7 septiembre 2023

Arabia Saudí compra por sorpresa el 10% de Telefónica convirtiéndose en su accionista mayoritario

Hechos

Saudi Telecom Company (STC) comunica oficialmente a la CNMV el 8 de septiembre de 2023 de la compra del 9,9% de las acciones de Telefónica.

06 Septiembre 2023

Sorpresa c0n el príncipe Salman en la trastienda

Carlos Segovia

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El príncipe heredero Mohamed bin Salman mantiene fluida relación con el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. También Olayan Alwetaid, el consejero delegado de STC Group, el grupo de telecomunicaciones saudí, la tiene con el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete. Pero ni el príncipe heredero -presidente del fondo soberano que controla STC- ni el otro consideraron necesario el gesto de avisar con antelación de que estaban preparando la mayor irrupción extranjera en la estratégica empresa española desde su fundación en 1924.

Por eso, cuando en la tarde de ayer, STC pidió permiso oficial al Gobierno para su entrada en Telefónica y cuando Pallete recibió en paralelo el aviso amistoso del grupo saudí fue una sorpresa colosal.

La operación ha sido cuidada al detalle para dar un golpe de mano sin vulnerar la legislación española. Por un lado, STC ha comprado un 4,9% del capital, por debajo del 5% que le habría obligado, tras el último decreto gubernamental, a solicitar permiso previo al Ministerio de Defensa de Margarita Robles al operar Telefónica en este campo. Lo que sí ha hecho el grupo saudí es postergar la ejecución de un paquete adicional del 5% hasta obtener ese permiso solicitado este martes. Fuentes del Ministerio de Defensa no apuntan objeciones. La solicitud de permiso es para materializar la compra de ese 5% más, pero sin rebasar el 10% que activaría el segundo y más peliagudo escudo gubernamental, el que faculta al Ministerio en esta ocasión de la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, a tomarse unos meses para decidir si permite o no tamaña irrupción.

El presidente de Telefónica, que se encontraba en San Francisco, decidió interrumpir su viaje, pero escuchadas las explicaciones del grupo saudí, lo ve en positivo. Lo considera una operación «amistosa» que, además, respalda expresamente su gestión, puesto que los saudíes aseguran que no tienen intención de tomar el control ni superar ese 10%.

De hecho, su participación es similar a la del fondo soberano de Qatar en Iberdrola sin que su presidente, Ignacio Galán, haya sufrido interferencias en la gestión en estos años. La diferencia es que STC Group no es un fondo soberano financiero, sino un grupo de telecomunicaciones, aunque está controlado por el fondo soberano saudí PIF que preside a su vez el polémico príncipe heredero. Por eso se trata de una operación de poder industrial saudí en una etapa en que la que el viejo emporio petrolero mira hacia Occidente en todos los sectores buscando diversificación y presencia influyente.

La relación previa con Telefónica era tan buena que la operadora se encontraba actualmente negociando con STC que participara en el patrocinio del equipo ciclista Movistar. Por eso también chirría que los saudíes no hayan avisado de sus intenciones tan hasta última hora.

Esta conducta abre incertidumbre sobre si será un socio cómodo para Telefónica. De momento, según las fuentes conocedoras consultadas, no han formulado petición de entrar en el consejo de administración, lo que le daría derecho a dos consejeros. Los principales accionistas hasta ahora, CaixaBank y BBVA cuentan con un consejero cada uno, Isidro Fainé y José María Abril, respectivamente.

De momento, si los saudíes se atienen a lo comunicado, suponen un espaldarazo para Telefónica en los mercados y formarían un núcleo accionarial junto a los bancos mencionados que alejaría a Telefónica de operaciones más hostiles. Lo ideal sería un núcleo duro nacional o, al menos, privado sin estados de por medio, pero no está el capitalismo hispano para operaciones como ésta: más de 2.000 millones sin llegar a mandar.

08 Septiembre 2023

Petrodólares en Telefónica

EL PAÍS (Directora: Pepa Bueno)

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La entrada por sorpresa del grupo saudí STC en la operadora provoca un terremoto financiero

El Gobierno en funciones tendrá que tomar en las próximas semanas una decisión crítica sobre el desembarco de Arabia Saudí en Telefónica, empresa estratégica española y peso pesado del Ibex 35. El movimiento para hacerse con el 9,9% de uno de los nombres más estrechamente vinculados a España en el exterior pone al Ejecutivo en un compromiso: tendrá que abordar, en pleno proceso de investidura, un asunto espinoso con la certeza de que cualquiera que sea su decisión sentará un importante precedente en Madrid y en Bruselas, desde donde se observa la situación con cautela. En paralelo, Riad negocia con el Gobierno de Giorgia Meloni su entrada en el nuevo fondo italiano para inversiones estratégicas. Antes fue China, hoy es Arabia Saudí, otro gigante extracomunitario.

El envite por Telefónica, valorado en más de 2.100 millones de euros y que convertiría a la petromonarquía en primer accionista, es relevante en sí mismo. Pese a su debilidad bursátil en los últimos años, la empresa de telecomunicaciones se mantiene entre las 10 mayores cotizadas del selectivo. La clave, sin embargo, está en las credenciales del comprador: Saudi Telecom Company (STC), un coloso bajo el paraguas del Estado saudí, dueño de casi las dos terceras partes de su capital.

Arabia Saudí, una dictadura señalada por el trato que dispensa a la mujer y por sus repetidas violaciones de los derechos humanos, no es un socio cómodo. El viaje exprés a Riad del presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, es la mejor prueba de que la operación ha cogido a todas las partes —salvo a STC— por sorpresa: ni la cúpula de la empresa ni el Ejecutivo tenían conocimiento de la compra. Aunque se insiste en que la españolidad de la marca no está en riesgo, en la retina permanece la tentativa saudí —finalmente fallida— de llevarse de Madrid la sede de la Organización Mundial del Turismo (OMT), que el propio Gobierno de Pedro Sánchez calificó de movimiento “poco amistoso”.

Son muchos los cabos que convendría atar en una transacción decisiva en una empresa clave para España: el 9,9%, que le convertiría en primer accionista, es suficiente para sentarse en el consejo de administración. Superar ese límite precisa de autorización gubernamental por la ley antiopas que protege los sectores estratégicos españoles. En este caso, además, al ser Telefónica proveedora habitual de un departamento tan sensible como el Ministerio de Defensa, el listón de la autorización está en el 5%. El Gobierno tiene tres meses para decidir en una cuestión recurrente en el mercado global de capitales: cómo proteger las grandes compañías en áreas fundamentales para la economía y la seguridad de un país.

08 Septiembre 2023

La toma de Telefónica por Arabia

Federico Jiménez Losantos

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EL ASALTO a Telefónica por la dictadura islamita de Arabia Saudí no tiene nada que ver con la economía de mercado ni con la libertad de comercio. Si una empresa extranjera compra una empresa española será porque le interesa y ve posibilidades de crecimiento y ganancia. Como eso favorece a los accionistas o propietarios de esa empresa, nada que objetar. Pero el régimen saudí no es una empresa, sino un Estado propiedad de una familia o un clan que emplea los ingentes ingresos que obtiene del petróleo para acrecentar su riqueza y poder; que utiliza, además de para vivir a todo tren, para expandir el islam por todo el mundo, especialmente, Occidente. Islam significa sumisión. Lo contrario del liberalismo.

La mayoría de las innumerables mezquitas alzadas en Europa, mientras se queman iglesias católicas o sinagogas, las pagó Riad para expandir la versión wahabí del Islam, una de las más rigoristas y menos compatibles con las libertades civiles, sobre todo, de la mujer. Si Arabia se alinea con Occidente no es por respetar sus valores, sino por combatir la otra rama del islam, la chiíta iraní, estrechamente aliada con Rusia, China y regímenes comunistas como el de Caracas. Esa división islamista ha llevado a Estados Unidos y a Europa a apoyarse en Riad. Pero el interés militar, que es mutuo, no supone respetar su régimen.

Ayer, el Gobierno de Sánchez que muele a impuestos, persigue a los empresarios españoles y los insulta cuando se largan, celebró la toma de Telefónica, que debería impedir. Los millonarios con chilaba le gustan; Zara o Mercadona, no. El PSOE se pirra por los sobornos o convolutos. Y liberales a la violeta, que se llaman libertarios y son tontiuniversitarios, tampoco ponen peros a la toma de la mejor empresa tecnológica española por el fondo de la familia real saudí que dirige Bin Salman, cuya hazaña mayor, aparte de la cuna, es el asesinato y descuartizamiento de un periodista molesto en el consulado de Riad en Estambul.

Un Estado no es una empresa ni un club de fútbol. Una empresa estratégica española no puede ser propiedad de la familia real de Marruecos o de Riad. Con Telefónica hacen como con el fútbol europeo: compran la FIFA y la UEFA, rompen el mercado y luego, como en Qatar, no le dan una patada a un bote. Nuevos ricos junto a viejos corruptos. Y el islam, en el horizonte.

12 Septiembre 2023

Telefónica está en buenas manos

Luis María Anson

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«Álvarez-Pallete es un empresario eficaz, ejecutivo serio, intelectual de largo alcance. La Telefónica está en buenas manos»

Llevo más de 70 años en el ejercicio del periodismo. A lo largo de mi dilatada vida profesional he conversado con todos los presidentes de Telefónica, hombres casi sin excepción especialmente capaces. Ninguno como José María Álvarez-Pallete. El presidente de Telefónica es un empresario eficaz, un ejecutivo serio y lúcido, un intelectual de largo alcance.

Se puso al frente de Telefónica en un momento especialmente delicado. Ha transformado la compañía, la ha desarrollado en la globalización, la ha robustecido económicamente, la ha situado en la vanguardia tecnológica y ha reducido la descomunal deuda heredada. Álvarez-Pallete ha conseguido el reconocimiento internacional por su gestión y a muchos produce una cierta sonrisa escuchar cómo Yolanda Díaz Iscariote quiere darle lecciones a un hombre como Pallete que es un sabio en digitalización y en inteligencia artificial y que conoce mejor que nadie lo que significa Telefónica tanto nacional como internacionalmente. Álvarez-Pallete ha disparado los ingresos en cloud, big data, video y otros muchos sectores. La Telefónica está en buenas manos.

En el cerebro de José María Álvarez-Pallete permanece encendida la llama digital. Portador de la palabra inédita, visitó la Real Academia Española y explicó en el templo del idioma que las máquinas han creado su propio lenguaje… Son más eficaces que el hombre en comprensión lectora, en traducción y en el reconocimiento de objetos. Las máquinas hablan entre sí. Han creado su propio idioma y ya no necesitan que las programen porque se entrenan entre ellas y aprenden por sí solas.

En Marte mantenemos el Curiosity, un robot que toma sus propias decisiones. El sistema AEGIS ha conseguido el funcionamiento de la Inteligencia Artificial. Álvarez-Pallete es un experto en la materia. Recuerdo cómo en su despacho me explicó la significación de la época cíborg y el alcance de la Inteligencia Artificial, que O’Connell resume en su libro Ser máquinas. Álvarez-Pallete se mueve en las alturas tecnológicas. Quiere que la IA hable en español y sabe que el 5-G navega a 1,2 gigabytes por segundo y multiplica la descarga de datos hasta el punto de que estamos ya en el internet de las cosas. Nada parece preocupante en la aventura saudí porque Telefónica, sí, está en buenas manos.