7 noviembre 2025
ABC acusa al programa de Javier Ruiz de TVE de entrevistar como ‘sanitaria’ de hospital a una cocinera liberada sindical para atacar al presidente de Andalucía del PP, Moreno Bonilla
Hechos
- El 22 de octubre de 2025 Javier Ruiz Pérez entrevista a María del Mar Suárez Rodríguez.
- El 7 de noviembre de 2025 el ABC denunció que María del Mar Suárez Rodríguez no era sanitaria, sino cocinera. Ese mismo día Javier Ruiz Pérez vuelve entrevistarla en TVE.
09 Noviembre 2025
La señora que era médica, cocinera, pinche, traumatóloga, administrativa y liberada sindical
El programa de Javier Ruiz siempre está al filo de la información. Ver ese programa es algo trepidante. Todo es noticioso allí. Todo veracidad, sobre todo los gestos de Ruiz. Allí tienen las mejores fuentes, como quedó acreditado en la cobertura de la crisis de los cribados de los cáncer de mama en Andalucía de esta semana. Información veraz y contrastada siempre, con el tono exacto.
Habló Ruiz con una doctora y le pidió que informase con pulcritud como voz autorizada. El Sistema Andaluz de Salud estaba haciendo desaparecer documentos, ni los médicos, como la invitada, podían acceder a ellos. Salía esta doctora con la bata blanca, muy propia, y hablaba de lo grave que es todo: que nos digan la verdad, y tal. Javier Ruiz le daba su espada mirando a cámara con intensidad.
Pero luego publicó el ABC un bulo para enmendar la plana y verter fango. Con el ABC intoxicando no hay quien haga periodismo en la televisión. Contaban en ese panfleto que la señora que había salido con una bata blanca en el programa de Javier Ruiz estaba disfrazada y no era médico, sino una cocinera del hospital.
El papel lo aireó. Desde casa no se leía, pero era un papel auténtico, fibra de celulosa y tinta de impresora, de eso no cabe duda. Restregaba el papelito Ruiz, exclamando que atacaban a una valiente sanitaria. Aquí ya decía “sanitaria”, pero tal era su tono, que uno terminaba pensando que los médicos son sanitarios y las cocineras no, luego el ABC estaba mintiendo y difamando como siempre.
El papel que agitaba Ruiz con ademanes triunfales acreditaba punto por punto que la señora esa de la bata era… ¡Personal sanitario!, dijo Ruiz. ¡No cocinera! ¡Personal sanitario con todas las letras! La señora gimió Ruiz, tiene una plaza acreditada de admisión en traumatología, total nada, remarcó enfático. ¿Quién manda ahora, ABC?¿Quién es el amo del corral de la información veraz?
En este momento, Ruiz estaba bajando con gestos de loco hacia la sima más profunda del ridículo. La señora, a la que había tratado como doctora, a la que había preguntado cosas como si ella fuera una médica peleando sola contra el hermetismo de la Junta de Andalucía, había sido rebajada a personal sanitario con unos gestos de Ruiz que parecían significar más bien un ascenso, la cruz laureada.
Escandaloso. Tuvo Javier Ruiz que ponerse serio. No le toques a Javier Ruiz la verdad, que su sistema linfático vierte al torrente sanguíneo nervudos ademanes. Se tensa, clava en la cámara los ojos chinorris con intensidad desaforada y no consiente que los medios de la fachosfera falseen su realidad. ¡Cocinera o pinche!, exclamaba Ruiz, que dispone de la información veraz. Y sacó un papel.
A mí ya me recordaba la escena a aquella otra mítica de Callejeros, cuando la policía detiene a un conductor borracho que rompe a decir “soy abogado, soy profesor, estoy embarazado, soy vigilante de seguridad, soy abogado, soy secreta, soy testigo de Jehová, soy del Opus Dei, soy mujer, soy transexual, soy travesti. Soy culturista. Soy religioso. Doy clases de chino mandarín”.
Al día siguiente, ya vino la señora a rematar a Javier Ruiz, porque en el hospital se le estarían acercando los leprosos y las parturientas. Javier Ruiz tenía la cara en paroxismo: una sonrisa con la muerte por dentro, y asentía con la cabeza como si fuera a darse un cabezazo contra la audiencia. La señora ya no llevaba la bata blanca, alarmante señal, y quiso disculparse.
Dijo que había entrado en el hospital de cocinera y Ruiz se puso a gritar que él empezó como becario. Luego quería la señora seguir hablando y la sonrisa de Ruiz era la de un loco: dijo la señora que había trabajado de administrativa y que ahora, lo que era, es liberada sindical. En la cara de Ruiz, en este punto, había una concentración de electricidad de tal magnitud que sobre ella podría freírse un huevo.
Parecía Ruiz el alcalde de «Pesadilla antes de navidad«: el muñeco, aquel que tenía una cara de sonrisa loca, por un lado, y por la otra una cara de llanto desconsolado. Aquel al que le daba vueltas la cabeza.
Yo veía este festival de gestos de seriedad y tesón, esas sonrisas dementes, este carrusel de excusas dichas a la manera tajante de la verdad revelada al pueblo de los judíos con la fascinación con que uno mira a un niño disfrazado de caballero medieval y metido en su papel, con la espada de gomaespuma en ristre, convencido de estar venciendo a dragones imaginarios.
Conclusión: nuevamente ha dado gato por liebre la Televisión Pública, disfrazando a una sindicalista con una bata blanca, proporcionándole el tratamiento de doctora y extrayendo información veraz y contrastada del carnaval.
09 Noviembre 2025
María del Mar, cocinera
María del Mar Suárez -administrativa en un hospital de Sevilla- apareció en pantalla el 22 de octubre con bata blanca, distintivo de UGT, chapa de bandera palestina y bolígrafo en el bolsillo. Llevaba tantos símbolos encima que podría decirse que sonaba al andar. Mañaneos 360 contactó con ella porque ese día abordaba la crisis de los cribados del cáncer de mama en Andalucía; y Javier Ruiz la presentó como sanitaria, pese a que la gestión de citas y recepción de pacientes no tenga nada que ver con las labores de diagnóstico, tratamiento, intervención, rehabilitación y prevención.
El pasado viernes, el periódico ABC publicó que Ruiz había intentado dar gato por liebre a su audiencia para asestar la típica puñalada diaria al PP, dado que la mujer es, en realidad, cocinera. La izquierda se lanzó entonces en tromba contra ese diario, al que acusó de difundir un bulo.
Resulta que la señora, dijeron, no era cocinera, pero que el rotativo monárquico se lo había inventado para ‘blanquear’ a Juanma Moreno, al que a malas citan siempre con sus dos apellidos. Moreno… Bonilla. ¿Era una patraña aquella noticia? Por supuesto que no, pero Javier Ruiz se las ingenió para que así lo pareciera con un truco similar al de situar tres vasos frente a un turista alemán y pedirle que adivine dónde está la moneda.
¿Era cocinera o no? Todo se aclaró hace tres días, cuando María del Mar Suárez reapareció en el programa, aunque esta vez sin bata blanca. Según su testimonio, en su día fue cocinera para el sistema público andaluz de Salud, aunque desde hace unos años ocupa una plaza en el área de traumatología, como administrativa. Eso sí, también es liberada sindical de UGT porque su vocación es la de defender la sanidad y a sus trabajadores.
De Lacambra a María del Mar
Con los especialistas y los manifestantes sucede una cosa: los medios controlados por los diferentes gobiernos suelen utilizarlos para obtener los testimonios que convienen en cada momento. Durante la pandemia, se hizo famoso Guillén del Barrio, quien la emprendía en TVE contra la sanidad madrileña con atuendo verde, de enfermero, sin que se especificara que también era liberado sindical del MATS, una fuerza surgida al hilo de las corrientes ideológicas de Podemos. ¿Y cómo olvidar a Miguel Lacambra, el especialista en epidemiología que nunca existió, pero que rechazaba que las marchas del 8 de marzo de 2020 hubieran incrementado los contagios de covid-19?
Hay quien podría aleccionar al propio Münzenberg en la España contemporánea e incluso fichar por Russia Today, donde en 2018 se hizo famoso un tal Carlos, un falso controlador aéreo que despistaba sobre la responsabilidad de Rusia del vuelo MH17 de Malaysian Airlines. Ya saben: como nadie suele atreverse a preguntar quién es Carlos, aprovecharon para colarla.
Hay quien podría aleccionar al propio Münzenberg en la España contemporánea e incluso fichar por Russia Today
A lo mejor no es muy higiénica la comparación entre RTVE y RT, pero en su pantalla se observan algunos comportamientos -cada minuto- típicos de medios de comunicación controlados por el Gobierno. Sucede al amanecer, durante el almuerzo, al caer el sol y en toda la madrugada. A la propia María del Mar la llamaron el viernes por la mañana para aclarar lo suyo. O para intentarlo. La resaca informativa de ese día era importante después de que, el jueves, los diputados de Junts anunciaran su intención de oponerse a todas las iniciativas legislativas del Gobierno habidas y por haber; y, por tanto, de descartar el apoyo a la Ley Bolaños y a cualquier proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Eso bloqueaba definitivamente la Cámara baja y confirmaba que el Ejecutivo no podrá sacar adelante sus principales medidas ni gobernar con sus propias cuentas durante toda una legislatura, dure lo que dure, lo que a cualquier presidente con cierto decoro y respeto por la democracia le llevaría a convocar elecciones o, al menos, a someterse a una cuestión de confianza.
¿Qué sucede entonces? Que hasta que Pedro Sánchez decida disolver las Cámaras, o bien mañana o bien en 2027, no podrá cumplir con su programa electoral ni llevar a efecto las decisiones más relevantes del Consejo de Ministros, donde gobierna con un socio con el que adquirió unos compromisos que no podrá cumplir, aunque eso le importe a nadie -o así lo parece- en Sumar.
La única arma de alcance de Sánchez -más allá del burdo control institucional- será, entonces el BOE, que en manos de un mal gobernante puede convertirse en un arma de destrucción masiva, a costa del contribuyente; y que, sobra decir, con este irresponsable al timón, obligará a leerlo con gafas anti-radiación. España pagará caros estos años y puede intuirse que la expresión “cohete económico” se repetirá en el futuro con tono de sorna o indignación -«los brotes verdes»- al analizar los efectos de estos años de Presupuesto prorrogado y engorde de las redes clientelares. Quizás esas voces afloren con otro gobierno, que estaría presidido por el PP, que, en un ejercicio proverbial -que no sorprendente- de oportunismo, apelaba este viernes a igualar las pensiones al IPC pese a que el país no tenga nuevas cuentas. Parece que en Génova 13, entre actuar con responsabilidad o intentar frenar la caída de intención de voto que les otorgan las últimas encuestas, han optado por agasajar a los jubilados con un caramelo envenenado. Mientras tanto, las ‘clases productivas’ cargan cada vez con más peso y frustración a la espalda; y quizás miran ya billetes de vuelos de ida como una opción plausible.
Propaganda a chorro
Y, mientras tanto, las armada mediática sanchista continúa con su labor, que implica la realización de ímprobas tareas, como el querer hacer un alegato en el Tribunal Supremo sobre el secreto profesional -que están en todo su derecho de respetar-; o el mostrar más tiempo a Miguel Ángel Rodríguez en el juicio contra el fiscal general del Estado que al propio acusado. Es normal que el exjuez Baltasar Garzón apueste por la inocencia de García Ortiz o que Miguel Sebastián se desprenda de toda dignidad y asegure -en conexión con LaSexta- que a España le viene mejor que no haya presupuestos, dadas las circunstancias actuales. Estas personas son parte del aparato. Pero, ¿los periodistas?
Sorprende ver el poco temor al futuro que tienen los Ruiz y compañía. Pareciera que alguno da por sentado que el Gobierno que no puede aprobar leyes puede mantenerse en Moncloa durante los próximos cien años y que, por tanto, Mañaneos 360 se mantendrá en antena hasta entonces. Podría pensarse que han perdido el miedo a quemarse la mano en su defensa editorial de la pulcritud de un presidente que, según se ha conocido esta semana, es nombrado durante doce veces en una grabación de 3 horas registrada por el fiscal Ignacio Stampa, durante una reunión que mantuvo el pasado mayo con Leire Díez y Javier Pérez Dolset. Durante el audio, al parecer, se detalla que el plan de ‘el número 1’ -se lo atribuyen los interlocutores de Stampa- es el de desbrozar el camino judicial que deberán recorrer Begoña Gómez y compañía, caiga quien caiga. Un Watergate en toda regla. Peor incluso, dado que, si todo esto tiene que ver con su Plan de Acción por la Democracia, implica una persecución a jueces, fiscales, periodistas y opositores. Por la vía legal… y por la del callejón oscuro.
¿Pretende mantenerse Sánchez en el Gobierno hasta 2027 a base de presunta guerra sucia, propaganda y confrontación? ¿Cuántos expertos, como María del Mar, hacen falta para mantener el nivel de tensión necesaria a través de sus pantallas y altavoces? ¿Cuántos periodistas sin pudor es necesario quemar en este tiempo?
¿Pretende mantenerse Sánchez en el Gobierno hasta 2027 a base de presunta guerra sucia, propaganda y confrontación? ¿Cuántos expertos, como María del Mar, hacen falta para mantener este nivel de tensión?
A lo mejor hay quien todavía no lo ve claro. Ejemplos de esta estrategia hay a patadas. Sin ir más lejos, este viernes, un rato después de que María del Mar desmintiera al presentador de Mañaneos 360, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha difundía un comunicado en el que criticaba la abundancia de distintivos del Gobierno de España en la nueva cartelería que se ha distribuido por todas las sedes judiciales. “La expresión Gobierno de España sitúa a los tribunales como espacios del Ejecutivo, lo que fomenta la imagen de dependencia del Poder Judicial”.
“Esta gente tiene que aprender quién es aquí el que manda”.