ANTENA 3 TV entrevista a Andrés Pajares en un programa en el que no paró de peleares con los periodistas: «Sois tontos, ¿cuándo follasteis por última vez?».

Al final, todos trincan, es el cuento de nunca acabar. Ya pueden protagonizar escándalos, descalificaciones, alejamientos familiares, o sacar a la luz los trapos sucios, ya nada ocultos, como en el caso del clan Pajares. Aunque se pongan del clan Pajares. Aunque se ponga a caldo – y no es precisamente Avecrem o Gallina Blanca, aunque sus desgarros pongan los pelos de punta – no se olvidan del talón justificativo de su verborreico despendole. Empezó Pajares junior, le siguió su hermana Mari Cielo desde Los Ángeles, vía conexión satélite, aunque no aclaró nada sobre por que él cómico acabó en la calle por la falta de espectadores en ‘A mi manera… de hacer’. Sólo calló Chonchi Alonso, su compañera y esposa durante veintisiete sufridores años, mientras Conchi Jiménez se apuntó al carro de las ganancias, aunque fuese para narrar más desventuras.

Los males de Andrés Pajares, físicos o artísticos, dan material para, incluso, rellenar la sección de sucesos de unos informativos. Ninguno se anda por las ramas y el hoy cuestionado personaje llevó de cabeza a sus contratadores de ANTENA 3 con la incertidumbre de si acudiría a ¿Dónde Estás Corazón?’, programa por el que cobró 100.000 euros.

Morbo lógico.

Después de contratarle, desapareció del mapa. Se esfumó sabiendo qué valor tenía su presencia en momentos, si no cruciales, si interesantes. Era lógico el morbo de conocer qué ocurrió aquella madrugada en el Hotel Villa de Madrid, donde, me cuentan, no quiere ni verle, ya que destrozó la suite junior, que costaba 250 euros la noche. A pesar de lo ocurrido, otra de sus obsesiones es que Burguera no tiene valor para sentarse mano a mano con él.

Dentro de todo, respondió a las expectativas, incluso poniendo, más bien imponiendo, vetos o censuras y como exigiendo que en ningún momento ‘me pongáis delante a Mariñas’. Me gustaría saber por qué: ¿Temía que le reprochaba su desmán de colgar en su blog hace días una esquela anunciando mi fallecimiento, hábito que tiene desde hace años cuando llamaba a compañeros en plan lloroso y les aseguraba que ‘¡Mariñas ha muerto!?’. No sé si tal enquina le viene porque sé mucha de lo que cobró del fallecido Paco Arce con ‘La Jaula de las locas’ o temiendo que le recordase aquella fatídica madrugada en la que Mari Cielo lo sorprendió en situación embarazosa con su entonces yerno Hugo, trance del que salió poniéndole una pistola en la sien mientras su hija escapaba por el bordillo de la fachada y daba voces que no eran de gesta. Acostumbrado a su persecución telefónica, no me extrañó que me quitaran de en medio la tarde del numerazo en el Arlequín, en la que me tuvo a dos palmos de esa aporreada nariz con la que hace algo más que sonarse. Ahí estaba ciego.

Recordemos que Andrés Pajares arremetió verbalmente contra parte de la profesión pero no se atrevió a citarme en su reaparición en su reaparición televisiva. Le dio a Patiño [María Patiño], a Gustavo [Gustavo González], a Carmen Rigalt o Ángel Antonio Herrero. Pero de mí, ni mu; tan sólo el veto escrito de que no quería verme ni en pintura. Así me salvé de su chabacanería procaz, canallesca y deslenguada. Dejó un cruel autorretrato.