14 marzo 2019

El comisario espió a Sacyr y a Miguel Sebastián cuando estos trataban de disputarle el control de la entidad

Francisco González Rodríguez se ve forzado a abandonar todos sus cargos en el banco BBVA tras verse salpicado en el caso Villarejo

Hechos

  • El 14 de marzo de 2019 D. Francisco González dimitió como presidente de honor del banco BBVA y miembro de su dirección.

Lecturas

Las investigaciones en torno al comisario D. José Manuel Villarejo Pérez señalan que cuando en 2005 se produjo el intento de D. Luis del Rivero de comprar el BBVA, D. Francisco González como BBVA contrató a la empresa de espionaje Cenyt al Sr. Villarejo Pérez para espiar tanto a D. Luis del Rivero como al entonces responsable de la oficina económica de la Moncloa, D. Miguel Sebastián, que, presuntamente apoyaba aquel intento de compra fallido.

El 14 de marzo de 2019, tan sólo un día antes de la Junta de Accionistas del banco BBVA D. Francisco González Rodríguez anuncia la dimisión de todos sus cargos en el banco (presidente de honor del BBVA y presidente de honor de la fundación) para que la investigación ‘no dañe la imagen del banco’.

 En la Junta del 15 de marzo, a la que D. Francisco González Rodríguez no asiste, ratifica a D. Carlos Torres Vila, actual presidente del BBVA como primer ejecutivo del banco.

Quien sí intervino, por sorpresa, en la Junta, en el turno de los accionistas, fue D. Luis del Rivero, accionista minoritario desde 2004 y presunto espiado entonces por el comisario Villarjeo por orden de D. Francisco González. El Sr. Del Rivero aprovecha para dar su versión sobre su intento de compra del banco en 2005 asegurando que no fue nunca una operación política, argumentando que fue respaldado por accionistas fundadores del BBVA (como D. Santiago Ybarra Churruca) y que el entonces gobernador del Banco de España, D. Jaime Caurana, torpedeó la operación y luego cuando dejó el cargo D. Francico González Rodríguez le recompensó con el cargo de consejero del BBVA.

16 Enero 2019

Una turbia operación que debe esclarecerse

EL MUNDO (Director: Francisco Rosell)

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LA PIEZA secreta abierta en la Audiencia Nacional para investigar la contratación por parte del BBVA de la empresa propiedad del ex comisario Villarejo debe contribuir a esclarecer un turbio episodio que golpea la reputación de esta entidad. La dirección del BBVA admitió que Villarejo le prestó servicios ante el intento de la constructora Sacyr de tomar el control del banco que entonces presidía Francisco González. Sin embargo, tras varios meses de investigación, dice no hallar «ninguna documentación» que refleje la intervención de comunicaciones privadas.

Lo que se dilucida en esta trama es el presunto espionaje ordenado por uno de los gigantes de la banca a altos cargos de Zapatero y la connivencia de este Gobierno con una operación para desestabilizar al BBVA. En el caso de la ex vicepresidenta De la Vega, las grabaciones difundidas revelan su interés por tranquilizar a Botín sobre las consecuencias judiciales de vender productos fiscalmente opacos. Por tanto, debe aclarar cuanto antes estos hechos o dimitir del Consejo de Estado.

Todas las partes implicadas están obligadas a ofrecer explicaciones. Pero, en todo caso, será la Justicia la que depure responsabilidades en un oscuro entramado que daña gravemente la credibilidad del sistema.

21 Enero 2019

La mala reputación

EL PAÍS (Directora: Soledad Gallego Díaz)

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El BBVA debe decidir qué afecta más a su reputación: que González siga o que se vaya

La reputación de una empresa es una parte muy importante de su valor y de su solvencia. Mucho más en un banco cuyo negocio depende de la confianza de sus clientes y accionistas. El Banco Central Europeo (cuyo vicepresidente es Luis de Guindos, exministro de Economía español) ha mostrado su inquietud por la pérdida de reputación que puede estar sufriendo el BBVA por lo que está sucediendo en su seno. A saber, que la anterior cúpula directiva (muy focalizada en su presidente Francisco González) contrató supuestamente los servicios de esa mafia policial que representa el comisario Villarejo para defenderse de la entrada de nuevos accionistas en el banco, y que esta mafia utilizó para hacerlo procedimientos de extorsión y espionaje a personas privadas, funcionarios, políticos, etcétera, que quizá por el tiempo pasado pueden haber prescrito como delitos.

Para la reputación de la entidad y para el BCE es indistinto que hayan prescrito o no. Lo significativo es que se ejercitaron esas prácticas violentando todos los códigos de gobernanza y éticos de que se había dotado. Si se confirman, ello significaría que Francisco González habría estado practicando exactamente lo contrario de lo que predicaba (de lo que hacía permanente alarde). El BCE teme, además, que esta corriente de reputación a la baja (en un sector que no está precisamente en su mejor momento en cuanto a lo que los clientes opinan de él) se pueda extender a otras entidades.

Lo que el BCE —y los sindicatos del banco— exige al BBVA es que acabe de una vez una investigación interna sobre estos asuntos que inició en junio —es decir, hace ya siete meses— y concluya sobre las responsabilidades de cada uno, actuando en consecuencia. Francisco González se jubiló el 31 de diciembre (varios meses antes de lo que había anunciado) y es presidente de honor de la entidad y de su fundación; en el momento de irse se concretó el monto del plan de pensiones que lleva consigo, de casi 80 millones de euros, una cifra propia de economías feudales. González se ha ido sin despedirse de sus accionistas en una junta general. Ahora, el BBVA debe decidir qué afecta más a su reputación: que González siga o que se vaya.

Paralelamente a esta situación, que se agrava conforme van apareciendo nuevos datos, la Fiscalía Anticorrupción ha anunciado que actuará de oficio. También es preciso demandarle que acelere sus pesquisas y proteja, de la forma que sea conveniente, a todas esas personas que están siendo agredidas en su intimidad, por el efecto multiplicador de ese camión de la basura que son algunos medios de comunicación.

21 Enero 2019

Balance

Almudena Grandes

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Hoy, los ingenieros de Málaga están contra las cuerdas. A los directivos del BBVA nadie les persigue con una cámara

El segundo aniversario de Trump en la Casa Blanca es un buen momento para hacer balance. Cuando un millonario ignorante, racista y rubio teñido ganó las elecciones en EE UU, no lo podíamos creer. Hoy nos creemos cualquier cosa. Está pasando todo lo que nos parecía imposible, pero algunos acontecimientos que acaparan titulares, abren informativos y sacuden las redes sociales no merecen la cobertura de la que disfrutan. Las desgracias han existido siempre. Los accidentes también. Que un niño se caiga a un pozo es terrible, es atroz, causa un dolor infinito a sus padres, estremece a cualquiera que haya tenido hijos pequeños. Que los programas de televisión en cuyas tertulias políticas se utiliza el término “populismo” como un comodín, conecten en directo una y otra vez, compitiendo por encontrar un nuevo técnico al que entrevistar, es una novedad lamentable. Si en España no pasara nada más, no me quejaría. Pero en España pasan muchas cosas, aparte de Vox y de Cataluña. Por ejemplo, que el presidente del BBVA, Francisco González, pagara a un delincuente, el excomisario Villarejo, para que espiara y, llegado el caso, chantajeara o destruyera la reputación de una serie de personas que amenazaban su poder. Parece una obviedad decir que la conexión entre el —todavía— presidente de honor del segundo banco de España y una organización mafiosa, creada por un antiguo alto cargo de la policía para comerciar con información, es mucho más grave que el desgraciado, atroz, terrible accidente de un niño de dos años que se cae a un pozo, pero nadie lo diría. Hoy, los ingenieros de Málaga están contra las cuerdas. A los directivos del BBVA nadie les persigue con una cámara. Yo ya me lo creo todo, pero eso no me parece una casualidad.

15 Marzo 2019

Querido Presidente:

Franisco González Rodríguez

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EL CORREO publica la carta de dimisión íntegra

Me gustaría compartir contigo una reflexión sobre los acontecimientos que hemos vivido en los últimos meses, antes de comunicarte mi decisión sobre mi presencia en el Banco y la representación que ostento.

Desde hace un año hemos sufrido una larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial, sobre un caso de gran repercusión periodística en torno a un ex-comisario de Policía y su trabajo al frente de una empresa de investigación contratada en su día por el Banco.

La historia de esta Casa ha tenido en todos estos años muchos momentos de tensión, de dificultades, de hostilidades de grupos de interés y, como es lógico, al ser una empresa de la enorme dimensión internacional del BBVA, nos hemos visto afectados por incidencias geopolíticas, crisis regionales, etc. En nuestro país, el Banco tuvo que afrontar no sólo desafíos de cambio tecnológico y de modelo de negocio, sino que nos golpearon crisis muy dolorosas: las cuentas secretas del año 2000, el intento de Sacyr de arpopiarse del Banco con la colaboración inexplicable de parte del Gobierno (que no salió en defensa de la institución, como era su deber), la salida a Bolsa de Bankia, en la que nos negamos a participar a pesar de las enormes presiones recibidas, la creación de la SAREB (Banco malo) con nuestra negativa a asumir riesgos excesivos, con unos apalancamientos que consideramos entonces insostenibles. Otros asuntos de estos años en los que actuamos con gran firmeza, el caso Ausbanc, en el que denunciamos un odioso chantaje a la institución, las dificultades en América Latina… Sabes muy bien que no han sido años fáciles, pero en todo ese tiempo, gobernamos el barco con firmeza y visión. Fueron tiempos de enorme transformación del negocio financiero y BBVA fue la única gran institución financiera, a nivel global, que no tuvo que apelar a sus accionistas para reponer capital.

En junio de 2018, tras varias informaciones periodísticas, impulsé la investigación interna sobre las contrataciones con la compañía CENYT para averiguar el alcance de estos contratos, su importe y duración. Mi intención era disponer de toda la información sobre estos asuntos, con el fin de asegurar que el Banco había actuado de acuerdo con sus principios de legalidad y publicidad. En enero de 2019, ya bajo su presidencia, esta investigación se amplió con más medios y con el compromiso de completarse de forma rigurosa y exhaustiva.

La existencia de una investigación judicial abierta es un elemento adicional muy importante en esta averiguación de los ocurrido, que nos ayudará a conocer la verdad.

He dedicado los últimos 22 años de mi vida a esta institución. He trabajado duro para hacerla crecer, transformarse en una entidad comprometida con los nuevos tiempos, con la modernidad, la rentabilidad y siempre con unos principios de ética y de rigor que sigo compartiendo con todos vosotros. Y, justo por eso, para evitar que se utilice mi persona para dañar a la entidad, he decidido abandonar temporalmente los cargos en la Fundación y en el Banco, mientras concluyen las investigaciones en curso.

Estoy muy orgulloso de todo lo que hemos conseguido en estos años: nuestra fortaleza, el prestigio de BBVA, el posicionamiento tecnológico, nuestra situación actual en la vanguardia financiera. Y creo que mi decisión ayudará a entender con qué rigor, falta de interés personal y compromiso hemos trabajado durante tanto tiempo.

Te ruego traslades al Consejo esta carta, con todo mi afecto y mi gratitud para todos.