26 abril 2018

El Tribunal Supremo ratificará la sentencia en un momento de especial sensibilidad por los crímenes de violencia de género ante una opinión pública que dictaminó desde el minuto uno que los cinco acusados eran culpables y que cualquier sentencia que se dictaminara sería demasiado blanda contra ellos

Caso ‘La Manada’: El juicio sobre si la relación de cinco hombres con una mujer había sido consentida o forzada desata indignación social

Hechos

  • El 26.04.2018 se hizo pública por la audiencia de Navarra la sentencia en primera instancia a cinco hombres acusados de violación y abusos sexuales contra una mujer.

Lecturas

El 26 de abril de 2018 la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra, formada por D. José Francisco Cobo Sáenz, Dña. Raquel Fernandino Nosti y D. Ricardo González González hizo pública la sentencia contra 5 hombres acusados de abuso sexual contra Dña. Clara García Luna durante las fiestas de San Fermín.

Los cinco condenados eran D. José Ángel Prenda Martínez, D. Ángel Boza Florido, D. Antonio Manuel Guerrero Escudero, D. Alfonso Jesús Cabezuelo Entrena y D. Jesús Escudero Domínguez y su principal abogado D. Agustín Martínez Becerra.

La sentencia establece que, aunque no hubo violencia, por lo que no puede calificarse de violación sí hubo abuso, dado que los Sres. Prenda Martínez, Boza Florido, Guerrero Escudero, Cabezuelo Entrena y Escudero Domínguez intimidaron a la Sra. García Luna por ser cinco contra una haciendo que se sintiera obligada a someterese, además de robarle el teléfono móvil tras mantener aquella relación.

La condena respaldada por los jueces D. José Francisco Cobo Sáenz y Dña. Raquel Fernández Nosti considera a los Sres. Prenda, Boza, Guerrero, Cabezuelo y Escudero culpables de abuso sexual y los condena a 8 años de cárcel frente al voto discrepante del juez D. Ricardo González González, que creía que eran inocentes.

Esta condena desata una ola de indignación en medios de comunicación y partidos políticos que consideran la pena de 9 años de cárcel demasiado benévolas. El ministro de justicia D. Rafael Catalá Polo (PP) también criticará la sentencia y anuncia el estudio de una reforma legal para modificar el criterio y la diferencia entre abuso sexual y violación.

PROTAGONISTAS DEL JUICIO: 

 D. José Ángel Prensa, D. Alfonso Jesús Cabezuelo, D. Jesús Escuredo, D. Ángel Boza y D. Antonio Manuel Guerrero mantuvieron relaciones sexuales con una mujer. Grabaron imágenes del momento y se la pasaron entre ellos posteriormente en un whatsap común. En el caso de D. Antonio Manuel Guerrero le robó el teléfono móvil a la mujer.

LA DENUNCIANTE

La mujer denunciante reconocía en su declaración que ‘se sometió’, que en ningún momento dijo ‘no’ y que lo que ninguno de los acusados recurrió a la violencia física contra ella, justificando su actitud en el estado de ‘shock’ en que quedó ante la presión de grupo que suponía la presión de grupo de cinco personas frente a ella por lo que consideraba el caso como una violación.

JUECES

 Los tres jueces que formaban parte del tribunal que juzgó el caso en primera instancia fueron D. José Francisco Cobo, Dña. Raquel Fernandino y D. Ricardo González. El juez Sr. González hizo un voto particular recomendando la absolución de los acusados por considerar que en el propio testimonio de la denunciante acreditaba que no había sido una violación. Pero se impuso el criterio de los jueces Cobo y Fernandino, que consideraron que aunque no se pudiera hablar de violación por ausencia de violencia, sí se podía hablar de abusos sexuales por la presión coactiva de cinco personas frente a una mujer, por lo que condenaban a los cinco hombres a 9 años de prisión.

Respecto a si salían en libertad provisional a la espera de que hubiera sentencia firme. El juez Cobo se declaró contrario, pero en esta ocasión la juez Fernandino y el juez González unieron sus votos para ponerles en libertad.

ABOGADOS:

 D. Carlos Bacaicoa, principal abogado de la denunciante y defensor del criterio de que la actitud de aquellos cinco hombres debía ser calificado como una violación. Solicitaba 24 años de prisión para cada acusado.

 D. Agustín Martínez Becerra, abogado de tres de los miembros de ‘La Manada’, defendió que sus acusados, aunque ‘imbéciles’ no habían cometido ninguna violación porque las relaciones fueron consentidas. Durante el juicio fue reiteradamente insultado y amenazado en redes sociales y por grupos feministas por quienes consideraban indigno que un abogado defendiera a ‘violadores’ (El Sr. Martínez Becerra fue abogado en su día de acusados en el caso Arny). Durante todo el tiempo que duró el juicio participó con frecuencia en programas de televisión para defender a sus clientes frente a periodistas y comentaristas feministas, que le señalaron como principal enemigo mediático.

 D. Jesús Pérez y D. Manuel Canales eran los respectivos abogados de los dos acusados restantes. También solicitaban la absolución de los mismos.

EL CASO EN LOS MEDIOS

MOVILIZACIÓN EN LOS MEDIOS CONTRA ‘LA MANADA’ COMO SÍMBULO DE LA CAUSA FEMINISTA

 Los principales medios de comunicación de España se posicionaron abiertamente contra los miembros de La Manada y considerándoles desde el minuto uno depredadores humanos y violadores. En esta posición destacó ‘El Programa de Ana Rosa’ de Mediaset presentado por Dña. Ana Rosa Quintana en el que D. Joaquín Prat fue la punta de lanza contra estos. Desde el grupo Atresmedia destacaron los programas ‘Espejo Público’ de Dña. Susanna Griso, ‘Más Vale Tarde’ Dña. Mamen Mendizabal o ‘Liarla Pardo’ de Dña. Carmen Pardo, que informaron del caso todos ellos desde una perspectiva de culpabilidad hacia La Manada. Destacaron las tertulianas Dña. Elisa Beli, Dña. Lucía Etxebarría, Dña. Luz Sánchez Mellado o Dña. Loreto Ochando que consideraron a la víctima de ‘La Manada’ «símbolo de las mujeres» por lo que cualquier alegato contrario a ella era un atentado a las mujeres. La Sra. Ochendo llegó a arremeter contra la vida sexual del juez González, mientras que la Sra. Beni llamó ‘cobarde y veleta’ a la juez Fernandino. Pero el principal enemigo de estos programas fue el abogado defensor de la mayoría de miembros de La Manada, D. Austín Martínez Becerra, al que insultaron reiteradamente como ‘chulo’ o ‘veleta’. Dña. Lucía Mendez, en el diario EL MUNDO escribió que al defender a violadores él también lo era.

A FAVOR DE LOS JUECES

Aunque en menor medida, también hubo algunos casos de periodistas que se posicionaron a favor de los jueces como Dña. Elena Berebrana (de LIBERTAD DIGITAL) o el Sr. Nacho Abad, en el Grupo Atresmedia.

En el extremo más radical opuesto llegó el director de la web LA TRIBUNA DE CARTAGENA, D. Josele Sánchez, defensor de la inocencia de ‘La Manada’ que publicó artículos arremetiendo contra la denunciante y llegó a publicar además durante unos días imágenes de esta, con comentarios.

16 Noviembre 2017

Por puta

Luz Sánchez Mellado

Leer
Lo que no dicen es que, de cinco tíos como cinco Torres del Oro, ni uno tuvo una neurona activa o una célula de humanidad para acabar con la orgía, aunque tú se la hubieras pedido, como insinúan, casi de rodillas

Tienes 18 años. Estrenas mayoría de edad. Eres oficialmente adulta. Con cuerpo de mujer hecha y derecha, aunque en tu rostro y en tu mirada y en lo más hondo de tu seno, donde habita lo que llamamos alma, puede que aún seas, lo serás siempre, la niña de los ojos de los tuyos. Pero tú te crees muy mayor. Y capaz. Y libre. Lo eres, de hecho. Lo dice tu condición de ciudadana de pleno derecho. Estamos en julio. Empieza tu primer verano de libertad absoluta. Te quieres comer el mundo. Te vas a los Sanfermines. Bebes, bailas, te desmadras tanto o más que tus pares varones. Conoces a unos chicos en la calle a las tantas de la noche. Altos, guapos, simpáticos como ellos solos. Hombres, ellos sí, hechos y derechos que te sacan 10 años, 10 centímetros y mucho más que 10 kilos de envergadura por barba. Os divertís juntos. Jijí, jajá, selfis, picos, morritos, morreos. Puede que te des el lote con uno, o con varios, o con todos. Porque sí. Porque eres dueña de ti misma. Porque te da la gana y punto. Se ofrecen a acompañarte al coche. De camino, te meten en un portal y te penetran por donde quieren mientras se jalean, te graban en tal trance y se jactan de su hazaña ante sus colegas. Acaban, te roban el móvil y te dejan tirada en la escalera. Les denuncias. Les enchironan. Lloran. Patalean. Piden justicia. Dicen que son inocentes. Que tú consentiste. Que lo pasaste bomba, incluso. Pagan a un detective para que te siga y demuestre en el juicio que no eres una santa y que después del episodio estabas tan pancha. Entrabas, salías, vivías. Lo que no dicen es que, de cinco tíos como cinco Torres del Oro, ni uno tuvo una neurona activa o una célula de humanidad para acabar con la orgía, aunque tú se la hubieras pedido, como insinúan, casi de rodillas. Pero, claro, ellos son hombres y tienen sus urgencias. Y tú eres muy suelta. Ya se ve en el informe del detective. Lo que te pasa, te pasa por algo. Por puta.

27 Noviembre 2017

En Manada

Isabel San Sebastián

Leer

No sé qué me asquea más, si la defensa de la «manada» sanferminera, basada en invertir los papeles y presentar a la víctima como instigadora de su propio suplicio, o el hecho de que haya quien compre semejante mercancía pútrida. Desde la célebre sentencia de la minifalda no se oían cosas tan gruesas como las proferidas a las puertas de los juzgados pamploneses o las repetidas por ciertos «periodistas» abrevados con esa basura. ¿Tan enferma está esta sociedad? ¿Tan anclada en un pasado más próximo al medievo que al siglo XXI?

A ver, señores y señoras… ¡Podría haber sido mi hija o la de cualquiera de ustedes! Una chica de dieciocho años que acude a unas fiestas en las que reina el alcohol, se pasa con las copas (o con lo que quiera que tomase, es completamente irrelevante a los efectos que nos ocupan) y se encuentra de pronto frente a frente con cinco hombres hechos y derechos que prácticamente le doblan la edad. Cinco tipos que se contemplan a sí mismos como lobos, a juzgar por el nombre con el que han denominado a la pandilla, y actúan en grupo, todos a una, cual jauría en busca de una presa fácil en la que desahogar sus bajos instintos. Cinco bestias. ¿Qué otro calificativo cabe aplicar a cinco varones adultos, en pleno uso de sus facultades, que introducen en un portal a una mujer recién salida de la niñez a la que acaban de conocer, la someten a prácticas que resultarían aberrantes incluso en una película de porno duro, le roban el móvil y la dejan abandonada, en estado de shock, para seguir la juerga hasta que el cuerpo aguante? Mientras no haya sentencia firme no me es posible tildarles de criminales o violadores. La justicia dirá. Nadie me impedirá, sin embargo, tacharles de lo que son: bárbaros, infames, salvajes, cerdos, canallas, miserables hijos de Satanás. Y tampoco nadie me moverá del lado de esa muchacha, podría haber sido mi hija, sometida al doble calvario de pasar por esa experiencia terrible y verse obligada a revivirla tiempo después en la sala de un tribunal, trasladada a la plaza pública, donde lo que parece juzgarse no es la gravedad de los hechos sino su culpabilidad. ¡Inaudito!

«Si no dijo expresamente no, estaba queriendo decir sí», sostiene en resumidas cuentas el abogado contratado para conseguir la absolución de ese tropel lobuno. «Si no dijo expresamente sí, estaba diciendo no», responde con inapelable lógica el letrado de la víctima. Ahí es donde se pervierte la naturaleza del proceso para colocar el foco sobre la agredida, obligándola a rebatir los cargos que van cayendo sobre ella: provocación al ataque, conducta impropia ante sus verdugos, invitación a la violación, complicidad con los agresores, consentimiento de los abusos sufridos… ¿Debe probar la víctima de un robo que no deseaba regalar sus bienes al ladrón? ¿Y la de un atentado que no simpatiza con los terroristas? La violación es el único delito que obliga a quien lo padece a demostrar su inocencia.

Hoy entra en su fase final el juicio que ha sentado en el banquillo a los acusados de perpetrar una agresión sexual en manada durante las fiestas de San Fermín. La última palabra será para el defensor, empeñado en convencernos de que la chica, podría haber sido mi hija o la de cualquiera de ustedes, deseaba ardientemente participar de esa violencia. Para desacreditarla. Bien está que respetemos la presunción de inocencia y el derecho de todo imputado a una defensa justa, pero permítanme que sienta náuseas ante el hedor de esa porquería.

09 Diciembre 2017

La ‘Gran Diosa’ y la Manada

Lucía Méndez

Leer
La joven víctima de la Manada, que en busca de un juicio justo, ha sido violada en la sala de vistas por los abogados de los acusados.

EL PROFESOR estadounidense Joseph Campbell dedicó buena parte de su vida al estudio de la mitología como expresión del espíritu humano universal. Campbell murió en 1987 dejando una obra publicada casi inabarcable sobre los mitos y las religiones. Aunque le quedó algo pendiente. Lo retomó la antropóloga Safron Rossi, que estudió y ordenó las conferencias y talleres de Campbell sobre el poder simbólico de lo divino femenino en la historia de la humanidad. El resultado fue Diosas, un libro publicado en España por Atalanta. Es un viaje erudito por la figura femenina en todas las culturas y religiones, desde el Paleolítico hasta el Renacimiento.

El viaje empieza en la Edad de Piedra, en las pequeñas figuras de Venus datadas entre el 30.000 y el 10.000 a. C. Su ingente labor consiste en sacar a la luz «los poderes simbólicos» de lo «divino femenino» enterrados por las «tradiciones patriarcales». En el prólogo, la antropóloga Rossi dice que la obra del profesor es un homenaje a la mujer y una rotunda prueba de respeto hacia la importancia del «espíritu femenino».

En su vejez, Campbell apreció que la Gran Diosa, figura esencial de la primera concepción mitológica del mundo, estaba cambiando. Después de una eternidad de dominación masculina, las mujeres eran libres «para desarrollarse individualmente del mismo modo que los hombres». El mitólogo observó que este cambio de comportamiento en las mujeres llegaba hasta «la ley de la jungla masculina» y lo planteó como el gran desafío de nuestra civilización. «Ahora las mujeres deben decirnos cuáles son las posibilidades del futuro femenino».

El despertar definitivo ha llegado. No sin dolor. No sin resistencias. La Gran Diosa de Campbell se ha encarnado en todas esas mujeres que, por primera vez, denuncian públicamente a sus acosadores sexuales.

La Gran Diosa acompaña también a la joven víctima de la Manada, que en busca de un juicio justo, ha sido violada en la sala de vistas por los abogados de los acusados. El derecho de defensa no puede incluir el derecho a la violación de la intimidad de las víctimas a través de los interrogatorios repugnantes, morbosos y nauseabundos que han sido publicados por este periódico.

El juicio contra los cinco de la jungla es una prueba que la víctima y la sociedad están superando con nota. A la espera del veredicto, la bárbara Manada se ha retratado por su asquerosa falta de respeto a las mujeres. Hay razones para el optimismo. Como dice Campbell en el último capítulo de Diosas, contemplamos en esta era «la maravilla de este ascenso al cielo de la Diosa».

26 Abril 2018

Por la calle de en medio

Elisa Beni

Leer
El juez Ricardo González ve una alegre orgía que encuentra sórdida y fría, puro sexo animal, pero en la que no encuentra motivos para pensar que no hay consentimiento. No sabemos cuán fan de Youporn es el magistrado pero esa es su posición que exige la libre absolución.

Me declaro fuera de toda manada. De las que agreden y de las que pretenden que la Justicia sea hecha en las plazas. No encuentro otra forma de abordar este asunto que desde la serenidad y la razón. Voy a contarles lo que he visto en esa sentencia que ayer inflamaba al país, a muchas mujeres del país, y que lo hacía precisamente porque se ha querido que la voz de la víctima, o sus silencios, fueran tenidos en cuenta con toda la fuerza de su denuncia. Puede parecerles un contrasentido, pero no lo es y esta es la debilidad de la sentencia.

En la resolución Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra se retrata con toda claridad un tribunal dividido, quebrado, fracturado, hasta un punto que es difícil ver en la práctica forense. Veo un tribunal que ha sentido la presión social hasta el punto de verse quizá inconscientemente forzado a emitir una sentencia de cerca de 400 folios para un asunto que, en principio,no precisaría de tantos. Muchos de ellos están dedicados a reforzar una posición que es un equilibrio, más inestable que estable, incluso desde el punto de vista técnico. Veo un voto particular que casi es una acusación de prevaricación hacia sus compañeros, algo inusitado, por su virulencia, por las descalificaciones jurídicas que hace de ellos sin un ápice de respeto o siquiera de educación.

Veo un tribunal que sólo ha coincidido en una cosa: NO se dan la violencia o la intimidación que precisa lo que popularmente llamamos violación -agresión sexual con acceso carnal del artículo 179 del Código Penal- pero que a partir de ahí no han sido capaces de lograr no sólo un consenso sino tampoco unas formas entre ellos. No quiero ni imaginarme cómo han debido de ser las deliberaciones. Decía pues que los tres magistrados consideran que no se da violencia, eso es claro, pero tampoco la intimidación necesaria para conceder las penas que pedían la Fiscalía y las acusaciones. Este puede ser uno de los problemas, apunten porque volveré sobre ello, pero lo cierto es que ellos han tenido acceso a los vídeos, al sumario, a los testimonios, a los peritajes y a todos los informes. Ellos han tenido delante a la víctima y a los acusados y les han escuchado. Ninguno de nosotros lo ha hecho.

Lo cierto es que no hallando tal intimidación, el tribunal se ha quebrado entre los dos magistrados que han considerado que, aún no dándose esa intimidación del tipo violación, tampoco tenían ante sí sexo libre y consentido. El tercero de ellos, sí. El tercero en su voto particular ve una alegre orgía que encuentra sórdida y fría, puro sexo animal, pero en la que no encuentra motivos para pensar que no hay consentimiento. No sabemos cuán fan de Youporn es el magistrado pero esa es su posición que exige, en la lógica jurídica, la libre absolución. Enfrente se hallan otros dos magistrados que aprecian la humillación, la falta de consentimiento, la presencia de cinco machos adultos y fuertes y la de una chica de 18 años ebria que siempre ha manifestado que le hicieron cosas que ella no quería. Estos dos magistrados, creo que en aras a hacer justicia material, han elegido una vía intermedia que les ofrecía el Código Penal, la del artículo 181.3 y 181.4, que es un curioso artículo en el que se habla de un consentimiento viciado porque se obtiene “prevaliéndose de una situación de superioridad manifiesta que coarte la libertad de la víctima”. Y aquí, queriendo hacer justicia por la vía de en medio, es donde yo creo que tropieza la sentencia. Entre otras cosas porque en sus hechos probados describen una intimidación perfectamente compatible con la violación pero luego argumentan y fallan otra cosa. Y también porque es difícil ver -y este es un problema del legislador- cómo puede esa situación de superioridad manifiesta que coarta la libertad no ser una intimidación en toda la regla y, por tanto, cómo no estamos ante una violación.

Palabras. Tecnicismos cada vez más complejos para describir los grados de violencia o de intimidación o de consentimiento en los delitos en los que mayoritariamente la mujer es la víctima. Fíjense qué poco prurito para apreciar la violencia se tiene en la cuestión del procés. Cómo ahí muchos están dispuestos a ver violencias diferidas, intencionales, puramente teóricas. Este es quizá uno de los problemas que el legislador debería afrontar para mejorar la respuesta a la exigencia de Justicia que ruge en las plazas. Las mujeres ya no van a conformarse con un análisis de bisturí sobre la acción del hombre cuando las agrede, tan de bisturí y tan fino, tan salido de mente masculina, y tan abstruso a veces que quizá sea una forma encubierta y antigua y patriarcal de aceptar que la mujer debe de sufrir más cosas de las que desea para preservar lo que llamamos Justicia. Un análisis que pierde fineza cuando de otra violencias e intimidaciones se trata. A los ejemplos de la actualidad de estos días me remito.

No puedo dejar de señalar que el magistrado disidente no sólo ha dejado servido el recurso a los defensores, eso suele suceder, sino que ha cruzado líneas insólitas. En su sentencia individual, porque eso es este voto, llega a decirles bien claro que discrepa de la motivación fáctica de la sentencia mayoritaria “porque parece preordenada a justificar esa condena”. Les acusa de haber tratado de “forma obsequiosa” el testimonio de la víctima y de haber “convertido en otra cosa distinta de lo que ha sido objeto de acusación por parte de los otros dos magistrados al haber aplicado el artículo 181”. Dice, en román paladino, que los otros dos miembros del tribunal han acomodado la realidad de lo visto en el plenario a la posibilidad de condenar por algo, aunque no fuera lo que pedían las acusaciones. Tremendo.

No quiero justicia medieval. Rechazo esas peticiones absurdas de inhabilitación para los jueces o esos intentos de entrar en un tribunal de Justicia a la fuerza. Creo que hay que dirigir los esfuerzos a propugnar los cambios legales necesarios para que la mujer no sea una eterna sospechosa en los delitos contra su libertad sexual aunque, y eso lo tendrán que admitir hasta las feministas más exacerbadas, respetando los derechos constitucionales de los varones y dándoles seguridad jurídica.

Cada vez vamos a asistir a más situaciones como ésta. Las generaciones que han obtenido su educación sexual viendo pornografía dura van a verse sometidas a tensiones entre la ficción y la realidad que van a provocar dolor y que van producir discusiones jurídicas y tensiones sociales. Incluso si las mujeres se embarcan en cosas que creen que disfrutaran y luego descubren que no, ha de ser posible que su libertad se respete.

Este caso debe seguir la vía de los recursos y esperar que tribunales con más cohesión y capacidad de consenso jurídico nos den la solución final. Las protestas, las manadas, a quien deben mirar es a los legisladores para exigirles una respuesta adecuada para la libertad de las mujeres del siglo XXI.

28 Abril 2018

No, señor juez, no

Lucía Méndez

Leer

A la atención del Ilmo. Sr. Ricardo González, Magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra.

«Señor juez, con la venia. He leído atentamente el voto particular discrepante emitido por Su Señoría en la sentencia que condena a los cinco acusados de La Manada por abuso sexual continuado contra una joven en los Sanfermines de 2016.

Puesto que carezco de formación jurídica, respeto su interpretación del Código Penal para pedir la absolución de este grupo de machos a los que una joven de 18 años condujo hasta un portal angosto con el fin de excitarse sexualmente en un ambiente de ‘jolgorio’ y ‘regocijo’. Según sus mismas palabras. Llama la atención, es verdad, que S.S. tenga una visión tan distinta de sus dos colegas de Sala, que han condenado a los acusados a nueve años de cárcel. Cada juez es un mundo. En sus manos está la interpretación del Código Penal. Santo y bueno.

No. No es del Código Penal de lo que yo quería hablarle. Es de la vida. De las mujeres. De su dignidad. Del respeto a la intimidad. Del derecho de las víctimas que acuden a pedir justicia a no ser insultadas en sus textos jurídicos. Usted tiene derecho a pedir la absolución de La Manada. Pero no a degradar, humillar, ofender, ultrajar y hacer escarnio de una mujer que denuncia haber sufrido una violación. Puede usted considerar que los hechos no merecen castigo penal. Lo que de ninguna manera es asumible, ni aceptable, sino vergonzoso, es que S.S. aprecie «regocijo» y «jolgorio» en el mismo portal donde la víctima se sintió violada. Me permito recordarle cómo define ambos términos la RAE. ‘Regocijo: Alegría intensa o júbilo. Jolgorio: Fiesta, diversión bulliciosa’. Piénselo. ¿De verdad alguien puede creer que esas prácticas sexuales de los machos que se detallan –hasta extremos ciertamente llamativos– en su voto particular fueron jubilosas para la víctima? No necesitaba atacar la dignidad de esta mujer para absolver a sus agresores.

Usted puede considerar –con el Código Penal en la mano– que no la violaron. Pero le digo, no se me ocurre ninguna razón por la que una joven denuncie una violación si en realidad los cinco machos de La Manada le proporcionaron el placer y la «excitación sexual» que refiere en su texto. Con la venia, esas consideraciones suyas son indignas, indecentes y obscenas. No, señor juez, no. Las mujeres no disfrutan siendo violadas. Y por eso salen a la calle. No porque hayan sido atacadas por el virus del populismo salvaje».

27 Abril 2018

¿Qué les digo a mis hijas?

Luz Sánchez Mellado

Leer
"Que no se metan en un portal con cinco hombres" es un consejo que culpabiliza a todas las mujeres y criminaliza a todos los hombres

Sí, ya sé que la sentencia de La Manada está fundamentada en Derecho. Sí, ya sé que es recurrible en superior instancia. No, no estuve en las vistas, ni escuché el testimonio de los acusados, ni el de la víctima. Sí, solo hablo de oídas y leídas. No, no voy a adentrarme aquí en disquisiciones jurídicas sobre lo que es o no intimidación y/o violencia y lo que es o no abuso y/o violación en nuestro Código Penal, que para eso doctores tiene el Supremo. No, no exijo la sangre de esos sujetos ni su linchamiento colectivo ni tengo mayor interés en que pasen tres años más o menos entre rejas. Y, sí, el relato de porno cutre del voto particular del magistrado que pedía la libre absolución de los encausados me repatea las vísceras y me insulta la inteligencia. No, no voy a ir de analista cuando ni lo soy ni lo pretendo.

Lo mío es más de andar por casa, o por la calle, o por la vida. La duda que me corroe es qué les digo esta noche a mis hijas: una rayando la mayoría de edad y la otra recién cruzada esa delicadísima línea. ¿Que si denuncias a un sujeto que te ha penetrado por todos tus orificios sin tu consentimiento pero sin ponerte un cuchillo en el cuello ni amenazarte con matarte, no te ha violado sino solo abusado de tu cuerpo? ¿Que eso dice el Código Penal y que la sentencia es impecable porque así están las cosas? ¿Que, puestas en el caso, se dejen hacer para evitar males mayores, o que se resistan como vírgenes mártires para demostrar que ellas no querían? ¿Que no se metan solas en un portal con cinco hombres?

Paradójicamente, este último consejo fue una de las respuestas más recurrentes a la pregunta de ¿qué les digo a mis niñas? que he lanzado y no solo en Twitter.Que no se metan en un portal con cinco tíos, me contestaron muchos señores y alguna que otra señora. Se me heló la sangre y me hirvió al mismo tiempo con este terrorífico consejo que, a la vez que victimiza y culpabiliza a todas las mujeres, privándolas de su derecho a hacer lo que les dé la real gana, criminaliza a todos los varones. Y, tanto como me niego a aceptar que las mujeres no puedan meterse donde quieran y con quien quieran, me niego a pensar que todos los hombres sean violadores y/o abusadores sexuales en potencia. Pero vivo aquí y ahora. Y estoy hecha un lío. Entre otras cosas porque, lo peor de todo es que, mientras aquí se me llena la boca de igualdad, feminismo, empoderamiento, etcétera, igual esta noche, cuando llegue a casa, les vuelva a dar la chapa con lo de que ellas son libres e iguales a los chicos, pero que no se les ocurra ni locas meterse solas con cinco hombres en un portal de madrugada.

05 Mayo 2018

Yo no te creo

Tribuna de Cartagena (Director: Josele Sánchez)

Leer

Las caras y los nombres de los oficialmente “no violadores” han sido difundidas hasta la saciedad, dañando para siempre sus vidas personales. Por el contrario nada se ha dicho de la oficialmente “no violada”, una joven madrileña de 20 años, estudiante de Ingeniería Química en la Universidad Rey Juan Carlos, llamada (…) y cuyas redes sociales no evidenciaban, precisamente, la vida de una mujer recatada: a mí no me gustaría ver una imagen de mi hija en instagram con una camiseta con un letrero que diga: “Hagas lo que hagas, quítate las bragas”.

Mira, niña… ¡yo no te creo!, precisamente porque tengo una hija de 18 años, precisamente porque respeto a cualquier mujer, porque soy hijo de mujer, padre de mujer y hermano de mujeres, precisamente porque no tolero ningún abuso de los muchísimos que se producen contra las mujeres, precisamente porque comparto absolutamente ese eslogan que se está gritando en todas las manifestaciones de mujeres (mujeres manipuladas por la opinión pública en tu defensa) de “NO ES NO.

Pero es que tú, niña, no dijiste “NO” en ningún momento.

Como tú mismo reconoces durante las instrucciones, a ti te entra un vacilón del tres al cuarto y – acaso borracha perdida, eso no lo sé y es cuenta tuya – le contestas aún más vacilona: «¡Yo puedo con los cinco!».

Y como se demuestra durante el juicio oral, te vas – por tu propia voluntad – con los cinco ‘mascachapas’ al a búsqueda de una habitación para follar. ¿O la habitación era para echar una partidita de cartas?

Y las cámaras del hotel recogen que mientras los chavales están intentando alquilar la habitación, tu permaneces unos pasos atrás – como avergonzada ante el conserje – pero tranquila. No echaste a correr ni pediste auxilio, porque ibas a los que ibas, a pegarte una pasad de orgía y desenfreno con cinco desconcocidos.

No voy a entrar en detalles que están más que explicados en el voto particular de un magistrado honesto, por mucho que hasta el imbécil del ministro de Justicia se invente que el juez tiene problemas y lo ponga a los pies de los caballos. ¡Cómo será de profesional este magistrado que hasta las mujeres jueces de Navarra se han manifestado a su favor…!

Yo no te creo, porque el hecho más evidente de que estos cinco impresentables ‘machitos’ sean vulgares, nada hombres y despreciables, no justifica que sean unos violadores.

Y, efectivamente, como reconoce la sentencia, no te violaron.

Pero, aún más, tampoco creo que se pueda llamar abuso al acto sexual consentido. Irse con cinco tipos a un hotel – repito – no es para jugar a las cartas. Quisiste ir de guay y tener una experiencia de liberación femenina de esas de la que tnato se habla – e incluso se aconseja ahora con la ‘ideología de género’ o llevabas tal borrachera que, en lugar de cantar Asturias patria querida – como debería hacer cualquier joven normal cuando se emborracha – decidiste montártelo con cinco macarras de mierda.
Por mucho que el lobby feminista se nos meta hasta en la sopa y haga que baile a su son la justicia, el miserable ministro Catalá, presentadores de televisión, actrices, cantantes, grandes intelectuales como Lucía Extebarría, partidos, sindicatos, aficionados del fútbol, colectivos LGTBI y la madre que los parió a todos, niña. Yo no te creo.

Marcos Larrazabal

Nota del Director de Tribuna de Cartagena:

Clara, yo tampoco te creo. No es que no crea que fuiste violada (eso ya lo deja claro la sentencia) es que, discrepando de la sentencia de los jueces (hecho perfectamente lícito) tampoco creo que sufrieras abuso y también estoy convencido -tal y como reza el voto particular del juez Ricardo González- que disfrutaste con la orgía que libremente te decidiste montar con cinco auténticos impresentables.

Que no me vengan con el cuento de los hombre malvados. Si alguien hace algo por las mujeres es La Tribuna de Cartagena, denunciando redes de pederastia, denunciando violaciones aunque los autores sean musulmanes, poniéndonos en la piel de las miles de mujeres que sufren de verdad agresiones sexuales y a quienes insulta una víctima que -tal y como reconoce la sentencia- mintió sobre su violación.

Así que la opinión de La Tribuna de Cartagena queda clara con este Editorial firmado por su director.

Josele Sánchez

25 Junio 2018

Carta del 'Guardia Civil' de La Manada

Antonio Manuel Guerrero

Leer

Tras 22 meses en prisión y todo lo acontecido, he decidido romper mi silencio.

Soy Antonio Manuel, un miembro de la ya conocida «Manada”.

Hemos salido en todos los programas habidos y por haber, excepto quizá en el más idóneo para nuestro caso: Cuarto Milenio, dado los fenómenos paranormales que hemos vivido a lo largo del procedimiento.

Todo comenzó con la burundanga, que por no dejar rastro no lo dejó ni en las diligencias, la violación grupal con penetración vaginal y anal que no provocó ningún tipo de lesión o la extraña agresión sexual en la que la «víctima» junto a los “violadores” buscan un hotel, lo graban y no conforme con eso, presentan la grabación como prueba de cargo.

Con el transcurso de los meses llegó el tan ansiado juicio y con él los primeros problemas: -» No es no» pero ahora resulta que la chica dice que ella en ningún momento dice que no. Bueno, pues se cambia el eslogan y no pasa nada: «Si no digo que sí es que no». Solucionado. – “Yo sí te creo hermana”.

Pero una duda,

¿Acláranos si eran 4 o 5?

¿Acláranos si entraste a la fuerza o a fumarte un porro?

¿Si estás incomoda, porque te besas con uno en el portal?

¿Cómo podemos justificar la masturbación que protagonizas en el video?

¿De verdad alguien se creerá que cuando tienes el pene en la mano fue porque te tropezaste y te agarraste para no caerte?

Es grotesco, yo no lo veo creíble.

Pamplona y Navarra se presentan como acusación popular, porque no piensan tolerar ninguna agresión a mujeres en su comunidad (excepto en la agresión a dos mujeres de Guardias Civiles en Alsasua, ese tipo de mujeres no cuentan, en este caso se manifiestan a favor).

Tras cinco meses de deliberación, llegó la sentencia y como si del discurso navideño del Rey se tratase, lo retrasmiten todas las cadenas, en directo y resulta que para el asombro de toda España los tres magistrados absuelven de la agresión sexual.

La muchedumbre que ya tenía organizadas las manifestaciones y preparadas las pancartas, toma las calles y se pregunta: – ¿Pero es que ninguno de los magistrados ve la televisión? – ¿Pero es que ninguno tiene redes sociales? -¿Pero es que ninguno ha leído los artículos del periódico EL ESPAÑOL? -¿Qué han podido ver para no condenarlos?

Pues han visto un juicio y un sumario, cosa que la inmensa mayoría de la gente no. A todas estas personas les puedo garantizar que, al menos uno de los tres magistrados, le importa bastante poco lo que se diga en la televisión y en las redes sociales. Ellos son jueces y su misión es impartir justicia, no cazar brujas.

Llegó la resaca, y España leyó el voto particular y resulta que la historia no es como contaban.

Este juez al que todo el mundo critica (menos la gente del mundo de la judicatura) es un magistrado de la Audiencia Provincial, no es Elisa Beni, Lucia Exteberria o Joaquín Prat. Es una persona seria, profesional y que sabe de lo que habla. Los que no querían legislar en caliente porque Ana Julia Quezada y «El chicle» (que dice que en 7 años estará fuera) merecen una segunda oportunidad, son los mismos que piden la guillotina para “La Manada”.

En referencia a la última polémica de la difusión de imágenes y datos de la denunciante, ya hubo un auto en el que la Audiencia Provincial prohibía expresamente decir mi nombre y mostrar fotos mías. Sin embargo, muchos tienen en el móvil una foto mía que dice » Este Guardia Civil, Manuel Guerrero Escudero, ha pedido que no se difunda su cara ni su nombre no vaya ser que su vida se joda igual que la de la chica a la que violó en San Fermín».

No se debe escupir para arriba, porque todo cae. Le habéis hecho un flaco favor a la denunciante que ahora está sufriendo lo que tuvimos que sufrir nosotros.

No soy ningún violador, ni abusador, ni odio a las mujeres y no escupo fuego por la boca. Mañana le puede pasar a tu hermano, a tu padre, a tu hijo o a ti mismo y ese día os arrepentiréis de haber apoyado el #yositecreo.

Dar las gracias a todas las personas que nos apoyan, en especial a la gente de forocoches y burbuja.info que no se dejan llevar por el rebaño.

También dar las gracias a La Tribuna de Cartagena porque sin habernos defendido en ningún momento, incluso habiéndose referido a nosotros con calificativos muy duros que por supuesto no comparto, ha sido el único medio que no se ha dejado llevar por el sensacionalismo y ha juzgado los hechos conforme a lo que dice la sentencia, al voto particular de uno de los magistrados y a su propia valoración libre e independiente tras haber visionado los vídeos.

Ahora escribirán artículos y comentarios sobre esta carta criticándola para conseguir el aplauso fácil.

Aún confío en la justicia y en su independencia.

28 Junio 2018

La carta de la víctima

Clara García Luna

(Víctima)

Leer

Hola a todas y a todos,

Supongo que esta carta pensaréis que es para contar mi versión y mi vivencia, pero no es así. Esta carta es de agradecimiento. Mamá, papá, gracias no solo por el apoyo sino por sacar fuerzas de donde no la teníais y habérmelas dado a mí. Gracias por todo lo que me habéis enseñado y por todo lo que me enseñaréis, pero sobre todo por no abandonarme, ni abandonaros a vosotros por mucho que quisierais. Gracias a mis tías, a mis abuelos, a mis tíos y mis primos. Por hacerme ver que en esto se basa una familia. En estar siempre, pase lo que pase.

Quiero también dar las gracias a mis personas, mis elegidas, las mejores elecciones que he hecho en esta vida. Por apoyarme, llorar conmigo, enfadaros porque no tenía sentido lo que sentía. Por reír, por hacerme ver que lo mejor y lo peor de la vida hay que compartirlo, por odiar y sobre todo por querer. Vosotros me levantáis.

También quiero dar las gracias a todas las personas que me han ayudado en este camino. Ojalá nunca os hubiera conocido, pero la vida es así y te trae a las mejores personas en los peores momentos y eso es por algo. Ojalá nunca te hubiera conocida, amiga, de verdad. Pero gracias a esto tengo una persona imprescindible en mi vida. Compañera de batalla, que sé que nunca voy a olvidar.

También quiero agradecer a toda la gente que sin conocerme tomó España y me dio voz cuando muchos me la intentaron quitar. Gracias por no dejarme sola. Por creerme, hermanas. Gracias por todo, de corazón.

Gracias a todo el mundo que haya hablado de mí un segundo para repudiar lo sucedido. Asociaciones, personas de la calle, personalidades políticas, famosos, periodistas que me hayan respetado y, en general, a todo el que se haya preocupado por mí. Gracias por hacerme sentir otra vez parte de la sociedad en que parece que si te violan tienes que llevar el cartel de violada pegado en la frente. Gracias por luchar, gritar, llorar y apoyar esta causa.

Por último, para mí lo más importante: denunciad. Nadie tiene que pasar por esto. Nadie tiene que lamentarse de beber, de hablar con gente en una fiesta, de ir sola a casa o de llevar una minifalda. Nos tenemos que lamentar todos de la mentalidad que tiene esta sociedad donde esto le puede pasar a cualquiera. Os lo aseguro. Tened cuidado con lo que decís, no sabéis cuántas veces he oído hablar de ‘la chica de sanfermines’ sin saber que esa chica estaba sentada a tu lado. Por cierto, no soy ‘la chica de sanfermines’. Soy la hija, nieta, amiga y a lo mejor, ese ‘de’ sois unos de vosotros, así que por favor, pensadlo antes de hablar.

Igual que estamos mentalizados y no bromeamos con enfermedades, no podemos bromear con una violación. Es indecente y está en nuestras manos cambiarlo. Por favor, solo pido que por mucho que penséis que no os van a creer, denunciéis. Os puedo asegurar que todo el camino que hay que recorrer no es plato de buen gusto, pero qué hubiera pasado si yo no hubiera denunciado, pensadlo.

Está muy bien condenar unos hechos, pero todos tenemos que ser partícipes del cambio. Personalmente, con que mi caso haya removido la conciencia de una persona o haya dado fuerzas a otra persona para luchar, me doy por satisfecha.

Para todas las mujeres, hombres, niñas, niños que estáis pasando por algo parecido: se puede salir. Pensaréis que no tenéis fuerzas para luchar, pero os sorprendería saber la fuerza que tenemos los seres humanos. Contadlo a un amigo, a un familiar, a la policía, en un tuit, hacedlo como queráis, pero contadlo. No os quedéis callados, porque si lo hacéis, les estáis dejando ganar a ellos.

21 Junio 2018

Un tribunal roto, una magistrada veleta

Elisa Beni

Leer
¿Qué le ha pasado a la magistrada veleta, la única mujer, para haber votado la condena y ahora haber apoyado la salida en libertad? ¿No cree que la condena sea justa?

¡Qué cruel ha sido el destino con C! ¡No sólo fue violada y humillada sino que ha tenido la desventura de topar con este extraño tribunal que ha convertido su procedimiento en una aventura jurídica cuyo último e inesperado episodio acabamos de conocer!

Explicar lo difícilmente explicable. Eso se nos pide hoy. La decisión de dejar en libertad provisional a los cinco hombres condenados a nueve años de prisión hasta que haya sentencia firme es posible y hay que acatarla, pero revela unas dinámicas internas que distan mucho de ser las habituales y las que hubiera cabido esperar. La justicia penal es justicia material pero también debe ser justicia segura, justicia esperable, justicia lógica, justicia explicable y comprensible, justicia que parezca justa.

La decisión adoptada ayer nos vuelve a mostrar un tribunal fracturado, con dos magistrados que parecen haber asistido a distinto juicio, hasta tal punto sus convicciones y valoraciones de las pruebas difieren, algo que no es lo habitual. Normalmente, aún con profundas disensiones, los miembros de los tribunales suelen dar la impresión de haber asistido al mismo plenario. No es el caso. Entre los dos magistrados está la magistrada Fernandino, la magistrada que cual veleta ha considerado justo condenar a penas de prisión de nueve años a estos jóvenes para, inmediatamente después, y contra todo uso del foro, decidir que era mejor excarcelarlos porque todos los riesgos que ella misma apreció cuando aún no había habido juicio, ahora que saben que pesa sobre ellos una condena grave, han milagrosamente desaparecido.

No hemos podido leer el auto ni nosotros ni las propias partes -otra curiosa cuestión que está sucediendo en Navarra dónde se filtran los datos personales y las decisiones aún no escritas- pero es muy difícil justificar que saber que te han hallado culpable te ponga en mejor situación que no saber si lo harán o no. Los magistrados podían tomar y han tomado esta decisión, que se podría entender si en este país verdaderamente la prisión provisional fuera la excepción y la mayor parte de los condenados en primera instancia esperaran libres sus recursos. Si esto fuera así, la mitad de la población reclusa de este país no existiría y los módulos estarían no tan vacíos como el de Urdangarin pero mucho más despejados. No es eso lo que sucede. Con una pena de 9 años la prisión provisional se puede extender hasta los cuatro años y medio y eso es lo que suele suceder habitualmente. Más que nada porque los jueces entienden que una vez que sabes lo que te espera, es más fácil que te des el piro. Y porque además esos jueces, los mismos que han condenado, se creen su solución jurídica y, por tanto, esperan que sea confirmada.

¿Qué le ha pasado a la magistrada veleta, la única mujer, para haber votado la condena y ahora haber apoyado la salida en libertad? ¿No cree que la condena sea justa? ¿Piensa que sus superiores la van a anular y que sería injusto hacerles pagar una pena anticipada que no se les podrá devolver? Fernandino, la magistrada, es también con seguridad la piedra angular de la difícil e inexplicable solución jurídica que se halló en la sentencia. Esa sentencia que relata unos hechos que constituyen una agresión y que luego, por arte de birlibirloque, condena por abuso. Esa transaccional sólo puede deberse, como ya conté en su día, a las dudas de esta magistrada a la hora de sumarse a la tesis de la condena del presidente.

Lo cierto es que C ha tenido muy mala suerte. El tribunal sacó del procedimiento las pruebas de las intenciones de los ahora condenados. El tribunal decidió que el juicio fuera a puerta cerrada, de manera que ahora nadie sino ellos sabe cual de las dos realidades paralelas que reflejan sus resoluciones fue la que se vio en la sala de vistas. El tribunal decidió sacar adelante la condena de una forma incongruente, alejando el tipo aplicado de los hechos que dieron por probados. Toda una calamidad. Esta sección, sin duda, ha llegado ya a ese nivel de enfrentamiento humano y profesional que dificulta mucho juzgar. Cuanto mejor sería que el presidente de la Audiencia de Navarra separara a sus miembros en otras secciones -que no son orgánicas- y, por lo tanto, evitara que estos episodios volvieran a producirse, porque lo que ha sucedido es un drama para la Justicia. No porque no quepa en derecho, el papel lo aguanta todo y el papel timbrado también, sino porque está abriendo una grieta de proporciones difícilmente mensurables entre la ciudadanía y su judicatura.

Es triste pero es evidente. La sociedad navarra está asistiendo a decisiones que por agravio comparativo, le hacen dudar de la equidad de la Justicia y de su aplicación por igual. Es imposible explicarles por qué hace unas semanas la Guardia Civil fue a buscar a sus casas a los jóvenes de Alsasua condenados alguno a penas de nueve años porque tras el juicio el riesgo de fuga aumentaba y ahora se deje en libertad a otros jóvenes condenados a nueve años porque tras el juicio el riesgo de fuga disminuye. Cada tribunal toma sus decisiones, claro, cada caso se valora individualmente, pero decir eso y pensar que la población no va a ver una tremenda discrecionalidad es imposible.

Cierto es que la libertad debe primar en caso de duda. Sólo que este aserto se aplica más fácilmente en unos casos que en otros. Que se lo pregunten a los Jordis o a los Junqueras.

C, hubieras merecido mejores jueces.