Ángel Ron reemplaza a García Cuéllar como Consejero Delegado del Banco Popular

Acallados los rumores sobre una posible fusión del Banco Popular con alguno de los líderes de los medianos del sector Banco Sabadell, Zaragozano o Pastor la entidad sorprendió ayer al mercado con el anuncio de la dimisión de su actual número dos, Fulgencio García Cuéllar.

La Comisión Ejecutiva del grupo que copresiden los hermanos Luis y Javier Valls Taberner decidió sustituir a García Cuéllar por uno de sus directores generales, Angel Ron, responsable hasta ahora de la red del banco, y que aterrizó en la entidad de la mano de su predecesor en el cargo.

García Cuéllar abandona también su condición de miembro del consejo de administración, tal y como ayer especifió la institución a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en un breve comunicado, en el que se hace un escueto agradecimiento «por los servicios prestados» al ya ex consejero delegado.

El banco tenía previsto anunciar estos cambios en el consejo del próximo día 14 de marzo, pero ayer prefirió informar con antelación al mercado, sorprendido después de que la entidad perfilara recientemente las líneas estratégicas para este ejercicio labor que recaía en García Cuéllar en el que se ha puesto como meta aumentar la cuota de mercado hasta el 10% del negocio bancario su tasa supera el 8% en créditos, depósitos y oficinas .

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Operaciones de compra

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Sin embargo, el número dos del grupo no descartó, recientemente, que para «correr más que los demás» bancos, su entidad protagonizará «posibles operaciones de compra» siempre y cuando no se materialicen por la vía de una OPA hostil. Ese anuncio coincidía con el de los grandes del sector, BBVA y SCH, que pretenden centrar su estrategia en el mercado doméstico, tras el estallido de la crisis argentina y que ha terminado por pasar factura a sus filiales.

El Sabadell ha sido una de las instituciones en el punto de mira del Popular, después de que en 1999, año del nacimiento del los dos gigantes, optara por descolgarse del proceso de fusiones.

Fue el pasado febrero cuando el consejero delegado recalcó que, por el momento, «no hay conversaciones» con la entidad que preside Josep Oliú, si bien García Cúellar dejó constancia de su preferencia porque el banco no sólo crezca orgánicamente. «No podemos hacerlo por otra vía. Otros no quieren», lamentó.

Fuentes del sector apuntaban ayer a que los hermanos Valls Taberner no compartían la línea «aperturista» de García Cuéllar, partidario de adquirir otros bancos incluso fuera de las fronteras españolas, como es el caso de Portugal, donde el Popular está presente a través de ocho oficinas y de la sociedad Heller Factoring. La intención de García Cuéllar era la de adquirir más negocios en el país vecino vinculados, principalmente, a la gestión de activos de las pymes. Las divergencias sobre la cuestión del tamaño del banco entre el número dos y los copresidentes fueron desmentidas ayer por un portavoz del grupo, que achacó la jubilación de García Cuéllar, de 54 años, a que su misión «ha concluido» tras haber puesto en marcha la red de la institución.

El consejero delegado, nombrado en diciembre de 1998, «con vocación de permanencia y fidelidad a un modelo de gestión vigente para enfrentarse a los nuevos retos» llegada del euro se hizo cargo de la estrategia del grupo cuando las críticas llovían sobre el banco. Sus propios accionistas, como el alemán Allianz, le instaron en 1999 a que diera un cambio de rumbo para poder competir con los grandes.

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La tercera alternativa

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Al Popular, que trata de reforzarse como la tercera alternativa en la banca española, aunque le pisa los talones de cerca Banesto, llegó García Cuéllar después de que el consejero delegado de entonces, Ricardo Lacasa, solicitara su jubilación. Este, con 63 años, abandonó el banco y desató todo tipo de expectativas sobre una posible operación de concentración.

Pero los Valls, tras deshojar la margarita de la fusión o la compra optaron por seguir en solitario. Una opción que aún mantienen parapetados en que controlan el consejo del Popular (51%) y en el apoyo de Allianz y el HypoVereinsbank. Se da la circunstancia de que ambos grupos alemanes podrían hacer valer su posición, al tener el control del 10%.

La incertidumbre sobre el futuro del grupo dañó su estrategia y García Cuéllar se repuso recientemente de las críticas al modelo bancario del Popular, después de que en 2001 los resultados de la entidad aumentaran un 15,2% (565 millones de euros), la mayor tasa de los últimos años. Cuando García Guéllar fichó como su brazo derecho a Ron, estaba claro quién iba a ser su sustituto en caso de que el primero renunciara a su puesto.

El ya número dos, de 40 años, se hizo entonces cargo de la red.Fiel a sus costumbres, el Popular no ha sorprendido en este sentido, puesto que los Valls siempre han apostado por directivos de la propia institución para hacerles responsables de la estrategia.Quizas para asegurar su «independencia», como ayer recalcaba el comunicado de la entidad al referirse a su modelo.

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APOYO

Los hermanos Valls siguen la estela del BBVA y del SCH

La decisión tomada por el Banco Popular se suma a los cambios, en algunos casos sonados, que han tenido lugar en sus competidores más cercanos, el BBVA y el SCH.

Los tres grandes del sector acaban de estrenar nuevos consejeros delegados. Fue en diciembre del año pasado cuando el Bilbao Vizcaya Argentaria nombró a José Ignacio Goirigolzarri sustituto de Pedro Luis Uriarte, tras la sorpresiva marcha, antes de lo previsto en los pactos de fusión, del delfín del también ex copresidente del banco, Emilio Ybarra.

Hace sólo unas semanas el relevo tuvo lugar en el SCH. Emilio Botín, presidente único de la entidad, puso como número dos a Alfredo Sáenz, responsable hasta entonces de Banesto. Sáenz ha sustituido en el banco a Angel Corcóstegui, que salió al perder la batalla por el poder protagonizada entre Botín y el ex copresidente Amusátegui.

Se da la circunstancia de que Gorigolzarri es, por el momento, el consejero delegado de la gran banca que más tiempo lleva en el cargo, en el cada vez más convulso mundo financiero.