29 marzo 1985

Christos Sartzetakis es designado nuevo Jefe de Estado de Grecia en sustitución de Constantino Karamanlis

Hechos

El 29 de marzo de 1985 Christos Sartzetakis fue elegido Presidente de Grecia.

Lecturas

En 1981 se produjo el triunfo electoral de Papandreu. 

El parlamento de Grecia ha elegido este 29 de marzo de 1985 a Christos Sartzetakis nuevo presidente de la república.

El ex presidente Constantino Karamanlis, había renunciado a su cargo el 10.

Sartzetakis contó con el apoyo mayoritario del PASOK y comienza su mandato en un periodo caracterizado por la aguda crisis económica que vive el país.

El primer ministro, Andrés Papandreu, declaró poco después de la votación: «Hemos elegido a un presidente de la república que, sobre todo, es un hombre justo».

En junio 1989 Papandreu perdería las elecciones legislativas griegas. 

El Análisis

Sartzetakis, la doble victoria del socialismo griego

JF Lamata

El 29 de marzo de 1985 Grecia escribió una nueva página en su historia reciente con la elección de Christos Sartzetakis como Presidente de la República. La votación parlamentaria no estuvo exenta de tensión: tras varias rondas y en medio de una fuerte polarización política, el candidato propuesto por el PASOK, jurista prestigioso y de perfil independiente, logró imponerse al conservador Konstantinos Stefanopoulos, que contaba con el respaldo de Nueva Democracia. El triunfo supuso no solo un éxito para el Gobierno de Andreas Papandreu, sino también una consolidación del socialismo en todos los resortes del poder, al concentrar la jefatura del Gobierno y del Estado en el mismo espacio ideológico.

La figura de Sartzetakis no era baladí. Juez íntegro y recordado por su papel en la investigación del asesinato del diputado Grigoris Lambrakis en 1963 —hecho que inspiró la célebre película Z de Costa-Gavras—, su elección representaba un guiño al espíritu democrático que había florecido tras la caída de la dictadura de los coroneles. Para el PASOK, tener a Papandreu como primer ministro y a Sartzetakis como presidente suponía blindar la estabilidad política interna y reforzar la legitimidad del régimen republicano, en un país donde la sombra de la monarquía aún era evocada por parte de la derecha.

Pero el entusiasmo no podía ocultar los retos que enfrentaba Grecia en 1985. La inflación y el déficit amenazaban la economía, mientras las tensiones sociales presionaban al Gobierno. En el plano internacional, Atenas debía seguir jugando el delicado equilibrio entre su pertenencia a la OTAN y sus relaciones con el bloque europeo, tras haber ingresado en la Comunidad Económica Europea en 1981. El PASOK tenía, por tanto, una oportunidad única: transformar la hegemonía política en reformas profundas que garantizaran el futuro de Grecia en la Europa comunitaria. El tiempo diría si aquella doble victoria socialista sería el inicio de una etapa de consolidación o el preludio de nuevas tensiones.

JF Lamata