informático, sino de la lógica preocupación ciudadana ante una eventualidad sobre la que nadie es capaz de darle garantías totalmente tranquilizadoras.

02 Enero 2000

Sin "efecto 2000"

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Es una buena noticia que no se hayan producido noticias sobre el temido efecto 2000. El rastreo de los partes de la multitud de organismos nacionales e internacionales que vivieron el fin de año en alerta, vigilando cualquier posible colapso informático, arroja una monótona repetición del mismo mensaje: todo funciona. Apenas hay anécdotas. Con todo, hay que esperar varios días para hacer un balance final. Todos los operativos de vigilancia se mantendrán en alerta hasta finales de esta semana. El lunes próximo se considera una jornada clave, ya que, pasadas las fiestas, regresan a la actividad tanto el mundo financiero como el industrial. En España, los planes y los sistemas han funcionado y las medidas de emergencia no han tenido que ser activadas. Regreso, pues, o continuación, de la normalidad. Ahora bien, no cabe descartar que algunos países que no han reportado ninguna incidencia simplemente no la hayan detectado porque sus servicios fallan regularmente, al margen del 2000.Es una muy buena señal que servicios críticos como los de suministro eléctrico o el transporte hayan realizado el cambio de año y de dígitos sin problemas reseñables. ¿Hubo excesos agoreros? Sería temerario aseverar que el esfuerzo mundial para prevenir el cambio de fecha en los ordenadores era inútil. El peligro existía y había que actuar precautoriamente. Que un ordenador no trabaje con la fecha correcta no ha de suponer que no cumpla con las tareas que nada tienen que ver con ese dato, pero el día que se le exija una tarea que implique directamente la fecha, pueden surgir los problemas. No se debe bajar la guardia.

La revisión de los sistemas ha permitido, por otra parte, un inédito inventario del potencial informático de los países y un experimento de colaboración internacional -por ejemplo, equipos militares tutelando y revisando conjunta y mutuamente las instalaciones del otro- inédito por su dimensión. La parte negativa de este episodio es su misma existencia. Ha habido una carísima imprevisión -se calcula que se han invertido 50 billones de pesetas en la revisión- en el origen del problema por parte de quienes, para ahorrar memoria, no introdujeron cuatro dígitos en los programas para que éstos reconocieran la llegada del 2000 en los relojes informáticos. Se creyó que la obsolescencia, real o inducida, de los equipos permitía programar sin pensar en el 2000 porque a estas alturas ninguno de aquellos programas estaría vivo. No ha sido así. Lo cual es una lección a aprender de cara al futuro de las nuevas tecnologías, desde la informática a la ingeniería genética.