10 mayo 2022

Muere Jesús Pérez Mariñas, «Jesús Mariñas», el máximo exponentes del tertulianismo rosa en España

Hechos

El 10 de mayo de 2022 muere D. Jesús Pérez Mariñas.

11 Mayo 2022

HA SIDO UNA VIDA TAN RICA...

Jaime Peñafiel

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Cuando uno cumple los

años que cumplo yo, tiene que aceptar que cada día se vayan amigos, compañeros, conocidos. Ya se fueron mi paisano y amigo Tico Medina; después, Pepe Oneto; José María Calleja; Pedro Erquicia; Carlos García-Calvo; Juan Carlos Pérez Loizeau; Elena Sánchez Ramos; Carmen Hornillos; Maika Vergara; José Luis Gutiérrez; David Gistau; Paco Rego y últimamente el cordobés Juan Kindelán, viejo amigo.

Ayer, fue uno de esos periodistas que jamás pensabas que se podía morir tras sobrevivir a tantas muertes profesionales. «Desde donde nos mires ahora», como escribió Manu Carreño cuando murió Elena Sánchez, hoy, querido Jesús, «todo es un poco más triste sin ti».

Aunque sabía que lo estabas pasando peor que mal, jodidamente mal, con el cáncer de vejiga que te ha matado a pesar de que, como dijiste cuando anunciaste la enfermedad, «lo voy a superar, hay que admitirlo, superarlo luchando», no ha sido posible. No porque «soy de otra época y otra mentalidad», sino porque era llegada tu hora, lo que te ha impedido que pudieras cumplir los ¡80 años!, que con tanta ilusión esperabas junto a Elio Valderrama, ese encanto de persona a quien conociste hace 30 años y con el que te casaste en julio de 2016 ante notario y por cuyo futuro te preocupaste hasta el último momento.

Esa vida tan rica de Jesús que empezó en el Ideal Gallego de su querida Coruña, donde nació hace 79 años, para dar el salto a Madrid, al programa más famoso de la época: Protagonistas, con el gran Luis del Olmo. Le siguieron Pasa la vida en TVE, Día a día en Telecinco y Lo que interesa en Antena 3, todos estos programas con su gran amiga María Teresa Campos. Pero fue en Tómbola, en 1990, famoso programa que puso la primera piedra de lo que sería la prensa del corazón, donde Jesús se hizo más que famoso, famosísimo, con aquel grito de guerra de «¡Que te calles, Karmele»!, dirigido a su compañera y también famosa periodista Karmele Marchante. En el programa colaboraba lo más granado e importante de la llamada prensa del corazón, como Lidia Lozano, Paloma Barrientos, Beatriz Cortázar y Manuel Antonio Rico.

Pese al estilo acerado y duro con el que aparecía en los programas, Jesús era generoso y entrañable con los compañeros o, como dice la compañera Paloma Barrientos en su obituario, se le temía o se le quería. Presumía de saber todo de todos aunque a muchos no le gustaba lo que decía. Como Camilo José Cela, que llegó a propinarle un puñetazo durante una fiesta en Marbella. El motivo: Marina Castaño y la venta de las fotos de su boda con Camilo. Sucedió en el verano de 1991. «Prepárate que te voy a dar un regalo», le dijo. Y, sin mediar palabra, se lanzó a por Mariñas con la intención de arrojarle a la piscina del hotel Coral Beach. «¡Joder, Camilo», le contestó, «bien está que me hosties pero no me mojes».

Así era Jesús Mariñas. Descansa en paz y un abrazo para ti, Elio.

12 Mayo 2022

EL PERIODISMO NO ES ‘SHOW BUSINESS’

Víctor de la Serna Arenillas

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LA MUERTE DE JESÚS Mariñas y las desabridas declaraciones contra él de otro sedicente periodista, Jorge Javier Vázquez, nos devuelven una vez más -es decir, como cada semana- a ese mundo televisivo falso y tramposo que está socavando todo lo que queda de la profesión periodística. El mundo del espectáculo, por un lado, y el de las relaciones públicas o publicidad están fagocitando sin tregua lo que queda de aquel reporterismo que, creían los retoños de las dos posguerras -la mundial y la española-, era el ancla que aseguraba la subsistencia de las democracias tras las explosiones totalitarias del siglo XX.

Como ya hemos recordado aquí, la falta de afición de los españoles a la lectura -de libros, de periódicos, de todo- ha condicionado siempre la supervivencia del periodismo profesional en este país: ya en los años 80 del siglo pasado, con un índice de 80 periódicos vendidos por cada mil habitantes frente a los 400 de Gran Bretaña, las constantes ofertas, de coleccionables y hasta de sartenes sustentaban el funcionamiento de una prensa escrita que aún no se enfrentaba ni a la red ni a la televisión privada.

Internet robó lectores, las tertulias televisivas -puro espectáculo, cuanto más escandaloso, mejor para las audiencias- robaron a aquellos periodistas que se dieron cuenta de que el futuro estaba en el show business. A estas alturas, a uno de la generación prehistórica le cuesta seguirlos llamando periodistas. Son actores, o cómicos, o como se quiera llamarlos.

El problema es que, en un país que seguía leyendo poco, el reporterismo que informa de cosas interesantes, incluso importantes, y a menudo escondidas por los poderes públicos y privados, quedó pronto olvidado y periodista pasó a ser el Mariñas o el Vázquez de turno. Mientras tanto, el ataque abrumador de las redes sociales y demás gigantes tecnológicos impelía a los medios profesionales a convertirse en altavoces publicitarios para mantener o atraer seguidores: «Los mejores bares», «Los desnudos más atrevidos», «Las vacaciones de ensueño» se convirtieron en titulares dominantes en las versiones informáticas de los periódicos.

Es un precio aceptable y digno si no nos quedamos ahí: la autofinanciación por suscripciones sigue siendo la única garantía de que el periodismo perdurará. Y con los cataclismos que estamos sufriendo, del Covid a Ucrania, la realidad debería ayudarnos. Si no, periodistas asesinados a tiros -como, esta misma semana, las reporteras Shireen Abu Akleh, Jessenia Mollinedo y Johana García- habrán muerto en vano.

No todo es reírse de las astracanadas televisivas. El mundo libre sólo puede salir adelante sabiendo las verdades, ocultas incluso, que los reporteros sacan a la superficie.

14 Mayo 2022

EL MÁS TEMIDO DE LA PRENSA ROSA... ASÍ ERA JESÚS MARIÑAS Y SU PODERÍO

María Eugenia Yagüe

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JESÚS MARIÑAS DICTÓ SU ÚLTIMA columna para Diez Minutos desde su cama en la planta de cuidados paliativos del Hospital San Rafael. Desde que estaba internado, buscaba el tema más candente de la semana y se lo dictaba a Elio, su compañero de vida y profesión. Falleció pocos días después, a los 79 años, y la revista publicó la crónica en su página web cuando el periodista ya había muerto.

Sólo los corresponsales de guerra y los aventureros de riesgo publican sus vivencias después de muertos. Como ellos, Mariñas quiso trabajar hasta el último minuto en que estuvo consciente.

En la prensa se intenta etiquetar el tipo de género al que se dedicó este gallego que empezó de botones a los 14 en un periódico de su tierra y llegó a la profesión como observador de la vida social, por curiosidad y vocación de contar o interpretar lo que veía. Cuando Luis María Ansón le fichó para La Razón, escribió de él: «Es valiente investigador, audaz y provocador. Tiene una portentosa memoria visual, se acuerda de todo. Aplaude cuando hay que aplaudir y fustiga cuando cree que debe hacerlo. Tiene en un puño a famosos y gentecillas del demi-monde, de la café-society, del medio pelo español… nada se escapa a su mirada, nada a su inteligencia penetrante, a su bisturí de cuerpos y almas…», palabras que se recogen en Jesús por Mariñas, las memorias del periodista publicadas por La Esfera de los Libros en 2021.

«Le temen más que le odian, -sigue Ansón- pero son muchos, muchísimos, los que le quieren porque tiene una faceta humana y entrañable que a veces emociona». Sin embargo, lo que otros consideraban maldad pura y dura Mariñas lo calificaba de «acidez». Lo cierto es que sus escritos provocaron disgustos, desgarros, odios y demandas judiciales que pagó muy a disgusto pero sin ceder sobre lo dicho ni doblegarse ante el personaje.

No fue, como dice alguno, el inventor de la anti-prensa rosa. Las primeras negritas de crónica social sin edulcorantes las hacía en su momento Alfonso Sánchez, legendario crítico de cine en televisión y diarios. También la inolvidable Carmen Rico Godoy y Francisco Umbral, maestro del género. Yale, Amilibia, Luis Cantero y más tarde Interviú, se asomaron al nuevo género, que desestructuraba la prensa del corazón de toda la vida.

Julián Lago en la revista Tiempo, fue quien impulsó lo que era la cara B del ¡Hola! y el resto de la prensa rosa. La Transición trajo una libertad de prensa a veces desmadrada y la llegada al poder del Partido Socialista de Felipe González puso en bandeja a la prensa, las criticas a la llamada beautiful people, izquierda caviar o progresía pija. Por ejemplo, cuando coronaron en Marbella a Cuca Solana, esposa y cuñada de destacados dirigentes del PSOE, como Lady España, verla alternando con Jesús Gil, Gunilla von Bismarck y los petrodólares de los jeques… la crónica estaba cantada.

PERIODISMO ROSA ÁCIDO

Jaime Campmany, editor de la revista Época, tuvo el acierto de fichar a Mariñas en esos años 80 y su sección La vida es rosa, al final del semanario, varias páginas con decenas de negritas y fotos que muchas veces hacía él mismo, tenían un éxito enorme y hacían que la gente empezara leer la revista por detrás.

Mariñas fue realmente el creador del periodismo rosa-ácido en la radio, con su espacio en Protagonistas de Luis del Olmo, donde permaneció casi veinte años. Pero su espacio en el programa, emitido en la Cope de los obispos, estaba siempre al límite de la querella. Y su despido, reclamado por la Conferencia Episcopal, no vino únicamente por las quejas de Isabel Pantoja cuando Jesús destacó que en su cara se distinguían claramente bigote y barba. También allí insinuó algo que también dio por escrito, las supuestas habilidades sexuales de Isabel Preysler, según la llamada técnica del carrete.

Lo cierto es que no dejaba títere con cabeza, por convicción o porque se sentía engañado o defraudado por los personajes que consideraba amigos y a los que había defendido con su pasión habitual y más tarde le decepcionaban.

Fue el caso de una de sus mejores amigas, Cuca García de Vinuesa, relaciones públicas del Hotel Miguel Ángel. En uno de sus enfados con ella escribió que un huésped había encontrado un támpax en la neverita de su habitación, un comentario seguramente inexacto y disparatado, pero que dejaba al hotel en muy mal lugar, si alguien se lo creía, que habría muchos que lo harían.

Muchas veces reconocía que cuando se pasaba en una crónica, la dejaba reposar toda la noche, para retomar la Olivetti al día siguiente, con los ánimos más templados.

Pero eso no le impedía escribir lo que consideraba su verdad, lo que había visto, olfateado y había sido testigo, a veces recorría cinco eventos en un día, que anotaba en su cuadernito. Sus críticas provocaban más temor que indignación y eso le permitía escribir que Jesús Aguirre, duque de Alba, se escapaba de noche a la estación de Atocha, donde abundaban efebos, buscando compañía, y abordarle al día siguiente en una fiesta como si nada. El asombro del consorte de Cayetana era tal que no le daba tiempo a reaccionar y hasta le daba la mano.

EL MIEDO DE LA GENTE

Por ese poderío que le daba el miedo de la gente, Naty Abascal le filtró a Mariñas que estaba dispuesta a ponerle a su amante Ramón Mendoza una querella por incumplir su promesa de matrimonio, que el presidente del Real Madrid le había hecho a la ex duquesa de Feria. No sabemos si surtió algún tipo efecto, aunque la boda nunca llegó a celebrarse y Naty vivió después un extraño y breve romance con Manolo March, también con proyecto de boda, del que Mariñas dio buena cuenta con fina ironía…, la situación no era para menos.

Naty Abascal, Montserrat Caballé, Nati Mistral, la familia Larrañaga o Amparo Rivelles fueron sus personajes más queridos y respetados. Con otros,como Julio Iglesias, al que siguió por todo el mundo junto a Alfredo Fraile, mánager del artista, acabó mal y escuchó a Julio llamarle «hijo de puta» en una multitudinaria rueda de prensa en Marbella por algo que seguramente no tenía tanta importancia.

La misma relación intermitente tuvo con Rocío Jurado, de la que cuenta en sus memorias que le llegaron rumores de sus tríos con Pedro Carrasco y alguien más. O María Teresa Campos, con la que trabajó veinte años y alguna vez la llamaba «Maridientes», aunque la quería mucho, y viceversa.

Con quien no hubo tregua fue con Encarna Sánchez e Isabel Pantoja. La locutora llegó a amenazarle con mandar que le partieran las piernas y un día un sujeto, armado con una barra de hierro, le atacó delante de su casa.

Todo se fue apaciguando con el tiempo, su carácter, sus arrebatos, pero no el empeño de contar sus verdades. Elio Valderrama, marido, amigo y buena gente, fue el artífice de que a muchos se nos olvidaran los agravios que recibimos de su parte. Qué buena es la desmemoria para recordar lo mejor de la gente.

14 Mayo 2022

LAS CUATRO ESQUINAS

Federico Jiménez Losantos

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EN LA MUERTE DE JESÚS MARIÑAS. La crónica rosa actual, mezcla de información, malicia y lengua viperina, nace con Tómbola, cuyo verdadero protagonista, aunque el presentador fuera el amable Ximo Rovira, era Jesús Mariñas, que ha muerto esta semana cuidado por su reciente marido, aunque pareja y ángel custodio desde hacía 33 años. Elio Valderrama, y unos pocos amigos verdaderos. La última vez que lo vi, ya con su cáncer a cuestas, vino a presentar en la Crónica Rosa de esRadio sus memorias Jesús por Mariñas, muy bien escritas y en las que destaca el relato de su niñez, su despertar sexual, la relación con su madre y los primeros pasos profesionales en la Barcelona que fue. Nos conocimos en El Cafetín de los artistas de Luis del Olmo, hablando de Insolación, la gran novela de adulterio de su paisana Emilia Pardo Bazán. Era un hombre culto, libre y con lengua de quíntuple filo, divertidísimo. Prohibió toda honra fúnebre. Dio igual: hubo conexiones desde el tanatorio que no ocupaba y hasta apareció el Padre Ángel. Lo que se hubiera reído.

‘SÁLVAME’ CONTRA EL MUERTO. Aunque lo contrataron en los comienzos de Sálvame como la gran figura de la crónica rosa que era, Mariñas nunca estuvo a gusto y se largó enseguida. Pero como algunos parecen dispuestos a no ahorrarse ninguna bajeza hasta el gorigori final, apenas conocida su muerte, Jorgeja y Kiko Hernández le acusaron, a cuenta de unas declaraciones sobre Mila que contaron mal, de cobrar de Encarna Sánchez. JJ, que viene de esa época, sabe que es absurdo. Kiko, más joven, debió enterarse. No he conocido a nadie que supiera tantas cosas por las que tantos hubieran pagado tanto, si callaba. Lo de Peñafiel, «valgo más por lo que callo que por lo que digo», era realmente cierto en el caso de Jesús Mariñas. Se ganó muy bien la vida, trabajando mucho. Y no muere rico.