El Fútbol Club Barcelona consigue, por primera vez en sus 93 años de historia, el título de la Copa de Europa

DÍA GRANDE para el fútbol de este país. El Fútbol Club Barcelona marcó época anoche al conseguir, por primera vez en sus 93 años de historia, el título que reiteradamente se le resistía, la Copa de Europa -auténtica joya de la corona-, vedada a los clubes españoles desde hacía 26 años, cuando en 1966 el Real Madrid la conquistó por sexta vez frente al Partizán de Belgrado. El club catalán ha superado al fin el mítico reto de Sísifo, rellenando una carencia histórica: le faltaba algo, el gran laurel europeo, y ahí está.De forma brillante, el BarQa aprobó su asignatura pendiente y desterró todos los fantasmas del pasado, que habían generado en una de las entidades más representativas de Cataluña un cierto complejo autoflagelativo de inferioridad y de victimismo, muy dañinos para su trayectoria deportiva y para su función simbólica. El título, celebrado entusiásticamente hasta en los más recónditos rincones, debe significar para el club el principio de una nueva etapa: el camino hacia la normalidad. Un camino que el Barcelona quizá no ha encontrado hasta ayer por la dificultad de superar la tenaza emblemática a que su carácter de refugio de sensibilidades y anhelos durante años perseguidos le sometía y que le ha catapultado a ser siempre más que un club, pero escasas veces un campeón.

A la cita de Wernbley se llegó, como siempre, con un grado de crispación descorazonador. La historia del Barça está repleta de situaciones angustiosas muy similares a las tensas vísperas vividas en Londres. Por eso los grandes artífices del éxito son sus jugadores, que han sabido aislarse del famoso entorno y ejercer su papel de profesionales a la perfección. Ellos, sobre todo, y los socios y seguidores que los arroparon en un mítico estadio -pero también la mayoría de aficionados de otros equipos españoles, que los han seguido con simpatía superando las lógicas rivalidades y pasiones habituales- han estado a la altura de las circunstancias.

La investidura europea del Barca y el horizonte del cambio societario del club deben ser las palancas de una nueva era en su historia, que ha comenzado afortunadamente con un trofeo al que sólo llegan los mejores: la Copa de Europa. ¡Visca el Barça!