El dirigente del PSOE, Enrique Múgica, pide el cierre de los diarios EL ALCÁZAR por golpista y EGIN por terrorista

Tenía que suceder. Enrique Múgica Herzog insurge de debajo del banco parlamentario para vengar su miedo y su humillación en EL ALCÁZAR. Es lo suyo sellar la boca, con el más puro estilo soviético, a quienes considerar sus enemigos, aunque éstos no hayan pasado nunca de dejarle en cueros vivos en un plano puramente dialéctico. Enrique Múgica Herzog, comunista antes, socialista antes, marxista siempre y chivatuelo empedernido, grita otra vez su viejo graznido de venganza: exige pena de muerte para EL ALCÁZAR. Así entienden siempre los marxistas a la democracia: mediante la imposición del silencio por las bravas a quienes son incapaces de responder en la arena de la dialéctica ideológica, periodística o literaria. EL viejo método soviético prevalece en los espacios socialistas. No cambian estas gentes. En cuando creen que los vientos soplan a su favor, enseñan la oreja chequista.

No vamos a recordar a Múgica Herzog cómo se consumó la traición de Suresnes al socialismo antimarxista, quienes, ajenos por completo al aparato socialista, introducían la literatura de la conspiración en España y el papel doble que la correspondió en la hazaña. Pero sí sería aconsejable que no vertiera sobre nosotros sus íntimos resentimientos contra sí mismos.