24 julio 1993

El Gobierno ratifica a Jordi García Candau como Director de RTVE con el apoyo de los consejeros ‘en funciones’ del PSOE y el del CDS (Antonio del Olmo Aires)

Hechos

El 24.07.1993 El Consejo de Administración de RTVE ratificó – a instancias del Gobierno – a D. Jordi García Candau como Director General de RTVE.

Lecturas

Polémica en Diario16 entre José Luis Martín Prieto y el consejero de RTVE, Antonio del Olmo Aires, por sus críticas a la televisión pública. El periódico Diario16 intervendrá en la polémica con un editorial el día 29 a favor de su columnista frente al directivo de la televisión.

24 Julio 1993

Una ratificación marrullera

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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LA confirmación de Jordi García Candau como director general de RTVE es, sin duda, una pésima noticia. Con ella se esfuman buena parte de las esperanzas en el «cambio del cambio». A nadie se le escapa la importancia de RTVE dentro del aparato del Estado. El cargo de Candau es de mayor responsabilidad que el de muchos de los ministros del Gabinete. Mantener en su puesto a quien ha acentuado el carácter de aparato de propaganda del Gobierno que RTVE siempre tuvo y ha afrontado la competencia con las privadas de modo desleal, desvirtuando su condición de servicio público, no es un síntoma de renovación sino de esclerosis. Gestos como la forzada dimisión de Mohedano como secretario del grupo socialista se quedan en aspavientos sin sentido ante la confirmación de quien, con la ayuda de un equipo directivo de sacristanes, ha remachado el carácter de lacayo gubernamental de RTVE. No se trata sólo de recordar el diferente trato dado al PSOE y a la oposición en la campaña electoral; ni que -incurriendo en descarada censura informativa- TVE ignoró el debate entre Aznar y González en Antena 3; ni tantas otras «fechorías» de su gestión… Una programación con 1.500 horas de variedades, 1.800 de largometrajes y ninguna de espacios educativos no indica vocación alguna de servicio público, como ha señalado el portavoz popular, Javier Arenas. Amenazando con una reconversión, necesaria en una institución hiperburocratizada, Candau ha logrado, además, agotar a muchos honrados profesionales, que han huído a la competencia o languidecen con la moral laboral más baja que RTVE ha conocido. Tras las promesas de González se habló de las dificultades que Candau iba a tener en el Congreso para la ratificación del crédito extraordinario de 31.804 millones de pesetas, pues ¿cómo justificar que con dinero público se financie una televisión que sólo sirve al Gobierno? El crédito, sin embargo, se concedió sin demora: fue el primer aldabonazo. Veinticuatro horas después, un Consejo de Administración obsoleto ratificaba a Candau, gracias al voto póstumo de un miembro del CDS, ya sin representación en la Cámara. Si se hubiera esperado razonablemente a renovar el Consejo atendiendo a la nueva proporción parlamentaria, difícilmente se habrían alcanzado los dos tercios necesarios para ratificar a Candau; y, si bien es cierto que el Consejo es sólo consultivo, desoir su criterio hubiera sido un escándalo. Cuando se forme el nuevo Consejo, éste se encontrará con un director no deseado. Así pues, el modo en que se ha ratificado a Candau demuestra que la actitud del Gobierno en nada ha cambiado; sigue imponiendo su criterio de sobaquillo, con marrullerías y desprecio prepotente de los mecanismos democráticos; le importa más el control de las instituciones que el respeto de las reglas del juego. No. La continuidad de Candau hace sospechar que el eslogan del «cambio del cambio» es a estos efectos cáscara sin fruto, letra sin contenido, pura palabrería.

27 Julio 1993

La RTVE de Candau

Martín Prieto

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Al hermano del gran Julián García Candau ‘el bueno’, hoy director del diario AS, bien podrían haberlo obsequiado con Radio Televisión Española, a cuenta, eso sí, de que se subrogara en sus deudas, porque la nueva designación de Jordi García Candau al frente del Ente (nunca mejor dicho) tiene más que ver con la astracanada y la falta de respeto a los ciudadanos que con la marrullería política.

No sé yo si su nombramiento es un fraude de ley como afirma José María Aznar, pero desde luego se le parece mucho, y me parece que traslada nítidamente la sensación de que aquí tanto da ocho que ochenta y que los procedimientos estatuarios y sobre todo su filosofía se pueden leer y cumplir lo mismo del derecho que del revés. ¡Felicidades, señor Candau, ‘el malo, que usted pueda dormir bien junto al orgullo muerto de su antigua consciencia!.

Dos cosas habrá que explicarse. ¿Por qué no esperar tras la constitución de un nuevo Parlamento a la elección por los partidos de otro Consejo de Administración de RTVE? ¡Si hubiera dado exactamente lo mismo y habríamos quedado todos, y sobre todo algunos mucho más elegantes! Tal como viene la mano, si el Gobierno quiere Candau, Candau tendrá. La villanía es doble, por ser innecesaria. ¡Pero si han hecho votar a un muerto! A un muerto político, claro: el CDS que por voluntad del censo se ha quedado fuera de las Cortes. ¿Cómo los consejeros, empezando por los socialistas, se han prestado a esta elección funeral, casi clandestina y a la luz de los velones? Que alguien nos haga la caridad de ponérnoslo claro.

Pero lo que menos me explico es que este hombre joven y sensato haya tolerado que le infieran tan políticamente beneficiosa humillación pública. Ayer me preguntaba Mohedano si yo nunca había cometido un error; hoy me pregunta Candau si nunca he tenido una debilidad; mañana, tras estrangular a mi mujer, diré que la maté porque era mía. Esto no es un patio de Monipodio, ni una corte de los milagros, pero en ocasiones es el coño de la Bernarda. Candau, además, no ha resuelto ninguno de los problemas estructurales del Ente (ontológico) porque ni con la lámpara de Aladino habría podido hacerlo, y sí habrá sido quien inició una quizá irreversible comercialización de la televisión pública. De la información no digo nada porque Candau nunca ha tenido el mejor poder sobre sus propios servicios informativos, que están a buen recaudo y lo seguirán estando. Que Candau se haya prestado a este rigodón me duele más que el saber quien organizó el sarao. Se critica lo que se aprecia, no lo que se desdeña. Aquel chico idealista y sin doblez me lo devuelven envuelto. En estas tontas pamemas del poder. Todos nos vamos haciendo viejos, sí, pero unos más que otros.

Martín Prieto

29 Julio 1993

Carta dirigida a Martín Prieto

Antonio del Olmo

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Sin ánimo de polemizar y con el respeto y admiración que siempre me infundió su pluma, me atrevo, con perdón a acudir a su llamada de ‘que alguien nos haga la caridad de ponérnoslo claro’ que solicita su artículo ‘La RTVE de Candau’ publicado el martes.

Pues bien, señor Martín Prieto, como usted conoce, el Estatuto de la Radio y la Televisión, que es la ley que regula el funcionamiento de los medios de titularidad pública, dice en su artículo séptimo, apartado seis: “Los miembros del Consejo de Administración cesarán en sus cargos al término de la correspondiente Legislatura, aunque seguirán ejerciendo sus funciones hasta la toma de posesión de los nuevos vocales”.

En el ejercicio de sus funciones, el Consejo de Administración ha emitido su parecer sobre el nombramiento del director general ante la solicitud formulada al mismo por el Consejo de Ministros.

¿Dónde estará el fraude de ley como afirma José María Aznar y que usted dice que ‘desde luego se le parece mucho?’

Permítame, con todo respeto, decirles a ambos que es exclusivamente su interpretación, que por supuesto son muy libres de hacer. Pero la mía es que tanto el Consejo de Ministros como éste de Administración han observado escrupulosamente la vigente Ley del Estatuto, y me someto obviamente al dictamen de un prócer administrativa para que juzgue.

Pero es más, si como dice el adagio castellano ‘la costumbre hace ley’ sepa usted que hasta ahora todos los Directores Generales designados al inicio de nueva legislatura, como es el caso que nos ocupa, todos insisto, lo han hecho con la emisión de parecer del Consejo de Administración que estaba ‘en funciones’.

De ahí que Consejeros elegidos a propuesta del PP en el anterior nombramiento del señor García Candau, año 1990, también emitieran su parecer estando ‘en funciones’ y entonces, por lo visto, no fue igual la interpretación del señor Aznar, que al a sazón ya ejercía de Presidente de su partido. O la misma de la señorita Pilar Miró, en 1986, en la que también fue el Consejo saliente el que emitió su parecer sobre su designación.

Antonio del Olmo

29 Julio 1993

Desvergüenza en RTVE

DIARIO16 (Director: José Luis Gutiérrez)

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El caso de RTVE es ya patológico, metidos como están sus máximos responsables en una diabólica espiral de embustes y patrañas que han acabado por creerse únicamente ellos mismos. El nombramiento de García Candau es algo que, sencillamente, clama al cielo por todos los conceptos y la confirmación por parte de un Consejo cuya composición se debe a un Parlamento que ya no existe, que ha alterado sustancialmente su relación de fuerzas obliga a un curioso personaje, Antonio del Olmo, representante del CDS – partido que no cuenta con representación parlamentaria, por soberano deseo de los electores – manejado a su antojo por los máximos responsables del Ente, a contar, en respuesta au n artículo de Martín Prieto, una absurda milonga burocrático-procedimental para justificar lo injustificable: el secuestro del Ente púlbico a manos de un reducido grupo de comisarios que cada día insultan con sus manipulaciones a la opinión pública española. Ni Del Olmo, ni Candau entienden nada, ni saben que la ley tiene letra pero, sobre todo, espíritu, que es el que se vulnera de forma flagrante día tras día en RTVE.