20 abril 1987

El editor seguirá siendo su otro hijo Santiago Rey Fernández Latorre

Muere Emilio Rey Romero propietario del periódico LA VOZ DE GALICIA, que será sustituido por Emilio Rey Fernández Latorre

Hechos

El 19.04.1987 falleció D. Emilio Rey Romero, presidente del Consejo de Administración del diario LA VOZ DE GALICIA.

Lecturas

El 18 de abril de 1987 fallecía D. Emilio Rey Romero, presidente del Consejo de Administración del periódico La Voz de Galicia y marido de Dña. María Victoria Fernández-Latorre Ozores (hija del fundador) habiendo ocupado la presidencia durante la Guerra Civil y, posteriormente, durante más de 40 años (1946-1987). Ante su fallecimiento su cargo será asumido por su hijo mayo D. Emilio Rey Fernández-Latorre. 

D. Emilio Rey Romero, cadado con Dña. María Victoria Fernández-Latorre Ozores, entre el Consejo de Administración de LA VOZ DE GALICIA en 1931 y un año después ya era vicepresidente. Presidió el Consejo de Administración de LA VOZ DE GALICIA en el periodo de la Guerra Civil Española 1936-1939, después le cedió la presidencia a su ‘hermano político’ D. Enrique Latorre hasta que en 1946 la asumió definitivamente hasta su muerte.

D. Emilio Rey Fernández-Latorre será el nuevo presidente del Consejo de Administración de LA VOZ DE GALICIA donde su hermano D. Santiago Rey Fernández Latorre seguirá ejerciendo como ‘Editor’.

 

19 Abril 1987

Sueños de Tinta y papel

Carlos Luis Rodríguez

Leer

Don Emilio no siguió esa máxima que asegura que el periodismo es bueno siempre que se sepa abandonar a tiempo. Sólo la muerte lo separó de las turbulencias, aventuras, riesgos, sinsabores y satisfacciones de la empresa periodística.

Emilio Rey, gallego y cabeza empresarial de un periódico, reunió en sí una doble rareza. Al natural de esta tierra se le supone escasa iniciativa, conservadurismo, una tendencia a pasar por la vida como sujeto pasivo, víctima inerte del destino. Emilio Rey fue todo lo contrario a ese carácter de avestruz.

Gracias a su impulso, estímulo y vena audaz y aventurera la voz de LA VOZ DE GALICIA no se apagó en vicisitudes difíciles. Gracias a él, a este periódico le cabe la dicha de ser una institución con solera y abolengo, con más de cien primaveras, en una Galicia donde todo es efímero y pasajero, y donde empresas, iniciativas y proyectos se tejen y destejen con rapidez vertiginosa.

Emilio Rey fue un gallego atípico y raro, es un tipo de empresa rara y atípica. Un periódico es un industria rara que lanza al mercado un producto que tiene veinticuatro horas de caducidad, dirigido a una clientela heterogénea a la que hay que conquistar, complacer y agradar el día a día. El periódico es reflejo de una sociedad, y al mismo tiempo es parte de esa sociedad y un de los puntales de su convivencia.

Vende noticias e ideas. Administra la información y es el cauce moderno por donde fluye la opinión pública. Convertida la democracia directamente en representativa, el diario es un continuador en tinta y papel del ágora ateniense que dio a luz la libertad de expresión.

Emilio Rey hizo posible esta transición en LA VOZ DE GALICIA con el mismo afán emprendedor que llevó a Juan Fernández Latorre, allá por el año de 1882, a incurrir en la bendita locura de fundarlo allá por el año de 1882, a incurrir en la bendita locura de fundarlo. Transición doble, en su proyección y en su tecnología.

Y seguimos con las rarezas. En un país de reinos de tafias, localismos y provincialismos, hay un empresario de periódico coruñés, que anima incansablemente la conversión de LA VOZ DE GALICIA en un diario regionalista, capaz de ser una de las piezas articuladoras de una desarticulada Galicia. Lo consigue.  El periódico de Emilio Rey sube en el ranking de difusión de la prensa española y se codea con los grandes rotativos de Madrid o Cataluña

La vida profesional de Emilio Rey fue, a la vez, brillante y discreta, que no fue don Emilio un hombre de aspavientos. Su notoriedad era hacerse notar sin que se notara demasiado.

La mueca burlona de este típico gallego y raro empresario, ya no asomará por la redacción en busca de la última novedad del Real Madrid, del Deportivo, los clubs de sus amores. Duerme para siempre en sueños de tinta y papel, en le Olimpo donde han ido a parar los hombres de la prensa que no han querido abandonar a tiempo esto del periodismo. Se cierra una brillante edición el a historia del periodismo gallego, y la voz de LA VOZ DE GALICIA está un poco ronca con la pena.