28 mayo 1964

Muere el primer ministro de la India, Nehru, que había gobernado con poder absoluto desde la independencia del país

Hechos

El 28.05.1964 la prensa de todo el mundo informó del fallecimiento del primer ministro de La India, Jawaharlal Nehru, jefe de Gobierno desde la independencia de aquel país.

Lecturas

En 1948 fue asesinado Gandhi. 

nehru_1964  Al funeral del mandatario asistieron un total de 3 millones de personas en una de las despedidas más multitudinarias de un Jefe de Estado.

EL primer ministro de La India y líder del movimiento de los países ‘no alineados’, Jawaharlal Nehru, ha muerto este 27 de mayo de 1964 a los 74 años de edad en Nueva Delhi.

El prestigioso político indio, heredero de una familia de juristas, recibió una sólida formación universitaria en Reino Unido, pero ya en 1916, al regresar a su país, se unió al movimiento independentista dirigido por el Mahatma Gandhi, y se convirtió en uno de los principales dirigentes del Partido del Congreso indio.

Su actividad política motivó que los británicos le mantuvieran en prisión durante más de 14 años.

Desde la independencia, el 15 de agosto de 1947, Nehru – que había representado a la India en las negociaciones celebradas tras la guerra – estuvo al frente del gobierno.

Fue uno de los principales animadores del movimiento de los No Alineados, los países de Asia y África que se oponen al reparto del mundo en áreas de influencia.

En enero de 1966 Indira Gandhi se convirtió en primer ministro de la India. 

El Análisis

Nehru: el padre de la India independiente

JF Lamata

El 28 de mayo de 1964 el mundo amaneció con la noticia de la muerte de Jawaharlal Nehru, primer ministro de la India desde la independencia en 1947. Heredero político de Gandhi y arquitecto de la India moderna, Nehru deja tras de sí una obra marcada por la construcción de un Estado inmenso, complejo y diverso. Su liderazgo logró que el país no se desmoronara en sus primeros años de vida, pero estuvo siempre condicionado por una relación tensa con el vecino Pakistán. Las heridas de la partición, las guerras y el litigio perpetuo por Cachemira convirtieron a ambos Estados en rivales irreconciliables, y ninguna de sus iniciativas diplomáticas logró cerrar esa brecha.

En el tablero internacional, Nehru fue una figura incómoda para Occidente. En plena Guerra Fría, Washington no vio en él a un aliado fiable: su bandera del No Alineamiento y su cercanía a Moscú y Pekín (antes de la ruptura chino-india) alimentaron recelos en la Casa Blanca. Nehru se presentaba como un defensor de la independencia política frente a los bloques, pero su simpatía por ciertas tesis del Este le valió críticas de quienes esperaban que la India se inclinara del lado occidental. Dentro de sus fronteras, su ejercicio del poder también suscitó debates. Aunque formalmente democrática, la India ha funcionado bajo su mandato como un régimen de partido único con el Partido del Congreso ocupando todo el espacio político y con un Nehru que, de facto, ejercía como dictador, sin rivales.

Su muerte abre una etapa de incertidumbre. La sucesión en el cargo recae provisionalmente en Gulzarilal Nanda, hasta que el Partido del Congreso designe un nuevo primer ministro. India afronta el reto de conservar la estabilidad sin la figura que, durante diecisiete años, ha sido su brújula política. La herencia de Nehru es doble: una nación independiente que busca su lugar en el mundo y un sistema político en el que la alternancia aún parece un ideal lejano. El futuro dirá si India puede, sin él, seguir siendo el mayor experimento democrático del mundo o si su arquitectura política dependía demasiado de la sombra de un solo hombre.

J. F. Lamata