El Barça sancionado después de que su presidente, Joan Gaspart, justificara las agresiones de los hinchas de su club

No son sólo los bárbaros de los córners. Hay también una culpa institucional en el club. El locutor que leyó las alineaciones ya había anunciado que marcaría una pausa después del nombre de Figo para que la barbarie mostrenca se explayara. ¿Qué legitimidad tiene esa misma voz para pedir después que el público se comporte correctamente? El Barça hace tiempo que está en un mal viaje. Su campo, históricamente correcto, se está convirtiendo en un lugar desagradable y hasta lo siniestro. Hasta la cabeza de un pollo negro o de un cochino hemos llegado a ver allí.

La Federación es cómplice de eso. Cómplice integral. Al Barça se le ha permitido mucho, sobre todo en los partidos contra el Madrid, pero no sólo en ellos. Se le ha permitido retirarse de la Copa del Rey por un encanutamiento absurdo de Van Gaal, sin la menor consecuencia. Hace dos años el Barça-Madrid fue posible porque Figo, el jugador encargado de ello, renunció a sacar los córners. No tenía por qué. Y yo creo que hizo mal en renunciar. Anoche sacó los córners y por poco no acaba el partido. Guste o no, esto deberá tener una respuesta.

Medina pasó un apuro serio. Su decisión de interrumpir temporalmente el partido me pareció en su momento un error, pero como el asunto salió bien, bienvenida sea. Por lo demás, el asunto le excedió. Fue casero en lo menudo, sobre todo en las tarjetas, pero su linier le equivocó en el gol del Barça, legal. Ese gol al limbo deja el saldo de un empate a cero que le sirve al Madrid, no al Barça, pero que acaba de deslucir el partido. ¡Pensar que esto se ha visto en los cinco continentes! Esto también es imagen de un país. Y en este caso es una imagen que avergüenza.