11 abril 2016
Junto con él han sido encarcelados sus dos hijos
El tertuliano Mario Conde, ex presidente de Banesto, vuelve a ser encarcelado acusado de blanquear el dinero desviado
Hechos
El 11.04.2016 D. Mario Conde fue encarcelado junto a sus hijos acusado de blanqueo de capitales.
Lecturas
D. Mario Conde Arroyo y Dña. Alejandra Conde Arroyo, los dos hijos del ex banquero han sido también encarcelados acusados de complicidad con su padre.
–
El 11 de abril de 2016 D. Mario Conde Conde, el expresidente del desaparecido banco Banesto (1987-1993), tertuliano habitual en el programa ‘El Gato al Agua’ en el canal Intereconomía TV, es encarcelado por orden de la Audiencia Nacional, juez D. Santiago Pedraz, acusado de repatriar dinero no delarado desde cuatro países, Suiza, Reino Unido, Italia y Países Bajos. Se investiga si ese dinero de D. Mario Conde Conde pudiera haber sido dinero robado de Banesto. Es la segunda vez que ingresa prisión (la primera fue, de manera provisional en 1994 y, tras ser condenado, entre 2000 y 2008).
En la misma operación son detenidos sus dos hijos, D. Mario Conde Arroyo y Dña. Alejandra Conde Arroyo. La noticia recibe máxima publicidad en todos los medios de comunicación. Tras quedar en libertad con cargos D. Mario Conde Conde anuncia en una carta abierta publicada en la web de Intereconomía (La Gaceta) en redes sociales que es inocente y que cuando termine la investigación abandonará España.
El 21 de febrero de 2017 el periodista D. Manuel Cerdán Alenda (destinatario habitual de las filtraciones del comisario Villarejo Pérez) asegura en OkDiario que la investigación a D. Mario Conde Conde ha chocado con los intereses del CNI, dado que el presunto testaferro que usaba el Sr. Conde Conde, D. Francisco Javier de la Vega Jiménez, también trabajaba haciendo labores similares para el CNI. El propio Sr. Villarejo Pérez repitirá este dato en dos de sus comparecencias públicas en el Congreso de los Diputados.
El 31 de mayo de 2019 la Audiencia Nacional archiva definitivamente la caus contra D. Mario Conde Conde tras asegurar haber constatado que ese patrimonio del exbanquero en el extranjero era anterior a su llegada a la presidencia de Banesto, por lo que no podía considerarse dinero robado a esta entidad. El encargado de informar del archivo de la causa en El País es D. José Antonio Hernández Hernández ‘Jotilla’, otro periodista considerado colaborador habitual del comisario Villarejo Pérez.
11 Abril 2016
Otra vez Mario Conde
La Guardia Civil detuvo ayer al expresidente de Banesto Mario Conde, su hijo, su hija y otras cinco personas por los supuestos delitos de blanqueo de capitales (aflorar dinero de procedencia ilícita) y contra la Hacienda pública. No se descarta que pueda ser imputado también por un delito de insolvencia punible. Al parecer llevaba meses repatriando desde cuatro países parte del dinero del que se apropió durante su gestión al frente del banco (desde diciembre de 1987 hasta diciembre de 1993) y por el que fue juzgado y condenado a 20 años de prisión
La primera conclusión es que la justicia en España, aunque lenta, va cobrándose muchas piezas de personas que han burlado las leyes durante años. En este caso, la actuación de la Audiencia Nacional tiene doble valor, porque supone poner al descubierto algo que se sospechaba desde hace dos décadas (que Conde tenía millones de euros ocultos en el exterior) y acabar con la estrategia de victimismo del exbanquero, que se permitía el lujo de dar lecciones de ética en los medios de comunicación.
Conde repatrió presuntamente en los últimos meses cerca de 14 millones de euros a través de préstamos a sociedades, ampliaciones de capital e ingresos en efectivo, ayudado por su familia y por testaferros. Todo ello mientras se declaraba insolvente para no devolver al Estado los 15 millones de euros fijados por la condena a 20 años de cárcel, en julio de 2002, por estafa y apropiación indebida.
La historia de Mario Conde es la del aventurerismo financiero, el dinero fácil y la falta de escrúpulos de finales de los años ochenta. Conde llegó a la presidencia de Banesto en diciembre de 1987 e inició una aventura de crecimiento financiero e industrial llena de irregularidades que acabó seis años después con la intervención de la entidad por parte del Banco de España: Banesto sufrió una auténtica ruina que le costó 1.919 millones de euros, a los que hay que añadir otros 600 que tuvo que aportar el Fondo de Garantía de Depósitos y las pérdidas de decenas de miles de accionistas del banco. El agujero patrimonial se situó en 3.636 millones de euros, fruto de la mala gestión de Conde y su equipo directivo.
El exbanquero fue condenado inicialmente a 10 años y dos meses por la Audiencia Nacional (31 de marzo de 2000), pero el Supremo duplicó la pena dos años después y Mario Conde entró en la cárcel. Pronto obtuvo el tercer grado penitenciario y cumplió 11 años de prisión.
Conde ha intentado ocultar su fortuna en el extranjero mientras atacaba a lo que denominaba “el sistema” por acabar con su carrera empresarial y política. La realidad es que el exbanquero lleva años engañando a la justicia y, finalmente, la paciencia y el buen hacer de los agentes de la Guardia Civil y de la Fiscalía Anticorrupción han conseguido detectar sus operaciones fraudulentas.
Casi 30 años después de su llegada a la cúpula de un banco al que llevó a la ruina, y 16 años después de su primera condena, Mario Conde tiene que volver a dar explicaciones y, sobre todo, devolver el dinero que se llevó y ocultó durante dos décadas.
12 Abril 2016
Camino de vuelta
Conocí de cerca a Mario Conde en 2010, cuando lavaba su imagen a 1.200 revoluciones por minuto. De aquel frenético centrifugado recuerdo su empeño por borrar cualquier sombra de vanidad o codicia, estigmas que combatía subrayando el valor de una fortalecida espiritualidad que – según decía – le había servido para redimirse de todos sus pecados. En apariencia, el nuevo Mario Conde era el opuesto del viejo Mario Conde, un hombre que había conquistado el bien más preciado, mucho más que el dinero: una paz interior inquebrantable. Es difícil saber cuánto de verdad había en sus palabras, pero aquel afán desmedido por mostrarse por dentro me provocaba tantas dudas que opté por tomar una prudente distancia y no subirme, por si acaso, al carro de la loa y la lisonja. Mario Conde se había encarnado en un Mario Conde mejorado en todos los aspectos. Había visto la luz y quería hacernos partícipes de la buena nueva, quiándonos por el camino de la salvación con un proyecto regenerador de amplio espectro en el que la sociedad civil debía ser la gran protagonista. En boca de Conde, la palabra regeneración es un gigantesco oxímoron, pero su poder de persuasión obró el pequeño milagro de que unos cuantos decidieran seguirle en procesión. Tal vez le faltó persepctiva para adivinar que su relativo éxito en la pequeña pantalla no era extrapolable al paisjae nacional, porque entre el nuevo y el viejo Mario Conde la gente optó por el recuerdo. Ignoro si tanta paz interior le ayudó a digerir el fracaso electoral, aunque sospecho que no. Más bien creo que fue su convicción de que el pueblo no estaba lo suficientemente preparado para entender el mensaje. Se equivocó: sus argumentos no calaron porque Mario Conde, por mucho que lavara su imagen a 1.200 revoluciones por minuto, llevará siempre una sombra de sospecha cosida en la frente.
Ahora sabemos que el falso opuesto de Mario Conde era el mismísimo Mario Conde, idéntico al que entró por primera vez en prisión en diciembre de 1994. Entre aquel y este han pasado muchos años, pero se conoce que el genuino Mario Conde necesita más tiempo para aplicarse la receta de aquel proyecto regenerador que no fue a ninguna parte. Ahora ha vuelto a la cárcel, que es tanto como decir que Mario Conde ha salido a su encuentro.
12 Abril 2016
Conde y las lagunas legales en los delitos económicos
19 Junio 2016
La carta de Mario Conde tras salir en libertad
Ante la imposibilidad física de agradecer individualmente a todos los que en este cuarto encierro en prisión me habéis hecho patente vuestro apoyo y afecto, que han sido decisivos en estos momentos, uno de los mas dolorosos de mi vida, utilizo esta red social para enviaros un abrazo preñado de afecto y agradecimiento, en mi nombre, en el de mis hijos, mis colaboradores mas próximos y de las personas que -me consta- han sufrido este nuevo golpe -otro más- en mi existencia.
He aprendido muchas cosas en mi vida pero una es rotunda: si quieres saber quiénes son tus amigos, arruínate. Si deseas saber quien te ama, ingresa en prisión.
No voy a relatar ahora pormenores de ese nuevo/viejo asunto judicial, porque mi norma siempre ha sido que es en sede judicial en donde se efectúan las consideraciones. Ya sé que otros no respetan esta regla, tal vez porque conscientes de la debilidad de sus escritos e informes acuden al aporte mediático como complemento esencial inflacionado ad nauseam.
Pero tengo un deber moral que cumplir. Se lo dije al juez en la comparecencia en la que la fiscal pidió mi ingreso en prision. Y lo repito hoy. Podéis estar absolutamente seguros, sin el menor resquicio de duda, de que ninguno de los euros que han sido traidos para ser invertidos en empresas españolas, absolutamente ninguno, procede, ni directa ni indirectamente, de Banesto.Soy consciente de que se ha repetido hasta la saciedad lo contrario, con tal intensidad y coincidencia que pocas dudas caben de que se trata de una actuación coordinada basada en una consigna. No importa. La verdad es la que es. Afortunadamente podremos probarlo con documentos que impedirán cualquier duda. Ni un solo euro tiene nada que ver con Banesto. Absolutamente nada.Insisto: lo demostraré.
Soy consciente de que a la tribu de la carroña le dará igual. Quienes viven de mentir y difamar sienten alergia por la verdad, porque destroza sus platos de lentejas. En 1523 Luis Vives escribió: “todo es cerrazón y noche” y en 1570 Rodrigo Manrique le contestó. “dices muy bien, nuestro país es tierra de envidia y soberbia”. Hoy, 500 años después, ese diagnóstico es mas certero que nunca.
Es cierto, como dice Cioran, el filósofo de verbo ácido y pluma indomable, que nos vemos obligados a soportar el hedor del surco que algunos hombres trazan sobre la historia. Pero al tiempo sentimos el perfume de la fuerza de la dignidad que ciertos ejemplares humanos albergan en sus corazones y manifiestan en sus conductas. Asi es la ley de esta manifestación: la dinámica de los opuestos. Por ello, les doy las gracias a la carroña y a la noche, porque nos ayudan a valorar la luz y la dignidad
Y por fin he aprendido la lección: al igual que Ruben Dario odiaba el tiempo que le tocó vivir, me he convencido de que este país no es mi sitio. Cuando todo termine me iré. Hasta ese momento estaré a disposición de los que sobre mi mandan. Y cumpliré al pie de la letra sus órdenes y mandatos. Como siempre he hecho al margen de mis opiniones personales. Si me vuelven a ingresar en prisión por lo que sea, ingresaré. Pero cuando termine me iré. Ojala mis hijos, nietos y aquellos a quienes quiero me acompañen, pero no puedo forzarles.
Amo con todas mis fuerzas a mi tierra, a mi Galicia, pero al igual que mis abuelos y bisabuelos me veré obligado a quererla en la distancia. La nostalgia es genéticamente de los que llevamos sangre de su valles, rios y colinas, montañas y soutos, millos, bahías y radas.
Camino hacia el otoño existencial, pero todavia albergo la esperanza de primaveras. Pero hoy en este lugar llamado todavia España al menos para mi no amanece. Todo es cerrazon y noche.
El Análisis
¡Qué ganas le tenían tantos a D. Mario Conde cuando ingresó en chirona en diciembre de 1995! El pueblo siempre sufre placer viendo como ‘un rico’ las pasa canutas. Pero si además ese rico tiene buen porte, es joven, es banquero y ha sido paseado – al contrario que el resto de banqueros – como un modelo de triunfo, pues se disfruta aún más viendo su caída.
D. Mario Conde ya fue paseado por el barro entre 1993 y 2006, se convirtió en el chorizo mayor del reino viendo como todos los ricos que compartían mesa le retiraban el saludo y los periodistas que le peloteaban pasaron a despreciarle y a decir que nunca les cayó simpático. Salió de la cárcel y en vez de esconderse como otros ex presidiarios, D. Mario Conde trató de rehacer su imagen como tertuliano de Intereconomía. Hablaba bien, calaba en importantes sectores (de la derecha, claro) que pensaban que merecía la pena escucharle. E incluso algunos parecían dispuestos a creerse que era inocente y fue víctima de una trampa. Y algunos periodistas volvieron a comer en su mesa.
Ahora la historia volvía a repetirse. Otra vez era paseado por el barro. Otra vez volvía a ser el chorizo mayor del reino y otra vez algunos periodistas (incluso algunos que habían coincidido con él en Intereconomía a lo Jaime González o Isabel Durán) volvían a decir que nunca se habían fiado de él. Todo un remake. Pero en su caso, el más doloroso: esta vez le acompañaban sus hijos en la desgracia.
J. F. Lamata