El Grupo Zeta (Antonio Asensio) crea la revista CNR, causando que el Grupo Hachette Filipacchi (Juan Caño) les denuncie por competencia desleal considerando que es una copia de su revista QUO

Estamos en medio del cruce. Los acontecimientos y la  infomación corren lanzados por la autopista. Tan rápido que no nos da tiempo ni de quedarnos con ellos. En el quiosco, decenas de cabeceras lanzan su anzuelo para ver si los peces pican. ¿Por qué no habrían de hacerlo? Hay tantas cosas que no sabemos.

Se tiene que estar muerto para no sentirse insaciable ante tanto por descubrir. Igual que lo peor, también lo más excepcional te está esperando a la vuelta de la esquina. Y podrá gustarte o no, pero el desafío de CNR es algo excepcional. ¿Lo hemos conseguido? Tú nos dirás cuando te hayas repasado bien este primer número. Ódianos para siempre o júranos amor eterno.

Aquí, un montón de gente ilusionada a muerte hemos exprimido hasta la última neurona de nuestro cerebro para concebir la revista global. Vamos a ver, una publicación que te sirva para enterarse de todo lo que te interesa de una forma ágil e imaginativa y – muy importante – sin comidas de coco. Somos todos – tú y nosotros – mayorcitos, inteligentes, inquietos, despiertos y ya partimos de unos supuestos. Es decir, que a muchos esta revista no les va a gustar nada porque no vamos de papá y mamá.

CNR no pretende influir en tu opinión, sólo darte las claves esenciales sobre que se mueve a nuestro alrededor para que lo entiendas – si quieres – y a partir de ahí te formes tu propio criterio – también si quieres.

Funcionamos basándonos en un brainstorming continuo para que en cada una de nuestras áreas de información tropieces cada mes con lo que consideramos que objetivamente es el verdadero tema del momento. Buscamos toda la información al respecto, la interrelacionamos, la extractamos hasta lo más esencial y eso es lo que publicamos.

El rigor es para CNR lo primero; la verdad y toda la verdad. Pero, por otra parte, como hemos nacido libres y no nos sentimos obligados a ir de pseudocientíficos, pues aquí encontrarás además un poco de humor, de moda o de música por ejemplo y otras cosas, por favor, que también apetecen. Sin cortarse y rompiendo moldes. Lo mismo por lo que a la gráfica se refiere.

Aunque queremos que tu viaje por CNR sea de lo más entretenido, que te enteres bien dibujándote alguna sonrisa en la cara o disparando tu imaginación, aquí no te esperan payasadas, grandes titulares del tipo ¿por qué nos comemos los mocos? ¿Tiene tres pies los gatos? ¿Es tonto el vecino? No, de verdad que no: el mundo, la actualidad están llenos de cosas demasiado importantes como para intentar llamar tu atención sobre memeces vestidas de seda.

Porque tu tiempo y el nuestro valen mucho. Porque te has gastado tu dinero en nosotros. Porque hoy has apostado por CNR. Porque eres un ser inteligente, mereces el máximo respeto.

Disfruta de esto mientras nosotros preparamos ya el número 2.

Damián García Puig

El 19 de febrero de 1997, el director general del Grupo Zeta, Dalmau Codina, me envió una escueta nota con este texto:

“Juan, te adjunto el primer ejemplar de nuestra nueva revista CNR. Espero que te guste. Un abrazo”.

Una hora después y, tras haber repasado las páginas de la publicación, cada vez con mayor vergüenza ajena, le respondí por fax:

“Dalmau, muchas gracias por el envío del primer ejemplar de CNR. Expresas tu deseo de que me guste. ¡Naturalmente que me gusta! ¡Hace 18 meses que me gusta! Un abrazo”.

A continuación llamé al despacho de nuestro abogado Gregorio Peña para solicitar que preparara una demanda por imitación y competencia desleal al considerar que la nueva revista CNR era una copia de la revista QUO.

18 meses antes y después de un año de laboriosa investigación y preparación Hachette Filipacchi lanzó al mercado la revista QUO, que inmediatamente se colocó entre las más vendidas de España alcanzando una difusión certificada por la OJD de 340.000 ejemplares y una audiencia certificada por el EGM de 1.567.000 lectores.

El éxito de QUO, creada íntegramente en España por un equipo en e que colaboraron muy estrechamente conmigo Óscar Becerra y Pancho Guijarro, su primer director y subdirector, traspasó nuestras fronteras y el título contó enseguida con ediciones en Portugal, México, Chequia y, nada menos, que Francia.

El número 1 de CNR se presentó como “la revista mensual para seres inteligentes”, frente al eslogan acuñado por QUO de “revista mensual para mentes inquietas”. Las similitudes entre ambas revistas, tanto en fórmula y concepto como en ‘lenguaje’, maquetación, formato industrial y campaña de lanzamiento eran increíbles. Un estudioso del periodismo y veterano corresponsal en Inglaterra, Estados Unidos y Rusia, Celso Collazo, me telefoneó para decirme que en su larga vida periodística nunca había visto idéntico plagio.

Damián G. Puig, director editorial de Zeta y responsable máximo de CNR, hace unas declaraciones afirmando ‘haber descubierto un nuevo concepto de revista y una nueva segmentación (exactamente igual que dijimos nosotros 18 meses antes), pero, además, se permite el lujo de mofarse de QUO (sin nombrarla) e el editorial de presentación de su nueva revista diciendo que ellos son diferentes y que no publicarán artículos como hacen otros sobre por qué nos comemos los mocos, en clara referencia a un documentado trabajo que presentó QUO sobre ciertas manías que no incluía esa, sino la de comerse las uñas.

Ese estilo agresivo fue el detonante último para nuestra decisión de presentar la demanda. Desde Zeta, sin embargo, responden diciendo que todas las revistas de información general son iguales, que todas las del corazón son iguales, por lo que no hay razón “para que las revistas de divulgación no se parezcan entre sí”.

Las revistas de divulgación MUY INTERESANTE y QUO pueden coincidir a la hora de elegir ciertos temas a tratar, como ocurre con revistas que pertenecen a la misma familia o segmento, pero es en la forma de abordar los temas y presentarlos donde las diferencias son manifiestas.

Como siempre, nuestro abogado Gregorio Peña hizo un trabajo magnífico y tenaz y el 29 de abril de 1999, justo dos años después de presentada la demanda, el juez César Rubio Marzo, del Juzgado de Primera Instancia número 12 de Madrid ordenó “la cesación automática en la edición y publicación de la revista CNR en la forma y manera en que lo viene haciendo en la actualidad”, al considerar que realiza competencia desleal a la revista QUO de Hachette Filipacchi por su gran parecido.

Por ello, también ordenó “la remoción de los efectos producidos por el acto de competencia desleal… aprovechando el esfuerzo y reputaciones ajenas” y por “crear confusionismo y riesgo de asociación en los consumidores finales”.

Naturalmente, el Grupo Zeta ha recurrido la dura sentencia que les obligaría a cambiar completamente su publicación si desearan seguir editándola y a pagar una fuerte indemnización. Como siempre, los Tribunales tienen la última palabra, pero la primera ya nos produjo una fuerte satisfacción: un histórico precedente había sido sentado en España para defender la creatividad en el campo de las revistas.