13 abril 1989

El banco Banesto y el Banco Central han preferido en cambio apoyar la candidatura del canal UNIVISIÓN de Antonio Asensio

Jesús Polanco (Grupo PRISA) logra el apoyo de banqueros para su CANAL PLUS: el Banco Santander, BBV, March y ‘Los Albertos’

Hechos

  • El 12.04.1989 se produjo la presentación oficial de CANAL PLUS, presidida por D. Jesús Polanco, como candidata para uno de los tres operadores de televisión privadas que iban a ser autorizados en el concurso convocado por el Gobierno para agosto de 1989.

Lecturas

El 13 de abril el diario EL PAÍS publicaba en su primera página una foto histórica. Era, sin duda, una fiel representación de uno de los sectores del poder mediático-bancario de la feroz guerra que marcó la agenda de todos los medios de comunicación en el periodo 1987-1993. La fotografía reunía a los socios de la sociedad CANAL PLUS, que, encabezada por PRISA, editora de EL PAÍS, partía en todas las quinielas como uno de los seguros caballos ganadores en la carrera por conseguir uno de los tres canales de la televisión privada.

Allí estaban en buena armonía, flanqueando a D. Jesús Polanco y D. Juan Luis Cebrián, los jerifaltes de EL PAÍS, los copresidentes del Banco Bilbao Vizcaya, D. Pedro Toledo y D. José Ángel Sánchez Asiaín; D. Carlos March, que también había aceptado entrar con su grupo en la operación; los socios franceses de CANAL PLUS, con su hombre fuerte, D. André Rousselet, a la cabeza; y los representantes de Caja Madrid y de Bankinter, la entidad de D. Jaime Botín. En la parte derecha, justo al lado de D. Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid y consejero de PRISA. D. Albero Alcocer sellaba con su presencia la entrada de Construcciones y Contratas en el último de los medios de comunicación. D. Romualdo García Ambrosio, cuya pequeña estatura apenas si le permitía aparecer en esta foto para la historia, parecía rubricar con una amplia sonrisa la importancia del evento de presentación de la candidatura de CANAL PLUS.

EMPRESAS ACCIONISTAS DE CANAL PLUS:

El Banco Bilbao Vizcaya (BBV) lo hace con un l5%; el grupo March, con otro 15% Caja Madrid, con un 5%; Bankinter (Banco Santander), con un 5%; Grucycsa (Grupo Construcciones y Contratas de D. Alberto Cortina y D. Alberto Alcocer), con un 5%, y Eventos (El Corte Inglés), con otro 5%.

CanalPlusSebastian El diario EL INDEPENDIENTE fue uno de los más duros en atacar la candidatura de CANAL PLUS.

El director de EL INDEPENDIENTE, D. Pablo Sebastián utilizaría esa foto (que reproduciría en varias ocasiones) para presentar a EL PAÍS como ‘el periódico de los bancos’, el ‘periódico del poder’, etc. Una acusación muy polémica viniendo de un periódico que tenía en su capital a dos poderosas instituciones como eran el Banco Español de Crédito y la Organización Nacional de Ciegos de España, esta última además, con financiación directa del presupuesto público al ser una Lotería del Estado. EL INDEPENDIENTE acusaría en portada desde el primer momento a CANAL PLUS de ser una candidatura ilegal por ser ‘una televisión de pago’.

Otras poderosas entidades financieras y bancarias estaban en otras candidaturas. ¿Y D. Luis María Anson y D. Pedro J. Ramírez? El Sr. Ramírez inicialmente estaba en el proyecto de la candidatura de TELE 16. Pero había quedado al margen de esta al ser despedido de ese periódico.

Por su parte D. Luis María Anson estaba presente en la candidatura de ANTENA 3 TV de manera indirecta. ANTENA 3 RADIO era propiedad de un 25% del capital de ANTENA 3 TV y dentro del capital de ANTENA 3 RADIO estaba Prensa Española, editora de ABC entonces controlada por el Sr. Anson.

13 Abril 1989

Carrera hacia la televisión privada

EL PAÍS (Director: Joaquín Estefanía)

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LA CARRERA hacia el fin del monopolio público televisivo en España comenzó ayer. Por primera vez, un conglomerado empresarial privado hizo la presentación oficial de un proyecto audiovisual que pretende inscribirse en el área española, pero con una vocación europea evidente y, fundada. La Sociedad Española de Televisión Canal Plus, que promueven el grupo PRISA y Canal Plus Francia, asociados con prestigiosos grupos económicos y financieros españoles, se ha constituido dentro del marco jurídico y del esfuerzo de modernización del espacio audiovisual europeo.Desde que se dieron los primeros pasos para la aprobación de la vigente ley sobre televisiones privadas en nuestro país, este periódico ha venido denunciando la insuficiencia de una normativa que, amén de nacer vieja y desfasada en relación con el desarrollo de las nuevas técnicas, traduce una interpretación intervencionista del fenómeno de la televisión privada. Los mismos términos de concesión o el de servicio público dicen ya mucho sobre la odiosa concepción patrimonialista desde la que se aborda el ejercicio de un derecho que en ningún caso es propiedad del Estado, sino de la sociedad que lo sustenta.

Como corolario de esa concepción, la ley aprobada por el Parlamento hace ahora un año contiene unaserie de limitaciones que parecen destinadas más a desalentar que a estimular a la iniciativa privada: reducción a no más de tres canales susceptibles de utilización privada; concesión por plazo determinado de la utilización de una red que sigue siendo gestionada por el Gobierno; límites a la partipación de capital; fijación de cuotas para la emisión de producciones extranjeras; determinación de los espacios destinados a la publicidad; obligatoriedad de emitir para una determinada extensión territorial con el objeto de impedir la formación de televisiones locales o regionales. Con la agravante de que además se establecen dos varas de medir: la televisión pública, que es tan comercial o más que la privada, y que se nutre también de los presupuestos del Estado o de las comunidades autónomas, sigue estando regida por una legislación distinta en la que no se establecen las mismas limitaciones.

El pliego de bases para optar a la concesión de un canal, publicado a finales de enero, puso aún más dificiles las cosas. Desde la convocatoria del concurso hasta la concesión definitiva pasarán seis meses, por lo que el anuncio de las concesiones no se hará antes de agosto. Teniendo en cuenta que los concesionarios tienen la obligación de emitir a pleno rendimiento seis meses después, bajo la amenaza de perder la licencia, las empresas candidatas a una opción tendrán que apresurarse mucho para poner en pie la infraestructura técnica propia, contratar personal, definir la programación y comprar producciones y material.

Servicio mixto

Pese a todos estos pesares -que son muchos-, PRISA, sociedad editora del diario ELPAIS, ha revisado su posición inicial y ha decidido acudir al concurso de concesión de un canal privado. Para ello ha escogido la modalidad de servicio mixto, con tiempos de emisión codificados, a los que tendrán acceso únicamente los abonados, y otros abiertos a toda la audiencia. La exper iencia de Canal Plus en Francia y las características -no competitivas, sino complementarias- de este tipo de televisión con respecto a los otros canales es lo que ha fundamentado esta nueva toma de postura, que constituye un éxito sin precedentes en el panorama televisivo europeo. La posibilidad, además, de contribuir a la creación de un verdadero canal de televisión europea supone un aliciente añadido a la empresa. Ésta se inscribe plenamente en los objetivos de calidad de programación que un medio como el nuestro demanda, y su característica de televisión mixta hace que se reduzcan considerablemente los riesgos financieros y que el mercado publicitario no se vea tan castigado por la aparición de nuevas cadenas. El proyecto nos parece, en estas condiciones, más que viable, como lo ha parecido también a los socios que nosacompañan en él, y que contribuyen con su presencia y esfuerzo a dar una solidez y una credibilidad social de primer orden.

La irrupción de PRISA en el mundo audiovisual, que se verá completada en sus aspectos de producción, se hace en todo caso coherentemente con su vocación fundacional -un grupo «independiente, nacional, con una clara vocación europea»- y desde el convencimiento de que sólo la existencia de grupos multimedia como el nuestro pueden garantizar la independencia de los medios de comunicación que rigen, la autonomía de sus profesionales y los derechos de los usuarios, sean lectores, radioescuchas o televidentes.

Con vistas a la puesta en marcha del Acta Única Europea y a la construcción de un continente sin fronteras, es imperioso que este país cuente con grupos de comunicación capaces de evitar que la inevitable penetración de los grandes conglomerados multinacionales sofoque o controle por completo la iniciativa de nuestra floreciente industria cultural e informativa. Canal Plus España nace al hilo de estas reflexiones y de la mano de los mejores socios que hubiéramos podido soñar encontrar, tanto en nuestro país como en Europa.

19 Mayo 1989

CANAL PLUS de EL PAÍS puede ser ilegal y tener puede ser ilegal y tener el apoyo del Presidente

Rafael Halcón (Director: Pablo Sebastián)

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EL proyecto y candidatura del CANAL PLUS que lidera el diario EL PAÍS para conseguir una de las tres televisiones privadas acordadas por ley y sometidas a concurso, podría ser considerado ilegal si prosperan los recursos que ante la Administración y el Tribunal de la Competencia serán presentados en las próximas semanas por los equipos jurídicos de otros aspirantes a canales de televisión. Los recursos están basados en la decisión de incluir en el proyecto de CANAL PLUS el pago de una tasa obligatoria para que los ciudadanos reciban la señala de este canal en la totalidad de su programación, lo que a todas luces constituye política y moralmente una violación del espíritu de la ley – y puede que de las normas del concurso – que intenta ofrecer a los ciudadanos tres nuevas ofertas televisivas sin obstáculos o peajes de pago previo, porque de lo contrario la oferta pública de canales privados quedaría reducida a dos canales en menoscabo de los españoles más desfavorecidos económicamente.

Frente a esta flagrante contradicción, fuentes bien informadas aseguran que el proyecto CANAL PLUS que lidera Jesús Polanco y que fue presentado por Juan Luis Cebrián, conseguirá el visto bueno del Gobierno gracias a las influencias políticas habidas entre la empresa editora de EL PAÍS y la presidencia del Gobierno.

El asalto a los medios de comunicación

Casimiro García Abadillo

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El 13 de abril el diario EL PAÍS publicaba en su primera página una foto histórica. Era, sin duda, una fiel representación del verdadero poder, la imagen que inmortalizaba un matrimonio de conveniencia entre la potencia empresarial y la influencia de los medios de comunicación. La fotografía reunía a los socios de la sociedad CANAL PLUS, que, encabezada por PRISA, editora de EL PAÍS, partía en todas las quinielas como uno de los seguros caballos ganadores en la carrera por conseguir un canal de la televisión privada.

Allí estaban en buena armonía, flanqueando a Jesús Polanco – el poderoso patrón del primer diario español – los copresidentes del Banco Bilbao Vizcaya, Pedro Toledo y José Ángel Sánchez Asiaín; Carlos March, que también había aceptado entrar con su grupo en la operación; los socios franceses de CANAL PLUS, con su hombre fuerte, Adnré Rousselet, a la cabeza; y los representantes de Caja Madrid y de Bankinter. Jaime Botín, uno de los hijos del insigne banquero cántabro, había optado por enviar a una persona de su confianza y por quedar fuera de tan selecta reunión.

En la parte derecha, justo al lado de Ramón Mendoza, presidente del Real Madrid y consejero de PRISA. Albero Alcocer sellaba con su presencia la entrada de Construcciones y Contratas en el último de los medios de comunicación. Romualdo García Ambrosio, cuya pequeña estatura apenas si le permitía aparecer en esta foto para la historia, parecía rubricar con un amplia sonrisa la importancia del evento.

Para Alcocer y para su fiel escudero, la participación en este proyecto no era una más de sus operaciones empresariales. A fin de cuentas, sólo tenía un cinco por 100 del capital inicial de la sociedad – cifrado en 10.000 millones de pesetas – similar al de Caja Madrid o al de Bankinter, y bastante inferior al 15% con el que se incorporaba al Grupo March o el BBV. Lo verdaderamente importante es que esta participación les permitía dar un paso notable en el mundo de los medios de comunicación y estar presentes en la dura pugna televisiva. Y, esencialmente, les aseguraba una buena relación con un grupo influyente como el que representa EL PAÍS. Algo que era cada vez más importante para un conglomerado empresarial tan complejo como el suyo.

Los Albertos no tardaron mucho tiempo en decidirse a aceptar su incorporación al proyecto. La inversión inicial – 500 millones de pesetas – era una cantidad mínima dentro de la sólida estructura financiera de su grupo, y el proyecto contaba con el aval de socios importantes con los que mantenían excelentes relaciones.

El BBV les había prestado dinero para la compra de acciones de Banesto, y compartían el accionariado de Cofir, la sociedad controlada por el condottiero italiano Carlo de Benedetti. Estaba también Jaime Botín, amigo de cacerías desde hace muchos años, que les había concedido préstamos en la misma operación en que intervino el BBV; y era además la oportunidad de compartir asociación con Carlos March, el presidente de otro de los grupos más consolidados del panorama español.

Estaba claro que, con tales compañeros de viaje, apostaban por un proyecto ganador. Habían recibido antes otros ofrecimientos televisivos, pero tuvieron dudas sobre su viabilidad. Fue el cambio de opinión de PRISA sobre su apuesta por la televisión privada, y sobre todo, la entrada de este grupo en el capital del diario económico CINCO DÍAS – en el que los Albertos poseían desde hacía años un 10% – lo que facilitó la decisión final, madurada en los últimos dos meses.

Jesús Polanco, el dueño de un vasto imperio editorial, del que EL PAÍS es su buque insignia, había estado dudando durante los últimos años sobre la conveniencia de entrar en la carrera de la televisión privada. En su etapa inicial había mantenido una disposición favorable, e incluso creó una sociedad con aspiraciones de pujar a la concesión de un canal, donde también participaban el Grupo March y los propios Albertos, llamada Sogetel. PRISA había llegado a mantener contactos con fuertes grupos extranjeros del mundo de los mass media como el del magnate británico Robert Maxwell, o el alemán Bertelsmann.

Pero la legislación restrictiva elaborada por el Gobierno. Incluso, con motivo de la junta de accionistas de 1988, Polanco había subrayado que las decenas de miles de millones que habría que dedicar a la aventura televisiva, arrojaban serias dudas sobre la rentabilidad de la inversión.

En los últimos meses, sin embargo, la situación había variado notablemente. En PRISA se había producido un cambio gerencial importante, con el abandono de Juan Luis Cebrián de la dirección de EL PAÍS y su paso a funciones ejecutivas, como consejero delegado y único hombre fuerte del grupo, después de la dimisión del otro director general, Javier Baviano.

En esta nueva etapa, que se iniciaba después del cierre repentino del semanario EL GLOBO, que la empresa había sacado a la calle once meses antes, el objetivo era incrementar la diversificación de las actividades en el campo de la comunicación, que se había iniciado tres años antes con la adquisición de la Cadena SER. Esta nueva filosofía somete a revisión la posición contraria a participar en la televisión privada. Los hombres de la sociedad francesa CANAL PLUS, una compañía que tiene en su accionariado a grupos diversificados, como la Cie Generale des Eaux o Havas, y entidades bancarias, como la Societe Generale, hace tiempo que oteaban el panorama audiovisual español. Acababn de dejar atrás una primera incursión fallida, su participación en CANAL 10, una desastrosa aventura de televisión emitida por satélite, con pago por los abonados, en la que habían perdido varios cientos de millones de pesetas.

Los hombres de CANAL PLUS explicaron al os directivos de PRISA la fórmula que les había proporcionado éxitos en Francia, Bélgica y Alemania: un sistema de mixto, en el que una parte de la emisión se podría recibir de forma gratuita y el resto mediante una cuota mensual de coste reducido. Era una fórmula original que permitiría superar, al menos parcialmente, la mínima inclinación de los españoles hacia los sistemas de pago.

Polanco y el consejo de EL PAÍS no tardaron en decidirse, y no tuvieron apenas problemas en encontrar al resto de compañeros de proyecto. A fin de cuentas, tanto los March como los Albertos habían estado presentes ya en el accionariado de Sogetel, la primitiva sociedad de televisión destinada por el grupo.

Poco antes de que el gran proyecto de televisión privada se pusiera en marcha, Juan Luis Cebrián toma su primera decisión importante tras su entrada en el mundo de la gestión. El ex director de EL PAÍS se decide a comprar un 30% del capital de Estructura, una empresa editora de publicaciones económicas, de la que el diario CINCO DÍAS es su principal activo. En este periódico, el pionero de los diarios de información económica, se había producido bastantes años atrás la primera incursión en el mundo de la comunicación de Alcocer y Cortina.