1 marzo 2007

El PP y sus medios afines acusan al Gobierno de haber 'cedido' ante los chantajes de ETA

El Gobierno Zapatero concede la libertad al asesino Iñaki de Juana Chaos después de que se pusiera en huelga de hambre

Hechos

El 1.03.2007 el ministerio de Interior decidió conceder la prisión atenuada a Iñaki de Juana Chaos, a pesar de haber sido condenado a 3 años un mes antes.

Lecturas

El ministro del Interior, D. Alfredo Pérez Rubalcaba, asumió la responsabilidad de la orden de conceder la ‘prisión atenuada’ a De Juana que permitía al asesino quedar en libertad.

De_Juana_Chaos

La polémica judicial:

El juez titular del juzgado de Instrucción Nº1 de la Audiencia Nacional, D. Fernando Grande Marlaska imputó en enero de 2005 al asesino Iñaki de Juana Chaos (cuando estaba a punto de quedar en libertad) por amenazar a funcionarios de prisiones en dos artículos.

D. Santiago Pedraz  sucedió al juez Grande Marlaska como titular del juzgado de Instrucción Nº1. Inicialmente optó por no procesar a De Juana por faltar de pruebas, peor finalmente lo hizo tras petición expresa de la sala.

El fiscal D. Jesús Alonso, solicitó 96 años de prisión para Iñaki de Juana, pero horas antes del inicio del juicio fue sustituído.

El fiscal D. Fernando Burgos rebajó la petición de prisión por 4 años de cárcel. Finalmente sería condenado a 3.

 

01 Marzo 2007

La jauría afila sus dientes

Carlos Carnicero

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La jauría afila sus dientes porque ha olido la presa. Pero ésta no es el sanguinario etarra De Juana Chaos sino el presidente del Gobierno, porque hace tiempo que para los dirigentes del PP el objetivo a batir no es la organización terrorista sino las instituciones del Estado, por encima de las cuales quieren saltar para buscar un atajo por donde llegar a La Moncloa.

La jauría afila sus dientes porque ha olido la presa. Pero ésta no es el sanguinario etarra De Juana Chaos sino el presidente del Gobierno, porque hace tiempo que para los dirigentes del PP el objetivo a batir no es la organización terrorista sino las instituciones del Estado, por encima de las cuales quieren saltar para buscar un atajo por donde llegar a La Moncloa.

La ecuación es muy sencilla: el Gobierno entiende que se lucha mejor contra el terrorismo evitando la muerte del preso etarra que asistiendo a su constitución como héroe para el submundo que está deseando imprimir su efigie en camisetas y póster. Se trata de impedir la muerte de un preso para que no se constituya en fetiche.

Se puede estar de acuerdo o discrepar de la decisión adoptada por el Ministerio de Interior, pero no se puede dudar de su legitimidad para tomar esta medida. Se pude discutir su conveniencia, pero no es de recibo agarrar esta decisión como un ariete contra el Gobierno, estableciendo juicios de intención de que el Gobierno quiere favorecer al terrorista y beneficiar a ETA.

En los próximos días asistiremos a una escalada en la confrontación del PP y sus aliados mediáticos contra esta decisión del Gobierno, pero solo será un peldaño más en la utilización del terrorismo como arma política. El margen para ejercer la crítica legítima a las decisiones del Gobierno se achica con cada nueva brutalidad en la forma de ejercer el terrorismo. La posición del PP se constituye objetivamente en una llamada para cerrar filas con el Gobierno y el efecto boomerang de las iniciativas del partido que lidera Mariano Rajoy, es el fortalecimiento de quienes entendemos que el Gobierno se merece el derecho a equivocarse porque el enemigo no puede ser otro que la organización terrorista.

La peor consecuencia de las iniciativas del Partido Popular es el secuestro de la crítica inherente a la acción política. Tenemos que impedir que el juego de la confrontación termine por motivar la desafección de los ciudadanos de la participación en la democracia. Se trata ahora de no permitir que la irresponsabilidad del PP en debilitar al Gobierno termine por fortalecer al terrorismo. Lo terrible de lo que va a pasar es que el PP y ETA van a coincidir en denunciar que el sanguinario terrorista ha doblegado al Gobierno. Aunque solo fuera comprobar en el espejo que ambos, PP y ETA, tienen el mismo discurso, debiera ser motivo suficiente para motivar a los dirigentes populares a revisar su propia posición.

02 Marzo 2007

El mal menor

EL PAÍS (Director: Javier Moreno)

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Es más fácil criticar lo que deciden otros que decidir cuando lo que se decide supone optar entre dos males. El ministro Rubalcaba asumió ayer la responsabilidad de conceder al recluso De Juana Chaos, en huelga de hambre desde noviembre, un régimen penitenciario equivalente al de prisión atenuada que le permitirá cumplir en su domicilio la parte de la condena de tres años por un delito de amenazas que tiene pendiente.

Se trata de una decisión muy impopular. Lo son todas las decisiones favorables a los etarras condenados por asesinato; mucho más las relativas a este preso, responsable de 25 muertes y autor de comentarios repugnantes sobre el placer que le producían determinados crímenes de ETA. Al decidir lo que ha decidido, Rubalcaba asume esa carga de impopularidad, reforzada por movilizaciones como la de la semana pasada de la AVT. El ministro explicó ayer sus razones. Lo hizo de manera algo sesgada, pero con argumentos de peso; y con el valor moral necesario para ir contracorriente en una cuestión cargada de emotividad a flor de piel.

Dijo el ministro haber tomado la decisión por razones legales y humanitarias. La ley no obliga a atenuar la prisión de De Juana, por lo que sería más exacto decir que la decisión entra dentro de lo que la ley permite, y aun esto con una interpretación favorable. Es esa interpretación la que encuentra su justificación en razones humanitarias. Es cierto que la situación de peligro de muerte en que se pone un recluso en huelga de hambre no puede equipararse a la del preso con una enfermedad terminal al que se concede el régimen abierto por presumírsele «escasa peligrosidad». Pero el riesgo para la vida de De Juana es real, según los médicos, y ello aconsejaba, según el ministro, aplicar el artículo del reglamento penitenciario que permite una flexibilización, en ciertas circunstancias, de la estricta clasificación en grados, combinando medidas de cada uno de los tres previstos en esa norma.

El dilema planteado, la elección entre dos males, no deriva de la flexibilidad en la aplicación de las normas, sino del hecho de que la decisión aparezca como respuesta al pulso planteado con la huelga de hambre. Según Acebes, el Gobierno ha cedido a ese chantaje, humillando a las víctimas de De Juana. Son palabras mayores. Muy posiblemente la medida no se habría adoptado sin el chantaje de muerte voluntaria. No hay por qué disimular esa realidad. Sin embargo, cualquiera que hubiera sido la solución habría tenido consecuencias indeseables, y tal vez los mismos que critican la adoptada habrían criticado también una que pasase por la muerte del preso en la cárcel, con efectos fáciles de imaginar.

El Estado, responsable de la vida de los presos bajo su custodia, estaba obligado a evitar la muerte, si había la posibilidad de hacerlo en los márgenes de la ley. Así lo recordaba ayer, en un auto muy medido de respaldo a la medida, el juez central de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional. Por otra parte, lo que se ha decidido no afecta al cumplimiento íntegro de la condena, que se mantiene, sino a las condiciones de cumplimiento de lo que resta de ella: 18 meses. Y la decisión no tiene nada que ver con la condena por los 25 asesinatos, que De Juana ya cumplió tras 18 años en prisión. Se trata del último preso de ETA que ha podido beneficiarse del antiguo sistema de redención por el trabajo, ya suprimido.

02 Marzo 2007

La humillación del Estado

ABC (Director: José Antonio Zarzalejos)

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La excarcelación de De Juana Chaos se consumó ayer con el traslado del etarra a un hospital de San Sebastián,una decisión que representa la humillación del Estado ante el chantaje de un asesino que, cumplido su objetivo, decidió ayer mismo abandonar la huelga de hambre que utilizó como instrumento de presión. El ministro de Interior asumió personalmente la responsabilidad de la decisión, pero su exposición a la indignada opinión pública no libera a Zapatero de ser la instancia política que sostiene esta injusta decisión, que se hace aún más hiriente por los intentos del Gobierno de presentarla como una expresión del principio humanitario y de la legalidad vigente. El fraude de ley, el abuso de poder y la arbitrariedad que configuran esta excarcelación nunca podrán hallar una mínima disculpa o atenuación por más que se abracen sus autores a los grandes valores de la justicia. De Juana estaba recibiendo un trato humanitario, porque estaba bajo control médico; su situación era legal, porque estaba cumpliendo una condena firme; y también era justa, porque es un etarra convencido que no se arrepiente ni ha pedido perdón.
Prueba de que todo ha sido una mascarada para doblegar al Estado, es la decisión del etarra de volver a comer nada más llegar al País Vasco, hecho éste que debería llevar al Ministerio de Interior a revocar la concesión del segundo grado, porque ha desaparecido la causa que ponía en riesgo la vida del preso; o, aun cuando lo mantuviera en dicho grado, reingresarlo a prisión, porque el segundo grado se corresponde con el régimen penitenciario ordinario, no con un cumplimiento de la condena en la casa del preso. Si De Juana regresa a su domicilio, y no a la cárcel; y si se pasea por las calles, y no en el patio de la prisión, la ofensa a las víctimas del terrorismo habrá alcanzado una cota insospechada y el Gobierno habrá provocado una crispación social de consecuencias impredecibles.
Legalmente, la decisión del Gobierno es una tosca manipulación de la legislación penitenciaria, aunque vaya respaldada por un auto del Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria, del que, con todo respeto, hay que decir que es un simple manifiesto del pensamiento políticamente correcto, sin razonamiento jurídico concreto ni evaluación alguna de las condiciones reales del preso. La premisa de toda esta maniobra pseudojurídica es considerar que De Juana Chaos estaba enfermo. La premisa es falsa, y a partir de esta constatación todo el andamiaje legal de la excarcelación se desmorona, lo que debería dar lugar a la correspondiente exacción de responsabilidades.
Lo que separa a los demócratas de los terroristas no es la angelical diferencia que ayer dibujó el ministro de Interior en torno a la vida humana y el humanitarismo, sino el respeto a la ley, aunque esto obligue a los gobiernos de las democracias a soportar presiones con consecuencias trágicas. La excarcelación de De Juana Chaos no acredita que la democracia sea mejor que el terrorismo, lo que ya estaba acreditado desde mucho antes y, sin duda, cuando el etarra se hallaba preso. Lo que sucede es que hay gobiernos que hacen débiles a las democracias. Cabe recordar que cuando Chamberlain anunció que había pactado con Hitler «la paz con honor», Churchill le contestó: «Hemos perdido el honor sin ganar la paz».
Desde ayer, ETA ha reforzado su posición en el proceso de negociación y la del Gobierno se ha encogido a niveles nunca conocidos, porque la ley se ha sometido a la conveniencia de una estrategia pactista con el terrorismo. Cuando el Gobierno británico de Margaret Thatcher decidió no ceder al chantaje del terrorista norirlandés Bobby Sands, quien sí hizo una verdadera huelga de hambre, sentó las bases de una posición de fuerza que luego permitió, con todos los defectos e insuficiencias que se conocen, el cese definitivo de la violencia del IRA, sin alterar el estatus de Irlanda del Norte como parte del Reino Unido. La firmeza permitió la paz para poner fin a una guerra civil. Pero la debilidad obsesiva del Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero nunca traerá la derrota de ETA.

02 Marzo 2007

De Juana, Héroe, Mártir y Asesino suelto

Carlos Martínez Gorriarán

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La historia general de la infamia relatará que el día 1 de marzo de 2007 una ambulancia que conducía camino de un hospital a un terrorista convicto y contumaz, Ignacio de Juana Chaos, liberado por el día de la infamia relatará que el día 1 de marzo de 2007 una ambulancia que conducía camino de un hospital a un terrorista convicto y contumaz, Ignacio de Juana Chaos, liberado por el gobierno español con toda clase de subterfugios torticeros tras dos medidas huelgas de hambre a cámara lenta, fue recibido como un héroe por sus fanáticos partidarios, que apostados en la carretera hacían flamear banderas y enseñas de celebración para recibirle como si de un vencedor del Tour de Francia se tratara, en vez de un sujeto que ha pasado en la cárcel menos de nueve meses -la gestación al revés: una ironía siniestra- por cada uno de los veinticinco asesinatos perpetrados, que acaso repetiría de no impedirlo la desaparición física de sus víctimas.

Esa historia recogerá también que el gobierno que le manda a casa sin cumplir condena, y sin que se den ninguno de los supuestos del código penal para conceder el segundo grado penitenciario, es un gobierno que ha mentido, y que no ha tenido la decencia de usar su prerrogativa de indulto para, al menos, asumir todo el costo -y las supuestas ventajas- de su acto «humanitario», sin contaminar a otras instituciones del Estado ni sembrar la confusión en la hastiada ciudadanía. Y esa historia deberá también dar fe de que numerosos medios de comunicación, nacionales e internacionales, con el The Times a la cabeza, se prestaron gozosamente a colaborar en la desinformación de la verdadera situación, vida y catadura del exrecluso de Juana Chaos, mintiendo también sobre supuestas «liberaciones» irregulares de etarras presos por otros gobiernos anteriores -y admitiendo, con esa excusa, que iba a perpetrarse una arbitrariedad. La historia general de la infamia deberá pues señalar el 1 de marzo de 2007 como un notable hito del inacabable deterioro del Estado de derecho en España, de humillación de las víctimas y perseguidos por ETA y euforia de esa banda, y de entrega de pies y manos no sólo de un gobierno, sino de todos los partidos que lo sostienen, al chantaje más descarnado.
A De Juana le reciben sus fanáticos admiradores como si hubiera ganado el Tour, decía, y es innegable que ha ganado al Estado su tour de force. A lo largo de estos meses hemos asistido al constante incremento del número de declaraciones que, con falaces argumentos humanitarios, han trasladado a la opinión pública esta falacia: si De Juana muere en prisión, aunque sea por su voluntad soberana, el Estado se habrá convertido en asesino. Y todos nosotros quedaríamos, claro, contaminados por esa sangre vertida. Algunos histriones han empeorado el esperpento trufando sus declaraciones de ridículos epítetos adversativos para salvar las apariencias: ojalá se muriera en la cárcel el maldito asesino, pero… José Luis, no nos podemos permitir ese precio a dos meses de las elecciones; y por unos meses solamente… no vayan a empeorar las cosas.
Pues bien, esos dicterios exculpatorios no añaden nada, salvo hastío, a la operación retórica que han liderado: ayudar a ETA, y en general a cualquier terrorismo y violencia política, no ya a equiparar la «violencia legítima del Estado» (que legitima y legisla cómo tener encerrados contra su voluntad a los asesinos y criminales) con la «violencia terrorista», sino a ir bastante más lejos. Porque la liberación subrepticia de De Juana admite en la práctica que la «violencia terrorista» es defensiva y moralmente superior al monopolio estatal de la violencia. En efecto, ¿qué otra cosa significa liberar a un asesino condenado, que nos desafía y chantajea a todos sin arrepentirse de nada, sino que su derecho privado a matar y chantajear prevalece sobre el derecho a la justicia, la seguridad y la libertad de todos nosotros?
Lo sucedido va más allá de un fracaso limitado del Estado de derecho: es un torpedo a su línea de flotación. Ha dado de lleno, y pronto le seguirán otros: hay centenares de etarras presos que pueden imitar esa conducta, y si este gobierno no ha encontrado un solo argumento que le impida poner en libertad a ese sujeto, tampoco encontrará ninguno mejor para ir soltando a los que se pongan en la misma situación. Tras la huelga de hambre a plazos y cámara lenta, tendremos amnistía a plazos y cámara lenta. Y sin la menor renuncia ni condena de la violencia, sino incrementando su eficacia. Estupendo.
En el plano de la moral pública, quizá lo peor haya sido la conversión de un caso de justicia y aplicación del derecho en una orgía de falso humanitarismo, deleznable y sentimental. La estúpida elección que han planteado tantos oportunistas -el gobierno no debe permitir que De Juana se convierta en un mártir, mejor que se quede en un héroe para los suyos-, ha conseguido regalarles todo. Desde hoy, De Juana no sólo es un mártir para los suyos -lo ha sido desde que fue capturado por la Policía y condenado por los tribunales-, sino además un héroe. Mártir y héroe de una tacada. Y navegante y pastor de pueblos, dueño de la «hoja de ruta». Autor famoso cuyos textos leen con fruición sus émulos y admiradores.
Naturalmente, hay que indagar las razones del gobierno de Zapatero para plegarse a este chantaje con un desenlace largamente anunciado. Algunos estimarán que esto forma parte de la «hoja de ruta»; otros, que liberar así a un asesino emblemático es un precio pequeño comparado con el gran premio de la paz. Lo veo de otro modo: este gobierno ha perdido cualquier capacidad de resistir el chantaje etarra. Sus propias maniobras le han dejado en un estado de enorme debilidad, transfiriendo a ETA su fortaleza cedida. Y es así porque el llamado «proceso de paz», una invención destinada al fracaso desde el principio y puesta en evidencia por el atentado de Barajas, sólo puede proseguir a condición de que nada desnude aún más su esquelética vacuidad. Un nuevo atentado etarra, ahora buscando muertos si muriera De Juana, cumpliría esa trágica función aclaratoria. El riesgo de que De Juana fuera víctima de su propia obstinación daría a ETA la excusa necesaria para una «respuesta» mortífera a la violencia del Estado. Y más con un gobierno que considera vivo el «proceso» pese a los asesinatos de Estacio y Palate, pues, ¿por qué iban a cambiar las cosas otras víctimas adicionales? ¿No está ETA derrotada, mate a quien mate?
Toda la esperanza del gobierno descansa en conseguir prórrogas adicionales del partido en juego. Y sin duda la banda dará esas prórrogas a un precio cada vez más alto, esperando el único resultado que acepta: todas sus exigencias. Y tal resultado ya no es imposible con este gobierno, sino probable… si lo toleramos.

11 Marzo 2007

Ahora, Rajoy

Isabel Durán

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José Ignacio de Juana Chaos (Iñaki para Zapatero, Rubalcaba y sus medios) disfruta de las atenciones dispensadas «con todo cariño» por un equipo médico al mando de José Artetxe, manifestante habitual a favor de la excarcelación de etarras. Dispone de dos habitaciones con vistas a la capital donostiarra bloqueadas para él y sus visitantes de la «izquierda abertzale», un amplio cuarto de baño y, según la versión gubernamental, un estupendo sofá y una televisión. Una semana de victoria terrorista ha bastado para que el líder del Partido Popular catalizara la tristeza y la desolación de todas las personas que sienten como propio el dolor y el desgarro de las víctimas. Y con ellas, la esperanza en el futuro.

Mariano Rajoy Brey ha dado en el clavo. Una marea humana ha inundado el centro de Madrid el 10 de marzo, en una jornada serena, emocionada, con la sensibilidad a flor de piel de más de dos millones de españoles conscientes de que debían ofrecer una respuesta cívica ante un desafío histórico. Con la victoria del criminal en serie, José Luis Rodríguez Zapatero ha cavado su tumba política. Y además no puede, no debe ser de otra manera.

Vanos resultan los múltiples y feroces ataques al Partido Popular. Ni siquiera el diario polanquista pudo tragar con los burdos y mezquinos argumentos esgrimidos por el presidente ante el Senado para distorsionar la realidad de la primera cesión ante la banda terrorista ETA. No cuela el sucio ventilador puesto en marcha por La Moncloa y Ferraz por potentes que sean sus aspas.

El gallego ha sabido capitanear y situarse al frente de un sentimiento gigantesco que excede el color político de las papeletas ante las urnas. Una auténtica oleada histórica de resistencia y dignidad española. Un sentimiento que crece cada día por encima de partidos y que engrandece a los españoles, personas de todas las edades, ideologías y sexos, unidas ante la colosal cesión infringida por un débil y traidor Gobierno para garantizarse su continuidad en el poder. Porque ésta es sólo la primera claudicación ante el chantaje terrorista; las demás ya están en marcha.

Quedan poco más de dos meses para que las urnas hablen en cada municipio y en casi todas las comunidades autónomas. El ensayo general de unas legislativas en las que Zapatero cuenta con el apoyo de ETA, con la que jugará su baza electoral. Pero la elección de su socio, de su compañero de viaje, le ha erigido ya su cenotafio impreso en letras manchadas con sangre en la historia de la nación española. Es la hora de Rajoy, de la sensatez, de la honradez política, del interés general, en definitiva, la hora de las víctimas, de la dignidad y de la justicia; la hora de España.

02 Marzo 2007

El Gobierno paga por primera vez un precio político a ETA

EL MUNDO (Director: Pedro J. Ramírez)

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El chantaje al que ha sido sometido este Gobierno por De Juana Chaos quedó escenificado ayer cuando el etarra anunció el final de su huelga de hambre nada más llegar a San Sebastián.

Desde el primer día, el etarra tenía un propósito ganar un pulso al Estado y lograr la excarcelación mediante la coacción. Ello pone en evidencia la inconsistencia de las explicaciones dadas por el ministro Pérez Rubalcaba, que justificó la decisión de prisión atenuada en su domicilio por razones humanas.

Las razones humanitarias que esgrimió Rubalcaba son una cortina de humo para ocultar que se trata de una decisión política del Gobierno y, muy particularmente de su presidente, por mucho que el ministro se atribuyera ayer la responsabilidad de la excarcelación. Estamos, pues, ante una de las decisiones más importantes de Zapatero en esta legislatura, sólo comprable por su trascendencia negativa, al impulso del catastrófico estatuto de Catalunya.

Varios dirigentes socialistas han recurrido estos días al argumento de que Aznar acercó a decenas de presos de ETA. Es cierto, pero lo hizo libremente. En cambio, no accedió cuando se lo exigió la banda tras secuestrar a Miguel Ángel Blanco. Esa es la gran diferencia con lo que ha ocurrido ahora: que Zapatero si se ha plegado al chantaje a pesar de que no estaba en juego la vida de una tercera persona.

Al margen de la afrenta a las víctimas la decisión de Zapatero pone en evidencia la dramática debilidad de un Gobierno que no ha sabido resistir el pulso de un preso de ETA. No faltará quien vea hoy esta concesión como parte de una estrategia para reanudar el diálogo con la banda terrorista, que no ha hecho ni el más mínimo gesto tras el coche bomba de Barajas.

Zapatero quedará marcado por su incapacidad para resistir este chantaje y sufrirá probablemente un alto coste electoral por esta decisión en que el Gobierno se ha plegado por primera vez de forma evidente a pagar a ETA un precio político para no tener que afrontar la incomodidad de una escalada de kale borroka en vísperas de las municipales y no ver esfumarse para siempre su mitificado proceso de paz.

02 Marzo 2007

ETA gana su pulso al estado

LA RAZÓN (Director: José Alejandro Vara)

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El chantaje funciona y la violencia terrorista es eficaz: esta es la lección última que ha sacado ETA a propósito del caso De Juana Chaos. Hace cuatro meses, el autor de 25 asesinatos retó al Estado de Derecho con una huelga de hambre para alcanzar su excarcelación. Lo ha conseguido. La banda terrorista exigió en enero, en su comunicado sobre el atentado mortal de Barajas, que se pusiera en libertad a De Juana como condición básica para seguir negociando. Lo ha conseguido. Ayer mismo el diario GARA publicaba un ultimátum editorial reclamando la libertad del terrorista. Lo ha conseguido. Y una vez que todos ellos han alcanzado el objetivo común el preso ha decidido abandonar la huegla de hambre. La conclusión sale por sí misma y es lógico que el conglomerado etarra celebrara ayer el regreso del terrorista como una gran victoria y le rindiera homenaje como a un héroe en varias localidades del País Vasco.

Las explicaciones ofrecidas por el ministro de Interior no son fiables. Su afán por presentar una decisión personal como si el presidente del Gobierno fuera ajeno a tan grave asunto, merma credibilidad al resto de su discurso y trata de ocultar su naturaleza política. Es comprensible que trate de proteger a Rodríguez Zapatero del coste político, pero su esfuerzo es baldío. De Juana seguiría hoy en prisión, con o si nhuelga de hambre si no estuviera en marcha un proceso de negociación con ETA que puso en marcha el presidente del Gobierno.

Sin pedir perdón. El balance de este nefasto episodio para el Estado de Derecho y para la convivencia democrática se resume en unos pocos hechos irrebatibles: De Juana ha sido excarcelado por el Gobierno de Zapatero sin que haya pedido perdón por sus 25 asesinatos, sin que haya expresado la más leve muestra de arrepentimiento, sin que haya condenado el terrorismo como método político y sin haber abominado de sus brindis cada vez que ETA asesinaba. Éste es el mensaje que en estos momentos están celebrando los casi seiscientos presos de ETA mientras aguardan en las cárceles el momento de seguir los pasos de De Juana. Éste es también el mensaje que ha llegado nítidamente a los jóvenes que se foguean con la kale borroka para operaciones futuras de mayor cuantía. Si hasta ahora les sobraba fanatismo, desde ayer tienen un héroe al que imitar.

02 Marzo 2007

La menos mala

José Antich

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EL ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, tomó ayer, sin duda, la decisión más difícil de su larga trayectoria política. Planteadas las cosas al límite por el preso de ETA De Juana Chaos, con evidente riesgo para su vida tras 115 días de huelga de hambre, y cumpliendo condena de tres años por sendos artículos publicados en Gara, de los que ya ha cumplido más de la mitad de la pena ¿debía dejarlo morir o concederle la prisión atenuada? Aunque su decisión afecta en puridad a esta única pena, la realidad es mucho más compleja y ha presidido buena parte del debate en la opinión pública española: sobre De Juana Chaos recae una sentencia ya cumplida por 25 asesinatos y de los que acabó cumpliendo tan sólo 18 años de prisión en virtud del ya modificado Código Penal. Analizadas todas las posibles variables del caso, cabe concluir que el ministro ha tomado la menos mala de las decisiones. Nadie adopta una resolución como la del ministro del Interior con una íntima satisfacción interior, sino ponderando muchas otras cosas. Confundir esto con una cesión al chantaje de una banda terrorista es un error. La grandeza del Estado de derecho es que los gobernantes no se comportan como los asesinos y se concede un enorme valor a la vida humana. Incluso la de los asesinos en todas y cada una de las circunstancias. Rubalcaba ha decidido y no se ha equivocado.

02 Marzo 2007

Y después se fumó un puro

Enric Sopena

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Henchido de ardor guerrero y sacando pecho de patriota solemne, Mariano Rajoy declaró ayer en un hotel de Vitoria: “No acepto esta situación, no quiero que los españoles se sientan derrotados, no quiero que cunda el desánimo, no nos vamos a conformar. Hago mío el propósito de recuperar la dignidad de los españoles, esta historia no termina aquí

Henchido de ardor guerrero y sacando pecho de patriota solemne, Mariano Rajoy declaró ayer en un hotel de Vitoria: “No acepto esta situación, no quiero que los españoles se sientan derrotados, no quiero que cunda el desánimo, no nos vamos a conformar. Hago mío el propósito de recuperar la dignidad de los españoles, esta historia no termina aquí.

El líder del PP cargó naturalmente contra el presidente Rodríguez Zapatero al que acusó de “debilidad” ya que “ETA ha logrado doblegar al Gobierno”. ¿También ha doblegado ETA al juez de Vigilancia Penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro? El auto de este juez sobre el asunto De Juana Chaos puntualiza: “Dicho modelo de ejecución, propuesto por la Junta de Tratamiento del centro penitenciario en el caso del interno referido, no constituye ningún beneficio penitenciario (…)”.

Añade el juez: “Se encuentra clasificado en segundo grado por estrictas razones sanitarias derivadas del estado de salud en el que se encuentra, producido por una actitud de huelga de hambre, que, según los informes médicos, podrían provocar lesiones orgánicas irreversibles o incluso producirle la muerte súbita”.

Tras aclarar que “el segundo grado (…) no puede conducir en el momento actual a la concesión de la libertad condicional”, De Castro sostiene: “No debe obviarse que el Estado de Derecho no puede renunciar a la aplicación de disposiciones legales que encuentren su fundamento en los principios de humanidad (…). Ello supone la auténtica grandeza del Estado de Derecho”.

Rajoy, hace unas semanas y tras el mantenimiento de la pena de doce años a De Juana por haber escrito unas amenazas -bastante dudosas por otra parte- en el diario Gara, confesó que esa decisión judicial (más tarde corregida por el Tribunal Supremo) le había proporcionado una de “las mayores alegrías” de su “vida”.

Pero ayer el veredicto de otro juez le sustrajo la alegría de modo que, dejando de lado el criterio judicial, confundió de repente a De Castro con Zapatero. Cuando la decisión de los jueces beneficia a Rajoy, gran júbilo; quizá ganemos las elecciones. Cuando le perjudica, la culpa es de Zapatero. “La auténtica grandeza del Estado de Derecho” le parece a Rajoy una futilidad. Dijo: “Esta historia no termina aquí”. Y después se fumó un puro.