3 noviembre 2025
La oposición política y mediática logró que todo el foco de la DANA se centrara en la agenda de Mazón el 29 de octubre
Dimite el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, tras un año de desgaste por la gestión de la tragedia de la DANA
Hechos
El 3 de noviembre de 2025 D. Carlos Mazón Guixot anuncia su intención de dimitir como presidente de la Generalitat de la Comunidad Valenciana.
03 Noviembre 2025
La doble crisis tras Mazón
(Director de LEVANTE-EMV)
Mazón deja una institución desacreditada y bastante tocado a su partido. Ni sus peores adversarios habrían diseñado un plan tan perverso. Aunque el desenlace era previsible tras la desastrosa gestión de la prevención y la emergencia durante la dana del 29 de octubre, nadie elaboró una hoja de ruta que protegiera, ante todo, a la Generalitat y, al mismo tiempo, al partido más votado mediante soluciones consensuadas. Cuando todo se confía a la improvisación, las ideas acaban en el bombo de la lotería.
Era imposible sostener la autoficción de Mazón con 229 víctimas mortales. Nadie se lo advirtió, y ha reaccionado demasiado tarde, justo cuando Feijóo ha dicho “hasta aquí”. El líder del PP también sale mal parado, pues pudo evitar esta agonía hace meses al conjunto de la sociedad valenciana y al propio afectado. Génova solo ha intervenido cuando ha percibido riesgo en sus intereses electorales, sin reparar en que, pese al desgaste del partido en la Comunitat Valenciana, aún quedaba un mínimo orgullo entre dirigentes y militantes que han dado la cara, incluso con dudas.
El ejemplo más claro es Vicent Mompó, uno de los pocos cargos del PPCV que puede recorrer la zona cero y ser recibido con respeto, como corresponde a un presidente de Diputación, incluso en municipios de signo político contrario. El crédito del edil de Gavarda ha sido utilizado en la guerra interna entre los guardianes del legado de Mazón y María José Catalá, que representa un paradigma distinto.
Todo apunta a que Juan Francisco Pérez Llorca asumirá la presidencia y dirigirá un Consell de un partido con los puentes territoriales dinamitados y en plena mutación de poder. No es el mejor escenario para la reconstrucción, ni para consolidarse como opción de futuro, pues serán inevitables los movimientos subterráneos entre las distintas facciones populares. Y lo más preocupante sigue siendo la dependencia de Vox, que continúa vetando a Catalá, para fortuna de ella.
Las intenciones se han mostrado demasiado pronto, consecuencia del retraso de Mazón en dimitir. Mala señal, porque es evidente que Mompó terminará pactando con Catalá. Lo esencial ahora para reparar el daño causado a la Generalitat es que el sustituto tenga la humildad de pedir perdón por no haber pedido perdón antes a los familiares de las víctimas.
04 Noviembre 2025
Los valencianos ya no podían más
El presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, presentó este lunes su dimisión sin haber asumido la responsabilidad por la gestión de la dana que causó 229 muertos en su comunidad autónoma, sin explicar qué le ha hecho cambiar de opinión después de un año ignorando el clamor ciudadano y tratando de presentarse como víctima. Lejos de ser un acto de responsabilidad política, la dimisión, tarde y obligada, supone una derrota. “Ya no puedo más”, dijo, como si alguien le hubiera pedido que aguantara en vez de lo contrario. Mazón no se va; le echan. Este momento solo ha llegado por la indignación de las víctimas de la tragedia, a quienes ni siquiera ha recibido como merecen, por el clamor de los valencianos en las encuestas y en la calle, y por la presión del PP, asustado ante el descrédito de las siglas.
El reconocimiento genérico que hizo este lunes Mazón a “errores” en la gestión de la tragedia llega un año tarde y obligado, sobre todo, por una investigación judicial que ha ido desgranando una a una las mentiras y ocultaciones del president valenciano, quien se va sin haber ofrecido a los ciudadanos un relato coherente de su actuación durante la emergencia. No es casual que la dimisión coincida con la declaración ante el juzgado de la periodista a la que dedicó su atención aquella tarde mientras el sur de Valencia se ahogaba.
Mazón era consciente de que se encontraba en una situación insostenible desde el momento en que ocultó su agenda de aquel día, que solo se conoció por revelaciones periodísticas diez días después. Cuando tuvo la oportunidad de dar explicaciones, en un pleno de Les Corts el 15 de noviembre, ignoró por completo su responsabilidad, repartió culpas a todas las administraciones y se presentó como el líder de la reconstrucción. La impostura no ha hecho más que crecer desde entonces, hasta el punto de manipular información para desviar culpas hacia otras administraciones. Todo el relato estaba condenado a derrumbarse desde el momento en que el juzgado de Catarroja inició un procedimiento penal. Sin embargo, Mazón decidió atrincherarse en el cargo.
El impulso que le ha permitido mantenerse todo este tiempo no era más que el equilibrio interno del PP, que ante la falta de alternativas antepuso la estabilidad en el partido a la dignidad del cargo de president. La pantomima se hizo añicos delante de toda España cuando los familiares de los muertos lo insultaron a gritos en el funeral de Estado el pasado miércoles. Feijóo tiene su propia responsabilidad, no en la dana ni en la crisis política, pero sí en los tiempos. El PP se encuentra ahora una vez más en manos de Vox para votar a un nuevo presidente en Les Corts. La apelación de Feijóo a la “responsabilidad” para elegir un nuevo mandatario valenciano contrasta con el aplauso a la presidenta de Extremadura por convocar elecciones, precisamente como rechazo al chantaje de Vox.
En los próximos días, se decidirá el futuro político a corto plazo de la Comunidad Valenciana. Lo deseable es que este viniera definido no por los equilibrios partidistas y el reparto de cargos, sino por el compromiso con la vuelta a la normalidad, tanto en las instituciones como en las calles arrasadas por la riada. Un compromiso que, gracias a la salida a empujones de Mazón, por primera vez en un año puede ser creíble y compartido. Para las familias de las víctimas, para los ciudadanos de Valencia y para muchos en el resto de España, hoy empieza otra forma de reconstrucción. Hace tiempo que ya no podían más.
04 Noviembre 2025
Tarde y mal resuelto
El anuncio de la dimisión de Carlos Mazón cierra un ciclo político que se fracturó el 29 de octubre de 2024 con la devastadora dana que costó la vida a 229 personas y abrió un largo pliego de reproches institucionales y políticos sobre lo ocurrido. Como ya anticipaba este mismo diario en marzo pasado, la continuidad de Mazón se hacía «políticamente inviable» tras el auto de la jueza de Catarroja que apuntaba a la pasividad e inacción del Ejecutivo valenciano del que él era su máximo responsable. Pero la renuncia llega tarde y mal resuelta. No por inesperada, sino por desordenada, mal gestionada por su partido y desdibujada en una jornada en la que la política nacional saltó por los aires con la imputación del exministro socialista José Luis Ábalos y sus cómplices por gravísimos delitos de corrupción y el hecho de que por primera vez en la historia el fiscal general del Estado se ha sentado en el banquillo de los acusados. El presidente valenciano debió marcharse en cuanto quedó claro que había cometido errores que ayer reconoció por primera vez en público y que le acompañarán «toda su vida». Pero la dirección nacional del PP prefirió prolongar lo inevitable, permitiéndole que siguiera en el cargo, y lo más sorprendente: sin preparar el relevo.
En la comparecencia de Mazón quedaron muchos interrogantes sin aclarar. No había nombre del posible sustituto, ni calendario, ni respuesta por parte de Génova. ABC ha podido saber que el PP va a trasladar a Vox el nombre de Pérez Llorca como solución temporal. Lo que desentona con la tesis de que él y los presidentes provinciales le echaron el pasado fin de semana un pulso al propio Feijóo, aumentando el desconcierto. Hoy, lo que más inquieta no es la caída de Mazón, sino la manera en que el PP ha sido incapaz de gestionarla. Desde hace meses era evidente que su figura estaba amortizada. Desde hace semanas se sabía que esta salida era inevitable. Y aun así, el partido ha sido incapaz de prever el relevo, de ordenar el calendario o de marcar un liderazgo claro. Ni claridad, ni autoridad, ni voz política reconocible. La situación recuerda a aquel principio básico de la política: si un líder cae, debe levantarse al instante otro. No ha ocurrido con Mazón. No hubo «rey puesto». Al contrario: se ha abierto un vacío que ahora amenaza con prolongar la agonía del partido. Hasta Camps tuvo a Alberto Fabra como sucesor inminente. Hoy no hay nadie.
Carlos Mazón al fin asumió su precaria situación, insostenible desde hace meses, después de oír en el funeral de la semana pasada como le llamaban asesino. Lo que es, no ya una exageración monstruosa o un ardid político, sino algo completamente injustificado. Su responsabilidad penal se dilucidará en los tribunales, las responsabilidades políticas son evidentes, pero no le convierten en un asesino. En su despedida, al fin, reconoció errores graves: no cancelar su agenda, no pedir la declaración de emergencia nacional y haberse fiado de Sánchez. Su salida también debería servir para evidenciar las responsabilidades no asumidas por parte del Gobierno.
Lo ocurrido revela más que una crisis de liderazgo. Una organización que ha sido incapaz de pilotar su propia transición, que ha confundido autonomía territorial con descontrol y que sigue presa de tensiones y mandos difusos. Mazón ha pasado, pero el problema no habrá terminado hasta que el PP presente un sucesor. Los populares deben recomponer su estructura, presentar un candidato a la altura, pactarlo con Vox, cerrar la crisis y recuperar la confianza de los valencianos.
04 Noviembre 2025
El ‘alien’ de Mazón devora a Feijóo
CARLOS Mazón está en proceso de hundir a Alberto Núñez Feijóo en un ejercicio Alien interesantísimo de espaldas a las víctimas, que es lo que menos le importa en estos momentos al PP de Valencia, al PP de Madrid y al PP del PP, al que Vox echa de comer como hacen los cuidadores de orcas con las orcas cautivas. Un saltito, una caballa. Un chasquido de mandíbula, otro pez. El más insustancial de los mezquinos está ofreciendo un espectáculo desalentador para la derecha española, amalgamado por el horror al vacío. Mazón presentó la dimisón a las 15.32 del lunes. El gesto filibustero de comparecer para desafiar a su partido, asegurarse la paguita y mantener el acta para el aforamiento es una canallada contra los cientos de miles de valencianos hartos de este siniestro deterioro. Un insulto a los muertos y a sus familias. Ellos y ellas sí que no pueden más.
Mazón camina sin destino a donde le llevan sus zapatos, un horizonte de bellaquería moral, mientras a Feijóo sólo le queda dejar a la vista su ineptitud para controlar toda esa basura. Qué gloria. El hundimiento de estos dos hombres es otra constante purísima de su salvajada política. Esto tuvo solución, claro que la tuvo. Bastaba con haber forzado a dimitir al culpable del desastre logístico cuando hacerlo tenía sentido de autoridad. Mazón estaba vagando sin alma por la niebla la tarde del 29 de octubre de 2024, de un restaurante a un parking, del parking a nadie sabe dónde mientras se ahogaba la gente sin alertas, sin aviso, sin remedio. Este president blindado como no lo puede estar ningún ciudadano tributable lleva más de un año amarrado al mástil del barco hundido que ya ha hecho arrecife y hundiendo a su paso las balsas de alrededor. La inmundicia se ha convertido en una herramienta de gestión política. A esto lo llaman algunos patriotismo.
Carlos Mazón ha tenido un año para armar su matemática parda de supervivencia. Esta es la moraleja de su puesta en escena zarrapastrosa en un lunes humillante como lo fue ayer, cuando aquel hombre salió esgrimiendo una falsa dignidad de pollito tomatero. A partir de cierta edad cuesta más entender a algunos políticos y el latido de su conciencia. Al PP le ha crecido el alien en la femoral y ahora está a punto de hacerse pasar por víctima de sí mismo en un reflejo condicionado de desquicie. El clima se ha puesto a 200 grados. Ni «cacería» de unos ni «asesino» el otro. Lo que exige la mayoría es de-cencia y menos traca. Mazón mantendrá el acta co-mo quien esgrime un mechero y una lata de gasolina.
Antonio Lucas
04 Noviembre 2025
Sánchez gana el relato a Feijóo
Expertos moderados e independientes, ajenos al partidismo político, atribuyen, en primer lugar, al Gobierno Sánchez la responsabilidad de lo que se pudo evitar hace un año, en la gota fría que asoló la región valenciana. En segundo lugar y a considerable distancia, a la Generalidad de la Comunidad Autónoma. No voy a enumerar las culpas y errores gubernamentales. Tampoco los que cometió el presidente Mazón y su equipo, que, por cierto, han trabajado eficazmente en la reconstrucción y es justo reconocerlo así. Durante un año hemos asistido a un debate fuertemente politizado porque los dirigentes sanchistas se dieron cuenta enseguida de que, sabiamente atizada la situación, podían conseguir que saltase de su cargo el señor Mazón, dada la torpeza con la que el PP ha reaccionado ante situaciones paralelas.
Los agradaores gallegos podrán cubrir de elogios a Alberto Núñez Feijoo estimulando su pavoneo político. Pero de cada diez cuestiones de envergadura que se plantean en la vida nacional, en siete gana Sánchez. El Partido Popular, en la oposición, debería dedicarse al ataque. En lugar de eso se reduce a la defensa, generalmente sin éxito. Solo la incompetencia del Gobierno que se mantiene con el apoyo de veinte partidos, casi todos de extrema izquierda, varios agriamente independentistas y uno que es el heredero de ETA, provoca el rechazo popular, reflejado en las encuestas serias.
Conforme a la declaración institucional del presidente de la Generalidad, Feijóo ha conseguido que Mazón no convoque elecciones, rechazadas por Génova. Se ha reducido el alcance de la crisis a la dimisión presidencial. Habrá que superar ahora las nuevas exigencias de Vox para que el PP se mantenga en el poder hasta que se cumpla la legislatura valenciana. Y no será fácil. En todo caso, hoy en Ferraz y en Moncloa se frotan las manos porque han sabido dominar la calle, instrumentalizar a las víctimas de la dana y movilizar con acierto a sus alfiles periodísticos en los diarios impresos, hablados, audiovisuales y digitales.
La dimisión de Mazón, en fin, es el resultado de una hábil y tenaz operación política. Pedro Sánchez le ha ganado el relato a Alberto Núñez Feijóo.
04 Noviembre 2025
Mazón y otros que deben repasar a Séneca y Aristóteles
Lucio Anneo Séneca (4-65), cordobés, modelo de tantos, apuntaba que «retirarse a tiempo es una de las formas de preservar la dignidad». Varios siglos antes, Aristóteles (384-322AC) ya había dicho que «el hombre sabio sabe retirarse de la contienda antes de que ésta le destruya». Carlos Mazón, dimisionario «en diferido», que es algo patético, no supo elegir en su momento el camino del adiós y ahora tiene que marcharse como un político destruido que, además, deja interrogantes absurdos en el aire. Ha sufrido, como pocos, el acoso de sus rivales, que han aprovechado sus debilidades, pero eso no borra sus errores, algunos anteriores al día fatídico de la dana, ni la famosa comida –dicen que bien regada, ¡ojo al detalle!– en El Ventorro. Estuviera donde estuviera, la dana no se hubiera evitado incluso con él en donde debería haber estado. La oposición de izquierdas valenciana, pero sobre todo el Gobierno de Sánchez se han ensañado con él, pero eso –que es cierto– no justifica sus tropiezos, ni tampoco sus explicaciones en la hora –diferida– de una dimisión que llega demasiado tarde.
Napoleón (1769-1821) quería generales que tuvieran suerte. En política también es importante y a Mazón le cayó una dana encima y no supo gestionarla, sobre todo el día después. Año y medio antes, un pacto apresurado con Vox para ser investido presidente de la Generalitat Valenciana, fue un torpedo a las aspiraciones de Feijóo de llegar a la Moncloa. Los estrategas monclovitas acertaron al organizar un «funeral laico» en el aniversario de la dana y orquestar, al mismo tiempo, protestas e incluso algaradas contra Mazón y de rebote –el verdadero objetivo– contra el PP. Ahora, anuncia su dimisión, pero el daño político está hecho. Balzac (1799-1850) decía que «retirarse a tiempo es un arte que solo los grandes maestros dominan», entre los que no parece figurar el político valenciano. Tampoco es el único, la historia está repleta de personajes que no supieron percibir que su momento había pasado y que debían apartarse. En todas partes y también en España, antes y ahora mismo. Ayer comenzó el juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. Como el Gobierno contra Mazón, el PP ha arremetido contra el fiscal. Sin poner en solfa su presunción de inocencia, una retirada a tiempo hubiera evitado otros problemas, para él, para la Justicia y para quien dicen se lo impidió, el propio Sánchez que también se aferra al clavo ardiente de la resistencia. Todos, y algunos más, quizá deberían, con dignidad, repasar a Séneca y Aristóteles.