20 junio 2021

La FAPE defiende al periodista Torres, que invoca la cláusula de conciencia

El periodista de TV3 Santi Torres denuncia al director de Informativos de TV3 David Bassa Cabanas, por obligarle a sesgar reportajes a favor del independentismo

Hechos

El 20 de junio de 2021 el periódico El Mundo difunde la protesta del periodista de TV3, D. Santiago Torres, contra el director de Informativos de TV3, D. David Bassa Cabanas.

Lecturas

El periodista D. Santiago Torres, tras años de trabajo en TV3, asegura que fue degradado por el director de Informativos, D. David Bassa Cabanas, considerado un activista a favor del independentismo catalán, después de desobedecerle con respecto a la elaboración y los entrevistados en un reportaje en torno a los sucesos del 1 de octubre de 2017.

El 20 de junio de 2021 el periódico El Mundo difunde la protesta del periodista de TV3, D. Santiago Torres, contra el director de Informativos de TV3, D. David Bassa Cabanas reivindicando su derecho a la objeción de conciencia.

El responsable de informativos de TV3 es un conocido personaje que desde sus inicios en los medios de comunicación se ha mostrado al mundo como un periodista con un marcado perfil independentista. De hecho, ha escrito varios libros. Uno de ellos, ’El independentismo armado en la Cataluña reciente’, así como del documental ‘Terra Lliure, punt final’, que se emitió en la cadena pública. Con estas aportaciones, Bassa se ha mostrado muy estrechamente ligado a favor del secesionismo catalán.

El anuncio de su cargo al frente de los informativos de TV3 fue muy criticado, especialmente por el Grup de Periodistes Pi i Margall, quienes le acusaron de “despreciar a los partidos, entidades o periodistas que no comparten su idea secesionista para Cataluña”.

De hecho, y tras su papel en ‘El matí de Catalunya Ràdio’, Bassa fue muy duramente criticado por ‘favorecer’ de alguna forma la postura independentista en la cadena autonómica, como otorgar más tiempo a unas ideas políticas —las secesionistas— que a las contrarias en los debates públicos, contrariar o menospreciar a los periodistas que no comparten sus ideas secesionistas e incluso le llegaron a acusar de “falsificar información a la hora de informar sobre una sentencia judicial”.

13 Junio 2021

Un periodista de TV3 ejerce por primera vez la cláusula de conciencia

Efe

Leer

El periodista de TV3 Santiago Torres ha invocado la cláusula de conciencia por primera vez en la televisión pública catalana y ha pedido rescindir su contrato ante el trato «hostil y denigrante» recibido y la «deriva ideológica» de la cadena, que niega categóricamente estas acusaciones.

Lo más importante: Torres denuncia en su escrito, al que ha tenido acceso Efe, la «deriva ideológica» de los informativos de TV3 bajo la dirección de David Bassa, que fue quien en 2018, según su versión, decidió apartar al periodista del programa 30 minuts cuando este estaba realizando el reportaje «Setge al referèndum» (Asedio al referéndum).

La cláusula de conciencia es un derecho, reconocido por la Constitución y recogido en el Estatuto de Redacción de los servicios informativos de TV3, que permite a los periodistas pedir la rescisión de sus contratos cuando consideran que su empresa sufre un cambio sustancial informativo o una deriva ideológica o que no pueden seguir ejerciendo con normalidad. En el caso de Santiago Torres, quien durante treinta años formó parte del equipo de redacción del programa de reportajes, se dan las dos circunstancias, según informa hoy La Vanguardia.

El periodista sostiene que Bassa le convocó a diversas reuniones para marcar las directrices que debía seguir el documental y asegurarse de que los contactos con los políticos se realizaban únicamente a través de él.

Torres, al que le fue asignado otro documental sobre La Marató, presentó en 2019 una denuncia por acoso laboral, aunque su demanda fue desestimada en primera y segunda instancia. Su situación en la cadena se hizo «insostenible» y estuvo dos años de baja con un trastorno ansioso-depresivo, explica en la denuncia. Al recibir el alta, a principios de este año, Santiago Torres se reincorporó como redactor de mesa en el canal informativo 3/24.

El periodista, que ha hecho más de 120 reportajes y documentales y ha cubierto grandes conflictos internacionales, está convencido de que su traslado no obedece a ningún criterio profesional, sino que es «un castigo» por denunciar públicamente las «prácticas» de la dirección.

Santiago Torres se ha dirigido también por carta a la presidenta de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals, Núria Llorach, y al director de TV3, Vicent Sanchis, para exponer su situación, que hace unas semanas volvió a denunciar ante los tribunales, invocando, por primera vez en TV3, la cláusula de conciencia.

En declaraciones a Efe, el director de Informativos de TV3, David Bassa, ha negado terminantemente los hechos denunciados por Torres: «Lo único que está contrastado es que los tribunales, todos, han desestimado el caso, porque no hay caso. Ha quedado demostrado que toda la denuncia no tiene fundamento».

También el director de 30 MinutsCarles Solà, ha asegurado a Efe que Torres no fue apartado del programa por cuestiones políticas e ideológicas, sino por un enfrentamiento con el productor del espacio, y ha defendido que en TV3 «se trabaja con total libertad de expresión». Ha explicado que Bassa se reunió con Torres para hablar del documental «Setge al referèndum», sobre los preliminares del 1-O, aunque en ningún caso con ánimo de condicionar su contenido, sino para ayudar como «facilitador» de contactos políticos.

Niega, por tanto, que se produjera un caso de acoso laboral y, mucho menos, que se le apartara de 30 Minuts por motivos ideológicos: «No tiene ni pies ni cabeza», sostiene Solà, que recuerda que es Santiago Torres quien tendrá que demostrar sus acusaciones ante un juez.

En su denuncia contra la cadena, el redactor denuncia el «sesgo político» de la dirección y que ha sufrido una «denigración profesional» y un «agotamiento moral y personal» que le hace imposible continuar « con una actividad periodística ética y digna» en la corporación.

20 Junio 2021

El objetor de conciencia de TV3: víctima del ‘biógrafo’ de los terroristas de Terra Lliure

Ricardo F. Colemenero

Leer

La lista de premios del periodista de TV3 Santiago Torres es más larga que su currículum. De la primera destaca el Premio Ondas Internacional por el documental Proceso a Pinochet (1988). De la segunda sus 30 años en la redacción del programa estrella de la autonómica catalana 30 Minuts.

Ahora, sin saberlo, está escribiendo el guión de su biopic. Va de un periodista que denuncia a su cadena de televisión porque no le dejan trabajar con libertad. En la que tras hacer más de 120 reportajes y documentales, además de cubrir conflictos internacionales, le relegan a un trabajo de mesa en el canal 24 horas. Que se convierte en el primero en 30 años de cadena pública que pide marcharse invocando la cláusula de conciencia, el único recurso ético que tienen los profesionales para preservar su independencia. Pero de lo que quizá más vaya su biopic es de la historia de Cataluña en la última década.

Santiago Torres, de 61 años, tocó la cima profesional hablando del proceso del dictador chileno, y el suelo cuando le impidieron hablar del procés. Y eso que según sus compañeros Torres es independentista. Él lo niega. Y su abogado, el ex juez Ramón Llena, cree que simplemente: «Les daba miedo Torres no porque sea o no sea independentista, sino porque estaba fuera de su control y no sabían por dónde les iba a salir».

Su verdugo profesional, según señala en su denuncia, es David Bassa, jefe de informativos de la cadena, y en estos momentos candidato a nuevos ascensos. A finales de 2017 se le encarga a Torres el reportaje Setge al referèndum (Cerco al referéndum), pero Bassa le informa de que será él quien decida los políticos que salen. «Era inaudito, nunca me había pasado en toda mi carrera», denuncia Torres. Tras quejarse y discutirlo le acaban dejando fuera del proyecto. «Ahí me di cuenta de que nunca más podría volver a ejercer el periodismo», determina Torres.

Bassa lo niega todo. No querían condicionarle, sino «facilitarle» los contactos políticos, explica a Efe. Y en la misma línea el director de 30 Minuts Carles Solà dice que las acusaciones no tienen «ni pies ni cabeza».

Torres recurre ahora a la cláusula de conciencia porque muchos compañeros ni siquiera saben que existen: «Es mi última contribución al periodismo, un acto de responsabilidad». Y denuncia lo que en la última década esta siendo una campaña dirigida a «eliminar contrapesos», y «apartar todo lo que estorba a un mayor control político».

Bassa fue elegido jefe de informativos de TV3 a propuesta de ERC. Antes se había convertido en una especie de biógrafo de lo que llama «independentismo armado», en referencia al grupo terrorista Terra Lliure, que al parecer ponía bombas para «dinamizar» el proceso independentista, lo que le ha costado numerosas críticas. Su libro Terra Lliure, punt final lo prologó Junqueras. En 2007 lo convirtió en documental, y tras emitirse en la cadena pública Canal 33, PP y Ciudadanos criticaron que se refiriera a cada atentado como «acciones», y a cada terrorista como «patriota catalán».

Bassa presidió también la asociación de periodistas de los Països Catalans Ramon Barnils, en homenaje a este periodista vinculado al movimiento independentista. Pero hasta a ellos les pareció mal que su ex presidente acabara de jefe de informativos de TV3: «Cuestionamos y criticamos, como hemos hecho siempre, el sistema de nombramientos de los cargos (…) Este sistema favorece la injerencia política en los medios de comunicación».

El Grupo de Periodista Pi i Margall le dedicó estas palabras: «Los ejemplos de parcialidad y falta de ética periodística del señor Bassa son innumerables, desde otorgar más tiempo a unas opciones políticas hasta falsificar información a la hora de informar sobre una sentencia judicial relativa a Terra Lliure».

El PSC ya pidió el pasado mes de abril su dimisión en la cámara del Parlament. Y ahora presenta varias preguntas sobre el caso Torres ante la Comisión de Control de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. «Daña la imagen de una televisión que no cumple su misión de servicio público, y que hace documentales que no tienen calidad periodística, que son verdadera propaganda», denuncia la diputada Beatriz Silva.

«TV3 es una televisión pública marcada por unas fuertes disputas de control político, y por una polémica constante sobre su orientación ideológica o partidista», dice Torres en su denuncia, pero no es el único trabajador que lo piensa. Periódicamente los comités de empresa y consejos profesionales emiten comunicados pidiendo la despolitización de los medios públicos de la Generalitat. El escritor Valentí Puig calificó de «obscenidad» que «uno de los mayores obstáculos para un pacto de Gobierno sea el reparto de poder en TV3 y Cataluña Radio, una patada en la puerta del pluralismo crítico y una vejaciones de los profesionales de la radiotelevisión pública».

Pero es que hasta el presidente Quim Torra, en un ataque de sinceridad en su libro Les hores greus (Las horas graves), publicado el pasado mes de marzo, reconoce la utilización partidista de la cadena pública: «Toda lucha es pequeña y mezquina en comparación con el gran combate que libran los partidos para colocar a sus hombres y mujeres de confianza en puestos directivos de los medios públicos: presidentes, directores, responsables de los informativos, incluso presentadores».

Bassa, en recientes declaraciones a este diario, negaba que TV3 apoyara la independencia e incluso presumía de la imparcialidad de la cadena: «Nos parecemos más a la BBC o a la CNN que a las televisiones españolas».

Torres asegura que tanto él como el resto de compañeros llevan años tratando de mantenerse en el «difícil equilibrio» entre la independencia profesional y las presiones políticas, pero «cada vez es más difícil». De hecho, denuncia que «se toman decisiones y se aplican criterios que van erosionando cada vez más los valores periodísticos y hacen más patente el sesgo político».

Pero pocos o casi ningún compañero se atreven a denunciarlo en público. Desde que puso la denuncia, profesionales de TV3 y de otros medios, algunos que simpatizan con el independentismo, se pusieron en contacto con Torres para decirle que le apoyaban, que le entendían, y que no publicarían ni una línea en sus periódicos para denunciar su caso. «En Cataluña hay mucho miedo en la profesión», denuncia su abogado.