22 agosto 2011
Un año después de su despido de Punto Radio
Ángel González Ucelay anuncia su retirada del periodismo u

Hechos
El 22 de agosto de 2011 D. Ángel González Ucelay publica un post anunciando su retirada del periodismo.
Lecturas
El texto de despedida de D. Ángel González Ucelay:
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FIN DE TRAYECTO
El 24 de enero de 1981 un niño de quince años entraba por la puerta del Club de Regatas de Santander de la mano del gran Manolo Bustamante, reportero gráfico de El Diario Montañés. Tomó notas de un campeonato social de billar a tres bandas que allí se celebraba y regresó, todavía de la mano de Manolo, a la sede del periódico, a pocos metros, en la calle Moctezuma, para hacer una breve reseña.
A la mañana siguiente, domingo, recibió el mayor regalo de toda su vida. Jamás, en los siguientes 30 años, volvió a sentir nada parecido. El Diario había publicado su pequeño artículo y, abajo del todo, se leía: Angel González.
Aún recuerdo el sol que iluminaba ese día el Sardinero, a mis hermanos correteando por la terraza del desaparecido Hotel del mismo nombre, a mi madre reparando en la entonces exhuberante Victoria Vera, que tomaba un aperitivo en la mesa de al lado, y a mi padre diciéndome orgulloso: “Hoy ha sido tu bautizo como periodista”.
Mi gran pena ha sido que lo mejor que me ha dado esta vida, mi padre, no pudiera ver cumplirse mis sueños por culpa de aquel maldito accidente aéreo que se lo llevó con sólo 41 años. Pero lo han visto mi madre, mis hermanos, y hasta mis cuatro abuelos tuvieron tiempo.Y el hijo que luego tuve, al que tanto quiero. Por si acaso, cuando regresé del primer Tour de Francia dejé sobre la tumba de mi padre la acreditación, que creo después recogió mi abuelo Elías,tras haber escrito en ella: “Papá, lo conseguí”.
Hoy, transcurridas tres décadas, en las que he llegado mucho más alto de lo que soñé, en las que he conocido casi el mundo entero, a muchísima gente importante y en las que he aprendido tres idiomas, he tomado la decisión de poner el punto final.
La semana pasada recibí una oferta a la que no he podido decir que sí. En este oficio, a diferencia de otros, todo lo que no sea entregarse en cuerpo y alma con ilusión es engañar a quienes te pagan y a quienes te escuchan. Mi herramienta de trabajo no es la voz, como podría pensarse desde fuera, sino el estado de ánimo. Y yo lo he perdido. Ni la empresa que con tanto cariño ha llamado a mi puerta, ni especialmente vosotros, os merecéis que os engañe. No es que no quiera estar con vosotros en todo momento, es que sinceramente no puedo daros lo que no tengo.
Lo que me habían propuesto no me llenaba, no iba a hacerme feliz, y si yo no soy feliz…¿cómo hacérselo a los demás? Soy consciente de que la oferta que he recibido para sí la quisieran muchos, pero en este momento no hay nada ni nadie que pueda convencerme para volver. Ni yo mismo, y juro por Dios que lo he intentado. El desencanto y la decepción han podido conmigo.
Les estaré agradecido de por vida por haberse acordado de mí, por haber insistido hasta la saciedad, porque además son mis amigos y se trata de un grupo mediático al que aprecio, que está dando aún sus primeros pasos y tiene muchas ganas de crecer. No sé, quizá algún día…pero tendría que cambiar mucho todo, y si cambia me temo que será a peor.
Como ya he dicho otras veces, no reconozco esta profesión, o mejor dicho, esta ex profesión. No hay Medios libres, ninguno, digan lo que digan.El que no es de derechas es de izquierdas, y el que no es del Madrid es del Barça. Todo el mundo es de alguien o de algo, pero nadie de su libertad ni de su público. Me repatea la gente en cuyas manos está el periodismo de este país, me repatean quienes lo ejercen y, con perdón, me repatean hasta quienes lo consumen.
Me niego, aunque me lo pidan de rodillas, y casi lo han hecho, a plegarme a la mafia y la corrupción que dominan este oficio, que nadie denuncia porque son ellos los que denuncian y no van a denunciarse a sí mismos.
Que se queden con ello y se ahoguen en su propia basura. Yo me apeo aquí. Me llevo mis sueños cumplidos, el cariño de la gente que me quiere de verdad y un montón de acreditaciones que regalarle a mi padre.
Ángel González Ucelay