3 enero 2014

El periódico había nacido en 2003 para competir con LA TRIBUNA DE ALBACETE y LA VERDAD DE ALBACETE

José Manuel Martínez (Ajusa) cierra definitivamente su periódico, EL PUEBLO DE ALBACETE pero mantendrá su televisión VISIÓN 6

Hechos

3.01.2014 se hizo público el cierre definitivo del periódico EL PUEBLO DE ALBACETE.

07 Enero 2014

¿Es una mala noticia que cierre un medio de comunicación?

Miguel Muñoz Ortega

Blog: Periodismo de Ida y Vuelta

Leer

Parece evidente que cualquier cierre empresarial en este país desangrado es una mala noticia. Lo es, sobre todo por esos trabajadores que se agarran a un clavo ardiendo en estas circunstancias porque saben que a final de mes su exigua cuenta bancaria se va, más o menos a llenar para subsistir. En el caso de los medios de comunicación, hay ciertos debates sobre la conveniencia o no de que existan ciertas plataformas mediáticas que directamente manipulan la información a su antojo. Se dice que cuando cierra un medio de comunicación es un revés para la libertad de expresión y el derecho a la información. ¿Es siempre así?

Casi coordinadamente con las 12 campanadas que ponían fin a 2013, el diario (desde hace un tiempo, digital) El Pueblo de Albacete anunciaba que dejaba de actualizarse. Vamos, que cerraba definitivamente. Lo sorprendente (o no) es que este periódico siguiera abierto y funcionando después de tanto tiempo. Ya se había eliminado la edición diaria en papel un año atrás y permanecía como diario digital desde entonces, curioso cuando era un medio que hasta casi 2012 (2012!!!) no tenía página web.

Yo sólo soy uno de los centenares de trabajadores que pasaron alguna temporada por la redacción de un medio de comunicación local muy particular. Nació hace más de una década como una apuesta fuerte para hacer frente a La Verdad y La Tribuna, con una plantilla muy formada, joven y natural de la provincia. Su redacción se situaba en el centro de la ciudad de Albacete, curiosamente casi entre medias de ambos periódicos citados. La apuesta era crear un medio con un cien por cien de capital albaceteño, en contraposición con los ya existentes, dependientes de otras empresas mayores. Al parecer, las cuentas no salían y tiempo después, en plena orgía de la construcción y la “expansión empresarial”, el dueño de Ajusa se hizo con este medio de comunicación, al igual que con la televisión local VISIÓN 6. Se trasladó a un nuevo polígono (con gran polémica municipal) adjudicado íntegramente a esta empresa que exporta a todo el mundo piezas de motor. Como no podía ser de otra forma, el empresario José Manuel Martínez Martínez también disponía de una inmobiliaria, Hermasán, y otras empresas como la vinícola Aldonza.

No es el objeto de este artículo narrar aquello ni como fue el cambio principal, otros compañeros tendrán muchos más detalles. Y siempre digo que con todas las experiencias de la gente que ha pasado por allí se podría escribir un libro interesante sobre cómo funcionan los (algunos) medios de comunicación locales. Lo que paso a enumerar es algo que he contado a amigos, familiares y compañeros de profesión. Es sólo un resumen de mi experiencia durante 6 meses (septiembre de 2010-marzo 2011) y no creo que nadie se sorprenda porque Albacete es una ciudad en la que el boca a boca ha hecho que el desprestigio de este medio en muchos sectores haya sido una realidad.

1. Supongo que inspirado por el modelo de trabajo de otras de sus empresas, todos los trabajadores de El Pueblo de Albacete teníamos una tarjeta magnética con la que fichar al entrar. Horario fijo, entrabas a las 10.30, salías a las 13.30 (sujeto a las circunstancias de estar por la mañana en ruedas de prensa o similares), volvías a las 16:00 y salías a las 21:00. Ni un minuto menos, minutos u horas de más, todas. Tampoco podías salir a fumar, a tomar el aire o a la máquina de café si no era un cuarto de hora por la mañana y otro cuatro de hora por la tarde. Y si no, te atenías a las consecuencias. Pregunto desde el desconocimiento de la generalidad, ¿existen otros periódicos diarios con este sistema?

2. Listas de vetados. Una de las características estrella cuando llegué. Los vetados eran actores sociales muy diferentes entre sí, desde Marcial Marín (número uno del PP provincial y con gran presencia en la ciudad) hasta Paco De La Rosa (secretario provincial de CCOO), pasando por el representante de los empresarios albaceteños, el del pequeño comercio o el presidente del Albacete Balompié Rafael Candel, entre muchos otros. El veto suponía que no aparecían imágenes de ningún tipo, por pequeña que fuera, de ninguna de esta personas. Tampoco podían aparecer sus nombres en titulares o destacados. Esto suponía que llegado el momento del nombramiento de Candel como presidente del club albaceteño no apareciera más que de espaldas en las dos páginas dedicadas al tema. O, como me tocó a mí, ir a ruedas de prensa de los sindicatos y tener que ilustrarla con la portada de la sede o titulando siempre como “los sindicatos dicen que…”, ya que tampoco les gustaba que las siglas de CCOO apareciera en un titular. Tampoco íbamos a las ruedas de prensa del PP local, ya con la nota de prensa nos apañábamos. Estas listas de vetados eran principalmente los enemigos de José Manuel Martínez, “Josema”, como se le nombrada desde la jefatura de redacción. La lista de vetados políticos del PP se fue eliminando como por arte de magia cuando se acercaron las elecciones regionales de 2011, quizás previendo con gran intuición que María Dolores de Cospedal iba a ser presidenta regional.

3. Portadas. Evidentemente, tenía que ser lo que querían desde arriba. Y cuando digo desde arriba es literal. La composición de la redacción en los 6 meses que trabajé allí se basaba en un director situado en la planta de arriba y con el que hablé una vez en 6 meses. El director, con contacto directo con Josema, trasladaba lo que quería a la jefa de redacción, la cual lo trasladaba a los redactores, con la frustración por partida doble que eso suponía. Sabíamos que cualquier movimiento del presidente regional por aquél entonces, José María Barreda, iba a ser portada. Suyos o de Bono y Paco Pardo (presidente de las Cortes regionales). Ellos estaban por encima de todo. Recuerdo un sábado en el que el empresario solía pasarse por la redacción para desayunar con el jefe de cierre. Teléfono en mano y al lado de los redactores charlaba con su interlocutor más o menos de esta guisa: “Paco, ¿qué tal? ….. ¿Te ha gustado la portada? Nada, nada, las gracias a ti Paco, ya sabes que aquí estamos para lo que quieras …. Un abrazo”. El día anterior, Paco Pardo había visitado no sé qué pueblo y había dicho no se qué historia.

4. Intencionalidad de las informaciones. A lo Herrman Tertsch, un día antes de la huelga general que se realizó en septiembre de 2010, nos dieron instrucciones de “dar caña” a los sindicatos. Me tocó la cobertura principal de apertura y creo que hice un texto bastante honesto con lo que había visto y titulé también de esa forma. Como no gustaba demasiado, los destacados y el titular había que cambiarlos con un “¿Es esta la huelga general que querían los sindicatos?”. La portada de ese día además fue antológica, con una fotografía de un hombre mayor sentado en un banco, solitario, y al lado una bandera de CCOO en una papelera. En esas ocasiones en que te cambiaban fotos, destacados o titulares, solíamos firmar como “El Pueblo / M.M” (las iniciales del periodista). No podías negarte a firmar las informaciones porque si no, te atenías a las consecuencias. “Afortunadamente”, muchos de los sectores sociales de la ciudad, sindicalistas incluidos, sabían que cuando aparecían ese tipo de firmas, algo pasaba. Eso me libró, incluso me ayudó en cierta parte, de no tener mala relación con los sindicatos, si no todo lo contrario, ya que sabían perfectamente lo que se cocía en aquel polígono en el que tampoco estaban permitidos los representantes sindicales. También he visto como a otros compañeros les mandaban artículos de opinión (incluso escritos a boli) para que ellos los metieran en el periódico firmados por ellos mismos. Artículos que en ocasiones eran difamaciones y que conseguían querellas por injurias o contra el derecho al honor.

5. El negarse a firmar podría ser perfectamente una causa de despido. Así tengo entendido que pasó en alguna ocasión. Despidos improcedentes, claro, que acaban en juicios. Y la presión para los trabajadores que permanecían en plantilla era tal que se les invitaba a declarar a favor de la empresa y en contra del extrabajador. Y si no, te atenías las consecuencias. Consecuencias que para, en la etapa en la que estuve yo, fueron la patada al día siguiente. Despidos improcedentes por negarse a mentir en un juicio. Así era la cosa.

6. Es evidente las buenísimas relaciones de esta corporación empresarial y este medio de comunicación con el gobierno regional del PSOE. La ejemplificación perfecta llegó un día en el que la empresa abría una nueva nave industrial y organizó unas jornadas de puertas abiertas a las que acudió José María Barreda entre otras personalidades. Todo lo anterior ya lo había visto con mis propios ojos y ahí estaba yo, grabadora cerca del altavoz y escuchando a Barreda decir con ímpetu, “hacen falta más empresarios como éste en la región, creando empleo, expandiéndose” y otro sinfín de alabanzas que me tocó transcribir a página completa. Las ganas de vomitar se me mezclaron con la rabia contenida.

Creo que es un buen resumen global de cómo se trabajaba en un sitio por el que no dejaban de entrar y salir trabajadores por diversos motivos, fueran despedidos o porque no aguantaban más. En mi caso, aunque me iban a renovar seis meses más, decidí marcharme a la oportunidad que me brindó el periódico La Nación de Costa Rica de realizar unas prácticas con ellos. No tengo dudas de que no me equivoqué.

Pese a todo, guardo un grandísimo recuerdo de muchos de mis compañeros. Todos estábamos igual de mal, así que nos hacíamos fuertes y el humor en aquella redacción nos hacía al menos no desesperar tanto. Muchas risas y muchas cervezas (fuera de horario, eh) nos mantenían un poco más felices. También tengo que decir que el proceso de aprendizaje fue tremendo. De repente tenías que tener dos temas propios por semana, ir a dos o tres ruedas de prensa diarias y llenar páginas con refritos. El ritmo de trabajo era intenso y, pese a todo, puede hacer cosas muy interesantes que incluso igual nunca tengo la oportunidad de hacer. Hablo de reportajes a dos páginas sobre cómo se vivía la primavera árabe por parte de esta comunidad desde Albacete, de otras dos páginas sobre una comparecencia de Cospedal y toda la plana mayor del PP en una sala de prensa junto a los mejores periodistas políticos del país, entrevistas en profundidad a candidatos de partidos minoritarios, la propia cobertura de la huelga general, reportajes sobre la situación de los emigrantes que vivían en naves abandonadas, etc. A pesar de todo, no sé si en mi vida profesional realizaré este tipo de cosas en un periódico en papel diario.

Por esto, la noticia de que cierre un medio de comunicación nos puede preocupar por la situación de los trabajadores, porque no gusta que la gente pierda empleo. Pero hay que saber cómo era el medio. Y cómo era el empresa. Por los primeros, mi solidaridad, porque los que se quedaron hasta el final han tragado mucho y yo los entiendo. Por los segundos, ni un segundo de tristeza. Albacete está vacío en cuanto a periódicos. Pero no sé si prefiero eso a que surjan medios estructurados como el que acaba de desaparecer.