5 junio 1997

Considera que detrás de ellos está la mano del Gobierno de José María Aznar

PRISA denuncia una campaña de acoso orquestada por periodistas de EL MUNDO, la COPE y ÉPOCA por el ‘caso Sogecable’

Hechos

  • El 28 de junio de 1997 el diario EL PAÍS denunció que su empresa editora, el Grupo PRISA, era víctima de una campaña de acaso de periodistas de medios de la competencia por el caso Sogecable, citando a periodistas de EL MUNDO, la COPE o la revista ÉPOCA.

05 Mayo 1997

CRUCIFIXIÓN PREVENTIVA

Antonio García Trevijano

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González-Conde-Polanco. Tríptico de una transición intransitiva. Icono trino de política-economía-cultura; poder-dinero-fama; dominación-codicia-vanidad; crimen-apropiación-imagen. Claras alusiones a tres oscuras ilusiones: felipismo popular; condismo financiero; polanquismo intelectual. Tres delusiones de tres típicas colusiones. Tres oclusiones de tres preclusiones. Tres conclusiones. Tres reclusiones de la timocracia mendaz y desleal; del egocentrismo narcisista; de la impudicia del transformismo de la razón; del disparate de la voluntad de poder; de la gloria mundana del fracaso espiritual; del apogeo astral de la miseria humana; de la luminaria de la sordidez; de la consagración de la impostura; del prestigio de la fatuidad otoñal; de la apoteosis de la truhanería profesional, portento honoris causa de la vulgaridad; del coloso de enanismo; del prócer buceador en las procelas de la turbia oportunidad; del magnate de la apostasía general; del agente de la corrupción directorial. Apariencias de delito continuado de terrorismo económico y cultural que, junto al de terrorismo político, producen alarma social y requieren crucifixión preventiva.

Pero hay dificultades técnicas para aplicar tan sana medida. Sólo Dios o la Revolución pueden decretar, en el Juicio Final, la pena a perpetuidad de los reos de felipismo, condismo o polanquismo. Y no hay espacio carcelario, salvo en los infiernos de Dante o en los estadios de futbol, para albergar a tamaña delincuencia. Por eso, los jueces ordinarios sólo crucifican preventivamente a los símbolos personales de esos delitos. Es una injusticia que tres hombres injustos paguen por todos los pecadores. Lo adecuado sería que, además y sobre todo, el Tribunal de la opinión metiera en la cárcel de la represión interior a la propia idea felipista-condista-polanquista, como ha hecho con la fascista. Lo cual no será posible mientras ese Tribunal piense al dictado del factor polanquista de la ideología de la impunidad del poder. Conde fue encarcelado, para asegurar la instrucción, cuando dejó de ser componente de la idea felipista-polanquista que lo encarcelaba. No porque produjera alarma social o pudiera eludir la Justicia. San Felipe no será martirizado si Don Jesús no es simbólicamente crucificado: para asegurar la libertad de la instrucción ante el agobiante acoso de sus poderosos medios de coacción al juez.

Lo que desmitificó a Mario Conde fue su prisión preventiva. Su posterior condena por presunciones más bien le ha dado una nueva aura de martirio. Pero la desmitificación de Don J. Polanco es harina de otro costal más negro. Incluso la crucifixión de Jesús necesitó el previo lavatorio de Poncio Pilatos. Y nuestro sistema judicial no es independiente del Gobierno. Sin aquel higiénico trámite, sin que la Fiscalía General se moje, lavándose las manos, el buen fiscal del sumario sólo podrá dejar testimonio de su probada dignidad apartándose del caso. Pero la ministra de Justicia parece tener una firmeza de carácter y una sanidad de ideas, sobre Justicia y Gobierno, que hacen presagiar, esta vez, libertad de acción para el acusador público. Aunque la palabra decisiva será en todo caso la del juez instructor. Sólo él tiene el dominio del juicio sobre la adopción de medidas cautelares. Cualquier otra opinión sobre la prisión preventiva de Polanco carece de autoridad técnica o moral. Incluso, de estética. Los que laboramos por la independencia y dignidad de la Justicia no tenemos otra opción que la de no interferir en la libre formación del prejuicio judicial, y apoyar luego a Gómez de Liaño, sea cual sea su decisión.

Antonio García-Trevijano

16 Junio 1997

SOGACABLE

Federico Jiménez Losantos

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Los enemigos de Cebrián dentro del polanquismo han acuñado una expresión terrible para referirse a la empresa que ha puesto en marcha el sector duro del antiguo régimen felipista. Han dado en llamar «Sogacable» a Sogecable, porque están convencidos de que la estrategia numantina y desafiante lleva, de forma inevitable, al desolladero económico y a la horca política. Dicen que Cebrián le ha puesto a don Jesús una sogacable al cuello que acabará con él antes de un año, salvo que los añoveros consigan un pacto a la baja con el Gobierno para salvar los muebles, que son de caoba. Yo no sé a quién se le ha ocurrido lo de «Sogacable», aunque si Pradera no se hubiera alineado con Cebrián repartiría la paternidad entre Javier, Miguel Angel Aguilar y Clemente Auger cenando en «La Ancha» a las dos de la mañana. A lo mejor ha sido así, porque a algunos no les falta el sentido del humor ni en las derrotas.

Y la de Polanco, por primera vez, se ve venir. Antes del debate sobre el estado de la Nación, estaban los cebrianistas eufóricos, porque, según decían, habían acabado con la Audiencia Nacional. Después del Debate, todo ha cambiado. Felipe, que es tan listo como malo, ha percibido que lo de Polanco puede irse a pique y ha decidido salvarse, así que ha hecho el paripé con Aznar y le ha brindado una victoria arrasadora. Yo no recuerdo ningún debate en el que el presidente haya salido tan reforzado en las encuestas como el de la semana pasada. Lo importante, sin embargo, es que Cebrián se apresuró a censurar a González al día siguiente, publicando la encuesta devastadora de Demowert. Vamos, que ha tomado nota de la defección. Y es ahí donde toma sentido lo de Sogacable. El árbol en que querían ahorcar a Aznar este invierno en unas elecciones anticipadas puede servir para el balanceo de Polanco o de Cebrián, o de los dos, si se empeña don Jesús en seguir creyendo que él manda en España más que Aznar. Lo que pasa es que son muchos en ese cable los que no quieren acabar colgando de esa soga.

Parece que no hay forma de justificar los números de CANAL PLUS atribuidos a Sogacable o los de Sogacable a Canal Plus, y que los que saben de números -el primero en avisar fue Añoveros y no le hicieron caso- están convencidos de que Felipe tiene razón y que, hoy por hoy, no cabe sino plegarse a Aznar para sobrevivir. Mañana, quién sabe. Pero, de momento, reconocer la derrota y acabar con esas campañas de degradación personal contra Pedro Jota, Campmany o Antonio Herrero, que, si bien apuntan a enemigos reales, no resuelven la batalla. Al contrario: la ponen más difícil. No digamos nada de la que han hecho contra Liaño y Márquez de Prado, sin que ni los jueces ni las feministas dijeran ni pío. Pero Fungairiño está ahí. Y Alvarez Cascos. Y Aznar.

Porque, detrás de todo, está Aznar. Lo han despreciado, lo han ridiculizado, lo han dado por muerto, pero este muerto está más vivo que el de Peret. Y no tiene una sogacable al cuello.

Federico Jiménez Losantos

20 Junio 1997

POLANQUETE EN LA SILLA DEL GITANO

Pablo Sebastián

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Abrirá el cortejo la guardia pretoriana de PRISA para que el tumulto periodístico, que acampa en puertas de la Audiencia (como si fueran las del infierno), no atropelle a los abogados -«¡Tengo más abogados que periodistas!», dijo el Ciudadano Kane español- que preside, tez rosa solomillo poco hecho, el orondo y astuto Matías Cortés, cuello blanco, camisa azul, corbata de Hermès y el paso decidido, como rodando o botando, hacia la escalinata estelar.

Por detrás seguirá la guardia mora del señor del Gran Poder, rodeando a don Jesús Polanco, por la calle de la amargura, con la mirada picassiana (ojo aquí y ojo allá), y acompañado por sus íntimos del Prisa. Los 400 intelectuales firmantes del manifiesto de la libertad no serán necesarios. Polanco Kane lleva en el bolsillo dos papeles de interés; la chequera, por si hay fianza (no hará falta la furgoneta de Botín) y la fotocopia de la orden que el ex fiscal general del Estado, Ortiz Urculo, dio al fiscal de CANAL PLUS, Ignacio Gordillo, para que se oponga a toda medida cautelar que se pida al ilustre imputado.

Una orden que llegó a la Audiencia semanas atrás cuando, a la vista de una primera convocatoria del juez Gómez de Liaño, los polancos, desesperados, llamaban a La Moncloa clamando al cielo de Aznar: «¡Quieren meter en la cárcel a Cebrián!» No pasó nada, pero, por si acaso, la orden llegó al fiscal y allí está, y ha sido ratificada por el Gobierno -como no podía ser de otra manera- al nuevo fiscal general, don Jesús Cardenal.

Mientras tanto, y para preparar el ambiente en torno a esta orden política, que pone patas arriba el Estado de Derecho y prueba que todos no somos iguales ante la ley, y mucho menos don Jesús del Gran Poder, se fue creando ambiente, un runrun de que lo de Canal Plus no es para tanto. Aunque el informe e interrogatorio de los peritos, más pruebas y la derivación fiscal del caso parecen haber empeorado la situación procesal de los consejeros de Canal Plus. Sin embargo, todo indica que no habrá máxima medida cautelar, el trullo de Alcalá, ni se la deseamos para tan poderoso caballero, don monopolio y don dinero, y menos aún al honorable Académico de la Real, por el tercio genital (¡por cojones!, que diría don Jesús), Juan Luis Cebrián.

No obstante, Polanquete para el viernes se sentará en la sillita donde la diñó el gitano, del juzgado número 1 de la Audiencia Nacional y tendrá que responder, como imputado y camino de procesado, a lo que diga y le pregunte el juez. El buen y paciente juez al que los medios de Polanco, por orden del amo, insultaron y agredieron hasta límites poco sospechables y rondando lo soez. Y luego hablará el fiscal, maniatado por el Gobierno, de las órdenes recibidas aunque podrá decir públicamente su parecer (caso Dreyfus al revés), para que quede claro lo que hay y lo que pudo ser.

El mismo fiscal al que obligan a recurrir la sentencia absolutoria de Ruiz-Mateos, también por una orden política (o confesional) a través del fiscal del Estado, el Cardenal, lo que obligará a don José María a reiniciar su nuevo calvario y sus piruetas, para que le hagan justicia en el Supremo, le restituyan lo que le deben y lo dejen en paz.

¿A qué juega Aznar? Aznar regresa al gran espíritu de la razón de Estado, al del 2 de agosto sobre los papeles del CESID, poniendo en cuarentena, otra vez, la democracia y escondido tras las anchas espaldas del fiscal general.

El presidente tira la piedra y esconde la mano. Es, a la vez, duro con Ruiz-Mateos y generoso con Polanco y, quizás, piensa que todo esto le da pátina de estadista y experto en la razón de Estado, sabedor de que muy poca prensa le va a exigir el coste político de estas decisiones y convencido de que el viento y el tiempo están, completamente, a su favor. El lucro cesante de Prisa -dicen sus adversarios que Polanco está a punto de tirar la toalla en la batalla digital- es inmenso; González se le ha rendido en el debate de la Nación; Guerra está armando la bronca en el PSOE; la economía va sobre ruedas, y en el Congreso suena bucólica la canción del Cola-Cao. ¿Y la democracia, el Estado de Derecho y la libertad? Esa es harina de otro costal.

Aurora Pavón

24 Junio 1997

CHANTAJE

Jaime Campmany

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La mañanita del viernes 20 de junio, vísperas del solsticio de verano, se presentaba movida. A las nueve y media de la mañana, Jesús Polanco llegaba a la Audiencia Nacional para declarar ante el juez Javier Gómez de Liaño. ‘Quitadme como sea a ese juez de encima. Si es preciso, quemad la Audiencia, había dicho Jesús del Gran Poder. Pero ni la legión de abogados de Polanco (‘Tengo más abogados que periodistas’) ni la Sala de la Audiencia habían logrado quitarle de encima a juez tan temido. El empresario de PRISA y Sogecable había llegado a la Audiencia rodeado de veintidós abogados, como si no acudiera a declarar ante un juez, sino a ocupar la casa de la Justicia. Pocos días antes habíamos visto a Bill Clinton, que pasa por ser el hombre más poderoso de la Tierra, llegar a un tribunal acompañado de su abogado, de un abogado. Polanco llegaba con veintidós, además, veinte o treinta de los suyos, directores, administradores, empleados, sátrapas menores de su imperio, más del doble de los caballeros que el Cid Campeador se llevó al destierro.

Polanco llegaba a la sala de justicia protegido por una coraza jurídica insólita, la orden del anterior Fiscal General del Estado, Juan Cesáreo Oritz Urculo, por la cual Ignacio Gordillo, fiscal del caso, se hallaba maniatado para pedir o aprobar medida cautelar alguna contra el empresario. Era una orden dada por un Fiscal ya cesado cuando el Gobierno ya había procedido al nombramiento del nuevo. Pero contra toda previsión razonable, Jesús Cardenal había refrendado tan insólita orden. Con ningún otro español se había tenido antes esa consideración. Mariano Rubio, Manuel de la Concha, Mario Conde, Rafael Vera, Alonso Manglano, Ramón Mendoza, Gregorio Marañón o José Barrionuevo, por no agotar una lista de espectacular de españoles notorios en la política, la banca, la Administración Pública, la Abogacía, la empresa y el Ejército, habían acudido ante los tribunales sin estar protegidos y blindados por una orden tan descaradamente protectora para el imputado y tan humillante para un irreprochable servidor de la Justicia. La orden de Ortiz Urculo, mantenida en vigor por Jesús Cardenal es un atentado muy grave contra la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, piedra angular de la Constitución. Después de un interrogatorio que duró toda la mañana, el juez suspendió la sesión hasta la semana siguiente. Esta abracadabrante historia, como los folletones por entregas, continuará.

Jaime Campmany

28 Junio 1997

Un ataque concertado desde distintos frentes

Editorial (Director: Jesús Ceberio)

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El ataque político iniciado contra PRISA por el Gobierno de José María Aznar desde su llegada al poder ha tenido dos ayudas inestimables: el acoso judicial, culminado ayer con el auto del juez Javier Gómez de Liaño, junto con un explícito apoyo mediático, centrado en medios como EL MUNDO, ÉPOCA, ABC y la COPE, la emisora de los obispos. En este conglomerado, los nombres y los papeles de unos y otros se confunden: en algunos casos actúan como columnistas, pero en otros como socios del Gobierno en su plataforma digital y aún en una tercera pirueta son también acusadores populares en los tribunales. El Gobierno no ha dudado en legislar contra el Grupo PRISA, aun a costa de tener que pactar con el sector más duro de Izquierda Unida, y de ver cómo la Comunidad Europea rechaza con firmeza sus disposiciones sobre la televisión digital por antieuropeas. En su campaña contra PRISA ha logrado, también gracias a los votos de Julio Anguita, que se apruebe una ley del fútbol que dinamita todo el mercado de las exclusivas y tiene un fuerte contenido expropiatorio de los contratos firmados con anterioridad. El vicepresidente del Gobierno, Francisco Álvarez-Cascos, ha sido el encargado por Aznar de dirigir los ataques contra PRISA, en los que no ha dudado en intentar menoscabar la credibilidad de EL PAÍS y de sus profesionales, o de inventarse la consigna repetida mil veces del «interés general» referido al fútbol.

En el ámbito judicial, el juez Javier Gómez de Liaño ha instruido una causa contra Sogecable plagada de incidentes. La Sala de lo Penal ha anulado una y otra vez -hasta cinco- las actuaciones emprendidas por Liaño contra Sogecable. La Sala ha calificado sus actuaciones de «irrazonables, innecesarias, desproporcionadas e inadecuadas», además de inconstitucionales. El informe de los peritos de Hacienda que él impulsó le señalaba que no existía delito alguno, y el Servicio Técnico de la Fiscalía General del conocía la inexistencia de delito alguno en la actuación de Sogecable. A pesar de todo ello, Gómez de Liaño dictó ayer el auto del que informamos en las páginas anteriores.

Para entender la magnitud de este acoso antidemocrático, es obligatorio denunciar las extrañas relaciones que coinciden en el caso. Así, la primera denuncia contra Sogecable aparece en la revista ÉPOCA, que dirige Jaime Campmany, habitual columnista de ABC. El autor de la información, Miguel Platón, posteriormente nombrado por el Gobierno jefe de información de la agencia estatal EFE, tiene declarado que el informe lo realiza el presidente del Colegio de Economistas, Gerardo Ortega, y cita también los nombres de Rafael Pérez-Escolar y Ramón Tamames; dicho informe, según declara Ortega, fue encargado por «un secretario de Estado» del Gobierno Aznar del que no quiso decir el nombre. Pérez Escolar ha estado íntimamente relacionado con Mario Conde, y Ortega y Tamames trabajaron para el banquero en el caso Banesto. Jaime Campmany es el autor de la denuncia ante Gómez de Liaño -hermano de Mariano Gómez de Liaño, abogado y socio de Conde- con base única en el recorte de su revista, denuncia que casualmente cayó en manos de Gómez de Liaño: el hijo de Campmany está casado con la hermana de María Dolores Márquez de Prado, compañera sentimental del juez Liaño, a quien ha llevado todos sus recursos el abogado Antonio García-Trevijano, colaborador de EL MUNDO. A esta denuncia se sumó un abogado condenado por robo a un consejero de PRISA y que ayudó a fugarse a Ruiz-Mateos, y otro periodista de Época y El Mundo, Jesús Cacho, expulsado de EL PAÍS, conocido hagiógrafo de Mario Conde. ÉPOCA y EL MUNDO son socios del Gobierno en la plataforma digital.

Estos son los hechos y los principales protagonistas de una operación sin precedentes en la democracia española para intentar acabar con un grupo de comunicación por su independencia ante el poder.

El Acoso mediático

Desde que llegó la denuncia de Jaime Campmany, director de ÉPOCA y columnista de ABC, contra Sogecable a manos del juez Javier Gómez de Liaño, varios medios de comunicación – EL MUNDO, la COPE y la propia ÉPOCA  han difundido opiniones que jaleaban el trato a Jesús de Polanco como si fuera un delincuente, al que no se presuponía la inocencia sino la culpabilidad, dando por hecho que se negaba, además, a ser tratado por la justicia como un ciudadano más. Esas opiniones han incluido injurias a Polanco, falsedades sobre las presuntas irregularidades cometidas y pronósticos poco después desmentidos por la realidad. Ésta es una muestra del fondo y la forma utilizado por estos comentaristas acusadores.«Lo que no resulta de recibo es que intenten que a cualquier precio, éste o cualquier otro juez que le hubiera tocado, no pueda investigar al intocable señor Polanco». Antonio Herrero (COPE, 21 de mayo)

«Y como haya que señalar fianza a Jesús Polanco y a su estado mayor en Sogecable es previsible que haya un desfile de ceros en traje de gala.Hombre, hay que reconocer que para algunos personajes de la vida española seria una humillación insoportable que los jueces señalaran fianzas de tres al cuarto, cantidades que parecerían limosnas ( … ). Jaime Campinany (ABC, 4 de abril).

«Polanco reclama derecho de pernada con la Justicia y rechaza comparecer ante el juez Gómez de Liaño. ( … ) Lo dicho, Polanco y Cebrián no quieren ir a declarar ante el juez Liaño ni anestesiados.( … ) La situación financiera de Sogecable es dramática. Así que tranquilo,señor Cascos. Estos señores tienen que cocerse en su propia salsa. Tienen que ahorcarse con su propia soga.Financieramente hablando, claro». Jesús Cacho (EL MUNDO, 16 de mayo).

«El caso Sogecable es la prueba del nueve de la salud de nuestra democracia.¿Conseguirá el juez Gómez de Liaño hacer que el poderoso Jesús Polanco pase por la Audiencia Nacional y declare en el sumario que instruye al respecto? Muchos lo dudan». Jesús Cacho (ÉPOCA, 23 de junio)

«No obstante, Polanquete para el viernes se sentará en la sillita donde la diñó el gitano, del juzgado número 1 de la Audiencia Nacional, y tendrá que responder como imputado y camino de procesado a lo que diga y le pregunte el juez». Aurora Pavón (Pablo Sebastián), en EL MUNDO, 20 de junio.

«( … ) El empresario de PRISA y Sogecable había llegado a la Audiencia rodeado de veintidós aboga dos, como si no acudiera a declarar ante un juez sino a ocupar la casa de la Justicia». Jaime Campmany (ÉPOCA, 30 de junio, aunque el número apareció realmente el 24 de ese mes).

«( … ) Polanco no quiso ir y ahora va a tener que depositar, creo, por las noticias que tengo, algún dinerillo para poder salir». Antonio Herrero (COPE, 20 de junio).

«Lo alarmante, por no decir aberrante, es la orden escrita que Ortiz Úrculo envió al fiscal Ignacio Gordillo ( … ) que prohibía por escrito al fiscal del caso Sogecable ‘solicitar medida alguna de naturaleza cautelar»‘. Jaime Campmany (ABC, 20 de junio).

«Y al Gobierno no le interesa que Polanco esté en la cárcel o esté bajo una fianza, porque internacionalmente se puede entender como que el Gobierno de la derecha mete en la cárcel al empresario más crítico con él«. Jaime Campmany (Cadena COPE, 19 de junio).

«( … ) Los que. saben de números están convencidos de que Felipe tiene razón y que, hoy por hoy, no cabe sino plegarse a Aznar para sobrevivir». Federico Jiménez Losantos (EL MUNDO, 16 de junio).

«…Y cuando alguien le ha plantado cara por primera vez en la democracia, que ha sido el Gobierno de José María Aznar, es cuando se subleva el señor Polanco…» Antonio Herrero (COPE, 9 de mayo).

«…El millonario editor torpedea con impunidad la labor de un juez como Javier Gómez de Liaño, gracias a una Sala de la Audiencia Nacional donde reina de forma incontestada Clemente Auger ( … ). Jesús Cacho (ÉPOCA, 26 de mayo).

«Gómez de Liaño, juez recto, recto a carta cabal, y ciego que se coloca una venda para no ver a quién juzga, sea Polanco, sea Cebrián, lo único que quiere es aplicar justicia». Antonio Herrero, (COPE, 14 de mayo).

«La corrupción ha penetrado en nuestra sociedad hasta límites insospechados, y eso explica muchas defensas numantinas, tipo Polanco Jesús Cacho (ÉPOCA, 5 de mayo)

«( … ) Todo ello fue sólo un ensayo de lo que es capaz Polanco. De lo que hará si el juez toma alguna medida cautelar contra él (que las merece visto el sumario y el desafío y agresión a la Justicia)».Aurora Pavón, (EL MUNDO, 18 de junio).

«Apariencias de delito continuado de terrorismo económico y cultural que, junto al de terrorismo político, producen alarma social yrequieren crucifixión preventiva. ( … ) San Felipe no será martirizado si Don Jesús no es simbólicamente crucificado: para asegurar la libertad de la instrucción ante el agobiante acoso de sus poderosos medios de coacción al juez». Antonio García-Trevijano (EL MUNDO, 5 de mayo).