13 septiembre 2008

El programa de La Fábrica de la Tele señala directamente a Cuarzo, ANTENA 3 TV, CUATRO (Sogecable) y TVE

‘La Noria’ replica a las críticas por su entrevista a Violeta Santander Peters asegurando que otros medios también le ofrecieron dinero

Hechos

  • El 13.09.2008 el programa ‘La Noria’ (La Fábrica de la Tele) de TELECINCO dedicó gran parte de su espacio a defenderse de las criticas a la entrevista a Dña. Violeta Santander en ese mismo programa el 6.09.2008.

Lecturas

JORDI GONZÁLEZ: «NOS CRITICAN QUIENES INTENTARON HACER LA ENTREVISTA»

D. Jordi González en ‘La Noria’ del 13.09.2008 justificó la entrevista a Dña. Violeta Santander una semana antes en el interés periodístico que había hacia el testimonio de la testigo de la pelea entre su marido D. Antonio Puerta y el Sr. Neira que, supuestamente estaba siendo maltratada por su marido y que fue ese detonante de la pelea, aunque ella lo niega. Según el Sr. González los medios que criticaban la entrevista como ANTENA 3 TV, CUATRO (Sogecable) o el diario EL MUNDO, también habían pujado por intentar entrevistar a la Sra. Santander.

En el programa participaron como tertulianos D. Alfredo Urdaci, Dña. Marisa Martín Blázquez, el Sr. Pepe Calabuig, D. Enric Sopena y D. Alfonso Rojo, que defendieron la entrevista.

Además el programa ‘La Noria’ rechazó que hubieran pagado 70.000 euros a la Sra. Santander como aseguraba el diario EL MUNDO y criticaron a este periódico por no haber contrastado ese dato con ellos [se especula que la cantidad pagada por La Fábrica de la Tele fue de 30.000 euros].

El programa ‘La Noria’ aseguró que Dña. Violeta Santander padecía un cuadro ansioso depresivo crónico por el linchamiento al que le estaban sometiendo los medios de comunicación.

VIOLETA SANTANDER: «ME OFRECIERON 72.000 EUROS POR IR A ANTENA 3 TV»

Para acreditar que otros medios habían intentado entrevistar a Dña. Violeta Santander,  emitió la transcripción de unas declaraciones de Dña. Violeta Santander sobre el tema:

“A mi hermano le ofrecieron 72.000 euros para que yo fuera a ANTENA 3 TV, se lo ofreció Cuarzo, es decir Ana Rosa Quintana, para luego hacer un programa de ‘¿Dónde Estás Corazón?’ en ANTENA 3 TV.  Y yo, en ese programa ni entro ni salgo, es que yo jamás iría a un programa así.  También me ofrecieron  ir a TELECINCO y abrir un programa con Ana Rosa Quintana. También me llamó la CUATRO (Sogecable), Concha García Campoy, igual. De la Primera (TVE), si es que me llaman todas las televisiones y yo no sé como han conocido el teléfono de mi casa».

LA COBARDÍA DE PEPE CALABUIG: «YO NO SABÍA QUE VIOLETA SANTANDER IBA A DEFENDER A NEIRA»

Entre las reacciones más extrañas en el programa de ‘La Noria’ del 13.09.2008 estuvo la del Sr. Pepe Calabuig, que fue uno de los tres periodistas que entrevistó a Dña. Violeta Santander el 6.09.2008. Se justificó en haber participado en la entrevista en que no sabía que Dña. Violeta Santander iba a defender a su marido y pensaba que lo iba a condenar y denunciar: «Yo no sabía lo que esta persona iba a hacer».

  Las palabras del Sr. Calabuig son poco creíbles si se tiene en cuenta que Dña. Violeta Santander ya había hecho pública la defensa de su marido un mes antes de ir a ‘La Noria’ en una entrevista a la revista a INTERVIÚ y se da la circunstancia de que el Sr. Pepe Calabuig es Subdirector de INTERVIÚ.

07 Septiembre 2008

«YO TAMBIÉN SOY UNA VÍCTIMA»

Paco Rego

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La voz alta y seca habla de una mujer alterada al otro lado del teléfono. Nerviosa y dolida -se queja- por «tantas mentiras» escritas.

-Yo también soy una víctima. No estoy en coma ni en la cárcel…, pero soy una víctima.

A Violeta le puede la ansiedad. Se rompe. Insiste con vehemencia en que no es adicta a las drogas. En que el hombre que salió en su defensa y al que hoy todos llaman héroe (en coma desde hace 34 días) «no se merece los golpes» pero «tampoco es un héroe». Repite Violeta a Crónica que no hay verdad en todo lo dicho sobre aquella extraña tarde del 2 de agosto. Rondaban las 14.00 horas del sábado cuando, supuestamente, su novio la estaba agrediendo a las puertas del Hotel Majadahonda, cercano a Madrid. Eso al menos debió de interpretar el profesor Jesús Neira, de 55 años, quien, acompañado de su hijo Alejandro, de 13 años, entraba en el establecimiento para tomar una Coca Cola.

-No debió meterse. No estaba pasando lo que él se imaginaba- recalca la presunta maltratada.

Erre que erre. Violeta Santander, 32 años, experta en venta de ropa en paro, no da un paso atrás. Si Neira fallece, «no sé si llamaría [a la familia] para darles el pésame», espetó en Interviú. Tampoco le ha dado las gracias a su ángel protector. Sigue pensando que de nada tiene que disculparse o que agradecer al profesor de universidad. «Los que me conocen saben que jamás consentiría que un hombre me pusiera la mano encima». Aunque no sería la primera vez. Hace ocho años, presa del miedo, denunció a su novio, un policía municipal de Madrid, que le pegaba. «Aquello la dejó tocada para siempre», tercia su padre, Ignacio.

Marcada estaba antes, y ahora.

Pero, ¿quién es esta madrileña que, para salvar a su novio y presunto maltratador, según muchos, contradijo la versión del hombre que se jugó la vida por ella y de los empleados del hotel que presenciaron la agresión?

Una mujer menuda, atractiva y de apariencia frágil -«muy lista y hábil con los números», a juicio del padre-, cuyas palabras (¿de ingratitud?) no sólo la han condenado ante la opinión pública. También en lo profesional ha naufragado. Una firma de trajes de novia de alta costura ha roto la oferta que ligaba a Violeta con el departamento de ventas de su futura tienda en Madrid, a raíz de la trifulca en el Hotel de Majadahonda y el posterior escándalo mediático.

-Claro que me duele lo ocurrido. Ya no sólo porque Antonio es un enfermo. A mí también me han destrozado… Y con mentiras-salta de nuevo Violeta.

Jesús Neira podría haber pasado de largo y seguir tranquilo el camino a su casa. Pero terció. Dicen en la Universidad Camilo José Cela -donde enseña Teoría del Estado- que no es de los que se arrugan ante las injusticias.

La brutal paliza recibida de los puños de Antonio Puerta, 44 años, novio de Violeta, adicto a la cocaína y hoy preso en la cárcel de Soto del Real acusado de tentativa de homicidio, lo ha llevado a un deterioro vital (sigue en coma y con respiración asistida) de difícil retorno.

-¿Cómo es su vida ahora?

-Ahora no, por favor…

Violeta desaparece, parece encendida, se aparta del teléfono móvil y deja que sea su padre, Ignacio, un señor amable y aparentemente ducho en el trato con la prensa, el que lance las disculpas al periodista. O las evasivas.

-Entienda usted que mi hija está muy afectada, que se han dicho muchas cosas malas de ella. Ya hablará más adelante.

-Le estoy ofreciendo la oportunidad de aclararlo. Sobre todo me gustaría saber cómo es su vida después de una tragedia así.

-Ella está en tratamiento psiquiátrico por una fuerte depresión… [Desde hace dos años sigue en terapia, el mismo espacio de tiempo que lleva de novia con Antonio Puerta]. No le puedo contar más. Ya habrá tiempo. Llámeme la próxima semana e intentaré que le conceda una entrevista amplia.

Ignacio tiene todo bien atado. Ni siquiera accede cuando se le pide que nos facilite alguna imagen familiar de su hija. «No puedo. Está en el contrato», remata.

La fallida conversación, llena de regates verbales, se producía en la mañana del pasado miércoles. Nada hacía pensar esta vez que al otro lado del móvil los intereses eran otros. Que las excusas ocultaban un motivo más rentable para Violeta y su educado padre. La verdad se paga. Cuando, sin tapujos, Crónica intentó conocer detalles de la vida de esta mujer contados en primera persona -«se lo agradezco mucho, es lo que tenían que haber hecho otros», dice ella en agradecimiento-, Violeta ya había comprometido su presencia estelar en un programa nocturno de Telecinco, La Noria, que se emite los sábados. Anoche estaba prevista su intervención.

A última hora del miércoles, el propio Ignacio nos lo confirmaba. «El acuerdo [se refiere al que firmaron con la cadena de televisión] es muy rígido. Ya nos hemos comprometido». Y para colmo, añade: «Queremos que mi hija dé la cara y todo el mundo sepa la verdad. Espero que lo entienda usted. La próxima semana le llamo y, si aún está interesado, hablamos de su entrevista. No se preocupe que la tendrá».

¿Por cuánto? ¿A qué precio se compran y se venden los dramas propios o ajenos? ¿Es creíble el testimonio televisivo de quienes comercian con sus miserias?

Según estiman algunos periodistas especializados en los llamados magazines del corazón, el caché de la supuesta maltratada Violeta, ascendería a unos 70.000 euros. Diez menos, según las mismas fuentes, le habría ofrecido El programa de Ana Rosa, también de Telecinco. Una lucrativa aparición que ayudaría a paliar la delicada situación de paro laboral en que se encuentra la novia más buscada del país.

En la calle Goya de Majadahonda, donde reside, nadie la conoce. Ni siquiera los comerciantes le ponen cara. «¿La novia de quién?», contesta extrañada una dependienta. «Si vive por aquí, no saldrá mucho a la calle. No la he visto nunca», dice un vecino que apura las vacaciones paseando con su perro.

No se sabe si Violeta Santander se protege por miedo a perder La Noria. O porque, como ella se queja una y otra vez: «Estoy harta de que me calumnien». Lo que sí ha protegido con esmero es su presencia en televisión. Y tal como se las gastan en los platós, nadie acude por la cara. Y menos aún cuando en la calle y en los foros de internet te llaman «tiparraca». Penoso.

15 Septiembre 2008

Otra vuelta de 'Noria'

Fernando de Felipe

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Y ‘La Noria’ siguió girando y girando gracias al vertiginoso ciclón mediático generado la semana pasada por Violeta Santander, la malpagá. Y lo hizo montando un debate que, aunque se adivinaba turbio y envenenado en origen, tuvo ocasionales momentos de extraña nobleza (como los que protagonizó, paradójicamente, un equilibrado Nacho Abad, frente a un cada vez más incómodo, susceptible y cascarrabias Enric Sopena). Lástima que, al final, unos y otros se enzarzaran en una bizantina discusión sobre la naturaleza perversamente hipócrita de ese periodismo amarillista que, desde hace algún tiempo, todo lo contamina y pudre por igual a golpe de indecente exclusiva. O que, desgraciadamente, los experimentados profesionales de la información allí reunidos volvieran a equivocarse en sus valoraciones al abordar tan sólo de refilón ese enfoque estrictamente hipocrático que sin duda alguna admite, necesita y hasta exige un caso tan triste y desgraciado como el del pobre Jesús Neira (única e indiscutible víctima de un reiterado error médico que, según lo visto y oído el sábado no parece resultar lo bastante telegénico como para centrar debate alguno).

El pretendido interés informativo que la polémica entrevista a Violeta Santander continúa despertando hoy no impidió que el programa, interpretando a su antojo ese código deontológico al que debería someterse todo buen periodista (y que TELECINCO vulnera sistemáticamente), decidiera doblar literalmente las tan deprimidas como deprimentes declaraciones telefónicas de la susodicha señora, o que terminase ocultando por medio de unos enmascaradores pitidos el origen de ciertas ofertas económicas que ella misma asegura ahora haber venido recibiendo durante las últimas semanas (selectiva e interesada ocultación que dejó sin embargo al descubierto la presunta mala praxis profesional de, entre otros aludidos, Concha García Campoy y los directivos de CUATRO).

Mareada defintiivamente la perdiz y a la espera de que Bin Laden vaya o no a ‘La Noria’, al final lo único cierto es que a fuerza de despropósitos, argumentaciones torticeras, documentos sesgados, golpes bajos, reproches de quita y pon, desmentidos sobre la marcha y amenazas de querellas, los espectadores nos quedamos sin saber realmente cuál es el auténtico caché de la contradictoria novia de Antonio Puerta. Aunque bien mirado, la verdad es que eso, en el fondo, es lo de menos.

15 Septiembre 2008

Concha García Campoy: “La diferencia entre Cuatro y otras cadenas es el grado de amarillismo”

Entrevista de Nacho Gay

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"En ciertos programas se ha pagado a la chica que salvó el profesor Neira de una agresión, por ejemplo. Eso no solamente pervierte la entrevista, sino que convierte a los entrevistadores en meros actores y al conjunto en una mentira, en una perversión".

Eso de las dos y cuarto de la tarde, los pasillos del edificio de Sogecable se convierten en un pasacalles de analistas políticos. Acaba de concluir el magacín matutino de la cadena del grupo Prisa, Las mañanas de Cuatro, y su conductora, Concha García Campoy, abandona el plató acompañada de su inseparable secretaria personal y de su hija pequeña, que ha aprovechado los últimos coletazos de las vacaciones estivales para acompañar a su madre al trabajo y para conocer de cerca, y de paso, a los ídolos juveniles de la cadena.

La actualidad maltrata. Así que el maquillaje -‘televisivo’, esto es, aplicado en exceso- que cubre el rostro de Concha, no puede ocultar del todo el agotamiento que acarrea una larga jornada laboral, que ha comenzado, como todas, con la lectura de las audiencias del día anterior. “Se te atraganta el desayuno no sabes cómo. Una buena o mala nota en cierto modo te condiciona el ánimo. En la televisión las cosas son así y hay que aceptarlo. Yo cada vez lo aguanto mejor.”

Los datos cosechados por Las mañanas… en el arranque de temporada no han sido, precisamente, los que ella esperaba. El espacio ha perdido algunos puntos de share con respecto al último tramo de la temporada pasada, en el que Concha despuntó. De todos modos, la periodista sabe que la suya es una franja complicada, en la que se han producido impactantes incorporaciones de cara al otoño y donde trabajan rostros femeninos muy potentes. “Mi verdadera rival es Ana Rosa Quintana, la líder, ya que con María Teresa Campos no coincido y con Susana Griso lo hago apenas durante quince minutos. Para diferenciarme de Ana Rosa lo que he intentado es apartarme de la crónica rosa y acercarme a la actualidad, la investigación y el debate político. Yo presumo de que como mi tertulia política no hay ninguna.”

A Concha le cuesta hacer valoraciones sobre los programas de la competencia. “No tengo enemigas”, asegura. Sin embargo, si uno sabe leer entre líneas, es fácil adivinar su opinión acerca de cierto tipo de contenidos que se ofrecen en dichos espacios. “En otras cadenas el  tema de las audiencias se vive de una forma salvaje. En Cuatro, sin embrago, lo vivimos con inquietud, con preocupación, con atención, pero desde luego te dejan trabajar. La diferencia entre ésta y otras cadenas es el grado de amarillismo”, añade.

El Confidencial: ¿Amarillismo?

Concha García Campoy: En otras televisiones ceden a pagar algunos testimonios, pagan a ciertos invitados para que digan determinadas cosas. Se trata de un circo, en el que siempre hay gente dispuesta a mentir.

EC: ¿Usted lo ha hecho alguna vez?

CGC: Jamás.

EC: ¿Y tiene verdadera constancia de que lo haga su competidora en la franja matinal?

CGC: No, no me consta.

EC: ¿Lo intuye, quizá?

CGC: Tampoco.

EC: Entonces, ¿a qué se refiere exactamente?

CGC: En ciertos programas se ha pagado a la chica que salvó el profesor Neira de una agresión, por ejemplo. Eso no solamente pervierte la entrevista, sino que convierte a los entrevistadores en meros actores y al conjunto en una mentira, en una perversión.

EC: Si no me equivoco, la entrevista a la que se refiere se realizó en La Noria, de Telecinco, y una de las entrevistadoras fue María Antonia Iglesias, que colabora habitualmente en su programa.

CGC: Sí, eso es cierto. Y a mí me parece mal, sinceramente. Respeto que ella piense que estaba haciendo un trabajo periodístico, pero si yo le hubiese tenido que dar un consejo, le hubiese dicho que a mí ese espectáculo no me gusta en absoluto.

EC: Da la sensación de que en televisión todo es un poco eso, espectáculo, incluso cuando se tratan temas relevantes como la política.

CGC: Lo que yo tengo en mi programa son analistas, que aportan información y que no vienen a pelearse. Yo les digo que le pongan vida a sus opiniones: “No podéis estar hablando media hora, esto no es el Ateneo, es televisión”. Pero ellos dicen lo que quieren y como quieren.

EC: Recalca usted lo de su programa. ¿Qué ocurre en los en otros?

CGC: En otros sí se fuerza la confrontación. Se les dice: “Tú blanco, tú negro y os peleáis”. Pero la gente lo sabe, le divierte este show y por eso lo sigue.

EC: ¿Fomenta la televisión la crispación política?

CGC: Rotundamente, sí.

EC: ¿Y qué hace alguien como usted en un sitio como éste?

CGC: El medio es duro, pero yo no he perdido un ápice de rigor. Cuatro ha aguantado unos datos muy discretos, debido a los contenidos de mi programa, pero hemos conseguido remontar.

EC: Pero usted también hace algo de crónica social, ¿le viene impuesto, quizá?

CGC: En absoluto. Si hablo de la Pantoja es porque quiero, porque creo que es un tipo de información que interesa. Nosotros no tenemos una mesa de corazón típica, pero si hay alguna noticia sobre personajes relevantes, la tratamos.

EC: ¿La presencia de Gonzalo Miró en el programa tampoco le fue impuesta?

CGC: No. Yo me he aprovechado muchísimo de Gonzalo. Yo le dije que viniese conmigo porque es una persona muy interesante mediáticamente, pero también tiene muchísimo talento y cultura. Sabe de política, sabe de todo, porque él se ve con Felipe González, con el Rey y con quién haga falta.

Antes de concluir la conversación, la secretaria de Concha llama a la puerta para asegurarse de que ésta sigue viva. Fuera del despacho le espera Juan Ramón Gonzalo, director del programa, para comer algo antes de la reunión en la que el equipo preparará los contenidos del día posterior. La de Concha es una vida hipotecada a la actualidad… Y la actualidad no descansa siquiera a la hora de la siesta.