PUEBLO critica el sistema OJD para definir las tiradas de los periódicos después de que este señalar una subida de EL ALCÁZAR

La tirada de los periódicos no sólo es un exponente de su economía, sino también de su popularidad y de su ascendiente sobre la opinión. El influjo de la Presa se extiende, en nuestro tiempo, a unos sectores que no estaban incluidos en las clientelas estáticas de los antiguos periódicos. La letra impresa comporta una nitidez de concepto y requiere una atención que repercute en su eficacia par la divulgación de criterios. Por eso, las oscilaciones y el curso de la circulación de las publicaciones constituyen datos imprescindibles para el conocimiento de la proyección de opiniones sobre la conciencia pública y para el cálculo de la sensibilidad de esta ante cualquier género de incitaciones.

La venta de los periódicos españoles era en el pasado un secreto celado con impenetrables cautelas. Hasta los diarios de gran circulación recataban las cifras de ésta, quizá por no revelar el ámbito limitadísimo de lectores de nuestro país. Pero las circunstancias han cambiado sensiblemente. La demanda de periódicos y revistas evoluciona con el incremento de los niveles de vida y con el estímulo de un periodismo más moderno, dinámico y atractivo. El periódico actual – como producto de una industria muy compleja y tecnificada – no es sólo un instrumento de publicidad, sino también un artículo tributario de la publicidad que incrementa su influencia. Por eso, cada día tiene mayor interés el conocimiento verídico de la incidencia de los diversos periódicos sobre el mercado creciente de lectores.

Este tema surgió durante los debates en las Cortes sobre la ley de Prensa y determinó la exposición de diversos puntos de vista. No faltaron, entonces, pareceres adictos a la idea de que el volumen de la tirada era un elemento calificativo de la contextura editorial que no podía quedar en las sombras. Y quedó muy claro el juicio de que un dato tan expresivo de la economía de las empresas periodísticas tenía que quedar al alcance de la comprobación oficial.

La circulación de los periódicos ha dejado de ser en el mundo un misterio envuelto en leyendas inescrutables. También en nuestro país existe una Oficina de Justificación y Difusión – OJD – creada por algunas empresas periodísticas y las agencias de publicidad autorizadas por el Ministerio de Información y Turismo para la investigación de las tiradas. Los informes de la OJD están escrupulosamente controlados – con la colaboración de las empresas – y son dignos de mayor crédito, aunque no rigurosamente actuales por la intrínseca dificultad de su elaboración. Pero todo esto confirma que el conocimiento veraz de las tiradas es de mutuo y predominante interés para la economía general de la Prensa. Así lo atestigua el Estatuto de la Publicidad, que habla del compromiso de las publicaciones de manifestar su circulación e indica la obligación táctica de someterse a lo controles imprescindibles.

El Ministerio de Información y Turismo tiene medios de vigilancia para conocer, en cada momento, la realidad de la vida económica de la Prensa. No obstante, se advierte la falta de un dispositivo permanente de control de las tiradas que no sólo sería eficaz para impedir posibles fraudes fiscales, laborales o de consumo, sino que garantizaría a las empresas una información indiscutida sobre el mercado y sus posibilidades.

PUEBLO siempre ha propugnado la garantía de la autenticidad de las tiradas por un sentimiento de solidaridad con la comunidad de la Prensa y por un imperativo de lealtad hacia las agencias de publicidad, los anunciantes, los lectores y la misma Administración. Por eso no se debe considerar novedad nuestra. Insistencia en pedir un mecanismo que acredite la veracidad de la circulación de los periódicos con el aval de un control oficial lícito, imparcial y sistemático.

En confirmación de esta buena voluntad al servicio de la autenticidad de las tiradas, PUEBLO ofrece la suya a la comprobación de la Administración – figura entre las empresas asociadas a la OJD – y pide que de una manera definitiva alguien autorizado y responsable – que no sea la propia empresa periodística – informe al paso sobre la verdadera tirada de los periódicos e incluso sobre su mercado de lectores.