23 febrero 1958
El derrocado Peron (exiliado en España y excluido de las elecciones) respaldó a Frondizi
Elecciones Argentina 1958 – Arturo Frondizi elegido nuevo presidente derrotando al radical Ricardo Balbín
Hechos
Las elecciones se celebraron el 23 de febrero de 1958.
Lecturas
Las elecciones argentinas de 1958 ponen fin a la dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, que ha gobernado el país desde que fue depuesto Perón en 1955.
Con la suma de votos del peronismo, que finalmente le brindó su apoyo, y los que le correspondían como líder de la Unión Cívica Radical Intransigente (una de las dos ramas en que hace poco más de un año se escindió el radicalismo), Arturo Frondizi ha ganado ampliamente las elecciones generales celebradas hoy en Argentina.
Frondizi obtuvo 4.050.000 votos, contra 2.415.000 de la Unión Cívica Radical del Pueblo, la otra familia radical encabezada por Balbín.
Si el programa desarrollista de Frondizi se ha atraído el voto de sectores progresistas, no cabe duda de que su triunfo se debe al apoyo de Perón.
Se habla incluso de un pacto entre ambos políticos.
El mandato de Frondizi duraría hasta 1962.
El Análisis
Argentina ha votado por primera vez desde la Revolución Libertadora de 1955, y lo ha hecho en unas elecciones tan singulares como su contexto. Dos años y medio después del derrocamiento de Juan Domingo Perón, el país acudió a las urnas sin el hombre que, para bien o para mal, seguía marcando la agenda política desde su exilio madrileño, bajo el amparo de la dictadura de Francisco Franco. La prohibición de su candidatura no evitó que su sombra se proyectara sobre todo el proceso.
Los protagonistas visibles fueron Arturo Frondizi, del desarrollismo de la UCRI, y Ricardo Balbín, de la UCRP. Frondizi se presentó con un programa modernizador y un discurso de industrialización, pero lo que inclinó la balanza fue un factor menos confesado: el pacto tácito con el propio Perón, que desde España llamó a sus seguidores a votar por él. Balbín, por su parte, contaba con el apoyo de los sectores que promovieron la Revolución Libertadora, pero su campaña no logró contrarrestar el peso electoral del voto peronista reorientado.
El resultado fue claro: Frondizi se impuso, pero la paradoja es evidente. El hombre que derrotó al candidato del régimen lo hizo, en parte, gracias al respaldo del líder proscrito. Sin embargo, esa victoria no significa el regreso de Perón: su exilio y la proscripción del peronismo se mantienen, recordando que la democracia argentina de 1958 sigue marcada por las reglas y límites que fijaron los vencedores de 1955. Un nuevo presidente llega a la Casa Rosada, pero el juego político sigue orbitando alrededor de quien, sin estar en la boleta, fue decisivo en la elección.
J. F. Lamata