23 junio 1983
El nuevo director que promete 'una nueva etapa' fue un destacado aperturista durante los años del franquismo desde el periódico LA VERDAD de Murcia
Los obispos intervienen en el diario YA destituyendo a José María Castaño como director y reemplazándolo por Venancio Luis Agudo
Hechos
El 23.06.1983 el diario YA anunció el relevo en la dirección de D. José María Castaño por D. Venancio Luis Agudo.
Lecturas
Como consecuencia de la toma de la Editorial Católica (EDICA) por la Conferencia Episcopal Española a través de su delegado D. Bernardo Herráez Rubio, el Consejo de Administración presidido por D. Manuel Capelo Martínez nombra a D. Venancio-Luis Agudo Ezquerra nuevo Director del Ya en sustitución de D. José María Castaño Gómez del Valle.
El Sr. Castaño Gómez del Valle no ha podido contener el descenso de lectores del Ya que llegó a tener 177.000 de tirada en 1975 cuando era líder, pero en 1983 se encuentra con una tirada de 109.433 ejemplares, quedando por detrás de El País (268.752), ABC (131.545), Diario16 (120.284) y con el riesgo de ser superado por El Alcázar (92.319).
05 Julio 1983
Carta a ti, lector
Querido lector: Un viejo maestro del periodismo decía que la foto del director de un periódico debe aparecer en éste el día en que toma posesión. Y nada más. Y que rara vez debe escribir y menos firmar. El director de orquesta no toca el violín ni el fagot. Dirige.
Hoy tomo, en realidad, las riendas de este periódico. Cambio la foto por esta misiva. Me parece mucho más práctico. Y luego me callaré.
Proclamo, ante todo, mi exigencia de servirte. Tú, y únicamente tú, justificas mi presencia hoy aquí. Cada vez más, el Derecho y sus raíces más profundas van trasvasando el tópico del derecho del ciudadano a la libertad de expresión (a la libertad de expresión manifestada en la prensa, la radio, la televisión, no en el cuarto de estar de su casa) a algo más real: el derecho a la libertad de estar rectamente informado: Aquél es el derecho de unos pocos privilegios (los que tenemos en nuestras manos esos poderosos medios). Este puede ser un derecho real, el tuyo, la información y opinión. Este derecho, que es suyo, de todos los ciudadanos, del pueblo, justifica por tanto aquel otro, que de hecho se realiza sólo en nosotros, unos cuantos: los profesionales de la información.
He dicho pueblo y me asusta la palabra. Vivimos, hoy y aquí, adorando la demo-cracia, utilizando la dema-gogia y practicando la demo-fagia. Al ídolo del –demos- lo hemos colocado en el altar de los inciensos. Pero jamás tanta gente se ha lanzado a alimentarse del pobre y auténtico pueblo-pueblo. De acá para allá, gritando o protestando, pagando o no cobrando, trabajando o huelgando… nuestras gentes son todos los días pasto abundante y sabroso de los demagófagos.
Sé que es difícil llevar cada día a la práctica este limpio propósito de servicio a través de estas hojas, que pretenden la imposible locura de traerte en veinticuatro horas – de las cuales casi la mitad las consume el proceso industrial de su fabricación y otra parte importante su transporte al quiosco – cumplida noticia de todo l oque de importante ha ocurrido en todo el mundo, en todos los sectores que componen la actividad humana: desde lo religioso o lo anecdótico, desde lo político a lo deportivo, desde el crimen al martirio. Por eso hablo humildemente de propósito, de esfuerzo y de compromiso.
Este – lo sabes – es un periódico con una vieja historia de equilibrio y moderación. Comprendido o insultado, se ha esforzado en unir a los españoles, que buena falta nos hace. Ahí seguimos y nos proponemos seguir. Desde que se hizo público que se me entregaban las riendas de este gran periódico no han dejado los augures de susurrar a mis oídos – el de la izquierda y el de la derecha – lo que debo hacer. Me temo que por tener la boca en la mitad del camino no me van a escuchar bien cuando ya empiezo a hablar. Te confieso que si uno no estuviera ya curado de espanto andaría aterrado. Aquí no hay dos España recordando o gestando cada siglo una guerra civil. Si los estrategas inventasen cómo hacerlo posible, aquí estaríamos simultáneamente en dos mil guerras civiles a la vez por cuestión de matices. Y no te creas las autoproclamas de liberalidad. Pasa como con lo de la democracia. Aquí los espíritus liberales son tan dogmáticos como la santa Inquisición. ¡Si te contara con nombres y apellidos lo oído en algo más de una semana!
Propósito, pues. De servicio. A ti, lector. Con sincero ánimo de cumplirlo. Con la conciencia de la fragilidad de este oficio tan imposible como hermoso. Entre la trompetería del ‘cuarto poder’ y aquello de ‘los periodistas, mala y diabólica ralea, nacida para entontecer a los pueblos’, de Menéndez Pelayo, creo que existe un hueco llano y limpio, bastante amplio, donde nos vamos a entender cada día.
Cordialmente
Venancio Luis Agudo
13 Julio 1983
Que se expliquen los obispos
Transcurridas setenta y dos horas desde que se hiciera público que los cuarenta millones de pesetas recaudados con motivo de la visita del Papa para ‘atender las necesidades más perentorias de la Iglesia católica en el mundo’ van a ir a parar a las arcas de una sociedad anónima asentada en España, la entidad convocante de la colecta, es decir, la Conferencia Episcopal, mantiene un bochornoso silencio.
Y es que la Conferencia Episcopal está atrapada por la literalidad de sus propias palabras. Estamos seguros que al leerlas la inmensa mayoría de los fieles tendrían la impresión de estar realizando un donativo para ayudar a la esforzada propagación del evangelio en lejanas tierras de misión. Ni los más realistas o escépticos podían sospechar que ‘la necesidad más perentoria’ de la Iglesia en el mundo consistía en ayudar a pagar el inmerecido sueldo de don Ricardo de la Cierva.
Con el fariseísmo que le caracteriza, el órgano de la Editorial Católica – a partir de ahora ‘sepulcro blanqueado… y subvencionado’ – alegaba ayer que nadie puede discutir con el Papa sobre el destino de las limosnas y las necesidades de la Iglesia.
Pero es que ésta no es una pretenciosa polémica con Juan Pablo II. Tenemos la convicción de que ni el Pontífice lee el YA ni el Espíritu Santo le ha sensibilizado en torno a sus dificultades económicas. Son los obispos españoles – protagonistas verdaderos de esta maniobra de prestidigitación – los que deben una explicación a las muchas gentes humildes que de buena fe creyeron estar aportando su óbolo a una causa más espiritual que el saneamiento de una cuenta de resultados.
20 Agosto 2012
Un YA integrista y nostálgico
A Manuel Calvo Hernando, fallecido el pasado jueves, le recuerdo como un hombre amable y de buen trato. Esas características personales no desaparecían en las relaciones con sus subordinados. Le gustaba hablar con la gente joven de la redacción, siempre muy atento a las inquietudes de las nuevas generaciones, que ya formaban amplia mayoría social en una España que, sin embargo, seguía sometida a las reglas del autoritarismo franquista. Cuando se preveía la muerte del dictador y la llegada de una nueva época, que se presumía y se deseaba mayoritariamente de libertad, Calvo Hernando fue uno de los directivos de Ya más conscientes de la necesidad de adaptar el periódico a las exigencias del nuevo tiempo. Se le encargó hacer un estudio sobre un modelo de periódico más abierto a la cultura y a los jóvenes. Desgraciadamente, tras la muerte de Franco, Ya cayó en manos del sector de sus dirigentes más integrista y nostálgico del franquismo que, en lugar de abrirlo cultural e ideológicamente, lo fueron cerrando según avanzaba la Transición política. Terminó siendo vendido a un grupo de prensa que solo le interesó del periódico el valor del solar de su edificio y las plusvalías que podría obtener de su venta.