2 febrero 1997
Fernando García y Juan Ignacio Blanco acusaron al diario valenciano de seguir consignas que les mandaba la Guardia Civil
El diario LEVANTE – El Mercantil Valenciano demanda a ‘Esta Noche Cruzamos el Missippi’ de Pepe Navarro
Hechos
El día 2.02.1997 el diario LEVANTE-EMV publicó un reportaje contra las versión del ‘caso Alcasser’ que se daban en el programa ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’. En el programa del 3.02.1997 el citado programa de TELECINCO replicó con acusaciones contra LEVANTE, causando que el periódico demandara al programa.
Lecturas
D. Juan Ignacio Blanco y D. Fernando García en ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’, programa en el que el 3.02.1997 acusaron al diario valenciano LEVANTE-El Mercantil Valenciano de seguir consignas de la Guardia Civil para criticar su versión negacionista de la investigación del caso Alcasser.
02 Febrero 1997
DELIRIO RENTABLE
LEVANTE- El Mercantil Valenciano
En el programa que dirige Pepe Navarro en TELECINCO, Fernando García, padre de una de las tres niñas asesinadas en Alcácer, puso en circulación una fantástica hiótesis sobre los autores del triple crimen con la supuesta ‘prueba’ de que la policía investigaba a más gente.
Según la invención de García, ayudado por el periodista Juan Ignacio Blanco, Ricart y Anglés habrían sido peones de una red de intereses que implicaría a personajes conocidos de la vida pública, y que el fiscal Enrique Beltrán estaría dejando intencionadamente de lado.
La fantasía de García y de Blanco tuvo una primera réplica en el transcurso del programa a cargo del ex delegado del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Francisco Granados, y ha sido desmentida rotundamente por el ex gobernador de Alicante Alfonso Calvé, quien anuncia una querella contra ellos.
Más importante aún que estas dos reacciones ha sido la del Ministerio del Interior que ha quitado toda credibilidad a la invención. El episodio de TELECINCO no constituye una sorpresa para quienes hayan seguido la estela de Fernando García. Un hombre anónimo que no supo asimilar el dolor de la pérdida de su hija y que, deslumbrado por los focos y los incentivos del protagonismo, ha convertido su vida en una carrera hacia la fama, caiga quien caiga y cueste lo que cueste.
Ciertamente, el caso de Gacía no es único. Los elementos a los que se agarra son muy conocidos: el morbo de un crimen horroroso, el dolor de unos padres destrozados, la sospecha paranoica de una conspiración generalizada, la desesperación de que los asesinos no reciban un castigo justo.
Las consecuencias de sus actos serían muy diferentes si la justicia actuara con más diligencia y determinados medios de comunicación no vivieran del sensacionalismo.
En cualquier caso, García parece dispuesto a seguir mucho tiempo con la ceremonia de la confusión si de ello obtiene algún beneficio. Es responsabilidad de los demás desenmascarar su juego para hacer que su delirio – fingido o sentido – llegue, cuanto antes, a su final.
El Análisis
El diario valenciano LEVANTE denunció lo que era una realidad, que el padre de una de las niñas asesinadas de Alcasser, D. Fernando García, estaba utilizando varios programas de televisión y en particular el de ‘Esta Noche Cruzamos el Mississippi’ de TELECINCO para difundir teorías que sembraban dudas en torno a la triple matanza.
Lo que el Sr. García y su principal colaborador, el periodista D. Juan Ignacio Blanco hacían era negar todo, según su teoría el sumario y la instrucción pasaban a ser ‘una verdad oficial creada’ de altas instancias secretas que querían ‘tapar’ la verdad. Manos negras que nadie sabía quién manejaba en realidad. Los Sres. García y Blanco buscaban cualquier posible error en la instrucción para explotarlo lo máximo posible.
Un montón de adeptos se apuntaron al carro de gritar ‘¡la verdad estaba siendo ocultada!’ Y si algún medio, como LEVANTE, se atrevía denunciar esa campaña, es que ese medio también era cómplice de los ‘ocultadores’.
Este tipo de maniobras mediáticas, que se repetiría en juicios posteriores como el del 11-M, tiene corto recorrido, pero mientras dura logra que los defensores de esa campaña logran un gran porcentaje de influencia como el que lograron los Sres García y Blanco durante el año 1997.
J. F. Lamata