Elecciones Panamá 1994 – El triunfo de Ernesto Pérez Balladares supone el regreso de los afines a Torrijos

¿VUELVE EL pasado? El resultado de las elecciones presidenciales panameñas, con la victoria de Ernesto Pérez Balladares, representante del partido histórico del torrijismo, puede interpretarse en diversas claves, pero la más llamativa es la que lo emparenta con otros balances electorales al este de Europa. Fundado por el general Omar Torrijos tras su golpe de Estado en 1968 para dar cauce a su presunta revolución populista, el Partido Revolucionario Democrático fue concebido en realidad como instrumento de su poder personal y desarrollado como una gran máquina de fraude y narcotráfico por su sucesor, el también general Noriega -en prisión en Estados Unidos-.Podría pensarse a priori que no debería ser el vehículo ideal para realizar las aspiraciones de democracia de un pueblo que ha votado en libertad por primera vez en varias décadas. No ha sido así, y sus rivales, nuevos o renovados, como el partido gubernamental Arnulfista, dirigido por Mireya Moscoso, y la coalición Papá Egoró, encabezada por el cantante Rubén Blades, han sido aplastantemente derrotados.

Muchos factores han jugado para que el PRD -transformado a su vez en socialdemócrata- volviera al poder. En primer lugar, Torrijos fue quien lanzó la operación de recuperación del canal, que deberá por fin ser panameño en 1999, lo que no ha podido olvidar la opinión pública nacional; en segundo, el mal gobierno de la derecha, colocada en el poder por los norteamericanos tras la invasión del país y la deposición de Noriega en 1989, que ha transitado estos años de escándalo en escándalo, y, finalmente, que, aun con todas sus delincuencias, el PRD es el partido que ha estructurado un Panamá relativamente moderno y ha dejado su marca por primera vez en la historia con la aventura del canal.

No tanto la socialdemocracia, por tanto, como el partido fundador de un país q ue antes era sólo un canal, es el que ha ganado en Panamá. Lo conocido, como en el este de Europa, se ha impuesto a las novedades. Si no el torrijismo y todo lo que significa de desplante a Estados Unidos, cuando menos su recuerdo sí que vuelve.