1 julio 1979

El resto de periódicos sigue calificando a ese diario navarro como 'periódico ultraderechista'

El periódico EL PENSAMIENTO NAVARRO intenta reflotar nombrando nuevo director a Enrique Sanz Martín

Hechos

En julio de 1979 D. Enrique Sanz Martín tomó posesión como director de EL PENSAMIENTO NAVARRO.

Lecturas

UN CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN VINCULADO AL TRADICIONALISMO CARLISTA Y A LA EXTREMA DERECHA

El grupo de empresarios que va a intentar poner su patrimonio para intentar levantar una de las cabeceras más históricas de España como es EL PENSAMIENTO NAVARRO esta formada por D. Juan Sáenz Díez, actual jefe de la Comunión Tradicionalista (carlismo del sector tradicionalista enfrentado al Partido Carlista, del sector socialista), que ocupará el cargo de presidente del consejo del periódico. Mientras que el Sr. Jiménez Fuentes, empresario militante de Fuerza Nueva y amenazado por ETA ocupará una vicepresidencia y D. Nemesio Cortés Izal, otro carlista histórico será el secretario del consejo.

Queridos lectores

Enrique Sanz Martin

Julio 1979

Leer

El periodismo – ventana abierta al latir, al sentir de los hombres – entraña siempre una grave responsabilidad que asumimos los profesionales que hemos hecho de este oficio un servicio. Nuestra primera preocupación es conocer, llegar al fondo de los temas que tratamos. Conocer al hombre y su entorno. Calar honde en su sentimiento y en su intención. Vivir, en definitiva, las inquietudes, los anhelos, las esperanzas, los deseos de superación, los entusiasmos, las intranquilidades, los desasosiegos de la gran familia humano. Captando esa vida, la segunda preocupación del profesional es saber cómo contando, cómo decirlo, como escribirlo… para que esa vida la vea reflejada el hombre y le sirva, le sea útil para proseguir en su lucha, tranquilizar su desasosiego, llenar de fe su desaliento, de esperanza su desesperanza, y de amor la falta de caridad que nos hostiga día a día en un mundo cada vez más alto de valores, que nos ahoga en el materialismo.

Quiero sentir Navarra por todos mis poros. Quiero conocer Navarra en lo más recóndito de su alma. Porque, trovadores de hoy, tenemos esa grave responsabilidad de dar testimonio de nuestro tiempo. Me confiaron el timón de este gran barco que es EL PENSAMIENTO NAVARRO. Su singladura ha sido larga, cerca de ochenta años navegando por la Historia de Navarra, contando la peripecia de cada día, alentando en su editorial para hacer posible una Navarra cada día más fortalecida. Se me ha confiado la dirección de este barco, y a él aportaremos nuestro entusiasmo, nuestra vocación de servicio – que no de servilismo – nuestra plena dedicación, para hacer posible un periódico nuevo. Nuestras páginas recogerán el devenir de cada día de esta entrañable provincia española. Patearemos Pamplona en busca del a noticia, pero también con igual o mayo entusiasmo Tudela, Tafalla, Alsasua, Aoiz, Olite, Sanguesa, Estella, Leyre, Ansosin, Cabanillas, Arboniés, Etayo, Azpiroz, Arizaleta, Lecumberri… por citar unos pocos cuando quisiéramos reseñar todos nuestros pueblos. De Norte a Sur, de Este a Oeste, pasearemos por nuestros montes y valles para ahondar en la vida y costumbres de nuestros hombres recios del campo. Nuestro espíritu de servicio a este pueblo navarro estará siempre inspirado en la Fe. Esa Fe que nos aglutina a todos en la cúspide de la Iglesia. Nuestro espíritu de servicio a Navarra estará alentado en un deseo enorme de contemplar a España desde nuestro navarrismo. Abarcar nuestras vivencias a las vivencias de las otras regiones que conforman el mosaico de la piel de toro.

Somos conscientes de que nuestra labor no sería posible si el pueblo navarro no participara también en este empeño. El empeño de crear vida, con solución de futuro. El momento histórico que nos está tocando vivir, del que somos protagonistas, es irrepetible, y por consecuencia irreparable en nuestras decisiones. Por esto, otro de nuestros empeños, es y será poner toda nuestra vocación y profesionalidad para hacer un periódico informador y confortador. Hacer un periódico nuevo en cuanto a la forma, pero conservando siempre la fuerza telúrica de los valores esenciales que nos caracterizan.