21 julio 2008

Critican a Andrés Montes, comentarista deportivo de LA SEXTA, por elogiar en antena la ‘pechonalidad’ de una deportista de power catch

Hechos

Artículo publicado en SOITU el 21.07.2008.

21 Julio 2008

Ficción deportiva

Javier Pérez de Albéniz

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«Es una chica con mucha pechonalidad y un gran futuro por delante», dice Andrés Montes, comentarista del power catch de La Sexta, cuando aparece una luchadora con grandes pechos. Es evidente que Montes ha encontrado, por fin, un deporte a su medida. Superficial, gritón, esperpéntico, avergonzante, teatral, patético. Un show a medio camino entre el cómic de súper héroes y el culturismo macarra, entre la ficción y la competición. Más cerca del circo que de la televisión.

El diario ‘Público’, portavoz oficial de La Sexta (como ‘El País’ lo es de Cuatro), se quejaba el pasado 25 de mayo de que los mamporros «irrumpen en la tele del salón: padres y usuarios denuncian la violencia explícita del programa de Pressing Catch, de Cuatro». Menos de un mes después, el 18 de julio, ‘Público’ vendía en su página de comunicación los atractivos de esa misma pantomima en otra cadena: «Gomina, músculo y ficción. Andrés Montes conducirá, en los fines de semana de La Sexta, la lucha espectáculo, que mezcla deporte y mucha actuación». Así son el periodismo, la televisión, las empresas… la vida.

Una farsa. Como esta lucha guarrindonga. O como el ciclismo. Y es que La Sexta estrenó su programa de power catch coincidiendo con el enésimo positivo por EPO en el Tour de Francia. Dos tomaduras de pelo. El power catch es esa mezcla de lucha libre y teatro que, en condiciones normales, debería sonrojarnos y obligarnos no ya a apagar el televisor, sino a tirarlo por la ventana. Lejos de ser así, este espectáculo sórdido y abochornante inunda la parrilla con su testosterona de chichi nabo y sus corpachones atestados de anabolizantes.

La cosa va de tramposos. Los ciclistas, cargados hasta las trancas de sustancias dopantes, viven entre agujas y bolsas de transfusiones. Los luchadores, inflados de músculos inservibles, se ocultan en disfraces patéticos y aullidos de coyote. Todo es mentira. El ciclismo, cada año menos creíble, más muerto. La televisión, programando la basura del pressing catch, cada día más lamentable, menos digna, peor.

Es sólo entretenimiento, dirán algunos. Sí, es cierto, pero entretenimiento de la peor calaña destinado a los más pequeños, diseñado para niños. Hemos importado lo peor de los USA. Un espectáculo tan burdo, tan cutre, tan violento y machista, que hasta gusta a Juan Manuel de Prada. ¿Una debilidad inconfesable?, preguntan a este intelectual prematuramente envejecido. «Una casposa y hortera. Me gusta el pressing catch», dice.