31 octubre 2007

Jamal Zougam, Otman Gnaoui y Emilio Suárez Trashorras fueron condenados a penas de cárcel milenarias

La Sentencia por la matanza del 11-M confirma la autoría islamista y descarta a ETA mientras se endurece la guerra mediática

Hechos

El 31.10.2007 la Audiencia Nacional hizo pública la sentencia por la matanza del 11-M.

Lecturas

El 31.10.2007 la Audiencia Nacional hizo pública la sentencia por la matanza del 11-M, el estallido de bombas en cuatro trenes de la red de Cercanías de Madrid, tal como reveló la posterior investigación policial, sentenció la Audiencia Nacional y reiteró el Tribunal Supremo.​ Fallecieron 193 personas y alrededor de dos mil resultaron heridas.

La Sala Penal de la Audiencia Nacional ratificó la instrucción del juez Sr. Del Olmo mediante el cual los ciudadanos marroquíes detenidos eran los autores materiales del 11-M descartando tajantemente la hipótesis de que la organización terrorista ETA había tenido algo que ver con el crimen.

PROTAGONISTAS DEL JUICIO:

TRIBUNAL

bermudez_11_M Los jueces D. Javier Gómez Bermúdez (presidente de la Sala y ponente), D. Félix Alfonso Guevara y D. Fernando García Nicolás presidieron el juicio por la matanza del 11-M.

FISCALES

olga_sanchez_fiscal_2 La fiscal fue Dña. Olga Sánchez, respaldada por el fiscal jefe de la Audiencia Nacional, D. Javier Zaragoza y también por el fiscal D. Carlos Bautista. Todos ellos defendieron que se tratabade un atentado islámico el que eran responsables los acusados. Sobre ella cayeron las mayores burlas y críticas desde los medios de comunicación que cuestionaban que el atentado hubiera sido islamista.

ABOGADOS

abascal_11_M D. Jose Luis Abascal era el abogado de Jamal Zougam, el principal acusado, intentó convencer en vano al tribunal de que el atentado había sido obra de ETA. También era el abogado de Basel Ghalyoun, otro de los acusados en aquel proceso.

gerardo_turiel D. Gerardo Turiel era el abogado de Suárez Trashorras, el acusado de suministrar los explosivos al comando asesino. Defendió que no era seguro que los explosivos utilizados en el atentado hubieran sido ‘Goma 2 Eco’.

jose_maria_de_pablo D. José María de Pablo, ejercía la acusación particular de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, y firme defensor de toda pista que apuntara a ETA. Durante el juicio participó en varios programas del canal LIBERTAD DIGITAL.

emilio_murcia_abogado D. Emilio Murcia, ejercía la acusación particular en nombre de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), también defendió la hipótesis de que pudiera ser un atentado de ETA.

abogado_rodriguez_segura D. Carlos Rocríguez Soria, también abogado de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) al igual que su compañero también defendió posibles vínculos con ETA y pidió que declararan en el juicio como testigos varios etarras como Henri Parot, que no aportaron nada.

gonzalo_boye D. Gonzalo Boye ejerció la acusación particular en nombre de una de las víctimas, que era de origen chileno como el propio abogado. El Sr. Boye era polémico porque en el pasado había sido condenado por colaborar con ETA (precisamente por la fiscal Dña. Olga Sánchez). Uno de los acusados, Rafa Zouhier, se lo hechó en cara durante el proceso: «Ese señor sabe mucho más de bandas armadas que yo», dijo. El Sr. Boye defendía la autoría islámica de la matanza.

LOS ACUSADOS:

jamal_zougam Jamal Zougam. Fue condenado a penas que sumaban 42.922 años de cárcel acusado de ser un ‘autor material’ de los atentados, puesto que varios testigos le identificaron en los trenes.

gnaoui Otman Gnaoui. Fue condenado a penas que sumaban 42.924 años de cárcel al haber transportado los explosivos de Burgos a Madrid, ayudando a construir el lugar donde fueron almacenados en la finca de Chinchón.

suarez_trashorras El minero Emilio Suárez Trashorras fue condenado a penas que sumaban 34.715 años de cárcel por haber vendido la dinamita procedente de mina Conchita a Jamal Ahmidan.

zouhier Rafá Zouhier, fue condenado a 10 años de cárcel por haber mediado entre Suárez Trashorras y Jamal Ahmidan la venta de explosivos a cambio de hachis. Era un confidente de la Guardia Civil.

osman Rabei Osman ‘El Egipcio’ fue señalado por la fiscalía como un posible ‘cerebro’ de la trama. El Tribunal del 11-M lo absolvió al no ver suficientes indicios de aquello.

bouchar Abdelmajid Bouchar fue condenado a 18 años de cárcel. Convivió con los terroristas suicidas de Leganés, logrando escapar del cerco policial, por lo que se le consideró ser miembro de la célula. En el juició negó toda vinculación con el piso de Leganés.

LA SENTENCIA EN LOS MEDIOS:

El error de la portada de EL PAÍS de julio de 2007:

elpais_11M_julio En julio de 2007 el diario EL PAÍS se atrevió a vaticinar en portada que Rabei Osman estaría entre los condenados. Se coló: la sentencia lo absolvió.

REACCIONES MEDIÁTICAS ANTE LA SENTENCIA DEL 11-M:

Los diarios EL PAÍS y ABC titulaban la derrota de ‘La Teoría de la Conspiración’.

El diario EL MUNDO pone el acento en la absolución de Rabei Osman.

La portada de PERIODISTA DIGITAL iba contra D. Pedro J. Ramírez.

La portada de EL PLURAL.COM iba contra el Sr. Jiménez Losantos.

El digital PERIODISTA DIGITAL que dirije D. Alfonso Rojo ha titulado en portada que la sentencia ‘echa por tierra las tesis de Pedrojota’, en referencia al director de EL MUNDO, D. Pedro J. Ramírez, que desde su medio ha cuestionado sistemáticamente la instrucción del Juez del Olmo a la que se refiere despectivamente como ‘versión oficial’. Por su parte el digital ELPLURAL.COM reprochaba al locutor estrella de la Cadena COPE que hubiera insinuado que el presidente del Gobierno Sr. Rodríguez Zapatero podía estar implicado.

zap_sentencia11M_01 Ya la noche antes de conocerse la sentencia en ‘Diario de la Noche’ de TELEMADRID, presentado por D. Fernando Sánchez Dragó se produjo un encendido debate entre D. Casimiro García Abadillo (vice director de EL MUNDO) y Dña. María Antonia Iglesias (colaboradora del Grupo PRISA). La Sra. Iglesias acusó a EL MUNDO de defender la hipótesis de que el atentado era obra de ETA por su interés en defender al Sr. Aznar.

zap_sentencia11_00 D. Iñaki Gabilondo en ‘Noticias Cuatro’ en el canal TV del Grupo PRISA, declaró que tras conocerse la sentencia los medios que habían cuestionado la autoría islámica – llamados siempre por PRISA medios de ‘la teoría de la conspiración’ – tenían que pedir perdón. El Sr. Gabilondo citó expresamente a EL MUNDO, a la Cadena COPE y a TELEMADRID.

zap_sentencia11M_02 El director de la Cadena SER, la emisora de radio del Grupo PRISA, D. Daniel Anido, intervino a través de las ondas para dejar claro en antena que no consideraba a los periodistas de EL MUNDO y COPE «compañeros de profesión», porque no se dedicaban a lo mismo y que la sentencia ponía fin a sus mentiras.

zap victima olmoEl locutor estrella de PUNTO RADIO, la emisora del Grupo Vocento, comenzó su programa del día siguiente de la sentencia cuestionándose la credibilidad de los medios que habían cuestionado la autoría islámica del atentado del 11-M: «Estamos hablando de EL MUNDO y la COPE, ¿dónde queda ahora su credibilidad?».

zap_sentencia11M_05 A las pocas horas de conocerse la sentencia el director del diario LA RAZÓN, D. José Alejandro Vara intervenía en TELEMADRID. El director del periódico del Grupo Planeta recordó que LA RAZÓN nunca atribuyó el 11-M a ETA y que desde el principio había tenido claro que el atentado era obra de terroristas islámicos. Dijo que no quería criticar a colegas – en referencia a EL MUNDO – pero comentó que ‘han vuelto locos a muchos lectores’. Se daba la circunstancia de que el Sr. Vara era tertuliano en la COPE donde no apoyó, pero tampoco expresó réplica cuando otros tertulianos de este programa sí cuestionaban la autoría islámica.

zap_sentencia11M_03 En el programa ’59 Segundos’ de TVE (producido por Globomedia) el Adjunto al Director de EL MUNDO, D. Melchor Miralles aseguró que él sí seguía convencido de que ETA había tenido implicación en el atentado del 11-M, aunque reconocía no saberlo a ciencia cierta y por eso pedir que se siguiera investigando ante los agujeros de la sentencia.

zap_MAR_11MTambién en el programa ’59 Segundos’ de TVE, el tertuliano D. Miguel Ángel Rodríguez dejó claro que para él la sentencia no es suficiente: «Algunos no nos creemos que esos 14 condenados fueran los que causaron esa matanza que cambió un gobierno».

zap_sentencia11M_04 En ese mismo programa ’59 Segundos’ el periodista del Grupo PRISA, D. Ernesto Ekaizer mantuvo un enfrentamiento con el político del PP D. Eduardo Zaplana sobre la autoría del atentado. Cuando el Sr. Ekaizer le echó en cara que cuestionara la autoría islámica, el Sr. Zaplana aseguró que las personas señaladas como ‘cerebros’ del atentado habían sido absueltas, desatando la indignación del Sr. Ekaizer: «¡Miente usted! ¡Tergiversa la sentencia!».

zap_sentencia11M_06 La presentadora de ‘Alto y Claro’ en TELEMADRID consideró que la sentencia no aclaraba nada y que por tanto, al ser absueltos los ‘cerebros’ había legitimidad para seguir cuestionando la teoría islámica del 11-M. Varios de sus tertulianos como Dña. Victoria Prego (EL MUNDO) o Dña. Mamen Gurruchaga, corroboraron su actitud, aunque otros, como D. Fermín Bocos, se la reprocharon.

01 Noviembre 2007

¿QUIÉN AVALA LA CONSPIRACIÓN?

Germán Yanke

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¡Lo que hemos escuchado y leído! Que la «falta de autopsias» en el piso de Leganés ponía en duda lo que allí había ocurrido e incluso que los ocupantes de la vivienda «habían sido suicidados», que la mochila era una prueba falsa, que no se sabía lo que había estallado en los trenes, que no se quería investigar el papel de ETA en los atentados del 11-M, que había que ver qué hacían o qué responsabilidad tenían determinados servicios del Estado, que se quería imponer una «verdad oficial», que el juez instructor era un patán o un manipulador, que el secreto del sumario atentaba a la defensa de los imputados y a la propia investigación. Y más. Y mucho más.

Ese ha sido el ambiente de crispación en el que se ha llevado a cabo la investigación y el juicio. Aunque ayer el tribunal presidido por el magistrado Javier Gómez Bermúdez replicara a argumentos utilizados en el juicio, la sentencia tiene una clara descripción de la mayoría de estos procedimientos de «la teoría de la conspiración»: se toma un hecho, se descontextualiza, se desvirtúa así su significado real y sus consecuencias lógicas y jurídicas, se hace pender todo el proceso de el hecho así entendido y, tras todo ello, se siembra la duda, se critican las evidencias y se coloca encima de la mesa una «teoría alternativa».
Más claro, agua. O ni eso. La sentencia establece que no hubo indefensión por el secreto sumarial, que la referencia a la ausencia de autopsias es falaz, que no hay duda racional sobre lo que ocurrió en el piso de Leganés, que la prueba de la mochila -aunque fuera trasladada en un «extravagante periplo»- es auténtica, que no hay, por el contrario, prueba alguna que avale la tesis de la participación de ETA y que se ha acreditado cómo se compraba, se trasegaba y se transportaba la dinamita desde Asturias hasta el grupo terrorista islamista en Madrid para ser utilizada en los atentados.
Más incluso: que no es verdad que los peritos coincidieran en que no se puede saber lo que estalló el 11-M; que su acuerdo era en torno a la imposibilidad de determinar la marca comercial del explosivo. Es decir, que se ha acreditado que toda o gran parte de la dinamita procedía de la Mina Conchita y que Suárez Trashorras ha sido condenado como cooperador necesario.
Para quienes han insistido en que no se ha investigado la posible participación de ETA, la sentencia señala no ya que una ampliación de la investigación debería sustentarse al menos en indicios serios, sino que la revisión de los testimonios y de al menos nueve informes revela la ausencia de prueba alguna.
Lo sorprendente, vistas las evidencias, es que entre los conspirativos y los defensores de teorías alternativas no sólo había periodistas alterados e investigadores aficionados. Allí han estado algunos dirigentes del PP, con su secretario general entre ellos y el portavoz parlamentario a la cabeza.
No se entiende que, tras la Comisión de Investigación en el Congreso -que el PP tomó con entusiasmo para defenderse de las acusaciones de mentir o de tener alguna responsabilidad por su política exterior, extremo impresentable- se haya mantenido una estrategia tan alejada del sentido común promocionada por este grupo y no desautorizada por los demás.
En este contexto, las palabras de Mariano Rajoy «ante» la sentencia, como reza el documento del PP, son paradójicas y atosigantes. El líder de la oposición, en vez de limitarse a acatar y respetar la sentencia y recordar a las víctimas, afirma que apoya «otra» investigación para que sean identificados los inductores o autores intelectuales de los atentados «sin límites en la acción de la justicia».
Ante tan desafortunada declaración se ha argumentado después que ya la fiscal dijo que algunos de ellos podrían no estar en el banquillo, pero a nadie se le oculta que, después de todo lo dicho y hecho por algunos de los suyos, parece más bien que lo que respeta y acata es la actuación atrabiliaria de estos y no la de los jueces.
Como si faltara algo, como si se tratase de una media verdad, como si se pudiese obviar, entre otras cosas, que «El Egipcio» no ha sido condenado por pertenencia a organización terrorista porque ya ha sido condenado por el mismo delito en Italia, como si la «otra» investigación no siguiera llevando al terrorismo islamista.
Germán Yanke

01 Noviembre 2007

LA MEMORIA DEL PEZ

Ignacio Escolar

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Dicen que la memoria de algunos peces apenas supera unos pocos segundos. Tiene gracia si vives en una pecera: a cada vuelta, puedes descubrir y descubrir, una y otra vez, el mismo castillo sumergido. También tiene su inconveniente siniestro. La memoria del pez es tan corta que, a cada rato, debe acordarse de respirar. Toda su vida se resume en una infinita sensación de ahogo.

 Hay quien cree que la memoria de los ciudadanos es apenas superior a la de los peces. Que poco importa que el PP de Mariano Rajoy se haya pasado tres años largos alentando una ficción surrealista en la que se acusaba al actual Gobierno de estar detrás del peor atentado terrorista de la historia de España. Que no hace falta que dimita nadie. Que basta con que Eduardo Zaplana, con su cara bronceada, diga que el PP jamás ha alentado ninguna teoría de la conspiración para borrar del registro del Congreso las 1.200 intervenciones parlamentarias sobre el ácido bórico o la Orquesta Mondragón con las que la derecha llevó este delirio interesado de EL MUNDO y la COPE al corazón de nuestra democracia.

 Ayer José María Aznar estuvo callado. Es lo menos, pero me temo que no durará. Él, como el resto de los conspiranoides, se aferrará ahora a la absolución de El Egipcio para pedir que se siga buscando a ese autor intelectual que no está en desiertos lejanos, como si la sentencia no hubiese sido lo bastante contundente.

Pero la conspiración no vivirá mucho más. Sólo quedan los últimos coletazos y serán a la defensiva. Hace meses-desde las Municipales- que el PP intenta desmarcase del club de parapsicólogos ‘Elvis vive’. Sus líderes ya no acuden a las manifestaciones de los Peones Negros. Los conservadores han pasado del “ha sido ETA” al “nosotros no hemos sido”.

 Dentro de muy poco, cuando alguien les recuerde cómo jugaron con 192 cadáveres para hacer la política más sucia, dirán que la memoria crispa. Que hay que mirar al futuro. Que no hay que desenterrar a los muertos. Habrá que recordar entonces que lo de abrir tumbas -para repetir la autopsia- fue una idea de Zaplana.

Ignacio Escolar

01 Noviembre 2007

EL FINAL DEL PRINCIPIO EN LA INVESTIGACIÓN DEL 11-M

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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La histórica sentencia sobre la masacre del 11-M puede ser analizada desde muy diversos puntos de vista, pero lo primero que hay que subrayar es que la celebración de este juicio y el fallo del tribunal son ya de por sí un triunfo del Estado de Derecho y de las instituciones democráticas. Tan sólo han transcurrido tres años y medio desde los atentados que provocaron 192 víctimas hasta este primer esclarecimiento judicial, que permitirá resarcir a las familias afectadas por la masacre. Ellas eran las más interesadas en la finalización de este proceso, cuyo veredicto fue leído ayer por el magistrado Gómez Bermúdez, que de forma muy meritoria consiguió evitar cualquier filtración previa.

Respetamos y acatamos la sentencia, con la que estamos de acuerdo en aspectos sustanciales y con la que discrepamos en otros, quizás menos esenciales pero también importantes. En cualquier caso, estamos ante el final del principio de la investigación del 11-M, que queda más abierta que nunca tras esta resolución.

Hay que resaltar antes de comenzar a analizarla que, como señala el propio tribunal, «la sentencia contesta a las cuestiones planteadas dentro de los límites de las acusaciones con la finalidad de declarar o excluir la responsabilidad penal de los procesados». Nada menos, pero nada más. Se trataba, por tanto, de establecer esas responsabilidades penales entre las personas que se sentaban en el banquillo y no de vindicar una verdad omnicomprensiva de los hechos.

En este sentido, lo más importante es que la resolución exonera como cerebros o autores intelectuales de los atentados a los tres únicos imputados a los que la Fiscalía vinculaba a Al Qaeda y para los que pedía 38.900 años de cárcel. El fallo considera inocente a Rabei Osman El Egipcio, al que la Fiscalía acusaba de ser el inductor de la masacre, y castiga a Hassan Haski y Youssef Belhadj por pertenencia a banda terrorista, pero sin implicación alguna en los preparativos de los atentados de Madrid. Ambos tendrán que cumplir condenas de 15 y 12 años, respectivamente, muy lejanas de lo que solicitaba la fiscal.

En medios progubernamentales se argumentaba ayer que, cuando se condena a un miembro de ETA por un asesinato, nadie se pregunta quién ha sido el autor intelectual del crimen. Así es. Pero ello se debe a que ETA es una organización jerarquizada, en la que las órdenes se transmiten de arriba abajo. ETA tiene una cúpula política y operativa, pero nadie sabe, en cambio, quién movió los hilos del comando de Leganés.

No fue este periódico sino la Fiscalía la que decidió sentar en el banquillo a El Egipcio, Belhadj y Haski como autores intelectuales -dando por hecho que ninguno de los que pusieron las bombas tenía nivel para serlo-, para lo cual fabricó unas hipótesis que la sentencia ha tirado por tierra. El Egipcio fue acusado por unas grabaciones en las que se contradecía y que finalmente resultaron estar mal traducidas. A Belhadj se le imputó haber elegido la fecha de los atentados en base a interpretaciones casi cabalísticas. Y a Haski, que no habla castellano ni tenía contactos en España, se le sentó en el banquillo por su acreditada trayectoria islamista en Marruecos. Ninguno de los tres ha resultado condenado por su implicación directa o indirecta en la concepción y preparación de la masacre. Ello vuelve a suscitar todos los interrogantes sobre quién, por qué, cuándo y dónde se planificaron los atentados del 11-M. La Fiscalía pretendía demostrar, con la acusación a estas tres personas, que la acción había sido ordenada por Al Qaeda, pero su exculpación rompe el eslabón de la cadena que unía al grupo de Leganés con la organización que dirige Bin Laden.

Tanto el juez instructor, en el sumario, como la fiscal Olga Sánchez habían asumido sin reservas la tesis de la implicación de Al Qaeda o una de sus ramificaciones, vinculando los atentados al respaldo del Gobierno de Aznar a la intervención de Bush en Irak. La sentencia sólo alude a Al Qaeda como un eventual referente ideológico de los autores, desechando los enormes esfuerzos de la Fiscalía para presentar las bombas como una represalia contra ese apoyo a Bush, pues de Irak ni siquiera se habla.

Según el fallo de ayer, no hay ninguna duda de que El Chino, El Tunecino, Lamari y sus compañeros yihadistas colocaron las bombas en los trenes, pero lo que no está nada claro es quién les indujo a hacerlo. Ello no sólo deja profundamente tocada la versión oficial de la Fiscalía y del Gobierno, sino que además pone en evidencia que existen aspectos sustanciales sobre la masacre que seguimos sin conocer.

El baremo de las penas

Si se puede juzgar por un baremo objetivo el grado de aceptación de las tesis de la Fiscalía por el tribunal, baste señalar que el total de las condenas asciende a 120.775 años, frente a los 311.959 que solicitaba el Ministerio Público. Sorprende que habiendo conseguido menos del 40% de sus objetivos, la Fiscalía se conforme y descarte recurrir ante el Supremo. Tal vez se deba a que si bien la sentencia deja abiertas trascendentales cuestiones sobre la planificación y organización de los atentados, ratifica, en cambio, la versión oficial sobre el origen de la dinamita y la autoría material de la masacre. Ésta es la parte con la que no coincidimos en algunos aspectos muy relevantes.

Gómez Bermúdez hizo énfasis ayer en que el tribunal ha procedido para dictar su sentencia a una «valoración conjunta de la prueba dentro de la lógica y la experiencia». Ello ha llevado a los magistrados a no considerar como prueba el Skoda en el que se hallaron rastros del ADN de Lamari. ¿Quién lo puso allí? Si los terroristas no utilizaron este vehículo y sólo tres viajaron en la Kangoo, como precisa la sentencia, ¿en qué vehículos se desplazaron los demás para colocar las bombas? Al querer cerrar este asunto, la sentencia abre un enigma más.

Por el contrario, el tribunal considera de forma categórica que no se rompió en ningún momento la cadena de custodia de la mochila hallada en Vallecas, por lo que concluye que esta prueba es válida. Se trata de una deducción lógica, pero no va acompañada de una demostración irrebatible porque no se puede verificar ni una cosa ni otra. Estamos en desacuerdo con esta conclusión del tribunal, que en buena medida se basa en un sofisma. No hay forma humana de demostrar que no se rompió la cadena de custodia porque, como los jueces reconocen, nadie sabía durante lo que denominan «su extravagante periplo» que la mochila estaba allí. El hecho es que -como se apunta en el fallo- las partes eludieron llamar a testificar al inspector que dirigía la recogida de objetos en la estación de El Pozo donde fue encontrada, pese a que manifestó en EL MUNDO que tal mochila no pasó nunca por sus manos. Las declaraciones de los tedax y de Sánchez Manzano corroboraron en el juicio que ellos no vieron en El Pozo ningún objeto de esas características. Nuestras dudas no quedan, por lo tanto, disipadas.

Respecto a los explosivos, la sentencia considera acreditado que «todos o gran parte» de los que estallaron en los trenes eran Goma 2 ECO o Goma 2 EC, procedentes de Mina Conchita. Aunque la sentencia incluye una extraña relación de componentes y porcentajes, no es posible desde el punto de vista científico llegar a esta conclusión, porque ocho peritos coincidían en sus informes en que la cantidad de explosivo analizada era insuficiente para establecer la composición cuantitativa del que estalló en los trenes. La aparición de nitroglicerina en el polvo de extintor y de DNT en los restos de los focos indica que pudo emplearse también otro tipo de dinamita. Pero los jueces infieren que se usó Goma 2 ECO porque éste fue el explosivo hallado en Leganés, en la Kangoo y en la mochila de Vallecas.

Dice también la sentencia que en la Kangoo se encontraron 61 objetos, algunos de ellos ciertamente voluminosos, pero que eso «no contradice la genérica y usual acepción que en el lenguaje ordinario significa que una furgoneta está vacía». El lenguaje será «ordinario», pero esta manera de cuadrar los hechos con las premisas parece más bien «extraordinaria», desde el punto de vista de la técnica jurídica.

Trashorras y la dinamita

La sentencia considera partícipes directos en el atentado a Otman Gnaoui y a Jamal Zougam, al que condena básicamente por ser reconocido en los trenes. También inculpa como cooperador necesario a Suárez Trashorras, que, según el fallo, actuó con dolo al vender los explosivos a una organización terrorista.

Si Trashorras ayudó a robar la dinamita y se la entregó al comando de Leganés, es más pertinente que nunca preguntarse qué hacía en el año 2001 cuando buscaba gente que supiera montar «bombas con móviles». Esa profecía autocumplida no se ha investigado jamás.

Sorprende también la absolución de Antonio Toro, que presentó a su cuñado a Zouhier y estaba en la segunda reunión del McDonald’s. Resulta inverosímil, como alega el tribunal, que la primera vez se hablara de explosivos y la segunda -más próxima a la consumación del negocio-, no.

A Zouhier se le absuelve de haber participado en los atentados, pero se le condena por traficar con explosivos. Ello vuelve a dar verosimilitud a sus denuncias de que él avisó a la UCO de lo que se preparaba. El propio coronel Hernando, jefe de la UCO, reconoció que hubo al menos 12 conversaciones en los días previos al 11-M entre Víctor -un agente de su unidad- y Zouhier, que fue quien ayudó a localizar a El Chino tras la masacre.

El tribunal podría haber deducido testimonio para que se investigara la actuación de la UCO y de la Policía Nacional en Asturias, lo mismo que la negligente conducta de Sánchez Manzano, pero ha optado por no hacerlo, tal vez con la idea de no ir más allá de lo que estrictamente era su obligación.

Algunos medios de comunicación resaltaron ayer con sospechoso triunfalismo que la sentencia había acreditado que ETA no participó en los atentados. Lo que dijo el juez Gómez Bermúdez fue bien distinto: que de ninguno de los nueve informes policiales del sumario se habían podido deducir datos que permitieran concluir la participación de la banda, y ya sabemos cómo se cocinaban y maquillaban esos informes.

Muchas más cosas se podrían añadir sobre este fallo que no aclara ni quién compró los móviles, ni quién montó las bombas, ni cómo las transportaron los terroristas, pero tenemos motivos más que suficientes para sentirnos satisfechos, tanto por los aspectos en los que nos da la razón como en los que nos la quita, porque casi todos estos «agujeros negros» fueron investigados por nuestro periódico y no habrían salido a la luz de no haber sido por ello.

Estamos, como hemos dicho, solamente en el final del principio, porque nuestro periódico va a seguir investigando sobre la decisiva autoría intelectual y todas las demás cuestiones que el fallo deja abiertas. Ése es nuestro compromiso ante los lectores que depositan su confianza en EL MUNDO.

01 Noviembre 2007

El fin de la infamia

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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La sentencia de la Audiencia Nacional sobre el 11-M no ha podido ser más clara y contundente: de conspiración nada, de ETA ni rastro. Uno a uno, desmonta todos los infundios lanzados durante más de tres años, en un feroz desafío a las instituciones democráticas y al funcionamiento del sistema constitucional. También responde a la necesidad de reparación del daño infligido a las víctimas y significa una victoria del Estado de derecho frente al terrorismo, en una época en que abundan las respuestas desproporcionadas y peligrosas para las libertades.

Cada uno queda en su sitio: en primer lugar, aquellos medios de comunicación que han intentado hacer una instrucción paralela en un uso espurio del derecho a la información, para intoxicar el debate político; pero en segundo lugar, también y sobre todo, el Partido Popular, que se ha prestado a servir de simple recadero de la prensa sensacionalista y de la radio de los obispos en el seno de las instituciones representativas.

Unos y otros deben una explicación a la sociedad española y especialmente a las víctimas. Pero, además, el PP, como partido que ha sido de Gobierno y ahora principal partido de la oposición, está obligado a asumir responsabilidades políticas específicas por la conducta mantenida durante estos tres años, en los que ha venido avalando con centenares de iniciativas parlamentarias y de declaraciones cualquier infundio que pudiera dañar a la instrucción y al proceso.

Ahora parece decidido a añadir falsedad a la falsedad e ignominia a la ignominia, tratando de negar lo que está registrado en las actas parlamentarias y consta en los archivos y hemerotecas. No cabe ni siquiera trasladar el problema a los líderes subalternos aunque correosos que han mantenido viva la llama de esta farsa: hay que recordar que fue Mariano Rajoy, el propio presidente del partido y candidato a la presidencia del Gobierno, quien defendió la eventualidad de anular toda la investigación y todo el sumario después de que el medio de comunicación de servicio lanzara el bulo de la mochila de Vallecas.

El mecanismo del bulo

Tras la sentencia, ninguna duda debería quedar respecto de que lo sucedido el 11-M en Madrid es obra exclusiva del terrorismo yihadista. Ha quedado meridianamente claro quiénes fueron los autores de la masacre, la procedencia y la clase de explosivos que utilizaron y el modo en que se financiaron. El tribunal ha descrito con claridad cómo han operado los intoxicadores y propagadores del culebrón, los aprendices de brujo que han querido jugar a jueces, policías y periodistas, todo revuelto: «Como en muchas otras ocasiones de este proceso», señala la sentencia, «se aísla un dato, se descontextualiza y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos -prueba- que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia».

Una fabricación especial que fue ayer el clavo ardiente al que se agarró Mariano Rajoy ha sido la fórmula periodística de la «autoría intelectual», sin significado alguno en el ámbito del Derecho Penal, con el doble propósito de sembrar dudas sobre la instrucción procesal y, llegado el caso, tratar de salvar la cara frente a una sentencia que, como la que se acaba de dictar, les deja en evidencia. Los terroristas son asesinos, pero la condición de asesinos no significa que no dispongan de intelecto para cometer como sea sus atrocidades.

Son sobre todo las víctimas -las 191 fallecidas en los atentados, las más de 1.800 heridas de diversa consideración y sus familias- a las que la sentencia trata de hacer justicia, dándoles lo que está en su mano: una reparación jurídica, moral y económica que alivie su dolor. La condena de los culpables probados de su tragedia es una victoria especialmente de ellas -y no sólo del Estado de derecho y de la sociedad-, tanto más destacable por cuanto han sido preteridas, relegadas y consideradas poco menos que de segundo orden respecto de las de ETA por los sectores políticos y los medios de comunicación empeñados en sostener el culebrón sensacionalista.

Ayer mismo, el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo puso bien de manifiesto la consideración que le merecen las víctimas del 11-M: ninguna. En caso contrario no se hubiera declarado decepcionado por una sentencia que condena a los terroristas del 11-M, con independencia de que, como ha señalado la asociación mayoritaria, dirigida por Pilar Manjón, exista la posibilidad de recurrirla.

Justicia eficaz

La sentencia hace un reconocimiento expreso del buen hacer profesional del juez instructor Juan del Olmo, atacado hasta la náusea por los partidarios de la infamia sensacionalista, y deshace todas las fabulaciones sobre las principales pruebas de la investigación judicial, desde la furgoneta Renault Kangoo, la mochila de Vallecas y el suicidio de los siete terroristas en Leganés hasta los explosivos utilizados en la masacre, que los jueces dan por probado que fue dinamita Goma 2 y no Tytadine, y que procedió en su totalidad o gran parte de la mina asturiana Conchita.

No es cierto, además, que el instructor Juan del Olmo no investigara las posibles conexiones con ETA; lo hizo, y la consecuencia resultante es que esas conexiones no han existido. Conviene subrayar, por último, el párrafo dedicado en la sentencia a desmontar uno de los puntos clave del montaje de los medios sensacionalistas: que no se hizo la autopsia a los cadáveres de los siete terroristas suicidados en Leganés, lo que dejaría sin aclarar la causa de su muerte.

No todos los sentados en el banquillo han sido condenados. Algunos han sido absueltos y otros han tenido penas inferiores a las pedidas por el ministerio fiscal. Aunque no haya gustado a las víctimas, que quisieran verlos a todos condenados a la pena máxima, eso realza la sentencia, pues muestra que ha habido un juicio con garantías, en el que sólo se condena con pruebas indubitables y se absuelve si no las hay. Porque había dudas, y muy fundadas, y porque no podía condenársele de nuevo por los mismos hechos ha sido absuelto Rabei Osman El Egipcio, uno de los considerados inductores del 11-M por el ministerio fiscal y ya condenado en Italia por pertenencia a banda armada. También han sido absueltos Hassan El Haski y Youssef Belhadj, aunque condenados por pertenencia a banda armada.

Frente a la monstruosidad de un mortífero atentado yihadista, sólo cabe señalar, no sin un punto de orgullo, la solvencia de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de la justicia de este país. Pero, en lugar de ello, la prensa sensacionalista y el principal partido de la oposición siguieron ayer obstinados en seguir alimentando la nube tóxica que ellos mismos han creado.

01 Noviembre 2007

La sentencia desbarata el gran bulo

Pablo Ximénes de Sandoval

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El tribunal despacha las teorías avaladas por el PP como "hipótesis sin el más mínimo indicio"

Durante la lectura de la sentencia, el juez Javier Gómez Bermúdez no quiso citar a nadie en concreto, pero en unas pocas frases supo condensar todo un manual de cómo se construye una teoría conspirativa sobre prácticamente cualquier suceso. «Se aísla un dato -se descontextualiza- y se pretende dar la falsa impresión de que cualquier conclusión pende exclusivamente de él, obviando así la obligación de la valoración conjunta de los datos que permita, mediante el razonamiento, llegar a una conclusión según las reglas de la lógica y la experiencia».

Algunas defensas utilizaron esta técnica para poner en duda, por ejemplo, que los suicidas de Leganés realmente se suicidaran. «El argumento es falaz y parte de premisas falsas, con lo que la conclusión es, necesariamente, errónea», dice el juez, que además no alcanza a comprender en qué diablos beneficia a los defendidos semejante teoría. «Toma un dato aisladamente para, omitiendo cualquier otro que lo explique, elucubrar sobre hipótesis puramente imaginativas, pues carecen del más mínimo sostén probatorio».

Otra técnica para construir conspiraciones es la que se basa en esta idea: «No se ha demostrado que no sea como yo digo». Uno lanza su hipótesis y la da por buena mientras no se demuestre que no es verdad. El tribunal del 11-M se ha encontrado con no pocas de estas, y ayer dejó dicho en su sentencia lo que debe hacer cualquiera ante un caso así: «Los tribunales no pueden atender a especulaciones, insinuaciones, elucubraciones o hipótesis basadas en hechos negativos que no han sido explícitamente planteadas y de las que no aportan el más mínimo indicio». Ni los tribunales, ni nadie.

En el 11-M, la mayoría de esas especulaciones basadas en datos sacados de contexto han provenido del diario El Mundo y la cadena de radio Cope. Pero han contado además con el marchamo del Partido Popular, que bajo la premisa de «que se investigue» cada dato aportado, ha sembrado la duda sobre la investigación y las pruebas. Como dijo ayer el juez Gómez Bermúdez de las defensas, tampoco está claro en qué les beneficia tirar abajo la investigación. Los principales y mejores frutos, que han permitido una condena histórica, se produjeron precisamente bajo su mandato.

Pero el PP dijo tras el 11-M que ETA tenía algo que ver con la masacre. Y durante tres años ha seguido buscando a ETA, montado en un carro sin frenos tirado por periodistas sin escrúpulos. Ha durado tres años, por ahora.

– José María Aznar: «No descarto a ETA». El presidente del Gobierno en el momento de los atentados y durante un mes después, manejó desde el principio la idea de que los islamistas detenidos por su Gobierno no eran los únicos responsables del atentado. En septiembre de 2004, preguntado si consideraba posible una colaboración entre ETA y los islamistas dijo: «No lo descarto. Sinceramente, porque del mismo modo que todos los terrorismos son iguales, todos los terrorismos tienen algún tipo de conexión». Y añadió: «Quien planteó el 11 de marzo en España sabía muy bien lo que quería y conocía muy bien el territorio. Tendría sus cómplices. ¿Cuáles son esos cómplices? Algún día lo sabremos».

La frase más citada de Aznar en relación a este tema la dijo en la Comisión de Investigación sobre los atentados, en noviembre de ese año: «Los autores intelectuales de los atentados, los que hicieron esa planificación, los que deciden ese día, precisamente ese día, no creo que anden en desiertos muy remotos ni en montañas muy lejanas». El ex presidente añadió que «hay datos incontestables de que existen vinculaciones entre terroristas de Al Qaeda y ETA». Toda la cúpula policial ha negado tal cosa en el juicio. Aznar hizo también suyo el argumento de que los asturianos hacían negocios con ETA. El juicio ha descartado esta conexión.

Todavía en 2006, Aznar seguía afirmando su convencimiento de que los autores intelectuales no se encontraban en montañas ni desiertos remotos. «No diré más», añadía misterioso en una entrevista. En julio de ese año, entrevistado por la BBC, aseguró que los datos que iban revelando los medios de comunicación «indican la más que posible participación de ETA».

– Mariano Rajoy: «Al final, ETA y los islamistas estarán relacionados». El presidente del PP, vicepresidente del Gobierno en el momento de los atentados y candidato a la presidencia del Gobierno en las elecciones del 14 de marzo de 2004, utilizó las páginas del diario El Mundo para expresar su «convicción moral de que ha sido ETA», el día de la jornada de reflexión, ante un país que se hacía demasiadas preguntas. «Yo creo en la conexión entre los grupos terroristas que hay en el mundo», dijo en verano de ese año. «No tengo una prueba que aportar, pero creo que eso es así, seguro. No le quepa la más mínima duda de que al final el terrorismo islamista y el de ETA estarán relacionados en algún punto». Tres años después, con todos los recursos del Estado buscando pruebas de ello por orden de la Audiencia Nacional, esas pruebas no han aparecido.

En ese mismo medio, en octubre, cuando la mayoría de los hechos ahora ratificados por la Audiencia Nacional ya eran conocidos, Rajoy insistió: «No me creo que los detenidos del 11-M organizaran los atentados».

Pero la relación entre Mariano Rajoy y las revelaciones de El Mundo nunca fue más estrecha que en el episodio de la mochila de Vallecas. El diario publicó el 13 de marzo de 2006 que la mochila de Vallecas, de la que partieron las pistas fundamentales para llegara a las detenciones, pudo ser manipulada. «Hoy ha aparecido un dato que es bueno que se aclare, porque toda la investigación y todo el sumario que está dirigiendo el juez Del Olmo parte de una mochila que estaba en un tren. Ahora se nos dice que esa mochila no estaba en el tren», declaró el presidente del PP. «¿Dónde estaba la mochila? ¿Quién la puso allí? Esto es enormemente grave. La obligación de la policía es explicarlo. Si no estaba, ¿quién la puso allí? Requiere una aclaración». El líder del PP opinó que el dato «pone en cuestión todo el sumario».

La sentencia dictada ayer establece judicialmente que se trata de una teoría falsa, algo que se supo pocas horas después aquel mismo día.

– Eduardo Zaplana: «Que el ministro lo aclare». El portavoz del PP en el Congreso era portavoz del Gobierno durante el 11-M. Lanzada la carrera por encontrar a ETA, también tuvo que contestar en varias ocasiones sobre el tema. En junio de 2004 decía: «Yo no descarto nada». Todos los detenidos hasta ese momento eran islamistas o asturianos. «Le digo mi opinión hoy, fíjese si ha pasado tiempo». Han pasado tres años más, y la situación sigue siendo la misma que en 2004, ahora con una sentencia que sí descarta a ETA.

Zaplana ha mantenido sus dudas todo ese tiempo. En marzo de 2006, declaró: «La democracia española sigue sin saber quienes fueron los autores materiales y menos aún quienes estaban detrás de aquella masacre, y no lo sabemos porque a Zapatero le dejó de interesar la verdad sólo tres días después, el 14 de marzo». Su Gobierno estuvo al mando al menos un mes más.

Al menos en una ocasión, Zaplana ha salido abiertamente defendiendo una información del diario El Mundo. Era aquella en que, supuestamente, se había hallado una tarjeta del Grupo Mondragón en la Kangoo robada donde se transportaron los explosivos. Un día después, toda España sabía que se trataba de una casete de la Orquesta Mondragón. Zaplana era preguntado por el bulo en una entrevista el 4 de mayo de 2006. «La tarjeta existe, seguro», contestaba Zaplana. ¿Pero era una tarjeta o una cinta? «Había las dos cosas. Que salga el ministro del Interior y lo aclare, que el Gobierno demuestre que tiene la razón».

Zaplana pidió la comparecencia de Rubalcaba y Zapatero en el Congreso para explicar una información de prensa que se había probado falsa. No sería la única vez. Su grupo parlamentario presentó también más de 500 preguntas escritas al Gobierno en las que se reproducían las teorías más estrambóticas amplificadas por Internet sobre el 11-M. Entre ellas, algunas que ponían en duda lo ocurrido en el suicidio de Leganés, donde murió un policía. El grupo parlamentario de Zaplana dejó en el Congreso la siguiente cuestión: «¿Tiene constancia el Sr. Ministro que en uno de los presuntos suicidas de Leganés fue encontrado en la vivienda, después de la explosión, con los pantalones puestos al revés sin que haya dado una respuesta aclaratoria hasta el día de hoy?».

– Jaime Ignacio del Burgo. «Resulta que ETA estaba allí». Jaime Ignacio del Burgo es diputado de UPN, la marca navarra del PP. Fue uno de los portavoces de este partido en la Comisión de Investigación y ahí forjó su fama, haciendo preguntas a los comparecientes directamente con los periódicos sobre la mesa. Su connivencia con El Mundo se plasmó en artículos como el que escribió a raíz de la publicación de una entrevista en prisión con José Emilio Suárez Trashorras, un tipo condenado ayer a casi 40.000 años de cárcel por 191 asesinatos. «Pues bien, ahora resulta que ETA también estaba allí, en el 11-M. Así se desprende al menos de las declaraciones efectuadas por Emilio Suárez Trashorras a ese magistral periodista de investigación que es Fernando Múgica y que acaba de publicar el diario El Mundo». Trashorras decía que el 11-M había sido un golpe de Estado del que estaban al corriente las Fuerzas de Seguridad.

Ayer mismo Del Burgo aseguró que no se ha hecho «una investigación seria» sobre la implicación de ETA y que quedan «muchísimas incógnitas abiertas». Del Burgo tiene un libro publicado sobre los supuestos puntos oscuros del 11-M.

[El Colegio de Periodistas de Cataluña emitió ayer un comunicado en el que acusa a la televisión pública TELEMADRID, el diario EL MUNDO, la cadena de radio COPE y la web LIBERTAD DIGITAL de llevar a cabo una campaña «de desprecio continuado a la veracidad de los hechos y un intento de descrédito de las instituciones del sistema democrático»].

02 Noviembre 2007

Justicia... ¿o algunos personajes sin autor?

Víctor de la Serna Arenillas

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¿A quién se ha juzgado en Madrid? A la vista de que la sentencia no ha encontrado mayor responsable que un minero trastornado (LA RAZÓN titulaba, con cierta sorna, Emilio Suárez Trashorras se convirtió ayer en el mayor asesino de la historia), quizá la clave la tenga Pablo Ordaz en EL PAÍS: La mentira, condenada. El tribunal culpa del 11-M a una célula islamista y deshace la teoría conspirativa. Y lo reitera su editorial: El fin de la infamia. En el texto, proclama: «Cada uno queda en su sitio: en primer lugar, aquellos medios de comunicación que han intentado hacer una instrucción paralela en un uso espurio del derecho a la información, para intoxicar el debate político». (Uno recuerda, en efecto, que EL PAÍS fue identificando uno tras otro a siete autores intelectuales de los atentados, ninguno condenado por ello).

Es decir: que, para la prensa progubernamental lo más importante de todo este ejercicio judicial era enterrar toda duda sobre la verdad oficial, y no hallar a los cerebros de la trama.

En ABC, como no podía ser menos, no quedan dudas. Ignacio Camacho advierte al PP contra la tentación -ya manifestada por Mariano Rajoy- de seguir indagando: «El resto es ruido y furia, alharaca y aspaviento, conjetura y presagio». Y su editorial resalta la «sorpresa» que supone «la contundencia con la que los tres magistrados han respaldado todas y cada una de las principales pruebas de cargo».

LA RAZÓN, que se ha mantenido muy distante de todo el juicio y mantiene siempre una acérrima defensa de las fuerzas de seguridad, ve «sorprendente» otra cosa, «que, frente a la algarabía con la que han recibido la caída en desgracia de la llamada teoría de la conspiración, los socialistas pretendan que la opinión pública pase por alto el hecho de que el juez ha eludido también la otra gran teoría, la de que los atentados se produjeron en venganza por la presencia española en la guerra de Irak».

Decepcionado, Ignacio Escolar, director de PÚBLICO, constataba desde el miércoles por la tarde en su blog (este periodista poliédrico tiene tiempo para todo): EL MUNDO no se baja de la conspiranoia. Claro que el pluralismo de este periódico quedaba de nuevo de manifiesto en otro blog, en elmundo.es, en el que Javier Pérez de Albéniz celebraba «una sentencia que pone las cosas en su sitio, (…) que podría dejar algunos cadáveres más, tanto políticos como periodísticos», y recomendaba el libro Los tres pies del gato de Ordaz, el cronista del juicio en EL PAÍS.

El editorial de EL MUNDO confirmaba, en efecto, los peores temores de Escolar: El final del principio en la investigación del 11-M, se titulaba. Esa investigación «queda más abierta que nunca tras esta resolución». Y apuntaba el camino: «En medios progubernamentales se argumentaba ayer que, cuando se condena a un miembro de ETA por un asesinato, nadie se pregunta quién ha sido el autor intelectual del crimen. Así es. Pero ello se debe a que ETA es una organización jerarquizada. (…) Nadie sabe, en cambio, quién movió los hilos del comando de Leganés».

Otro que tampoco va a cejar en su empeño es, a todas luces, Federico Jiménez Losantos, quien ayer desmenuzaba en la COPE los agujeros de la sentencia y clamaba que «lo de ayer se pareció peligrosamente a la condonación de un Estado policial», por la aceptación de todas las pruebas, y denunció «el tono de amedrentamiento» de Gómez Bermúdez al leer el fallo.

02 Noviembre 2007

La espantada de Del Pino-date el piro

Enrique de Diego

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El jueves 1 de noviembre fui invitado a ‘El gato del agua’, el programa de referencia de Intereconomía TV. Junto a otros contertulios, también estaba invitado, curiosamente, Luis del Pino-date el piro. El famoso fabulador del reino compareció al programa, pero al enterarse de que iba a tener que enfrentarse conmigo en el debate, Luis del Pino, en efecto date el piro, con gran coraje, se dio el piro (lo que, en mi opinión, debe hacer, más pronto que tarde, de la vida pública). Espantada en toda regla, huida cobarde, que dice todo sobre el personaje. Según testigos presenciales, se desvaneció por la salida de emergencia, dejando un rastro de palominos. ¡Menudo papelón!

No iba a reírle las gracias, porque las suyas, macabras, maldita la que tienen. Si existiera el título de rey del periodismo basura no tendría competencia posible, habría que dárselo de inmediato. Pero ha ido mucho más allá, hasta la colaboración directa en la defensa de los terroristas. Como él no es un abogado defensor, en este caso hay una complicidad moral, que entraña una responsabilidad tremenda. La Asociación de Víctimas del Terrorismo tendría que tomar cartas en el asunto ante tamaña vejación. Terroristas, como Jamal Zougham, al que en un desfonde moral abrumador Del Pino-date el piro llamó “preso político”, que asesinaron a 191 personas e hirieron a más de mil. Cuento en mi libro ‘Conspiranoia’ –de inmediata aparición- el íter de la degradación moral a la que ha llegado Del Pino-date el piro y a la que ha llevado a otros, a sus hooligans, a los freakes negros proterroristas islamistas.

Defender a Jamal Zougham es tan perverso como defender a De Juana Chaos, Arnaldo Otegi y Josu Ternera juntos. Zougham mató a más, como han corroborado tres testigos. De la antología conspiranoica –no tiene desperdicio, o sea es un desperdicio total el de esta gentuza y gentecilla- que incluyo en el libro, que saldrá a la venta a finales de la próxima semana, sólo adelantó las siguientes perlas de Del Pino-date el piro, el rey del periodismo basura, sobre su defendido Jamal Zougham:

“No hay nada que vincule a Zougham con la masacre”

“Una y otra vez se han volcado sobre Zougham imputaciones falsas”
El mismo Zougham, identificado “sin duda ninguna” por tres testigos en los trenes, que ha sido condenado a 43.000 años (con que éste asesino genocida, amigacho defendido por El Mundo, la COPE y el libelucho Libertad digicual, cumpla 30 me conformo).

02 Noviembre 2007

¿Fue el presidente del Gobierno el autor intelectual del 11-M, según Losantos?

Enric Sopena

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“Aquello estuvo perfectamente hecho, cronometrado, organizado para llegar a las elecciones, incluyendo la agitprop de los propios medios de comunicación y del principal beneficiario del 11-M, que fue el mismo que llamaba a los medios diciendo que en los trenes había terroristas suicidas y que se llama José Luís Rodríguez Zapatero, sito en Moncloa”, soltó en la COPE ayer Federico Jiménez Losantos. Fue una tertulia especial, dedicada a la sentencia del juicio del 11-M. Entre infamia e infamia, la radio de los monseñores retransmitió –de nueve de la mañana a diez- la santa misa.

De nuevo, de forma ambigua aunque inequívoca, la emisora de la Conferencia Episcopal Española –máximo órgano de gobierno de la Iglesia católica en España-, a través de su locutor estrella, culpabilizó a Zapatero del más cruel y devastador atentado terrorista de la historia de España. ¿El autor intelectual fue ZP?

Su costumbre
No cabe ninguna otra lectura del texto trascrito que la que acabo de hacer. Aunque ésta sea su costumbre –utilizar sin freno alguno la injuria y la calumnia contra sus adversarios-, la gravedad de las afirmaciones de semejante sujeto es enorme, máxime 24 horas después de que fuera conocida la sentencia.

Tan cerca de la piscina
Se trata, en definitiva, de algo semejante a lo que sostuvo su amigo y compañero de tertulias copelianas Pedro J. Ramírez el día 26 de agosto de 2005, en Son Servera (Mallorca), tan cerca de la mansión, tan cerca de la célebre piscina. Lo dijo -y así lo publicó El Mundo al día siguiente- en un encuentro de periodistas organizado por el Ayuntamiento de esa localidad. “Cada vez hay más indicios de que el 11-M se gestó en los aparatos del Estado». Fue la masacre de aquel malhadado día de marzo, pues, una especie de golpe de Estado-en este caso policial- para liquidar la etapa Aznar y conducir hasta La Moncloa a Zapatero.

Teoría de la maldad
Zaplana también pareció compartir esta teoría de la maldad cuando el 21 de noviembre de 2004 aseguró que hubo “un atentado teledirigido para hacernos perder las elecciones del 14-M”. O Jaime Ignacio del Burgo cuando no descartaba, el 22 de julio de 2004, que el Gobierno de Zapatero está “sustentado sobre la manipulación de 200 cadáveres”.

“Y Zapatero con un tren”
El 29 de marzo de 2005, entrevistado Mariano Rajoy en Tele 5, el candidato de la derecha a la presidencia del Gobierno subrayó que “Zapatero está ocultándoles cosas muy importantes a los españoles.” Carlos Benet, senador del PP por Melilla lo dijo de modo más brutal el 16 de enero de 2006, en rueda de prensa: “Pavía entró a caballo en el Congreso, Tejero con una pistola y el señor Zapatero con un tren de cercanías”.

Conservador no cerril
El periodista Germán Yanke -que es un conservador alejado del cerrilismo radical- incluía ayer en su artículo de ABC, titulado “¿Quién avala la conspiración?”, una consideración muy interesante: “Lo sorprendente (…) es que entre los conspirativos y los defensores de teorías alternativas (a la instrucción judicial) no sólo había periodistas alterados o investigadores aficionados. Allí han estado algunos dirigentes del PP, con su secretario general entre ellos y el portavoz parlamentario a la cabeza”. Le ha faltado a Yanke, sin embargo, puntualizar que también estaba, y sigue estando, el presidente del partido.

Sin validez
No nos engañemos. La sentencia tratan de pasársela, los políticos genoveses y sus mastines mediáticos por el arco de triunfo. Como insistían en la tertulia mencionada de la COPE, Gómez Bermúdez recuerda a Garzón. Lo cual quiere decir –en las claves de estos demagogos sin escrúpulos- que Bermúdez se habría vendido al PSOE. Su sentencia, por consiguiente, carece de toda validez.

Esotérico puzzle
Mantienen su esotérico puzzle. Aun aceptando que fueran los moritos de Lavapiés los autores de la matanza, ETA –aventuran-habría cooperado, debido a su acreditada experiencia asesina, en la logística del atentado. Los etarras habrían participado en la penumbra buscando derrocar al PP del Gobierno –mediante las urnas del 14-M-, con el fin de que venciera el PSOE y tener así a Zapatero atado de pies y manos, dispuesto a rendirse frente a los separatistas violentos y no violentos y presto a terminar con España.

Lógica de fondo
Ésta es la lógica de fondo, tan demencial como estremecedora, del PP. ¿Pueden ganar las elecciones -en un país moderno y democrático, como es España- esta cuadrilla de cuatreros, mentirosos convulsivos, fascistoides dialécticos, arribistas impúdicos, fariseos del poder? Que cada uno saque sus propias conclusiones.

02 Noviembre 2007

Una catarsis imprescindible

Carlos Carnicero

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Todavía tienen la desvergüenza añadida de insistir en la teoría de la conspiración, porque su incapacidad para la autocrítica es inherente a su falta de moralidad. Desde los micrófonos de la cadena COPE siguen insistiendo en que los hechos no han sido como quedan reflejados en la sentencia. El director de El Mundo y sus colaboradores se revuelcan en la ciénaga que han creado.

Ni respetan la ley ni respetan el Estado de Derecho porque el profundo sentido de la subversión contra las instituciones del estado domina toda la conducta de quienes no son sencillamente demócratas.

No hay ninguna posibilidad de que rectifiquen y, en consecuencia, hay que convenir que no pueden rehabilitarse. Su diagnóstico es irreversible. Estos periodistas no son amarillos, porque no abusan del sensacionalismo, sino que están instalados en la infamia. Frente a ellos no hay otro remedio que el aislamiento. Como ocurre con la epidemias, hay que formar un cinturón sanitario que aísle estos virus de la sociedad para que no puedan seguir contaminando la vida democrática.

Si los poderes públicos, los partidos y las instituciones no toman buena cuenta de lo que ha ocurrido, el cáncer se reproducirá en todas y cada una de las ocasiones en las que estos conspiradores entiendan que pueden poner en peligro nuestro sistema democrático. La calidad de nuestra democracia exige una catarsis profunda en nuestro sistema de partidos y en los medios de comunicación que separe la honorabilidad de la insidia. No podemos vivir mezclados.

La democracia española no puede resignarse a convivir con estos individuos sin tomar medidas profundas que protejan la convivencia. Naturalmente que no hay procedimiento alguno para impedir la libre circulación de estas infamias, cuyo único límite para controlarlas en un estado de derecho es el recurso a los tribunales cuando las conductas sean, además de indignantes, constitutivas de faltas o delitos. Son responsables jurídicos de sus actos y la respuesta debe ser la aplicación de la ley.
Pero hay algo más importante que podemos hacer. Los canallas necesitan el contacto con las personas honestas para pretender que ellos también lo son.

El presiente del Gobierno, víctima de una política de comunicación que está ocasionando serios perjuicios a su Gobierno y al sistema democrático, intentó neutralizar las previsibles amenazas del director de El Mundo y de su entorno mediante un tratamiento de seducción. José Luis Rodríguez Zapatero pensó que un acercamiento a Pedro J. Ramírez le permitiría un clima de sosiego, neutralizando las amenazas que podía significar tener a El Mundo enfrente. No reparó tampoco en la solidaridad que le exigía el socialismo español en su conjunto para mantenerse alejado de un individuo que por rencor intentó meter al ex presidente Felipe González en la cárcel. El actual secretario general del PSOE entendió que las cacerías de Ramírez contra el gobierno socialista anterior no vinculaban su posición frente a este periodista. Ese fue, además de un error, una profunda equivocación ética.

José Luis Rodríguez Zapatero se equivocó. Pero no sólo porque Ramírez solo entiende el acercamiento como una facilidad para la agresión sino porque esa conducta del presidente del Gobierno le ha dotado al periodista de una pátina de legitimidad para llevar a cabo sus ignominias con algo más de posibilidades de éxito. La ecuación es muy sencilla: no será tan infame un periodista al que el Gobierno le da un trato preferencial, le permite una presencia privilegiada y en condiciones excepcionales en Televisión Española y hasta le consiente saltarse la ley, legalizando la construcción ilegal de instalaciones en su casa de verano.

Ahora, con la sentencia del 11-M en la mano, existe una necesidad objetiva de aislar social y económicamente a un individuo como el director de El Mundo. Todo el que se acerque a él por conveniencia o por miedo tiene que saber que es cómplice de unos comportamientos que ni siquiera los medios sensacionalistas más audaces son capaces de llevar a cabo. El Mundo contamina y quien se acerque quedará señalado.

Y, ¿qué decir de la COPE? No podemos hacer nada para proteger al Dios de los católicos de quienes predican en su nombre el odio y la degradación de la sociedad. Si los católicos asisten en silencio al oprobio de su credo a través de la COPE, es su problema y a ellos les debe tocar exigir la solución.

Si los obispos españoles quieren que el evangelio que se desprende de su emisora de radio sea la seña de identidad social de sus creencias es también su problema. Pero es hora ya de que el Gobierno analice las condiciones excepcionales que la Iglesia Católica tiene para su culto en España y el uso que hace de esas prerrogativas.

En cuanto al Partido Popular, no queda otro remedio que sean las urnas las que acrediten el veredicto de los ciudadanos sobre los dirigentes que han llevado a este partido a posiciones de marginación institucional. Solo queda esperar a que las elecciones hagan la limpieza que no han sido capaces de hacer los militantes del partido que hoy dirige Mariano Rajoy.