22 febrero 1976
En su última edición, el periódico vespertino no incluyó ningún tipo de despedida a los lectores
Cierra el periódico NUEVO DIARIO de Manuel Martín Ferrand y Lucas Oriol, por no poder hacer frente a su endeudamiento
Hechos
El 22 de febrero de 1976 cerró definitivamente el periódico NUEVO DIARIO.
Lecturas
Martín Ferrand era director desde julio de 1975.
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La falta de acuerdo entre la empresa editora de Nuevo Diario, Prensa Económica S. A. de Lucas María de Oriol Urquijo con la empresa impresora Rotopress, S. A., lleva a cerrar el periódico el 23 febrero de 1976 celebrándose manifestaciones de protesta por parte de sus empleados.
El General Franco murió en noviembre de 1975 y el periódico NUEVO DIARIO, editado por Prensa Económica S. A. de D. Lucas Oriol, que había pretendido ser el nuevo medio de la España democrática, cerró en febrero de 1976. Consultado por LA HEMEROTECA DEL BUITRE, el último director de NUEVO DIARIO, el Sr. Martín Ferrand, tenía claro los motivos del fin de ese medio: “Aquello cerró porque era un disparate editorial, cierra en febrero porque no se pusieron de acuerdo en la renovación de contratos con la imprenta [Rotopress S. A.] y como allí no había ninguna vocación empresarial, pues el periódico cerró, la voluntad emprendedora caducó”.
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ACTOS DE PROTESTA DE LA REDACCIÓN DE NUEVO DIARIO
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http://youtu.be/hArRL0cKPpo
El Análisis
Nueve años duró NUEVO DIARIO en los kioskos españoles. Entre 1967 y 1976. Una etapa fundamental en España, marcada por las guerras internas entre las familias del franquismo y la muerte del generalísimo Franco. Nacida en plena libertad de prensa otorgada por La ley Fraga el periódico ND nació con ganas de pelea alineándose con los otros periódicos liberal-opusdeista (EL ALCÁZAR de PESA y el DIARIO MADRID), zurrándose con periódicos públicos como PUEBLO o ARRIBA. Mediáticamente la cosa salió muy mal para los opusdeistas: el DIARIO MADRID fue cerrado y volado, EL ALCÁZAR fue expropiado a PESA y entregado a los ultras de la Confederación de Combatientes y ND acabó en manos de los tradicionalistas.
En su última etapa Martín Ferrand le dio algo de vitalidad pero no fue suficiente. Los contratos de la impresora expiraban y Lucas Oriol consideró que no merecía la pena mantenerlo en el mercado. Fueron nueve años en el mercado, no suficientes como para poder quedar en la historia. Su cierre ocasionó una cadena de protestas por parte de sus trabajadores.
J. F. Lamata