10 enero 2002

El Presidente de Chile, Ricardo Lagos, nombra a una mujer, Michelle Bachelet, nueva ministra de Defensa

Hechos

Fue noticia el 10 de enero de 2002.

10 Enero 2002

Chile: eso es el cambio

EL PAÍS (Director: Jesús Ceberio)

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Cuando en muchos países los ministros de Defensa siguen siendo militares, llama la atención que la persona destinada a dirigir ese departamento en un país latinoamericano no sólo sea un civil, sino una mujer; el hecho es aún más significativo si ese país es Chile y la persona elegida es hija de un militar asesinado mediante tortura por esbirros al servicio del general golpista Augusto Pinochet. Es el caso de Michelle Bachelet, que pasa del Ministerio de Salud al de Defensa en la remodelación del Gabinete chileno anunciada el lunes por el presidente, Ricardo Lagos.

Se trata de un ajuste motivado por los resultados de las elecciones legislativas de hace tres semanas, en las que la coalición gobernante, aun alcanzando el 48% de los votos, perdió la mayoría absoluta. La nueva ministra tenía 21 años cuando su padre, un militar fiel a Allende, fue asesinado tras el golpe de 1973. Médico de profesión y miembro de la dirección del Partido Socialista, Michelle Bachelet es experta en cuestiones de Defensa, en cuyo ministerio ya trabajó como asesora a fines de los noventa. Entre sus responsabilidades inmediatas tendrá la de gestionar la modernización de las Fuerzas Armadas, en el aspecto material y también en el organizativo.

Su presencia en ese departamento es una elocuente muestra del cambio en curso en Chile para librarse de las últimas ataduras con el siniestro pasado. La reforma constitucional que liquide la tutela de las Fuerzas Armadas impuesta por Pinochet en su retirada escalonada será el siguiente paso. Para darlo sin sobresaltos, Lagos ha nombrado como nuevo jefe del Ejército al general Juan Emilio Cheyre, que en 1973 era un teniente de 24 años y que no tiene responsabilidades en la represión. Sobre todo, es el oficial que acompañó a su antecesor, el general Ricardo Izurieta, en su visita a Pinochet para advertirle de que el Ejército no le apoyaría si se negaba a aceptar los resultados de la investigación judicial sobre los desaparecidos. Izurieta fue designado en su día con la participación de Pinochet, cosa que ya no ha ocurrido en el caso de Cheyre. Culmina así el relevo de la cúpula del Ejército, condición, como sabemos en España, para coronar la transición a la democracia.