22 noviembre 1978

Entre los accionistas mayoritarios se encuentra Agustín Rodríguez Sahagún

Crisis en el DIARIO DE ÁVILA que pasará de estar controlado por la Iglesia a estarlo por el empresario suarista Aurelio Delgado

Hechos

El 22 de noviembre de 1978 se publicó el reportaje ‘Plante en EL DIARIO DE ÁVILA’.

Lecturas

 D. Aurelio Delgado y D. Agustín Rodríguez Sahagún, propietarios de DIARIO DE ÁVILA y caracterizados por ser hombres fieles al presidente del Gobierno, D. Adolfo Suárez.

PLANTE EN EL DIARIO DE AVILA

El próximo día 28 del presente mes de noviembre cumplirá el periódico político independiente EL DIARIO DE ÁVILA sus venerables ochenta años de edad al servicio de intereses morales y materiales, como rezaba su antigua cabecera. Desde entonces – una peseta de suscripción al mes – han pasado muchas cosas, aunque difícilmente sus obreros, empleados y periodistas se han encontrado en circunstancias similares de incomodidad e intranquilidad profesional a las que ahora se encuentran.

Y la historia merece reseñarse con puntualidad y exigencia porque Ávila hoy por hoy, es más que Ávila, porque además, la historia de unos compañeros de profesión es – o puede ser – nuestra propia historia y porque, inverosímilmente esta se identifica con una opción política determinada y concreta del partido hoy en el poder. 

Como dato significativa hay que adelantar que el sábado día 28 de octubre EL DIARIO DE ÁVILA no salió a la calle, aunque se justificara el lunes su ausencia ante los lectores por una rotura de la plegadora cuando la verdad fue que hubo un plante laboral por parte del personal de encuadernación. Realmente resulta más que triste que el mismo periódico de cada uno, que, en ocasiones, refleja la conflictividad de otras profesiones tenga  qque comerse la noticia de lo que ocurre dentro de casa, ante el temor de que las amenazas de despido por parte de la empresa se cumplen inexorablemente.

Lo que pasa

Pero ¿qué es lo que pasa en la actualidad en EL DIARIO DE ÁVILA? Aseguro que la información es de primera mano, que responde con fidelidad a la realidad y que mi intención al lanzarlo a la opinión pública no es otra que la de echarle una mano a aquellos compañeros profesionales a los que se les está impidiendo gritar su propia situación desde su propio periódico.

La Editorial Católica Abulense Pío XII S. A. propietaria del vetusto y ejemplar periódico, monto además hace unos 16 años sus talleres de imprenta, pasando toda la empresa a depender del Opus, defendiéndose siempre económicamente con acierto y con pocos agobios hasta sus años postreros, en los que hay perdidas, pero son reducidas. Hace un par de años la empresa en la que estaba comprometida el Opus decide vender y vende la editorial y el periódico a otra empresa, en la que los accionistas mayoritarios resultan ser don José Ferrer, secretario provincial de UCD de Ávila y don Agustín Rodríguez Sahagún, hoy ministro de Industria y Energía en el Gobierno. Pero quien práctica y realmente toda las riendas, convoca y da órdenes aunque no quiere aparecer ni figurar es don Aurelio Delgado, familiarmente unido al presidente del Gobierno en su calidad de cuñado del mismo.

Y ocurre que una de las tareas e intenciones fundamentales es la de dejar en la calle a los 34 obreros de talleres y empleados de la editorial y, probablemente, a algunos periodistas de la redacción del diario. En la Cámara Oficial de la provincia Urbana convocó una reunión con el personal nombrando a dos representantes de los trabajadores, al gerente y a un administrativo para los ulteriores diálogos. E l consejero delegado, don Antonio García Zurdo, y el señor Miján serán quienes, en principio, deberán recibir las órdenes directas del cuñado del presidente Suárez, aunque a la hora de la verdad sólo el primero de estos, antiguo letrado de la antigua CNS, y que por la vía rápida ha pasado a pertenecer a la Delegación Provincial de Trabajo será a quien se le facilite cómodamente el acceso a él.

Así las cosas, la demora en la percepción de los salarios por parte del personal son del orden de quince a veinte días cada mes, no habiendo cobrado todavía el sueldo del pasado mes de octubre, aunque – todo hay que decirlo – les han prometido una cantidad – diez mil pesetas – a cuenta del referido y adeudado salario. La intranquilidad y el desasosiego laboral laboral y profesional ha cundido lógicamente entre estas personas, sobre todo después de que el en el pasado mes de abril el consejero delegado hubiera reunido al personal de talleres, advirtiéndole que la empresa, debido a las pérdidas actuales, cerraría en el plazo de un par de meses. Algunas personas, entre ellos tres cajistas, pidieron la baja voluntaria y, al no ser sustituidos, las dificultades de la empresa aumentan, dado que sin cajistas no pueden funcionar los demás obreros de una imprenta. La desbandada de los clientes habituales de estos talleres se acrecentó, corriendo rápidamente la noticia de haber presentado la empresa expediente de regulación de empleo, con lo que podrá prescindir de estos obreros sin demasiados sacrificios económicos por su parte. Parece ser que las gestiones para imprimir el periódico en otros talleres van ya muy adelantadas, por lo que da la impresión de que más adelantados aún van los presentimientos de que cualquier día se encuentren en la calle quienes en la actualidad hacen posible que todos los días EL DIARIO DE ÁVILA sea portador del manojo de noticias que necesitan los abulenses de la capital, de la provincia y de la diáspora para formar y acrecentar su conciencia de provincia.

INCÓGNITAS

Entre tantas incógnitas que no aciertan a despejar los profesionales de EL DIARIO DE ÁVILA, he aquí algunas de ellas: ¿Cómo es posible que los dos accionistas mayoritarios, personas de singular relieve en el Gobierno actual, recaben y admitan la intervención de quienes cumplidamente han demostrado desde siempre su ineptitud empresarial? ¿Pero es que el hecho de ser cuñado del presidente del Gobierno [Aurelio Delgado] da autoridad y capacita también para la actividad y la gerencia impresora y editora, además de para otros negocios? ¿Qué se pretende al dividir al personal entre sí, haciéndole vivir en un clima de verdadera tensión laboral y de mutuo enfrentamiento? ¿Es que no se puede y se debe llevar mejor la empresa e impedir así que sean despedidos estos profesionales que, el que más y el que menos, lleva allí un puñado de años? ¿Es que para demostrar la bancarrota empresarial y el cierre de empresas que se padece hoy en España han de sufrir también en sus propias carnes tal influencia colateral ucedista estos obreros y empleados de Ávila?

Siendo ecuánimes y justos, he de resaltar que la Caja Central de Ahorros y Préstamos de Ávila siempre ha favorecido la publicación de EL DIARIO DE ÁVILA, facilitándole determinadas ayudas, entre otras la de sus instalaciones óptimas, cediéndole sus locales por una cantidad poco más que simbólica. Ese mismo compromiso con la justicia y ecuanimidad me obliga ahora a denunciar, asimismo, que parte de la distribución del periódico a domicilio le está encomendada por la empresa a chicos menores de edad, que realizan este trabajo a la salida de sus respectivos colegios, sin disponer de los seguros sociales requeridos. Entre estos chicos, dos son subnormales, con lo que el problema socio-laboral se agrava de forma evidente.

La situación de los profesionales de periodismo de Ávila y la de los obreros de la Editorial Católica Abulense Pío XII S. A., propietaria del mismo, es en la actualidad más que preocupante, y no precisamente porque unos y otros han de escribir y componer tipográficamente al dictado partidista de quienes están hoy en el poder, sin otra opción posible, sino porque sus puestos de trabajo peligran a consecuencia de la decisión del ‘factorum’ presidencial abulense de prescindir del personal de talleres en el que se edita el venerable EL DIARIO DE ÁVILA, periódico político independiente, con su limpio y largo historial al servicio de intereses morales y materiales de esta ínclita provincia castellana.