22 abril 2002

Finaliza la lucha por el poder en el banco con la destrucción del último gran jefe del 'neguri'

El caso de las cuentas secretas del BBV acaba con Emilio Ybarra Churruca dando todo el poder del banco BBVA a Francisco González Rodríguez

Hechos

En abril de 2002 se hizo público (diario EL MUNDO) que la salida del Sr. Ybarra de la presidencia del BBVA fue solicitada por el Banco de España al descubrirse unas cuentas secretas. A la vez, la Audiencia Nacional (juez D. Baltasar Garzón) abrió un proceso para investigar el caso.

Lecturas

El 18 de diciembre de 2001 se hizo público que D. Emilio Ybarra Churruca abandonaba la co-presidencia del Banco BBVA dejando la presidencia en manos de D. Francisco González Rodríguez. El 10 de marzo de 2002 El Mundo desvelaba a través de la sección de D. Jesús Cacho Cortés que la dirección del BBVA que encabezaba D. Francisco González había descubierto la existencia de cuentas secretas de fondos al servicio de los directivos de la entidad (Cacho insinúa que podían ser para pagar impuesto revolucionario a ETA o sobornos a políticos).

Los días 6, 7 y 8 de abril de 2002 el periódico El Mundo llevaba el caso de ‘las cuentas secretas’ del BBVA a su portada. Además, el 28 de abril El Mundo entrevistaba a D. Juan Antonio Ybarra Ybarra, que expresaba su decepción por la actuación de su primo D. Emilio Ybarra Churruca (D. Juan Antonio Ybarra Ybarra era hijo de D. Javier Ybarra Bergé, asesinato por ETA en 1977 porque los bancos ahora integrados en el BBVA se negaron a facilitarle créditos para pagar el rescate mientras sus directivos presuntamente habrían autorizado cuentas secretas para que ellos sí dispusieran de fondos si se repetía algo parecido).

El tema evolucionará en escándalo forzando una investigación de la Audiencia Nacional a los directivos implicados encabezados por D. Emilio Ybarra Churruca, que es forzado a dimitir de todos los Consejos de Administración de los que formaba parte: el del BBVA, Fundación BBVA, BBVA Bancomer, Repsol y el Grupo Correo (en proceso de fusión con Prensa Española). D. Emilio Ybarra Churruca protestará por carta al director de ABC, D. José Antonio Zarzalejos Nieto y al consejero delegado del Grupo Correo, D. José María Bergareche Busquet por considerar que durante el tiempo que duró aquel escándalo sus medios no respaldaron a D. Emilio Ybarra Churruca y favorecieron que D. Francisco González Rodríguez consolidara su liderazgo en el BBVA.

LAS CARTA DE EMILIO YBARRA A FRANCISCO GONZÁLEZ EN LA QUE ANUNCIÓ LA DIMISIÓN DE TODOS SUS CARGOS

Querido Presidente

He dedicado 38 años de mi vida profesional a desarrollar un gran proyecto financiero: el crecimiento y la consolidación del Banco de Bilbao, primero; del Banco Bilbao Vizcaya, a partir de la fusión de 1988 y, por último, del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria desde el 2000. En estos 38 años he puesto al servicio de la Institución mis mejores esfuerzos para que el banco fuese un modelo y un ejemplo en la Comunidad Financiera.

La enorme repercusión mediática de los acontecimientos recientes y mi deseo de hacer siempre todo lo que esté a mi alcance por el bien del Banco, de sus empleados y sus accionistas, me aconsejan renunciar a todos los puestos que hoy me vinculan a la Institución o a sus intereses accionariales. Quiero de esta manera facilitar cualquier solución para el futuro del Banco y ayudar a normalizar la tensión de las últimas semanas.
En esos años habré cometido, sin duda, errores, pero pienso que entre todos hemos consolidado una gran Institución. El BBVA es un gran banco. Lo hemos hecho grande con muchísimo trabajo un equipo de personas que he tenido el honor de dirigir. Me gustaría que mi renuncia sirviese para pasar esta página triste y dolorosa y continuar escribiendo la hermosa historia de un Banco del que todos los que formamos parte de él podamos sentirnos siempre orgullosos.

Con el ofrecimiento incondicional a la que ha sido y seguirá siendo mi casa, recibe un abrazo».

Emilio Ybarra

(D. Emilio Ybarra dimitió como miembro del Consejo del BBVA, como Vicepresidente de Repsol representando al BBVA, como miembro de la fundación BBVA y como miembro del consejo de BBVA Bancomer. De igual modo su hombre de confianza, D. Pedro Luis Uriarte dimitió como Vicepresidente de Telefónica representando al BBVA y D. José Domingo Ampuero como consejero de Iberdrola representando al BBVA).

cuentasecretasva Los periódicos EL CORREO ESPAÑOL – EL PUEBLO VASCO que dirigía el Sr. Arnedo y el ABC que dirigía el Sr. Zarzalejos también difundieron el escándalo a pesar de tener al Sr. Ybarra como accionista.

Javier_Ybarra

D. Emilia Ybarra protesta por el apoyo de ABC a D. Francisco González

10 Marzo 2002

El misterio de la torre embrujada

Jesús Cacho

Leer

Francisco González (FG) completó esta semana su revolución en el BBVA. El miércoles pasado, a las 11 de la mañana, apenas 10 horas antes de que se hiciera pública la escabechina, citó en su despacho de la planta 26 de Azca a los consejeros a quienes pensaba jubilar anticipadamente. Medio Neguri, todo un manojo de nervios, instalado en la antesala del despacho presidencial. “Que pase don Eduardo”, irrumpía la secretaría, y allí iba Eduardo Aguirre, o Luis Lezama-Leguizamón, al matadero, para una entrevista que solía durar entre ocho y 11 minutos. Al salir, el afectado cruzaba miradas perplejas con los que hacían cola: “¡Pues a mí me han cesado…!”

José Madina Loidi, el más rico de todos ellos, con cerca de 90,15 millones invertidos en acciones del banco, que llegó al consejo en sustitución de Fernando Ybarra, fue el más expeditivo: “Déjalo, Paco, no me digas nada. Ya sé que me quieres echar, pero me haces un favor, porque tengo el 80% de mi patrimonio invertido aquí y ahora voy a poder diversificar”. No dio opción.

José Domingo Ampuero no acudió a la cita. Cuando FG lo llamó citándolo en Azca, Pepé Ampuero replicó que nones, que le anunciara por videoconferencia lo que tuviera que comunicarle, pero que no se dignaba viajar a Madrid, en una muestra de la pésima relación existente entre ambos. Es la suya la salida más significada, por cuanto su nombramiento como vicepresidente le hizo aparecer un día como presunto heredero al trono de Emilio Ybarra.

En realidad FG ha limpiado, con mínimas excepciones, a quienes se habían señalado como sus enemigos, criticaron su nominación, quisieron moverle la silla o trataron de hacerle frente. Gente lista, como Eduardo níger Aguirre, y menos lista, “chicos buenísimos” al decir de un negurítico de pro, “que jamás meterían la mano en la caja porque son incapaces de hacerlo, con menos luces que un buque de contrabando”. Ricachones como Ricardo Muguruza, miembro de la que hasta hace poco era la familia más rica del Vizcaya, gracias a la fábrica de armas de La Esperanza.

FG ha podido ponerlos en la calle por la penuria de su representación. Buena gente adocenada, demasiado localista, cuya participación en el capital social era mínima. Ultimo vestigio de una saga de vizcaínos surgidos de la entraña de la tierra, campesinos hasta la llegada de la industria. Gente tan austera como Javier Aresti. Blasco Ibáñez, en “El Intruso”, cuenta la historia de la revolución industrial vizcaína y dice que el bilbaíno rico es un ahorrador de tal envergadura que en lo único que no le importa gastarse el dinero es en comprar votos electorales y en vestir a los niños, porque todo lo demás lo reinvierten en la banca o la industria.

Restos de una burguesía interesada en los títulos de la deuda más que en los nobiliarios. De modo que cuando Alfonso XII llega a España tras la segunda Restauración cae en la cuenta de que no hay nobles en Vizcaya, y empieza a regar los valles de condes y marqueses que antes tenían suficiente con su condición de hidalguitos, convertidos después en prósperos comerciantes burgueses, más tarde en industriales de postín, hasta escalar finalmente los peldaños de la nobleza de la mano de los Borbones.

Tras la poda del árbol de Neguri, el único apellido Ybarra que resta en el consejo del BBVA es el de Luis María Ybarra, el nexo que une al nuevo banco con la vieja tradición, cordón umbilical, ingeniero industrial, 59 años, un buenazo, hijo de Luis María Ybarra Oriol, primo carnal de Fernando Ybarra y segundo de Emilio Ybarra, habitante del famoso castillo de Arriluce que, en el promontorio de Punta Begoña, frente al monte Serantes, construyó José Luis Oriol y Urigüen, íntimo de Alfonso XIII, con quien gustaba irse de putas postineras, que a los dos les encantaban las mujeres más que comer pollo con los dedos.

FG, en un gesto de elegancia alejado del rancio olor a ordeno y mando de un Botín, ha tenido el detalle de anunciar una remodelación que deja el consejo en un equilibrado 10 a 10 que, en realidad, es un 11 a nueve a favor del antiguo Argentaria, contando con el voto del representante de Telefónica y con la jubilación del gran Plácido Arango. Ello sin reparar en la condición de peligrosos peneuvistas de tipos como Alfonso Cortina, Juan Entrecanales, Oscar Fanjul o el propio Ramón Icaza, marido de Pilar Aresti, senadora del PP.

Ciertamente, la remodelación del consejo del BBVA en la dirección comentada era algo cantado tras la salida de Ybarra y Pedro Luis Uriarte (PLUS). FG desactiva la espoleta y blinda su poder corrigiendo el desequilibrio que, a favor del BBV, existía hasta ahora en el organismo. La misma lógica tiene el deseo de dotarse de un consejo más reducido y, por tanto, más operativo y manejable.

Ninguna lógica, aunque sí explicación, tiene el secreto que sigue rodeando la precipitada salida del banco de Ybarra y de PLUS. Cuentan que hace justamente un año Emilio se explayó con FG. Dentro de unos meses iba a ser presidente único, y consideraba una obligación ponerle al corriente de algunas cosas que hasta el momento se habían hurtado a su conocimiento. Se trataba de la existencia de ciertos fondos (dispuestos tras el asesinato de Javier Ybarra por ETA) en cuentas cifradas radicadas en el exterior que se habrían utilizado, en principio, para pagar el impuesto revolucionario, que después sirvieron, además, para atender otros asuntos (tal que pago de mordidas a políticos corruptos latinoamericanos), y que finalmente terminaron también soportando otros compromisos de la cúpula directiva del banco.

Una bomba con posibles implicaciones penales de la que FG (que niega esta versión u otra parecida) se deshizo con prontitud, poniendo el caso en conocimiento de la “cadena de mando”. El Banco de España tomó cartas en el asunto, con el resultado de todos conocido: Emilio Ybarra y PLUS se vieron obligados a abandonar el banco, renunciando incluso a la condición de consejeros de la que disfrutó, por ejemplo, un Sánchez Asiaín cuando abandonó la presidencia.

Parece que buena parte de esos fondos, en cuantía de 120,20 millones de euros, han sido ya repatriados por orden del Banco de España. FG estaba la semana pasada preocupado porque a sus oídos había llegado la posibilidad de que un bufete de abogados cercano al PNV arreglara, en la junta de ayer sábado, la presencia de un accionista dispuesto a formular una pregunta incómoda relacionada con la existencia de esos fondos en el exterior, con los cuales se habrían hecho pagos ilegales, porque en ese caso FG, además de haber visitado La Moncloa, tendría que haber hecho una parada en el mismo viaje en la Audiencia Nacional.

Este es el misterio de la torre (de Azca) embrujada, un asunto que ha quedado en la nebulosa, pero del que ya se habla en Madrid abiertamente, y no digamos en Algorta. El BBVA sigue siendo un gran banco, aunque un banco absolutamente distinto, una entidad a la medida de FG, un hombre que llega avalado por un cierto aire de modernidad. En un mundo donde, desde la altura de una presidencia es fácil ver el mundo plagado de pigmeos, FG parece tener claro ciertas cosas elementales: “Quiero ser un buen presidente de banco; no un gran banquero”, es decir, un gestor “obsesionado por la eficiencia, no por el crecimiento”.

Un gallego de Chantada, antiguo agente de cambio y Bolsa, a quien duele que le sigan calificando de simple broker, con cierta obsesión, también, por la salud, la forma física, el ejercicio diario; con cierta fama de ariscado; poco amigo del cotilleo, de las camarillas; que abandonaba las reuniones de la ejecutiva corriendo sin comentar la jugada, sin hacer equipo, “¿equipo? Me encanta hacer equipos. Lo que no tengo es amigos ni compromisos…” No está mal como una declaración de principios.

07 Abril 2002

Cuentas secretas

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

Leer

Las cuentas secretas del BBVA presentan ángulos inquietantes que difícilmente podrán despejarse por la vía exclusiva de un expediente administrativo del Banco de España. De momento la Fiscalía Anticorrupción se ha interesado en el asunto y ha pedido al juez Garzón que lo incorpore a un sumario abierto hace dos años a una filial del banco en Jersey. La gravedad de los hechos ahora desvelados no admite paliativos: un banco domiciliado en España, sujeto a la supervisión del Banco de España, ha mantenido ocultas durante 14 años una serie de cuentas en los paraísos fiscales de Jersey, Islas del Canal y Liechtenstein. Durante todo ese tiempo se ocultó al banco central, a los accionistas, a las instituciones supervisoras -el propio Banco de España y la CNMV- y a Hacienda una parte de su patrimonio y de sus resultados hasta que los máximos ejecutivos decidieron aflorarlos contablemente en el ejercicio de 2000 como ingresos extraordinarios, por un valor de 37.343 millones de pesetas.

Los hechos alcanzan tal gravedad que la Fiscalía Anticorrupción ha urgido al juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, a que los investigue, acumulándolos a las diligencias judiciales abiertas hace dos años sobre operaciones del BBVA en la propia Jersey y en Puerto Rico. Que el origen de una de esas cuentas fuera la adquisición en 1987 por el Banco de Vizcaya de acciones de la propia entidad o que el mantenimiento de la correspondiente autocartera buscara la defensa ante operaciones hostiles de toma de control del banco, no reduce en modo alguno la gravedad de esa prolongada ocultación. Está por determinar con el suficiente detalle cuáles han sido los destinos concretos de los rendimientos generados, incluso tras la decisión de liquidar la autocartera adoptada tras la fusión con el Banco de Bilbao. En primer lugar deben depurarse las responsabilidades de los gestores.

Según el Banco de España, el BBVA no ha aportado hasta el momento suficiente documentación sobre el destino de los fondos operados desde esas cuentas, aunque está acreditado que más de 1,5 millones de dólares se destinaron a financiar la campaña electoral de Hugo Chávez a la presidencia de Venezuela en 1998. Nada convincente resulta la explicación ofrecida por Ybarra de que los fondos de pensiones asignados a 22 consejeros del antiguo BBV habrían servido para tomar posiciones con vistas a la compra del banco mexicano Bancomer.

El segundo motivo de inquietud nos remite a la hoy cuestionada diligencia y eficacia de los supervisores. La decisión de apertura del expediente por el Banco de España fue adoptada el pasado 15 de marzo, 14 meses después de que los entonces copresidentes del BBVA comunicaran al gobernador la existencia de esa estructura de cuentas en el exterior. Admitida por el propio banco la ocultación de estos fondos durante catorce años, el Banco de España señala serias lagunas en la documentación aportada, lo que resulta incompatible con las reiteradas declaraciones públicas de estos días respecto a su disposición a colaborar con la autoridad supervisora.

Tampoco los auditores han mostrado mayor diligencia a la hora de explicar en las cuentas de 2000 el origen de unos beneficios extraordinarios que superaban los 37.000 millones de pesetas. Estas demoras de los órganos de supervisión y auditoría, unidas a la ausencia de una comunicación simultánea a la CNMV (y a la SEC, dada la cotización del valor en Wall Street), forman parte del capítulo de explicaciones pendientes a accionistas y ciudadanos.

Y qué decir de los responsables de Hacienda, que acaban de anunciar la apertura de una investigación que a la luz de los datos conocidos debió abrirse también hace al menos 14 meses. Que los beneficios extraordinarios contabilizados en 2000 estuvieran sujetos al correspondiente gravamen no significa que no existan obligaciones fiscales pendientes asociadas a rendimientos anteriores. Todo ello, claro está, referido estrictamente a la fiscalidad del sujeto pasivo BBVA.

El ministro de Economía, Rodrigo Rato, se ha visto obligado a precisar que el escándalo ‘no afecta al sistema financiero español ni al BBVA desde el punto de vista de su eficacia, solvencia y seriedad’. Habrá que atenerse a los hechos y lo mejor que pueden hacer las autoridades es contribuir a esclarecerlos. La credibilidad de las instituciones de control y la confianza en el banco -uno de los más importantes de Europa- y en el propio sistema bancario español deben preservarse por encima de las personas. Ello exige una clarificación total, con una plena identificación de las responsabilidades administrativas o penales que pudieran derivarse de estos hechos.

08 Abril 2002

BBVA: Prudencia y rigor

ABC (Director: José Antonio Zarzalejos)

Leer
Las cuentas del BBVA en paraísos fiscales -y todas las operaciones vinculadas a su existencia- serán pronto objeto de investigación por la Justicia. El juez Baltasar Garzón instruye en la actualidad unas diligencias relacionadas con el BBVA Privanza y, en virtud del principio de conexión, será su juzgado el que tenga que aclarar todas las interrogantes que, en este momento, pesan sobre los consejeros y directivos anteriores del grupo bancario español. Cuando se produzca esta judicialización del caso, el expediente abierto por el Banco de España quedará paralizado por la existencia de prejudicialidad penal, que siempre confiere prioridad a los Tribunales de Justicia frente a los órganos administrativos cuando investigan los mismos hechos.
Ahora bien, el desplazamiento de los hechos hacia la Audiencia Nacional confirma que las gestiones paralelas realizadas en su día con cargo a las cuentas no declaradas podrían presentar indicios penales, pero resultaría totalmente desproporcionado dar por supuesto que ya hay delitos acreditados o que los consejeros afectados ya son culpables. Las operaciones financieras, por su propia naturaleza y al margen de los casos en que sus autores busquen resultados ilícitos, se sitúan muchas veces en el límite de la legalidad y, cuando la transgreden, no siempre es fácil discernir entre infracciones administrativas y delitos, que exigirían estos últimos la prueba de la existencia de un dolo que está lejos de haberse acreditado. En este sentido, la fecha de entrada en vigor del nuevo Código Penal será un elemento muy importante para delimitar ámbitos de ilicitud, pues fue dicho Código el que introdujo los delitos societarios en nuestro ordenamiento. En cualquier caso, hay razones suficientes para que las investigaciones abiertas hasta ahora y las que puedan iniciarse en un futuro inmediato sean dirigidas por jueces y fiscales con prudencia y rigor, haciendo efectiva la presunción de inocencia de los investigados y despreciando las meras conjeturas y las presiones interesadas en un asunto que resulta muy apetecible para quienes quieren jugar a varias bandas y causar daños colaterales. Dicho esto, el buen nombre de una institución ejemplar, señera del viejo espíritu emprendedor de la clase empresarial vasca y abanderada de la expansión de los intereses españoles por el extranjero, sólo podrá permanecer limpio si se aclaran los hechos de forma exhaustiva, sin sombra de duda sobre las responsabilidades que existan y no dejando espacio al juicio paralelo, sea de formaciones políticas o de medios de comunicación.
Mientras esta vertiente judicial se desenvuelve, los hechos conocidos hasta ahora revelan, además de conductas irregulares, el enésimo fracaso de muchos aspectos esenciales de la organización económica y financiera del país. Para qué están los consejos de administración, cuáles son los deberes de los administradores y los consejeros, qué criterios deben primar en su elección, por qué los órganos de control y regulación de los mercados fallan ante casos graves de falta de transparencia y de infracciones administrativas, son todas preguntas, entre otras, que deben encontrar una respuesta política urgente, porque la reiteración de fallos en el ejercicio de las potestades administrativas de prevención y de sanción acabará mermando, si no lo ha hecho, el crédito de nuestro sistema financiero. Es cierto que la economía española se articula sobre mercados regulados, con operadores generalmente respetuosos con las leyes, pero también es cierto que cada vez que se ha puesto a prueba a sus órganos reguladores en asuntos verdaderamente graves, los resultados no han sido, ni mucho menos, satisfactorios.
Esta reflexión, sin embargo, no debe conducir a la politización del asunto de las cuentas del BBVA. Generar ahora una polémica gratuita y artificial sobre la responsabilidad del Gobierno, del que ya se ha dicho -con posterior desmentido de Emilio Ybarra- que tenía conocimiento de las cuentas no declaradas antes que el Banco de España, sólo tendría como razón la excusa oportunista para montar una comisión parlamentaria, que, lejos de servir al esclarecimiento de los hechos, acabaría convirtiendo el caso en una bomba de fragmentación, sin desembocar en conclusiones útiles ni aportar ningún beneficio a la investigación judicial. Es la historia general de las comisiones parlamentarias creadas para investigar escándalos económicos. Son suficientes el expediente del Banco de España y, más adelante, la intervención de la Justicia penal para que todos los hechos resulten aclarados y explicados. Sólo si en algún momento apareciera involucrado un cargo político, de forma bien perceptible y siempre que no estuviera judicialmente imputado, sería entonces el momento de plantearse la intervención del Parlamento.

09 Abril 2002

Cuidado con las salpicaduras

Lorenzo Contreras

Leer

Tenía que reventar y reventó. Una situación irregular – por llamarla suavemente – enquistada durante años, demasiados años, tenía que ha acabar como ha acabado. Paraísos fiscales, cuentas secretas, inversiones inconfesables, fondos de pensiones privilegiadas para altos cargos de la entidad, eran demasiado pastel. Y la cosa se ha desbordado porque el miedo es libre y en ocasiones forzoso. De manera que, entre lo que ocurrió por dentro del BBVA y lo que se temió por fuera, empezando por el Banco de España, vino la gran revelación. Dimitió Ybarra y cayó toda la antigua cúpula del Neguri.

La sensación es que lo hicieron para que el asunto no pasara a mayores. Pero esta vez el muerto – ahora el difunto Pedro de Toledo – no podía cargar con todo. El muerto no podía cargar con los vivos. De manera que ha ocurrido todo lo contrario. Los supervivientes o herederos de aquella situación peligrosa han terminado cargando con el muerto, si por muerto entendemos el conjunto de los problemas planteados.

Había y hay una política por medio. Y los socialistas, tan escaldados por las consecuencias de sus conocidas responsabilidades en materia de financiaciones opacas, se han lanzado sobre la presa. Pero cuidado, porque la historia reparte equitativamente sus capítulos. Y las posibles responsabilidades del Banco de España invitan a recordar que durante la gestación de este asunto hubo al frente de la gobernación de la entidad, en la etapa socialista, personas que no se llaman Caruana y compañía, de idéntica manera en la dirección de la Comisión Nacional del Mercado de Valores hubo en otro tiempo apellidos que no son los actuales. Uno de los riesgos de la explotación política de ciertos escándalos son las salpicaduras. Y si se quiere organizar otra historia de Gescartera, repárese en la posibilidad de la metástasis.

Lo que tampoco se puede hacer, aunque se haga, es decir como ha dicho el vicepresidente del Gobierno, don Rodrigo Rato, que el sistema financiero español y la propia entidad afectada son un ejemplo de eficacia solvencia y seriedad. Eficacia, según se mire. Solvencia, entendida como capacidad de pagos, bueno. Pero seriedad… Como no sea como sinónimo de gravedad resulta en este caso un concepto inasumible. La gestión, en algunos supuestos actuales, ha entrado en crisis de credibilidad. Lo cual no significa ausencia de remedios. El Gobierno, el funcionamiento de la CNMV y las auditorías que normalmente preceden a los grandes ajustes de cuentas – en el mejor de los casos – tendrán algo que arreglar en el futuro. ¡Ah, las auditorías! Arthur Andersen, tan de actualidad por inconfesables motivos, lleva o ha llevado algunas veces la de Banesto, la del BBVA, la del SCH, la del Banco Gallego, la del Banco Pastor, la del Banco Zaragozano, la del Banco de Burgos, la del Banco de Crédito Local, la del Banco de Murcia, la del BSN Banit, la del ICO… Eso se ha publicado.

14 Abril 2002

BBVA, el chicharro y el tiburón

Justo Fernández

Leer

Un nuevo escándalo que afecta al sistema financiero, con sospechosas implicaciones políticas, ha sorprendido a la opinión pública. Consejeros del antiguo Banco Bilbao Vizcaya (BBV) depositaron 38.000 millones de pesetas, sin reflejo en los balances de la empresa, en distintos paraísos fiscales. En el año 2000, después de la fusión con Argentaria, se vieron obligados a reintegrarlos a la cuenta de resultados de la nueva entidad, BBVA. Ese dinero sirvió, entre otras cosas para financiar campañas electorales y crear fondos de pensiones para el presidente, Emilio Ybarra y otros 21 consejeros del banco. Lo que debería sorprender es la facilidad con que se pueden distraer tales cantidades de dinero, al control de los accionsitas y a la función fiscalizadora del Banco de España.

Resulta difícil creerse que en las negociaciones y estudios de balances de los respectivos bancos, BBV y Argentaria, incluidas las cuentas secretas de las oficinas de los paraísos fiscales, previos a la fusión, no se detectara nada. El conocimiento de tal circunstancia sería la única explicación a la ventaja adquirida por los dirigentes del banco público, Argentaria, cuyo presidente, Francisco González, fue designado por el Gobierno en la distribución de consejeros en el BBVA. Tres años después de la fusión, diez consejeros procedían de Argentaria, uno de Telefónica y siete del antiguo BBV. Nadie puede entender que los dirigentes del BBV, sin presión, coacción o chantaje alguno, cedieran gratuitamente el poder real del BBVA a los dirigentes de Argentaria. He oído una frase que sintetiza lo ocurrido: “Es como si un chicharro se comiera un tiburón”.

Pese a las cesiones del poder, el verdadero objetivo estaba en desalojar cuanto antes, del Consejo de Administración a los antiguos consejeros del BBV. En enero de 2001, Francisco González comunicó al Banco de España la existencia de las cuentas secretas. Quince meses después se inicia un expediente sancionador al BBVA y el escándalo salta a los medios de comunicación.

¿Conocía el Gobierno la existencia de las cuentas secretas, antes de que comenzaran los trámites de la fusión, entre el BBV y Argentaria? Aznar se ha apresurado a negarlo y calificar de calumnia cualquier sospecha de utilización del asunto para controlar, totalmente, la segunda entidad financiera española.

Aunque parezca inverosímil que Francisco González no hubiera comunicado a su mentor, Rodrigo Rato, lo sucedido desde que tuvo conocimiento de ello o que el gobernador del Banco de España, tampoco lo hiciera, no es cierto que el Gobierno no se hubiera enterado hasta ahora. El propio Rato declaró que fue informado el pasado mes de octubre. ¿Se lo ocultó a Aznar?

El juez Garzón ha tomado las riendas de la investigación. Algunas preguntas requieren respuestas claras de la justicia. ¿Conocía el Gobierno esa información antes del proceso de fusión? ¿Lo utilizó para colocar a un amigo al frente del segundo banco español? ¿Es cierto que se financió la campaña electoral de Hugo Chávez, con más de millón y medio de dólares? ¿A cambio de qué contrapartidas económicas? ¿Se financiaron también las campañas de políticos de Perú, México, Colombia o Argentaria? ¿Por qué ha tardado 15 meses el Banco de España en iniciar el expediente? ¿Se han utilizado las oficinas del BBVA, en Puerto Rico, para blanquear dinero o sobornar políticos?

¿Lo sabremos algún día?

Justo Fernández

24 Abril 2002

Aguas turbulentas

EL CORREO vasco (Director: Ángel Arnedo)

Leer

La decisión de la fiscalía anticorrupción de imputar a 27 personas en el ‘caso BBV’ proporciona una nueva dimensión al problema. Con ella, el incendio se salta dos cortafuegos  que se habían mantenido hasta ahora incólumes. Con la imputación de Estalnislao Rodríguez-Ponga, secretario de Estado de Hacienda, el fuego le alcanza al Gobierno y con la de José Ignacio Goirigolzarri, consejero delegado del BBVA, se transmite hasta el ‘nuevo banco’.

Ya sabemos que la imputación no supone condena, que no podemos imitar a los chinos y suprimir la presunción de inocencia y que el juez puede cambiar la lista. Pero no se me ocurre un supuesto más grave, ni conozco antecedentes similares a éste, con el órgano de administración imputado al completo y con la cúpula directiva extraordinariamnete bien representada en la lista.

¿Qué va a pasar ahora? AL Gobierno se le presentan nuevas y serias dificultades para oponerse a la comisión de investigación en el Congreso de los Diputados solicitada por la oposición, ya que ha resultado imputada nada menos que todo un secretario de Estado. Por su parte, el presidente del banco, Francisco González, tendrá que decidir si le aplica a Goirigolzarri el mismo tratamiento que ha impuesto a los consejeros salientes procedentes del BBV y sugerido a los que aún permanecen en la entidad, y deberá delimitar en dónde coloca la siguiente línea de defensa, una vez que la anterior ha saltado por los aires.

Por su parte la Justicia debe ser consciente de que aquí hay muchos bienes a proteger. Uno de ellos, sin duda alguna, es la propia ley; pero también lo son el banco, sus empleados, sus clientes y sus accionistas, que tienen derecho a que la instrucción se haga correctamente, y a que las cosas discurran por el cauce de la razón y la mesura.

En las aguas turbulentas de este río revuelto hay demasiado náufragos y excesivos pescadores.

I.Marco-Gardoqui

28 Abril 2002

Juan Antonio Ybarra Ybarra: «Mi primo Emilio dijo que a un secuestrado no se le podía dar un crédito»

Entrevista de Casimiro García-Abadillo

Leer
Juan Antonio de Ybarra e Ybarra está viviendo el escándalo de las cuentas secretas del BBV con especial pasión. Su padre, Javier de Ybarra, fue asesinado por ETA en 1977 tras no poder afrontar sus hijos el pago de 1.000 millones de pesetas que la organización terrorista exigió como rescate tras su secuestro. Aquello causó una profunda brecha en una de las sagas más emblemáticas del País Vasco.

El patriarca de las tres ramas que la componen fue José Antonio de Ybarra (1774-1849), que promocionó todo tipo de industrias y se hizo rico explotando minas de hierro. Gabriel de Ybarra y Gutiérrez de Caviedes (tatarabuelo paterno de Juan Antonio de Ybarra e Ybarra y también del ex presidente del BBVA, Emilio Ybarra) fue uno de los fundadores del Banco de Bilbao, en 1857.Gabriel de Ybarra y de la Revilla (abuelo de Juan Antonio de Ybarra e Ybarra por parte de madre) fundó, a su vez, el Banco de Vizcaya, en 1902.

Los Ybarra están en el origen de empresas tan importantes como Altos Hornos de Vizcaya y de sus bancos salió el empuje y el dinero para la creación de compañías eléctricas como Iberduero o Sevillana de Electricidad. Son, quizá, el más ilustre símbolo de una clase empresarial (junto con los Sota, Chávarri, Echevarría, Rotaeche, Villota...) que convirtió al País Vasco en una de las regiones más dinámicas de Europa durante más de un siglo.

El escándalo del BBV, que ha salpicado de forma dramática a Emilio Ybarra, el último gran eslabón de la familia, ha supuesto no sólo la caída de Neguri (zona residencial de Bilbao donde vivían, y aún viven, algunas grandes familias de Vizcaya), sino tal vez el punto final de una dinastía sin la cual no se puede entender la historia reciente del País Vasco.

Juan Antonio de Ybarra, un intelectual que militó en la UCD a finales de los años 70, nunca había concedido una entrevista hasta ahora.

Pregunta. Los Ybarra eran profundos foralistas.

Respuesta. Sí, pero eran liberales, que es lo que mucha gente no se entiende: ser liberal y, a la vez, foralista.

P. ¿Nunca militaron en el carlismo?

R. No, jamás. Nosotros fuimos víctimas del carlismo.

P. Pero, durante la Guerra Civil, todos sus antepasados pelearon en el bando de Franco.

R. Yo diría que sí. Todos, salvo una hermana de mi abuelo que se casó con un conocido nacionalista.

P. ¿Cuántos Ybarra murieron en la Guerra Civil?

R. Que yo recuerde, murieron mi tío Juan Antonio y mi tío Ramón, que eran falangistas, mi tío Fernando de Ybarra…

P. ¿A todos ellos los mataron en el barco Cabo Quilates?

R. A Fernando de Ybarra y Oriol y a mi tío Emilio los fusilaron en el Cabo Quilates, que era precisamente un barco de la compañía Ybarra.

P. El padre de Emilio de Ybarra también murió…

R. Sí, a don Santiago lo mataron en la batalla de Brunete.

P. ¿Se puede decir que la fortuna de los Ybarra se consolidó con el franquismo?

R. No, en absoluto, la fortuna de los Ybarra venía de muy lejos y tuvo su origen en don José Antonio de Ybarra, que tuvo la gran visión de iniciar la industrialización de Vizcaya.

P. Pero hubo algunas personas de su familia que ocuparon cargos durante el franquismo.

R. Sí, claro. Mi padre, por ejemplo, fue presidente de la Diputación de Vizcaya y luego fue alcalde de Bilbao y procurador en Cortes.Pero estuvo mucho más dedicado a los temas empresariales y sociales que a la actividad política.

P. Su padre compaginó esos cargos con su puesto en el consejo del Banco de Vizcaya.

R. Sí, porque entonces no había ningún tipo de incompatibilidades.

P. Además, ocupaba un puesto relevante en El Correo.

R. Mi abuelo fundó El Pueblo Vasco. Después, por razones políticas durante la posguerra, tuvo que anteponer al nombre de El Pueblo Vasco el de El Correo Español. Eso le produjo un gran disgusto y por eso dejó a mi padre al frente del periódico.

P. Pero la gestión no la llevaba su padre.

R. No, digamos que había un pacto tácito entre los Ybarra y los Echevarría. Los Ybarra nos ocupábamos de la parte ideológica y los Echevarría se ocupaban de la gestión.

P. Durante esos años, ¿cómo eran las relaciones entre el Bilbao y el Vizcaya?

R. De adversarios económicos, pero de gran cordialidad.

P. ¿El Correo era el lugar de confluencia de ambos bancos y de las dos ramas de la familia Ybarra?

R. Sí, confluían intereses familiares y de ambos bancos, pero nunca fue un lugar de conspiración.

P. En el año 1977 ETA político- militar secuestró a su padre, como representante de lo que los terroristas llamaron la oligarquía financiera vasca.

R. Sí, sí, así es.

P. ¿Cómo se enteró usted del secuestro?

R. Pues yo me enteré precisamente por el director del periódico.Cuando llegué a mi despacho, Antonio Barrena me dio la noticia.

P. ¿Y qué pasó?

R. Hubo una consternación general y yo tuve que hacerme cargo de coordinar todas las acciones con el objetivo de salvar a nuestro padre.

P. ¿Su padre era de alguna forma el primus inter pares de la familia Ybarra?

R. Sí, era el hombre más representativo de la familia y prueba de ello es que él ayudó de forma muy directa a sus sobrinos huérfanos.

P. ¿A Emilio Ybarra, por ejemplo?

R. A Emilio le tenía un gran cariño y todos le hemos tenido un gran aprecio, porque era un primo muy cercano a nosotros. Mi padre tenía de él una magnífica opinión y lo metió en El Correo cuando acabó la carrera. Y a Fernando de Ybarra lo mismo.Mi padre se ocupó muchísimo de él porque era un hombre que rendía gran culto a la familia y guardaba un gratísimo recuerdo de los que fueron asesinados en la guerra.

P. ¿Cuántos años tenía su padre cuando lo secuestraron?

R. Tenía 64, porque nació en 1913.

P. ¿Usted se encargó de llevar la negociación con ETA?

R. Yo creé un comité cuando me dieron la noticia y planteé un plan de actuación para ver por dónde teníamos que tirar.

P. ¿Usted contactó con algún intermediario de ETA?

R. Hubo bastante gente que se brindó a hacer gestiones, como por ejemplo Juan María Bandrés, pero, al final, nos decidimos por dos personas que pensamos que nos podían ayudar.

P. ¿Y quiénes fueron?

R. Iñaki Esnaola y Juan Daniel Barandiarán.

P. ETA les pidió 1.000 millones de pesetas como rescate. ¿Cuánto llegaron a reunir?

R. En el comité que yo creé estaba mi tío, Manuel Superunda, conde Superunda, mi tío Luis María de Ybarra Oriol (padre del ya ex consejero Luis María de Ybarra), el cuñado de mi padre, Manolo Gortázar, que había sido consejero delegado del Vizcaya y la persona más inteligente de la familia, y mi cuñado Gaizka Ortúzar, que hizo una gran labor. Yo me había confiado a ellos para que resolvieran ese problema y me ayudaran a lograr el dinero.

P. ¿Cuánto lograron reunir?

R. Se consiguió muy poco dinero, 50 millones. A mi padre le valoró el Banco Vizcaya en 25 millones y el Bilbao en otros 25.

P. ¿Los bancos no entendieron el secuestro como una amenaza para todos?

R. Yo les dije que no se trataba de que nos dieran el dinero de forma subrepticia y por debajo, sino que nos lo dieran en base a nuestro patrimonio. Además, la exigencia de ETA no iba dirigida a los hijos de Javier de Ybarra, sino a la oligarquía que él representaba. Yo tengo documentos con el sello de ETA en los que, en la parte de atrás de las cartas que mi padre me dirigía a mí personalmente contándome cómo estaba durante el secuestro, ETA puso su petición de 1.000 millones a «la oligarquía de los Ybarra».

P. ¿Le cobraron intereses por los créditos de 50 millones?

R. No exactamente. Tuvimos que situar el dinero fuera de las fronteras y, al retornar, hubo un ligero beneficio por la diferencia en el tipo de cambio, que se quedó el banco. Yo me preocupé de llevar el dinero al Banco Vizcaya. Un empleado abrió las cajas y lo contó delante de mí.

P. Es decir, que los intereses se cobraron de alguna forma por el tipo de cambio, que era favorable al banco.

R. Sí, sí. Cuando se le devolvió la parte correspondiente al Bilbao protestaron, porque sacar el dinero fuera de España les podía haber creado problemas de tipo legal. Pero yo no estaba para legalidades, naturalmente.

P. En esa época, Emilio Ybarra era consejero delegado del Bilbao y Angel Galíndez presidente del Vizcaya.

R. Sí, sí. Galíndez dio instrucciones para que no se pagara ningún dinero. Cuando yo presioné a mi tío Luis María y a mi tío Manuel para que resolvieran inmediatamente el tema del dinero, Emilio Ybarra dijo que a un secuestrado no se le podía dar un crédito. Por eso nosotros fuimos solidarios en la petición del mismo y tuvimos que firmar una póliza. Recuerdo que una hermana mía escupió encima de la póliza.

P. ¿Ustedes estaban dispuestos a empeñar todo su patrimonio para que el banco les diera 1.000 millones?

R. Por supuesto.

P. Entonces, ¿por qué sólo les dieron 50 millones?

R. Eso habría que preguntárselo a ellos. Sólo puedo reiterar que, cuando nosotros presionamos, se limitaron a hacer esa demostración miserable que le acabo de contar.

P. ¿Qué sintió usted cuando se enteró de que su padre había aparecido asesinado?

R. Algo que nunca se me olvidará. Me enteré por Miguel Larrea, que era director de nuestro periódico en San Sebastián. Yo tenía 35 años. Si hubiera tenido la experiencia de ahora, desde luego que me hubieran dado el dinero para salvar a mi padre. Confié en exceso en Luis María de Ybarra y tuve una sensación de abandono horrorosa. El nunca saldó la cuenta de gratitud que tenía con nosotros por lo que le ayudó mi padre y, si hubiera querido, podía haber exigido a su cuñado Galíndez que el banco nos avalara o que todos ellos hubieran participado.

P. ¿A partir de ese momento, usted y su familia rompen sus relaciones con los dos bancos y con Emilio de Ybarra?

R. No, porque a nosotros nunca nos han inculcado el rencor ni el odio ni las malas formas. Pero tuvimos una relación muy fría, como no podía ser de otra forma.

P. Desde entonces ¿qué relación ha mantenido con Emilio Ybarra?

R. Gélida. Además, yo estoy convencido de que él es consciente de que lo que hizo no está bien.

P. ¿Se quiebra con el asesinato de su padre una cierta trayectoria solidaria de las grandes familias?

R. Sí, totalmente. A raíz del secuestro y asesinato de mi padre se rompe la unidad que había existido en las familias de nuestro entorno para acometer grandes empresas económicas. A partir de entonces hay una diáspora, física, porque la gente se marcha, e intelectual, porque cada uno ya sólo piensa en nadar y guardar la ropa.

P. ¿Por qué cree que se fusionaron el Bilbao y el Vizcaya?

R. Porque se dieron cuenta de que eran muy afines y tenían que aliarse para ganar tamaño.

P. ¿Le sorprendió cuando nombraron a Emilio Ybarra presidente único del BBV?

R. La imagen de Emilio de Ybarra era la de un hombre trabajador que dedicaba todos sus esfuerzos al banco. Eso nadie se lo puede discutir. Por lo tanto, a mí no me sorprendió que lo nombraran, porque además había sido durante muchos años consejero delegado del Bilbao.

P. ¿Tenía el respaldo de las familias de Neguri?

R. Sí, porque, efectivamente, además de trabajador, era un aglutinador, un componedor.

P. ¿Había oído usted algo sobre las cuentas secretas del BBV antes de que el asunto se publicara en los periódicos?

R. La verdad es que para mí ha sido una sorpresa terrible. Claro, a la vista de lo que está saliendo, uno saca sus conclusiones.Me aterraría pensar que, después de lo que pasó con mi padre, se hubieran hecho componendas con finalidades inconfesables.

P. ¿Cree que las cuentas secretas tienen algo que ver con el secuestro y asesinato de su padre?

R. Yo desearía que no.

P. ¿Pero usted tiene sospechas de que existe alguna relación?

R. No solamente las tengo yo. Las tiene mucha gente. Ojalá sea sólo una sospecha y se demuestre que no hay nada, porque, de lo contrario, sería estremecedor.

P. ¿Se refiere a que se haya podido pagar a ETA con ese dinero el impuesto revolucionario?

R. Hay suspicacias por determinadas conductas personales de cierta gente que, además, no se ha recatado en disimular. Eso es una música que está rondando por todas partes.

P. ¿A qué se refiere al hablar de comportamientos personales?

R. Pues no sé, a cuando hemos visto que algunas personas han funcionado en Bilbao sin protección. Eso induce a sospecha.

P. ¿Se refiere a algunos altos directivos que han ido sin protección por Bilbao?

R. Sí, sí y haciendo alarde de ello.

P. ¿Cree usted que lo que ha sucedido en el BBVA es el final de Neguri?

R. En nuestra familia nunca hemos rendido culto al dinero. La riqueza ha servido para reinvertir en los negocios familiares, nunca se han hecho alardes, salvo en algún caso especial de gente que se ha construido algún palacio al estilo Walt Disney. En general, hemos vivido muy discretamente. Por eso, creo que no se puede mezclar a todos los Ybarra. Yo no creo que Emilio Ybarra sea el representante más genuino de la familia. Es decir, que, como familia, no estamos implicados en semejantes hazañas.

P. ¿Le ha sorprendido el comportamiento que, por lo conocido, ha tenido Emilio Ybarra?

R. Totalmente. Al principio no te lo puedes imaginar. Nunca hubiera pensado que Emilio Ybarra, y más después de lo que ocurrió con nuestro padre, podía comportarse así.

P. ¿Usted cree que han existido relaciones inconfesables entre el BBV y el PNV?

R. Eso son músicas celestiales. No se puede ir poniendo etiquetas a los bancos, porque alguno de sus miembros, como Pedro Luis Uriarte, tenga una afinidad política e ideológica determinada.

P. Como observador de la política vasca, ¿usted cree que la ilegalización de Batasuna ayudará en la lucha contra ETA?

R. Yo creo que es un inmenso error, porque a los proetarras se les da cobertura en la clandestinidad. La clandestinidad es un acicate muy importante para la gente joven y con ella, Batasuna y ETA pueden tener más apoyo.

P. ¿ Usted cree que se acabará algún día con ETA?

R. Si seguimos por el camino que vamos, no.