12 mayo 2013

Jorge Lanata pide desde su programa a la sociedad argentina que 'hagan algo' si esto se produce

El diario argentino La Nación asegura que el Gobierno Kirchner quiere intervenir el Grupo Clarín para despedir a Jorge Lanata

Hechos

En un artículo en portada firmado por D. Joaquín Morales Solá.

Lecturas

El artículo de Joaquín Morales Solá en LA NACIÓN motivó que el presentador Jorge Lanata hiciera un editorial al respecto al final de su programa ‘Periodismo Para Todos’.

El artículo de LA NACIÓN decía que uno de los motivos por los que el Gobierno Kirchner quería intervenir al Grupo Clarín para casar el despido de Jorge Lanata de sus medios, principalmente como conductor de radio en RADIO MITRE, como columnista en CLARÍN y, principalmente en el programa ‘Periodismo Para Todos’ (PPT) de TRECE.

12 Mayo 2013

Ante un terrorismo simbólico de Estado

Joaquín Morales Solá

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El país está flotando sobre una crisis institucional, latente y peligrosa. La desataron funcionarios cristinistas que acorralan a los jueces y al periodismo independiente. Un conflicto entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial es inminente. El Grupo Clarín podría ser intervenido en las próximas horas y parte del paquete accionario de Papel Prensa sería confiscado en pocas semanas. Es la expresión más cabal del terrorismo simbólico de un Estado cuyas autoridades nacieron democráticas.

La Argentina cristinista ya pertenece por derecho propio a un exótico club de países latinoamericanos (Venezuela, Ecuador y Nicaragua, sobre todo), que se propuso cambiar la cultura democrática, el sistema político y las reglas del juego con votos conseguidos con otras promesas.

Cuentan las pocas voces del oficialismo que hablan que fue Cristina Kirchner, no otro funcionario, quien ordenó cada una de las cosas que sucedieron en los últimos días. Algunos escribidores suyos, pocos, son los encargados de darles luego a esas órdenes un relativo contenido legal. La Presidenta está cada vez más aislada, perseguida por la conspiración supuesta de muchos fantasmas, con poco diálogo con sus propios funcionarios, acorralada por denuncias de corrupción y sitiada por una crisis económica que sus ineptos colaboradores no pueden resolver.

Ha decidido cambiar los jueces, los únicos que hasta ahora le han puesto ciertos límites, y cerrarle la boca al periodismo independiente, que exhibe el lado oscuro del cristinismo.

Ese lado en el que la Sierra Maestra de sus jóvenes naufraga entre euros mal habidos y el blanqueo de dólares evadidos o corruptos. Resolvió sobrevivir asestándole un golpe dosificado, pero constante, al Estado de Derecho.

La confiscación de acciones de Papel Prensa propuesta por los diputados Carlos Kunkel y Diana Conti pasó, indudablemente, por la autorización presidencial. Es el final de un largo proceso en el que fracasaron todos los intentos anteriores del Gobierno para controlar la única fábrica argentina de papel para diarios, propiedad mayoritaria de los diarios LA NACION y Clarín.

Denuncias de delitos de lesa humanidad en el trámite de su compra inicial que eran meras calumnias. Ningún juez avaló esas denuncias y hasta los fiscales prokirchneristas se encontraron sin pruebas. Dos intervenciones judiciales que terminaron con los interventores enfrentados con Guillermo Moreno. Relevo de la conducción de la Comisión Nacional de Valores para ejercer una insoportable presión que también fue estéril. El propio Moreno le ofreció a LA NACION, en su momento, la compra de sus acciones para que el Estado se hiciera de la mayoría de la propiedad de la empresa papelera. Sin ningún respaldo legal, el cristinismo está a punto de controlar la producción nacional de papel para diarios y la importación de ese insumo básico del periodismo gráfico.

El Gobierno no pudo conseguir nada por vías más o menos legales para cumplir el viejo propósito de Moreno: Hay que bajarle el precio a Papel Prensa y luego hacerla nuestra, dijo poco después de la primera embestida contra la fábrica de papel, hace cuatro años. Es parecida a una frase más reciente de Kunkel: No queremos matar al diario LA NACION; lo queremos quebrado para comprarlo barato. Nadie puede negarles coherencia ni precisión en el ejercicio político de la maldad: están intentando ese proyecto con el cepo publicitario, con la confiscación de Papel Prensa y con la persecución impositiva.

En el caso del Grupo Clarín, el Gobierno aplicaría la nueva ley de reforma del mercado de capitales, que estableció que la Comisión Nacional de Valores, controlada por el kirchnerismo, podría designar por sí sola veedores en empresas que cotizan en Bolsa y, también, intervenir la administración de esas empresas (es decir, los directorios) por 180 días. Los veedores tienen la facultad de vetar las decisiones de la mayoría en nombre de la minoría de accionistas. En su reciente y circense irrupción en la asamblea de ese grupo periodístico, Moreno criticó al directorio por ineficiente, caro e improductivo. Fueron los argumentos de una posterior intervención.

Fuentes oficiales confirmaron que veedores e interventores están siendo preparados para desembarcar en Clarín. ¿Para qué lo harían? ¿Acaso sólo para meter la mano en la caja de la empresa? Improbable. Las primeras decisiones de esas eventuales intervenciones serían el desplazamiento de Jorge Lanata, cuyas investigaciones desquiciaron a la Presidenta, y el control kirchnerista de las redacciones del diario Clarín, de Canal 13, de TN y de Radio Mitre.

Cristina Kirchner no le teme ya a la segura reacción social que provocarán esas medidas ni a la casi unánime crítica internacional que recibirá. Es una persona que ha decidido ignorar los límites políticos e institucionales que objetivamente tiene. Lo haría, además, justo en el momento de mayor decadencia en las encuestas de opinión pública.

La última que recibió, de una conocida agencia de mediciones, indicó que tanto ella como Daniel Scioli cayeron verticalmente en la medición de simpatías en la provincia de Buenos Aires. Sólo Sergio Massa conservó sus buenos índices de popularidad e intención de votos, aunque Francisco de Narváez está ahora mejor que cualquier candidato de Cristina. Una derrota en la provincia de Buenos Aires hundiría definitivamente cualquier ilusión re-reeleccionista.

La enorme dosis de maldad tiene, en efecto, una innegable precisión. El Congreso acaba de sancionar la ley que establece la elección popular de los miembros del Consejo de la Magistratura. Cristina Kirchner convocó a elecciones primarias abiertas para el 11 de agosto, pero no dijo nada de los consejeros. Ella debe promulgar la ley del Congreso, pero los jueces suponen que no lo hará. Esperará la promulgación automática, que se producirá el 22 de mayo. Entre ese día y el 12 de junio, cuando vencerá el plazo para que se inscriban alianzas, quedarán sólo catorce días hábiles para que la Justicia decida sobre la constitucionalidad de esa decisión.

El caso caerá en la justicia electoral. El radicalismo prepara presentaciones simultáneas ante 65 jueces federales de todo el país para pedir la inconstitucionalidad de la ley. Otras organizaciones civiles y profesionales harán lo mismo. Es probable que el Gobierno recurra a recusaciones masivas de magistrados para estirar los tiempos.

Será decisiva la gestión que cumplirá la jueza electoral María Servini de Cubría. Su primera sentencia será esencial para abrirle paso a la segunda instancia, la Cámara Nacional Electoral, o para habilitar el per saltum por parte de la Corte Suprema de Justicia. La declaratoria de inconstitucionalidad de esa ley tiraría abajo el proyecto kirchnerista de someter a los jueces y derrotar al Poder Judicial.

La reciente designación de jueces subrogantes mostró las intenciones verdaderas del cristinismo. Hay juzgados vacantes en todo el país, pero sólo nombró suplentes en dos cámaras. En la Cámara Federal Civil y Comercial, que tenía el caso Clarín por la ley de medios, y en la Cámara Federal de Comodoro Rivadavia, que deberá revisar la investigación judicial sobre el empresario kirchnerista Lázaro Báez, acusado de lavado de dinero. Uno de los designados fue abogado o colaborador estrecho del propio Báez. Defensor, socio y juez al mismo tiempo: el paraíso judicial.

Una embrionaria revolución se está produciendo, mientras tanto, contra la jefa de los fiscales, Alejandra Gils Carbó, que cuestionó al fiscal Guillermo Marijuan el mismo día en que éste había recibido dos serias amenazas contra él y su familia. Ni una sola palabra de solidaridad. Gils Carbó fue injusta; acusó a Marijuan de no investigar el caso de Hernán Arbizu, un ex empleado del banco J. P. Morgan que denunció a varias empresas, a Clarín entre ellas, de evasión.

Al día siguiente, Marijuan le envió a Gils Carbó una voluminosa carpeta con todos los requerimientos que hizo en el caso Arbizu. La investigación se frenó cuando tropezó con la habitual reticencia norteamericana para transferir información judicial. Arbizu está prófugo de la justicia de los Estados Unidos por robo de dinero a los clientes del banco.

Lo cierto es que Marijuan debía apelar un fallo que sobreseyó a Gils Carbó por nombrar fiscales que no estaban debidamente designados. Lo amenazaron para que no apelara contra su jefa ese increíble sobreseimiento del flamante juez Sebastián Casanello. Todos los fiscales de instrucción le propusieron a Marijuan firmar juntos la apelación de una decisión que beneficiaba a su propia jefa. Fue el principio de un enorme motín de fiscales que frenó a tiempo el propio Marijuan.

Golpe tras golpe. Trampas sorpresivas. Aniquilamiento mediático, legislativo o administrativo de los adversarios. ¿Qué es todo eso si no la definición de un terrorismo simbólico de Estado?

07 Mayo 2013

Nuevas denuncias de corrupción contra un empresario vinculado a los Kirchner

Alejandro Rebossio

El misterio de las maletas con 'plata' en la Casa Rosada

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Lázaro Báez ha sido imputado por lavado de dinero y acusado de llevar bolsas con billetes al presidente argentino fallecido

Un empresario de estrecha relación con el fallecido expresidente argentino Néstor Kirchner (2003-2007), Lázaro Báez, acumula denuncias en contra por presunto lavado de dinero. El pasado viernes, un fiscal, Guillermo Marijuán, lo imputó por ese supuesto delito y el domingo una exsecretaria de Kirchner declaró en uno de los programas de más audiencia de la televisión de su país que Báez le llevaba al entonces jefe de Estado “bolsos con plata (dinero)” hasta la Casa Rosada (sede presidencial). Miriam Quiroga, que fue despedida tras la muerte de Kirchner (2010) por su viuda, la presidenta Cristina Fernández, dijo que había visto los supuestos bolsos, pero nunca los abrió ni vio el efectivo y solo se enteró de su supuesto contenido por dichos de compañeros de trabajo.

La investigación contra Báez comenzó en el programa dominical Periodismo Para Todos, que conduce el afamado Jorge Lanata y se emite por un canal del Grupo Clarín, el conglomerado de comunicaciones que se encuentra en una guerra abierta con el Gobierno de Fernández. A su vez, en medio de esa batalla, un juez federal reflotó la semana pasada una investigación de presunto fraude tributario y fuga ilegal de capitales que podría ser similar al de la lista Falciani en España y que involucraría supuestamente a los principales accionistas de Clarín, como Ernestina Herrera de Noble y Héctor Magnetto.

Domingo tras domingo, Lanata viene ampliando sus denuncias. En su programa, el mes pasado, dos supuestos intermediarios revelaron, uno en una cámara oculta y otro en una entrevista, que Báez presuntamente se había llevado de Argentina 55 millones de euros transportados en efectivo y por avión. El fiscal también imputó a estos dos personajes, a otro presunto intermediario, al hijo de Báez y al contable del empresario amigo de Kirchner, cuyos negocios en la construcción y el petróleo crecieron en forma notable en los últimos años.

A esa investigación judicial se sumó el testimonio no del todo preciso de la exsecretaria de Kirchner, también en el programa de Lanata. Miriam Quiroga admitió que nunca vio el dinero, pero se despachó diciendo que «los bolsos negros con la plata”, eran recibidos por Daniel Muñoz, otro exsecretario de Kirchner, y “llegaban ahí por alguien”. Entonces mencionó a Báez y otros dos empresarios de estrecha relación con el expresidente: Cristóbal López y un Eskenazi, del que no especificó el nombre pero que sería uno de los que fueron dueños del 25% de YPF en alianza con Repsol hasta la nacionalización de la petrolera argentina en 2012. López también se expandió mucho en los últimos años en los negocios de casinos, petróleo y medios de comunicación. Los banqueros Eskenazi llegaron a YPF gracias al impulso de Kirchner en 2008, pero su gestión al frente de la petrolera no logró sino empeorar la situación energética de Argentina.

Báez ha negado las acusaciones en su contra y dijo que se busca “manchar el honor de Kirchner”. López y Eskenazi por ahora no han respondido. El que habló este lunes en una radio del Grupo Clarín fue un exjefe de Gabinete de Ministros de Kirchner y Cristina Fernández, Alberto Fernández, que dijo que él nunca había visto bolsos con dinero en la Casa de Gobierno, pero pidió explicaciones a la presidenta argentina, a la que ahora se opone.

La exsecretaria contó que ella oyó de boca de Kirchner que estaba construyendo “bóvedas” para acumular dinero en su residencia de la villa turística de El Calafate, en Santa Cruz. El patrimonio familiar declarado por Fernández ha aumentado un 800%, hasta 82 millones de pesos (11,8 millones de euros), desde que Kirchner llegó al poder, en 2003, es decir, más que la inflación acumulada desde entonces (370%).

Mientras crece el caso Báez, el juez Sergio Torres pidió a Suiza y EE UU información sobre 469 empresas argentinas, incluidas varias de Clarín, denunciadas en 2008 por un exejecutivo de JP Morgan, Hernán Arbizu, de retirar de manera ilegal de su país dinero a través de ese banco. Aquella denuncia había sido publicado en su momento por Lanata en el desaparecido periódico Crítica, antes de incorporarse en 2012 al canal de Clarín. En la lista Arbizu figuran otras grandes empresas argentinas como la petrolera Bridas, la eléctrica Pampa, la azucarera Ledesma, el desarrollador inmobiliario Eduardo Costantini y el portal de comercio electrónico Mercado Libre, entre otras. El supuesto arrepentido Arbizu dijo que entre 2006 y 2008 salieron de Argentina unos 400 millones de dólares fruto del fraude tributario, pero solo ahora, en coincidencia de la investigación de Lanata sobre Kirchner y Báez, la investigación judicial, que languidecía, ha vuelto a cobrar vida. El fiscal del caso el mismo del de Báez, Marijuán, pero ha sido el juez el que le ha dado nuevo impulso.