10 abril 1931

Tensión ante unas inminentes elecciones municipales que los medios presentan como un plebiscito entre Monarquía o República

ABC responde a los ataques de LA LIBERTAD y LA TIERRA, que le reprochan su postura anti-republicana

Hechos

  • El 10.04.1931 el diario de la mañana ABC replicó a dos comentarios publicados en los periódicos LA TIERRA y LA LIBERTAD.
  • El 10.04.1931 el diario de la tarde LA TIERRA publicó su réplica, mientras que LA LIBERTAD lo hizo en su número del día 11.04.1931.

Lecturas

Durante la campaña electoral para las elecciones municipales se producen enfrentamientos entre periódicos. Tanto La Tierra de Salvador Cánovas Cervantes como La Libertad de Joaquín Aznar reprochan la línea editorial del ABC de Juan Ignacio Luca de Tena García de Torres que juzgan ‘tremendista’. El ABC replica a ambos.

10 Abril 1931

Repaso de periódicos

ABC (Director: Juan Ignacio Luca de Tena)

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Hemos conocido periodos de apasionamiento y libertinaje en la Prensa izquierdista, pero no habíamos visto nunca el tono que ahora domina en los periódicos revolucionarios. Ahora se han desmandado hasta el punto de no consentir la contradicción, y salen con la grosería y el insulto al paso de las opiniones más legítimas y consecuentes. ¿A quién podrá extrañar nuestra afirmación de que la República es el desorden y la Monarquía la paz? Ni los que opinen lo contrario tienen por qué indignarse ni hacerse de nuevas; pero como si con esto hubiéramos escrito algo terriblemente escandaloso e intolerable, hay periódico que emplea media columna para decir que hemos perdido la serenidad, que escribimos para chinos, que faltamos a la exactitud y a la buena fe, que nuestros principios de orden y paz son un truco para acomodarnos a todas las circunstancias y a todos los regímenes y que desmentiríamos nuestra historia si la República no encontrara después de su triunfo el apoyo decidido de ABC. Todo esto desde un campo de confusión, de alianzas increíbles, de contubernios inmorales, de apostasías y de imposturas y al servicio fanático de un movimiento en que destacan monárquicos de ayer mismo, incluso algún ministrable de la Dictadura, beneficiarios de la administración dictatorial, plumas que maldicen lo que ensalzaron y renegados de todas las procedencias.

El periódico que así nos trata, LA LIBERTAD, es precisamente uno de los que no ha logrado definir el público y de los que ni por los vínculos que acepta y aprovecha se sabe donde está. El albismo le dio capital y una gerencia; pareció albista. El Sr. March le ha dado otra gerencia, y lo sostiene; pero ahora el periódico es antimonárquico y no se sabe en qué asuntos o en qué fines le alcanza la orientación de la empresa. Cuando el ex redactor de LA LIBERTAD D. Eduardo Ortega y Gasset escribía en la emigración las Hojas Libres contó algunas curiosas interioridades del periódico para explicar la expulsión que se le impuso. En aquella y en otras cosas hay motivo para que LA LIBERTAD no se despreocupe tanto al hablar de acomodamientos y adaptaciones.

El periódico del Sr. Cánovas Cervantes, siguiendo su norma de zaherirnos cogiendo las ocasiones por los cabellos, nos dedica un largo editorial titulado ‘las excitaciones de ABC, en el que, en su derecho indudable, combate nuestras posiciones y nuestro lenguaje y en el que, después de reproducir un texto nuestro lo tergiversa a su capricho, faltando a la verdad para engañar al público ingenuo y apasionado que constituye su clientela. Excitando a los monárquicos para que voten escribíamos recientemente que el que no cumpla este deber será ‘ un colaborador indirecto de la ola revolucionaria, digno de vilipendio y desprecio”.

Por lo visto – y nos satisface – todos los monárquicos piensan votar el próximo domingo, porque ninguno se ha sentido aludido. En cambio LA TIERRA con gran indignación dice que nuestras palabras – asómbrense los lectores que sepan leer – ‘representan un insulto intolerable contra los elementos que actúan al frente de las izquierdas’.

Por dignidad de la profesión y el respeto que estamos resueltos a hacernos guardar mientras no faltemos al ajeno, ¿es lícito emplear estas armas? ¿Se puede discutir de buena fe con gentes que no vacilan usar en una polémica la mentira y la calumnia? A un texto nuestro se referían, y con nuestro texto a la vista contestamos. Nadie podrá decir que somos nosotros los calumniadores.

Algo más hay entre los desahogos de LA TIERRA que acusa ciertamente muy poca originalidad: que ABC ya no es lo que era en tiempos de su inolvidable fundador. Puede ser verdad, y nadie como nosotros nota su falta; pero no por lo que quieren suponer cuando les conviene los fanáticos de derecha y de izquierda. No hace aún seis meses que nos acusaba EL SIGLO FUTURO, de transigencia con las izquierdas al comentar cierto acuerdo de un Centro Cultural. ‘Hace años – decía – hubiera sido muy otra la actitud de ABC’. Anteriormente había rasgado sus vestiduras otro periódico derechista por la publicación en el nuestro de una referencia sin importancia en la sección de Tribunales. El fundador de ABC jamás hubiera consentido la monstruosidad, venía decir.

Y ahora LA TIERRA escribe:

‘El fundador de ABC dio a su periódico un matiz derechista; pero en el fondo era un liberal, y cuando el periódico tenía que enfrentarse con algún problema nacional en que se debatían cuestiones problemas de honda ideología, ABC acababa poniéndose al lado de la libertad”.

¿Pero qué entenderán ciertas gentes por libertad? Nuestra posición es bien clara y no ha variado. Si la libertad consiste en el respeto a la Constitución y al Parlamento, en la soberanía nacional, en el ejercicio estricto de todos los derechos que la ley concede a los ciudadanos, imponiéndoles asimismo deberes; si es política liberal el oponerse a los Monopolios, a las absurdas tarifas arancelarias y haber contribuido con eficacia máxima a la caída del régimen dictatorial, y pedir a los Gobiernos que cumplan y hagan cumplir inexorablemente las leyes, entonces sí, somos liberales.

Pero si la libertad significa la impunidad para los delitos, y su glorificación, la tergiversación de los textos ajenos, el llamar cerriles a los que piensan de distinta manera, fomentar el desorden público y acusar poco menos que de asesinos a sus mantenedores; si la libertad consiste en la dejación de autoridad que hacen a veces los Gobiernos y en creer que la República es una panacea, que no nos llevaría en plazo brevísimo a la más tiránica dictadura roja o pretoriana, entonces, desde luego, ABC no es liberal, ni con tan peregrino concepto de la libertad lo ha sido ni lo será nunca.

“No puede llamarse derechas a ese conglomerado de intereses y de Prensa que no representa opinión alguna sino negocios”. En otro párrafo del periódico del Sr. Cánovas Cervantes en el artículo ‘Las excitaciones de ABC’ en que nos acusa de estridencias malsonantes. Y es por lo menos una insidia, y sería una deslealtad que no la aclarara. Porque los que hacen LA TIERRA saben, aunque otra cosa pretendan sus lectores, que al director de ABC, a la vez presidente del Consejo de Administración de Prensa Española, no tiene su fortuna comprometida en ninguna clase de negocios ni le guía en sus campañas otro interés que el de España según su honrado criterio. Puede LA TIERRA referirse a otros, indudablemente, pero cuando se hacen afirmaciones de esa índole y con tal manifiesta intención hay que tener el valor de puntualizar de qué negocios e intereses se trata y a qué personas se refieren. Eso es lo digno.

11 Abril 1931

Destemplanzas. El mal humor de ABC

LA LIBERTAD (Director: Joaquín Aznar)

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ABC, destemplado, agresivo, hiriente – no parece el de los buenos días dinásticos – arremetía ayer contra nosotros. El colega está bajo los efectos terribles de uno de esos ataques biliosos que de vez en cuando le acometen y que le hacen perder la serenidad y la compostura en tanto la fase aguda de la dolencia le dura.

ABC nos quiere vapulear, porque supone que nosotros le reprochamos que sostenga que el régimen actual es el orden, la paz. Bien claro está – aquí al que no caben habilidades dialécticas – que en plena monarquía vivimos y que no es precisamente la paz lo que en España reina. A menos que a ABC le parezca que los golpes de Estado, las dictaduras, los fusilamientos, los destierros, las deportaciones, las confiscaciones, la arbitrariedad judicial, los monopolios, los grandes negocios financieros a expensas del hambre del país, es el orden, es la paz.

Pero es que, por otro lado, nosotros, reproduciendo íntegra y literalmente el texto cuando reprochamos a nuestro colega la campaña apasionadísima que hacía refutábamos aquello de que la candidatura republicano socialista es el cartel de la revolución, con las consecuencias del bolchevismo y del caos social. Esto es lo censurable, lo que por ser una inexactitud peligrosa tuvo nuestra crítica.

ABC quiso arremeter desconsideradamente con nosotros y necesitaba ocultar esto y apelar después a lo que ahora analizaremos. No nos quejamos, vamos a defendernos, lamentando que en esta ocasión echemos de menos la limpieza de lenguaje y la ecuanimidad en la conducta de nuestro colega.

Hace mal ABC en simular que desconoce todo lo limpia y pura que es nuestra historia, tan pública y tan conocida que sólo conscientemente dispuesto a ignorarla se puede sobre ella, ni aún por necesidades polémicas proyectar la menor sombra. Somos, por encima de todo, un grupo de escritores de una intachable honorabilidad y de una independencia de criterio tan firme que, por ser así, jugándonoslo todo, pero en defensa de ideas y principios sinceramente sentidos y lealmente practicados, un día nos decidimos a fundar LA LIBERTAD.

Aunque ya no vive quien en ABC podía ser testigo calificadísimo de todo lo que fue razón del nacimiento de esta hoja hay allí personas que en su recta conciencia reconocerán que LA LIBERTAD tiene una ejemplar ejecutoria ética. Sin poder demostrar más que la pasión que le enajena, ABC dice, quejándose injustamente de incorrecciones de expresión de LA LIBERTAD, que somos ‘precisamente uno de los periódicos que no ha logrado definir el público y de los que ni por los vínculos que acepta y aprovecha, se sabe dónde está’.

Si hay algún diario perfectamente definido, que todos los españoles, menos los que escriben eso en ABC saben dónde está es el nuestro, que ante la opinión y entre el público tiene un lugar, muy alto por cierto, que todos ven y algunos con terror invencible.

 Añade ABC “El albismo le dio capital y una gerencia; pareció albista. Lo primero es cierto; lo segundo es falso. Nosotros, por nada, ni por mercedes, ni por títulos, ni por conveniencia, suajenamos nuestra opinión. Para D. Santiago Alba tuvimos y tenemos todos nuestros respetos, todos nuestros afectos y muchas gratitudes; pero cuando disentimos de él, claramente lo decimos.

Fresca está la tinta con que hicimos, sin que nadie nos lo pierdes, pública confesión de estos disentiminetos. Y el Sr. Alba, con una delicadeza que sabemos estimar, cuando en solemnes momentos hubo de escribir cosas que supuso no eran de nuestro fervor en artículos memorables, por su estilo y su importancia, dijo desde EL SOL y desde ABC lo que LA LIBERTAD luego comentó en una crítica sincera y respetuosa, con toda la admiración a que es merecedor el hombre de cerebro poderoso; pero con la franqueza que debemos al público y a nosotros mismos.

Después agrega ABC: “El Sr. March le ha dado otra gerencia y lo sostiene; pero ahora el periódico es antimonárquico y no se sabe en qué asuntos o en que fines le alcanza la orientación de la empresa”.

¡Y esto lo escribe ABC! Allí, personas que llevan el nombre del fundador de ABC por sus obligadas relaciones y continuos tratos profesionales, en el orden administrativo, con quien hoy tan dignamente ostenta y desempeña la gerencia de LA LIBERTAD, saben que nuestra independencia es tal, que no la comprenden ni la pueden entender los que, por lo que estamos viendo, estiman que sobre los intereses de la Empresa no hay nada, y menos la libertad y la independencia de criterio de los que redactan un diario.

¡Es que acaso ABC cree que es lícito escribir un día contra don Melquiades Álvarez, D. Santiago Alba, D. Miguel Villanueva o don Francisco Cambó, y otro día cargarlo de elogios?

¿Acaso ABC debe suponer que por diestras y excelsas que sean las plumas que lo redactan pueden cambiar la tinta en hiel, denostar, zaheir, maltratar y desprestigiar a personas estimables?

Grande es el poder de ABC innegables sus triunfos editoriales, magnífica la obra de la Empresa; Pero de esto a convertirse en supremo e infalible definidor de modales, procedentes, conductas e intenciones media una sima. A nadie pretendemos nosotros dar lecciones de ninguna especie; pero, en el orden de cosas que estamos tratando, menos que a nadie a ABC. Sin embargo, nos permitimos observar que en esas periódicas crisis biliosas que la acometen, sufre arrebatos peligrosos, y tomando al resto de los españoles por muñecos de un ‘pim-pam-pum’ se entretiene en derribarlos a pelotazo limpio. Y este es un juego que tiene sus quiebras, porque otros también pueden practicarlo.

10 Abril 1931

Réplica a ABC

LA TIERRA (Director: Salvador Cánovas Cervantes)

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ABC se irrita contra nosotros sin razón. Nadie le ha hablado jamás con mayor claridad ni con más honrada sinceridad. Hemos tenido hondos afectos en aquella casa que no olvidaremos jamás, pase lo que pase. Nos duele ver al popular periódico metido en esas andanzas ultraderechistas y le llamamos la atención poniendo ante sus ojos las enormidades que publica en sus columnas impropias de su historia.

Decimos ahora y sostendremos siempre, que su fundador no pensaba así. Hombre comprensivo, don Torcuato Luca de Tena, en estos momentos supremos para la Patria, puesta en peligro por una inicua dictadura se hubiese puesto al lado de la libertad nacional y del pueblo. Eso es lo que hemos dicho y eso es lo que sostendremos siempre.

El tema nos da pie para tratar una vez más el gravísimo asunto de la Prensa manejada por hombres de negocios, responsables directos de las pasadas dictaduras, culpables de haber lanzado al pueblo a la revolución.

Don Torcuato Luca de Tena, como Gasset Artime y el marqués de Santa Ana, representó el tipo de periodista que todo lo entrega al periodismo, comenzando por su vida y por su fortuna. Una cosa es el periodista que funda un periódico convirtiéndole después en empresa, y otra muy distinta el financiero que funda o adquiere periódicos para defender sus negocios personales. En el primer caso se encuentra el fundador de ABC, que a punto estuvo de arruinarse y arruinar a los suyos por hacer un periódico. El caso contrario lo representa el Sr. Urgoiti con el negocio de la Papelera. Frente a los periódicos inspirados por financieros estaremos siempre.

Hemos recordado el ABC de otros tiempos tan distinto al de ahora, permitiéndonos el atrevimiento de señalar a diferencia que existe. El fundador de ABC no hubiera autorizado jamás la publicación de entrefilete como los que viene insertando en sus últimos números.

Y aunque le moleste vamos a hacerle la última advertencia: la mayor parte de los actuales lectores de ABC ni piensan como el colega, ni participa de sus estridencias. Le guardan todavía las simpatías y el afecto de otros tiempos. Buscan el diario por su confección y por su presentación tipográfica; Pero están en pugna total con la ideología que hoy representa.

Dese cuenta de una vez que la gran masa de lectores y de consumidores está hoy en la izquierda y que bajo ningún aspecto le conviene seguir por el camino emprendido y si no al tiempo.

Y perdone el colega si algo hemos escrito que no le agrade. Como habrá podido apreciar nuestra intención no ha podido ser ni más clara ni más sencilla. Nos limitamos a darle unos cuantos consejos, y eso es todo.