4 junio 2017

Mejide señala en EL PERIÓDICO a Andreu Buenafuente como uno de los responsables de las burlas contra los matrimonios con diferencia de edad

El publicista y presentador de TV, Risto Mejide, se casa con Laura Escanes desatando burlas por la diferencia de edad

Hechos

El 4.06.2017 ¡HOLA! publicó un reportaje sobra la boda de D. Risto Mejide y Dña. Laura Escanes.

11 Junio 2017

Ríete, Buenafuente

Risto Mejide

Leer

Buenafuente, ríete. De mí para empezar, porque sabes que no me importa, porque sabes que al revés, me encanta y no sólo lo llevo bien, sino que seguramente lo merezco y hasta lo disfruto. Cada vez que un humorista, cómico o similar, te dedica un chiste o parodia te está haciendo un homenaje, un regalo. La imitación es el primer síntoma del éxito de cualquier marca, industrial o personal, da igual. Además, como alguien dijo una vez, bienaventurados nuestros imitadores, porque de ellos serán nuestros defectos. Así que ríete las veces que quieras, por mí que no falte.

Buenafuente, ríete, que no pasa nada. Hacer mofa y burla de cualquier tema nos hace estar más sanos, física y mentalmente. Sin tabúes, sin límites, sin censura. Hasta 400 músculos dicen que se activan en nuestro cuerpo en cada carcajada. Y liberamos endorfinas, oxitocina y no sé cuántas substancias más que nos hacen bien. Así que dame fuerte, que a mí me va.

Buenafuente, ríete. Empezando por el tema. Un tema que has elegido tú: la diferencia de edad entre los miembros de una pareja. Un tema que para mí es inconcebible, y no porque me interese defenderlo ahora, sino porque siempre he pensado que lo que ocurriera entre dos seres humanos mayores de edad y de mutuo consentimiento, era, es y siempre será sagrado. Han sido varios los chistes y comentarios sobre mi relación en programas producidos por ti, que no voy a reproducir aquí porque no hace ni falta. Tú sabes perfectamente cuáles, cuándo y tú sabrás el porqué. Pero por mí no te preocupes, repito que en nuestro caso estamos más que bien, gracias.

Sin embargo, ya que veo que te hace gracia mi caso, ahí van otros casos tan reales como el mío con los que imagino que te vas a desternillar. Negaré que lo he escrito, pero llegan a mi ‘mail’ todas las semanas, no te preocupes y dile a tus guionistas que cada siete días tengo más.

Ahí va el primero: «Ella tiene 39 años, nos llevamos 22 años, pero a pesar de esa diferencia de edad entre nosotras… Me estoy enamorando. O eso creo, porque no sé qué es enamorarse, solo sé que me hace feliz verla y pensarla. Que cuando la veo sonreír, noto que un universo nace dentro de mí. Que me pasaría todo el día escuchando su voz». Ríete de ella. Venga, va. Que se joda.

Espera, espera, que ahí va otro: «Supongo que vosotros tenéis presiones todos los días en las redes sociales de típicas frases de mierda (pero si parecéis padre e hija, es muy joven para ti, ella se va a ir con otro más joven, bla bla bla..), pero los que formamos el grupo de ‘no famosos’, tenemos las presiones, por no decir amenazas, todos los días en la oreja, todos esos amigos que se volvieron en tu contra o la gran parte de la familia que opina ‘que la niña sale con amigos mayores que ella’». Jo, éste incluye amenazas y examigos. Las risas que nos podemos echar.

¿Quieres otro? Mira, mira, con éste te vas a descojonar: «Yo tengo 26 y mi pareja 51. Hemos sido criticados, al principio de esta relación nadie apostaba por nosotros, a día de hoy aún gente de mi familia (mi padre) no sabe que estoy con él porque sé que no lo va a entender, no va a ser capaz de entender que lo que importa es que nos queremos. Por el contrario mi madre y hermano sí saben lo nuestro y aunque les ha costado entenderlo ahora sí nos apoyan. Me gustaría saber cómo hacemos desde tu opinión y la de Laura para que la gente deje de ver nuestra relación como algo que no es normal».

Más: «Soy un hombre de 47 años, divorciado y con dos hijos. Estoy enamorado de una chica de 26 años y ella lo está de mí. Pero nuestra situación es muy complicada. He leído comentarios vuestros, tuyos con tu pareja, y sé que habéis tenido que lidiar con muchas cosas en vuestra contra. Os admiro y os envidio. Mi relación con esta chica no ha sido nunca de pareja al 100 por 100. Por miedo e inseguridades por su parte». Ya le envío yo tus chistes, va.

Insisto en que todos son tan reales que hasta duele leerlos, cuando quieras te paso sus ‘mails’ para que puedas reírte de todos ellos en su cara. Y entonces, si puedes, les explicas el daño al que estás contribuyendo tú y la gente como tú haciendo mofa de una pareja por su diferencia de edad en los medios de comunicación. Mucho ha tenido que pasar para que en este país no esté bien visto criticar públicamente a parejas del mismo sexo, o de distinto color de piel. Enseguida son tachados de homófobos o de racistas. A que sí. Sin embargo, parece que todavía quedan ‘edadistas’ que no entienden que el mismo derecho a vivir su amor como les dé la gana lo tienen las parejas de distinta edad.

Vamos, Buenafuente, ríete. Que a mí no me vas a hacer daño. No a mí.

12 Junio 2017

Risto, reír es la única salida

Andreu Buenafuente

andreubuenafuente.com

Leer

«El humor sirve porque si viéramos la verdad saltaríamos de una roca. Es pensar que cada día se puede ser mejor pero nunca se llega a estar bien» Jonas Jonasson

Lo primero que quiero aclarar es que yo no estoy en guerra con nadie. Lo digo porque algunos medios, ávidos de refriega, titulaban así. Una guerra se produce cuando dos se quieren pelear y aniquilar. Al menos por mi parte, no tengo la mínima intención.

Lo primero que pensé al leer tu artículo es que se trataba de una broma. Eso debe de ser deformación profesional. Como soy cómico (casi veinticuatro horas al día) creo que todo el mundo está siempre de cachondeo cosa que, por cierto, sería fantástica aunque utópica. Pensé que no podía ir en serio que una persona tan lista como tú, tan conocedora de los medios, sus claves, sus repercusiones, tan inmersa en ellos y que lleva tanto tiempo navegando bajo los focos, se apuntara también a limitar el humor. No puede ser y seguramente no sea así.

Te cuento cómo va mi cabeza de payaso (hasta donde yo sé): yo me río de TODO. A veces lo digo y lo hago, otras no. La gente de la calle es «peor» que yo, benditos sean. Los chats de «wasap» serían la radiografía del humor español. Descarnado, inmisericorde, negro a veces, rápido y afilado. Y en ese país, con esa gente, estoy yo y eso es lo que he mamado. Trabajo para ellos y para mí. Los de mi equipo y de mi productora son también así. Bendiciones para ellos, parafraseando a Sandro Rey. Mi combate permanente consiste en estar siempre a la altura de eso. Mi archienemigo: lo blanco. Por intrascendente, por neutro, por «olvidable». El día que sienta que pierdo ese combate, que me he acomodado, que respeto demasiado, será el momento de dejarlo. Vendrán otros cómicos con menos escrúpulos, como debe de ser. Como dice mi amigo Xavi, hacemos humor hasta de lo que respetamos. Ahí está nuestra naturaleza. Es algo bipolar, lo sé, pero es así. En la calle, los bares, las oficinas y los chats, se hace mucha broma con tu boda y vuestra diferencia de edad. Y conmigo también. De mis idas y venidas o de lo que sea. De eso no se salva ni Dios. Entenderlo es relajarte y, al menos yo, no siempre lo consigo. Te invito a que revises tus niveles de autoparodia. Siempre son bajos, al menos los míos. Si me llegara, me pegaría una patada en mis propios huevos para activarme.

Veo que has enfocado tus quejas hacia lo emocional y personal, hacia el triunfo del amor y nuestros prejuicios. Incluso añades unas cuantas citas de personas en tu misma o parecida situación. No puedo estar de acuerdo, porque yo no hacía bromas sobre ellas, no las conozco. Hacía broma con lo tuyo. Hacía broma sobre ese señor con gafas llegado de la publicidad que irrumpió como un ciclón en la tele, siempre enfadado y con malos modos. El señor que luego aclaró sus gafas, derivó hacia la autoayuda negándola, luego pasó a entrevistador y ahora regenta un programa sobre el amor (o no). Es decir: EL PERSONAJE. Nada personal, como los negocios.

Pensé (y sigo haciéndolo) que al hacernos partícipes de tu bonita historia de amor por tierra, mar y aire (de la que me alegro), estarías preparado para la ironía, la burla, la chanza, la parodia y todo eso. La parodia no cuestiona nada, se queda en la superficie, las formas. El fondo es íntimo, nada que decir.

Si en algún momento te has sentido mal, te pido disculpas pero no puedo parar. No sabría como hacerlo, dejaría de ser yo, de ser nosotros. Después de casi treinta años en esto, sé que el humor es como el respirar, la única salida. Me equivoco unas tres veces al día (incluyendo la jornada laboral) pero sigo adicto a esto, a pasear por el alambre de lo correcto y caerme a veces, soy un yonqui de la risa acompañado por un maravilloso grupo que disfruta de la provisional y mágico de todo esto. Y así seguiremos.

Te diré más: te invito a que vengas a mi programa (como ya hice cuando sacaste el video de «Mía») para reírnos juntos. En aquella ocasión no pudiste, pero mi sofá sigue a tu disposición y al de tu esposa. Ojalá, en tu próxima visita se cumpla lo que tu mismo dijiste la última vez que coincidimos en un plató: «lo más maravilloso que hay en la vida es que alguien te haga cambiar de opinión«. Seré yo, Señor?

13 Junio 2017

En serio, Andreu

Risto Mejide

ristomejide.com

Leer

En serio, Andreu.

Tu “explicación”, como la has llamado, habrá convencido a tu parroquia, followers, adictos y acólitos, pero a mí me ha decepcionado todavía un poquito más. Llevar la respuesta al terreno de los límites del humor me parece impropio de alguien de tu inteligencia, o un menosprecio hacia la mía, aunque también puede ser que yo me crea algo y no llegue a ná. Espero que como mínimo te granjee aplausos y piropos en pos de la libertad de expresión, pero a mí me entristece profundamente porque de ese modo muchos pensarán que ya se ha zanjado el tema, cuando en realidad lo que se ha hecho ha sido meterlo bajo la alfombra, una vez más. Ni tú eres un titiritero ni yo soy la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Creo.

En serio, Andreu. Son demasiados años enganchado a tu sentido del humor. Demasiados años siguiéndote, admirándote, creyendo que tú ejercías un tipo de humor con el que yo me identificaba incluso cuando se me volvía en contra. Sobre todo cuando se me volvía en contra. Que me digas ahora que me he molestado porque criticabas a mí, me decepciona. Tengo grabadas en casa las primeras veces que me “zurraste” en televisión. Y las guardo con orgullo, a veces hasta las he enseñado a terceros. Pero que me pongas como ejemplo la parodia del “mía” que me dedicaste, da cuenta de lo poco o nada que me he hecho entender. Fíjate en mi timeline de Twitter. Repásalo, te invito a que lo hagas. Descubrirás que en su día retuiteé tu parodia deshaciéndome en halagos hacia ti y tus guionistas. Estuve incluso a punto de participar en ella, como bien dices. Pero en fin, ya ves, toda una vida dedicándome a la comunicación y ahora me doy cuenta de que ni me sé expresar. Acepta también mis disculpas por hacerlo tan mal. Pero acepta que también me pueda volver a pasar.

En serio, Andreu. Tampoco me puedo creer que esgrimas el argumento tan rancio y manido sobre los límites de la risa. Aquí el maestro de la risa eres tú. Pero parece que en detectar la demagogia autoinfligida, por lo visto te puedo ayudar un poco. Basta con buscar un solo chiste en el que tú te hayas burlado de “rojos, negros o maricones”. ¿No? ¿Nunca? ¿Cómo es posible? Pero si es un tipo de chiste al que algunos sectores de este país estuvieron abonados durante décadas. Si era supergracioso. Si era sólo para echarse unas risas… hasta que la sociedad dijo basta. Y gracias a eso, no digo que hoy no se hagan, algún gañán quedará, pero como mínimo, ya no quedan bien hacerlos en público, y menos aún en televisión. Pero claro, igual soy yo, que no pilla las ironías. También puede ser.

En serio, Andreu. Que me digas que te ríes de mí, de mi caso, de mi relación, cuando lo que estás haciendo es hacer chistes continuamente sobre nuestra diferencia de edad, es tomarnos a todos por idiotas. Como si el hecho de ser una pareja pública te legitimase a ti para reírte de algo tan natural. Donde tú ves afán exhibicionista, yo veo normalización. Donde tú ves tierra mar y aire, yo veo gritar tu amor a los cuatro vientos, como tiene derecho a hacer cualquier pareja normal. Y donde tú ves diferencia, yo veo tolerancia, respeto y diversidad. Simplemente me hubiera gustado que tú liderases este pequeño avance, pero está visto que no estás por la labor. Otro cómico será. Otro al que le cueste reírse de algo que debería ser visto como algo normal. Porque lo es. Otro que se ría del intolerante, no que le dé alas. Otro que nos ayude a señalar al que señala, con su ingenio, su talento, su creatividad.

Dicho esto, tú sigue con tus risas, faltaría más, que yo pienso seguir con mi vida y con mi felicidad. Eso sí, si necesitas motivos e ideas menos casposas para reírte de mí, ahí te doy unas cuantas: soy medio calvo, muy intenso, malhumorado, aún más imbécil de lo que me pienso, bastante feo, no nos vamos a engañar, me sobran algunos kilos y sí, cuando me enamoro me pongo muy cursi. Para más señas, habla con mis enemigos, que tengo unos cuantos, alguno incluso que conoces y te darán más.

Mientras tanto, cuídate mucho y pásate por mi plató cuando quieras, que yo al tuyo he ido unas cuantas veces ya.