El cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo Vallego, rechaza en TVE la posibilidad de que un Papa dimita: «No es funcionario, ¿ante que autoridad superior podría presentar esa dimisión?»

Preocupado Carlos Dávila (El tercer grado, La 2) por la salud del Sumo Pontífice, le preguntó esta semana a Carlos Amigo Vallejo, arzobispo de Sevilla recién elevado a cardenal: «¿El Papa debería dimitir?» Y monseñor contestó: «El Papa no es un funcionario. ¿Ante quién debería presentar la dimisión? No existe una instancia superior para ello. Un Papa no se jubila. Mi padre siempre es mi padre». Buena respuesta. Lo de mi padre siempre es mi padre es incontrovertible; y reafirma, de paso, que los asuntos de la Iglesia son asuntos de familia. También disfrutamos cuando salió al paso, suavemente, de los que opinan que Juan Pablo II ya no está para viajar, sino para el Imserso. Dijo, con profunda admiración: «El Santo Padre es sorprendente. Actúa como si fuera eterno. Lo ha dicho muchas veces: ‘Yo no me voy a bajar de la cruz aunque me estéis tirando para bajarme’». O sea, la eternidad entendida como doloroso acto de servicio clavado en una cruz. Aun que no es exactamente eso lo que ocurre, como exageración metafórica es virtuosísima.