Dimite la presidente del parlamento de Extremadura forzada por la crisis de Izquierda Unida que ha detonado su grupo parlamentario en esta comunidad

La dimisión de Teresa Rejas como presidenta de la Asamblea de Extremadura debería ser considerada como una circunstnacia mas, absolutamente normal, de una sociedad democrática, cuyas instituciones, el parlamento extremeño en este caso, han de estar por encima de las personas.

Lo que ya no resulta tan normal es que en Extremadura se haya producido el hecho más insólito de la joven democracia española que su Asamblea, foro del debate político y órgano principal de la representación popular, haya cerrado sus puertas – por unos días – a la discusión política, a la legislación y a la recepción de leyes o proposiciones dle gobierno y de la oposición.

Tampoco es presentable que haya esperado hasta ayer la presidenta para presentar su dimisión. No era de recibo que pasando IU al Grupo Mixto con sólo dos diputados pretendiera mantener en el sillón envenenado que asumió al principio de la legislatura merced al acuerdo PP-IU estaba cantado que por coherencia política, virtud pregonada hasta la saciedad por Anguita y sus seguidores, Teresa Rejas debía abadnonar la presidencia. Sólo la preparación de la despedida y las presiones que algunos miembros del PP, partidarios de la pinza, mantenían sobre ella estos últimos días, han provocado que su marcha haya sido tan penosa como lo fue su toma de posesión.

Reconocemos a Teresa Rejas su intensa dedicación personal durante el tiempo que ha estado al frente de la Asamblea de Extremadura, aunque muchas veces hemos tenido la sensación de que tras ella alguien dictaba sus movimientos. En cuanto al ejercicio de la presidencia debemos decir que pocas veces Teresa Rejas asumió en el hemiciclo el papel institucional que correspondía a su rango. Ayer, en su despedida, tampoco. Las referencias a IU, la crítica amarga a sus vecinos ideológicos del PSOE, el coro, los invitados especiales y la demagogia de sus últimas palabras, en las que llegó a afirmar que el PSOE con su abandono tenía mayoría absoluta, para ocultar la verdadera causa de su marcha, la crisis de IU.

Tras la tempestad deberá venir la calma traducida en una negociación responsable de los dos partidos mayoritarios, PSOE y PP, únicos con posibilidades reales de gobernar en Extremadura para presidir la Asamblea y componer una Mesa eficaz.

En vez de al Norte fue al Sur a aprender de pactos contra natura; creyó que el mar era tierra y que todo el campo es orégano creyó que el cielo era agua y bebió en las fuentes populares para tomar fuerzas y llegar a lo alto del palomar parlamentario. Pero se equivoca. IU y su paloma se equivocaron desde el principio y al final ha terminado todo como el rosario de la aurora.

Y vaya si se han ido equivocando en poco más de dos años los creadores de la pinza. La vendetta particular de IU-Cañada, apoyado en la paloma, contra PSOE-Rodríguez Ibarra, prácticamente ha terminado. Y lo de menos es si esa animadversión del primero hacia el segundo para hacerle pagar las continuas humillaciones en el parlamento por rechazarle todo aquello que presentaban a pesar del arduo trabajo se hubieran hecho en privado. Pero no. Tenía que conocerlo todo el mundo y sobre todo han prevalecido los intereses personales sobre los de los ciudadanos que te conceden el voto.

Pero al final el cazador ha sido cazado y la presa ha sido la palomita comunista, que ha salido cacareando y sin plumas de un corral donde nunca debió entrar por ser ajeno, ya que el perro que cuidaba el gallinero era muy ladrador  pero se ha visto que mordía poco. Pero Rejas quiso cambiar su independencia que tantos años más por la dependencia hacia un líder que a las siglas a las que dicen tener lealtad. ¿A lo mejor aún no se han enterado que el Muro de Berlín es ya historia?

Hay que ver como se ponen nuestros políticos cuando dimiten. Tiene algo de hecatombe mundial, de fuego imparable como el de Indonesia, de cogida de Jesulín de Ubrique. Doña Teresa ha dimitido y el que más ha llorado ha sido Alfonso González Bermejo, que sigue igual de rojo que siempre desde que se juntó con Cantarero del Castillo, y allí estaba nuestro hombre, que fue el primero que cogió en brazos a nuestra impar odña Teresa, que por la fotografía de Brígido, se ve que la han cogido poco en brazos por la postura tiesa de sus piernas, que tratan desesperadamente de separarse de la parte de Jesulín de González Bermejo. Todavía la quedan fuerzas a esta militante para coger en brazos a las compañeras que lloran en un acto emotivo, desacostumbrados, como estamos a irnos por las buenas. Cuando a mi me echaron de la Económica de la Caja de Ahorros, el único que lloró miausiencia fue el ciego de la esquina donde trataba yo de reponer la fuerza de mi trabajo con un cuponazo. Debe ser hermoso que te marches y alguien te acoja entre sus brazos y puedas llorar sobre un hombre amigo. Si el que se hubiera marchado fuera hombre, entones ya la cosa es más complicada, porque si lo coges en tus brazos puede pensar la cámara que había entre ellos, que así somos los hombres, pero a las mujeres son otra cosa y las cogemos en brazos. En esos casos, lo normal es que la mujer se escarranche, pero a ver sómo se iba a escarranchar doña Teresa y que iba a decir después Vicente Sánchez Cuadrado; pues doña Teresa se queda con las piernas tiesas como si le hubiera dado un epiléptico. Para cabrero, el de Vicente Herrera, que se cabrea por todo en lugar e alegrarse o decir lo que ha dicho Floriano «que los extremeños estén tranquilos» y los extremeños están esperando siempre las frases de Floriano, pues a verlas venir y a esperar otra chapuza como ésta.

He leído todas las frases célebres de doña Teresa y ninguna irá a ningún buzón de frases célebres. No, nuestros políticos no han dicho todavía ninguna frase célebre, y esto lo echaremos en falta. Está la frase célebre, y esto lo echamos en falta. Esta la frase de Sánchez Hueso, que pagar las facturas ‘da poderío’, pero no sé si alguna más salvo una de Rodríguez Ibarra que era de Plauto, que algo es algo. Yo creo que esta dimisión nos ha dejado a todos un poco como a Cagancho en Murcia. Doña Teresa había aprendido a besar niños, a buscar soluciones, a aprender a ser comunista, en una época que nadie sabe de verdad lo que es eso y, sobre todo, a dar una imagen agridulce. Yo creo que esta cámara actual está más cerca de una cámara de los horrores que de una asamblea regional. Pero a veces la democracia es así, el reflejo de un horror, como la dictadura es el reflejo de la descomposición de las conciencias.