Carmina Ordoñez asegura haber sido maltratada por su ex Neyra y dispara su popularidad al top de los famosos del corazón en TV

Había una vez un circo que animaba siempre el corazón. Se llamaba «La máquina de la verdad» e inauguró hace casi una década un nuevo género televisivo -«toma el dinero y aguanta»- que años más tarde comenzó a explotar «Tómbola» y que desde la temporada pasada ha llevado a «Crónicas marcianas» a quitarle el sueño a miles de fieles. En la madrugada de ayer, cuatro millones de espectadores esperaron hasta las 0.45 horas para asistir a una de las más humillantes funciones de esta degenerada forma de «pay per view» en la que paga la cadena, cobra el invitado y disfruta el respetable.

Carmina Ordóñez pasó en su día (1993) por «La máquina de la verdad», ha frecuentado en los últimos años el plató de «Tómbola» y, cómo no, es asidua confesora de «Crónicas». Su última y más triste intervención fue prologada el lunes con la frase de una de las fogosas becarias de «Periodistas», quien le dijo a su amante: «Tienes un currículum que ni Carmina Ordóñez»… Como el plan de viabilidad de RTVE, también motivo de chufla en la serie, la vida de esta mujer es un asunto grande. Así están las cosas.

«He vendido, vendo y venderé exclusivas», manifestó la protagonista en el episodio marciano del lunes, cuya emisión no impidió por vía judicial su supuesto agresor, como ocurrió la pasada semana en el caso del radiólogo del reportaje «Acosadas»… Porque media España sabía lo que iba a pasar la madrugada del martes en «Crónicas», un programa que rara vez anuncia a sus invitados y que para la ocasión no dudó en orquestar una campaña seguida de cerca por «Día a día», «Sabor a ti» y «De buena mañana», sí, el de Juan Ramón Lucas, que aquí todos mojan hasta que se manchan y piden el cebralín.

«Es como si debutara en Las Ventas», dijo Carmina -presentada sin los habituales subtítulos humorísticos de un programa excepcionalmente solemne, sin efectos musicales, ni pausas publicitarias en su argumento central y realizado con planos muy cortos- antes de reconocer lo que la audiencia ya sabía que iba a reconocer: que fue maltratada. Sólo matizar que era Coto Matamoros el que prestaba su voz, en «off», al rostro de la Ordóñez, casi muda.

LAS CÉLULAS MADRE

No hubo novedades: nada que comentar en estas páginas de televisión, que no de ética, sobre el enésimo capítulo de las sesiones de humillación públicas a las que se someten voluntariamente ciertos personajes. Sólo destacar la capacidad del medio para generar noticias «in vitro»: para planificar, provocar y retransmitir escándalos. La tele se hace eco de todo, pero sólo produce noticias de este tipo. La máquina funciona.

Desde que, también en 1993, qué noches las de aquel año, más de diez millones de espectadores siguieron en directo «El debate decisivo», titulado así por Telecinco, entre Felipe Gonzaléz y José María Aznar, la televisión no ha sido capaz de producir por sus propios medios y dentro de sus recintos ningún acontecimiento, ajeno al mundillo rosa, con el que convulsionar a la opinión pública, porque la célebre entrevista de Iñaki Gabilondo a González sobre los GAL pertenece a un género, por inédito, bastante difuso e indefinido.

La televisión española es un entretenido Advanced Cell Technology donde se manipulan las células madre de la escandalera, un divertido laboratorio donde se producen y reproducen historias para no dormir. Lástima que la audiencia que desde hace años ha asistido con placer a estos ensayos clínicos retransmitidos en directo tenga que plantearse dilemas éticos a raíz de asuntos tan lastimosos como es el maltrato a una mujer. Que cobren y se humillen, pero para hacernos reír.

Se consiguió lo que se buscaba. Las anunciadas y explosivas declaraciones de Carmina Ordóñez hablando de los malos tratos que recibió durante su matrimonio con el bailarín Ernesto Neyra, de quien se separó hace ya dos años, llegaron tarde pero llegaron tras un talón al portador y una lucha de audiencias que puso de manifiesto el tirón de las «Crónicas» y el empuje de los famosos puestos a sacar sus vergüenzas al patio de vecinos. Carmina habló, sí, cobró, dicen que mucho, y encima ahora dice que no denunciará. ¿Hay quien lo entienda? Pues claro. Tuvo en su mesa a dos hombres para protegerla, Coto Matamoros, hermano de su representante y con más sombras que luces en su pasado, y Alessandro Lecquio, a quien su ex mujer Antonia Dell´Atte también ha acusado en público y privado de malos tratos (ayer, Luis del Olmo emitió en su programa radiofónico de Onda Cero «Protagonistas» una entrevista realizada a la ex mujer de Lecquio en donde, entre sollozos, explicaba cómo fue maltratada por el que fue su marido y es padre de su hijo). El espectáculo funcionó, llenó y continuará. De eso se trataba ¿no? (No sé si pensarán lo mismo todas las mujeres angustiadas día a día por el horror del maltrato matrimonial, que maldita gracia les debe de hacer ver un espectáculo como éste). En cuanto a Neyra, ayer envió un comunicado al programa «Día a día» de María Teresa Campos, donde colabora en el espacio «El corrillo». Neyra renuncia a aparecer en ese programa hasta que se aclare todo -tampoco le hubieran permitido seguir en esa situación-y aunque su abogado aseguró que no iba a hacer declaraciones ya que el asunto está en los Tribunales, el bailarín habló en directo con Juan Ramón Lucas en Antena 3, donde negó que fuera un maltratador y donde, por sus palabras, se deduce que no va a dejar que las cosas acaben así. ¿«Tirarás de la manta?», le preguntaban. «Desde luego, voy a ir hasta el final», contestaba. «¿Pero es verdad que le diste una paliza a Carmina el día del funeral por su padre?», insistían. «No voy a decir nada porque el asunto está en manos de mis abogados», añadía. Ayer las audiencias seguro que volvieron a subir, por lo que se deduce que ahora el objetivo más deseado de los programadores sea el contraataque del bailarín y sus verdades al desnudo. El circo ya está montado. Que salgan los payasos.

Llevamos dos sema nas conociendo las cicatrices, las agresiones y malos tratos que a Carmina Ordóñez le produjo su ex marido Ernesto Neyra (Crónicas marcianas, T-5). Ayer por la tarde, Ana Rosa Quintana (Sabor a ti, A-3 TV), al calor de la denuncia pública de Carmina, expurgó los archivos y sacó también un vídeo de Antonia dell’Ate en el que denunciaba por lo mismo a Alessandro Lecquio, cuando era su marido. Defendió Ana Rosa la importancia de estas denuncias públicas: sean en la tele o sean en una comisaría, lo importante es que se hagan, que se diga, vino a decir. Coinciden en la tele estos testimonios con el espot que impulsa el Instituto de la Mujer bajo el lema: «Habla. Recupera tu vida». O sea, que tanto la señora Ordóñez como antaño la Dell’Ate son consecuentes con este espíritu: han hablado. Su causa merece respeto, solidaridad y defensa. Pero no deja de ser tristísimo que la pensión televisiva haya suplantado el cauce legal de la denuncia.