14 octubre 2022

Pablo Iglesias mantiene su estrategia de provocar a los medios de comunicación

El exvicepresidente Pablo Iglesias arremete contra Ana Pastor: «puedes meterte tu hipocresía donde te quepa»

Hechos

Tuit publicado el 14.10.2022.

21 Octubre 2022

Iglesias y la psicopatía de la mentira

Manuel Cerdán

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Pablo Iglesias sigue con su mantra de la victimización siguiendo su manual de tergiversar y manipular la realidad. El profesor de Política -gracias a Dios no va a poder aterrizar en Periodismo- domina la propaganda como el más avezado funambulista mueve los pies.  Pero en lugar de caminar por una cuerda tensa como los alambristas utiliza siempre la soga para estrangular a quienes considera sus enemigos mediante el desprecio a la verdad y sus ensoñaciones sectarias.

El ex secretario general de Podemos tiene por enfermedad adecuar siempre la realidad a sus intereses personales. De esa manera pretende influir de manera efectiva en la audiencia, como hacían el nazi Goebbels o el estalinista Beria. Y ese pastoreo llega a calar en una parroquia de seguidores abducidos, que siguen pensando -como aquellos que creen que Elvis Presley o Jesús Gil siguen vivos- que los petrobolívares de Venezuela y los dinares de Irán, los devaneos proetarras en las herriko tabernas batasunas, el casoplón de Galapagar o la destrucción de la tarjeta del móvil de Dina son invectivas de los periodistas.

Desde hace meses Pablo Iglesias ha incorporado a su repertorio filibustero otra ensoñación. Otro latiguillo semántico que, a base de repetirlo mil veces, pretende que se convierta en realidad: un reportero desalmado de OKDIARIO acosó a sus bebés, lo que obligó a la familia Iglesias-Montero a cambiarlos de guardería. Pero las mentiras de Iglesias siempre tropiezan con la verdad judicial -como su amigo, el trotskista Roures, pierde todas las demandas y querellas fakes en los tribunales- de tal manera que le cuesta incrustar sus psicopatías en el imaginario colectivo. Algo parecido a lo que ya le ocurrió con el caso de su cuenta bolivariana en Granadinas, información de OKDIARIO que también fue respaldada con una sentencia que aseveraba con contundencia la veracidad de las denuncias periodísticas.

Tiene su gracia que Iglesias, que desde el primer momento ha calificado a Villarejo y su entorno como cloaca policial, se haya servido de una de las cintas del comisario para organizar un show mediático al que se prestaron un buen número de compañeros. Iglesias siempre encuentra una coartada para tapar sus miserias. Tiene suficientes tablas para presentarse como la víctima de todos los saraos. Su argumentario es interminable:

Vocifera que las cloacas de Villarejo buscaron su ruina política cuando la verdad es que utilizó al ex magistrado Baltasar Garzón para que le gestionara un encuentro a escondidas con el policía, como demuestran las agendas del comisario.

Que los medios de comunicación orquestaron una campaña para mancillar su inmaculado pasado político junto a Hugo Chávez, la borroka madrileña o las franquicias de ETA cuando, en realidad, se sirvió de las cadenas televisivas de derechas para alcanzar el cielo electoral y un salario de infarto en Bruselas como eurodiputado.

Que la policía patriótica del Partido Popular se inventó los informes de la financiación de Podemos para dinamitar su imagen política, cuando todos esos dosieres policiales fueron aparcados en un cajón y jamás se profundizó en las tropelías financieras de la formación morada.

Que el Partido Popular utilizó los medios del Estado para perseguir y criminalizar a Podemos cuando desde la Vicepresidencia del ejecutivo de Mariano Rajoy se movieron todos los hilos para que la causa contra Pablo Iglesias en el Tribunal Supremo fuera archivada. Ya nadie recuerda que el aprendiz de periodista, según varias denuncias, explotaba y pagaba en B a los trabajadores de sus programas televisivos Territorio Comanche y Fort Apache. Incluso, varios correos electrónicos demostraban que Monedero negoció con Maduro una subvención para comprar un canal de Madrid.

Que la ultraderecha le mandó balas amenazantes por correo postal. La ocurrencia electoralista -como también hiciera con el caso Dina– fue exprimida hasta la saciedad durante la campaña de las autonómicas madrileña, pero cuando una vez los votos fueron depositados en las urnas a nadie le interesó profundizar en esa especie de macguffin al mejor estilo de Alfred Hitchcock.

Falso acoso a sus bebés

Y ahora le toca explotar el falso acoso a sus hijos. Hace unos días, nuevamente, se escudaba en esa mentira para denostar a través de un tuit a la periodista Ana Pastor. Quien otrora para él había supuesto una entrañable amiga se convertía en un muñeco a derribar. Todo porque Pastor había escrito en una de las redes sociales: «Muchas gracias a las campañas de los últimos meses que ya han conseguido que haya gente deseando que me suicide».

El mensaje de la periodista, comprensible por la saña que estaba sufriendo de simpatizantes de Podemos, alteró el seny -si alguna vez lo ha tenido- del ciudadano Iglesias, quien una vez más vomitó bilis. El líder podemita desenfundó su mala leche y le contestó: «Tuvimos que cambiar de guardería a nuestros bebés porque un sicario de Inda les acosó. Jamás has criticado su presencia en La Sexta. Lamento que te insulten en Twitter y ojalá nunca te hagan lo que nos hicieron, pero puedes meterte tu hipocresía donde te quepa».

 

Además de escatológico y desagradable, Iglesias propalaba una serie de mentiras en menos de ocho líneas de un tuit: sus bebés nunca fueron a una guardería, ningún sicario los acosó como quedó demostrado judicialmente y si los cambió de centro fue por otros motivos espurios que relato a continuación.

El matrimonio Iglesias-Montero llevaba a sus bebés a una cuidadora de día, próxima a su domicilio de Galapagar y simpatizante de Podemos. Por tanto, nada de guardería. Los padres decidieron hacer mutis por el foro cuando se enteraron de que OKDIARIO investigaba la ilegalidad del funcionamiento del centro, que no estaba registrado en la Comunidad de Madrid -algo obligatorio-, como pudo comprobar el periodista. Por tanto, al reportero del diario sólo le interesaba conocer, ante esa situación, la fórmula que seguían el entonces vicepresidente del Gobierno y la ministra de Igualdad para pagar los servicios de la cuidadora, que ejercía sin licencia de explotación.

Sentencia judicial

Como recogía la sentencia judicial, a partir de las declaraciones de varios testigos, incluidos los escoltas, el periodista jamás acosó ni entorpeció los horarios de los bebés. Sólo le interesaba conocer, siguiendo su ejercicio al derecho de la información, si el número dos del Gobierno de Sánchez había tenido la tentación de pagar en B los recibos de la cuidadora de día, en metálico y sin factura.

Iglesias lo tenía muy fácil para responder a esa duda periodística: mostrar los recibos y las transferencias bancarias -algo muy usual para ese tipo de pagos- por los servicios profesionales de la cuidadora de día. Y, si pagó en metálico, enseñar al menos las facturas mensuales.

Pero no. Iglesias, algo usual en él -todo un yonqui de la mendacidad- prefirió envolverse en la bandera de la añagaza para solventar su tercer escándalo por unos supuestos pagos en B. Y para ello no dudó en escudarse en unos bebés que nunca percibieron ningún acoso ni peligro, porque los periodistas suelen portar plumas estilográficas o bolígrafos y no armas de fuego.

Y en esas estamos. Ahora, nuevamente, usa a sus indefensos niños para victimizarse y soltar un mamporrazo a su ya ex amiga Ana Pastor. Pero toda esa polémica se resuelve fácilmente: mostrando los papeles. Nosotros podemos mostrar la sentencia judicial que echa por tierra la versión trufada del acoso. Ahora sólo faltan las credenciales del padre enojado: que muestre los recibos o la fórmula de pago del servicio preescolar. Entre tanto, seguirá marcado con la letra escarlata de una enésima falacia.