13 julio 2007

Le sustituye en la presidencia Juan Carlos Nozaleda, representante del Grupo Nozar, segundo accionista de la inmobiliaria

Enrique Bañuelos dimite como presidente de Astroc tras vivir el auge y caída de su empresa inmobiliaria en un año

Hechos

El 26.07.2007 D. Enrique Bañuelos comunicó a la CMNV su dimisión como Presidente y Consejero de Astroc

Lecturas

La marcha de Bañuelos no es, sin embargo, total. El fundador de la empresa continuará en el accionariado de Astroc, «al menos a corto plazo», según un portavoz de CV Capital, la sociedad patrimonial del empresario saguntino. Bañuelos, con el 31,4%, sigue siendo el primer accionista de la compañía, aunque ya ha anunciado su intención de ir vendiendo paulatinamente su participación en el capital.

Enrique Bañuelos, de 41 años, que fundó Astroc en el año 1992, era hasta principios de este año el prototipo de un empresario de éxito. En 2006 sacó a Bolsa el 25% de su compañía a un precio de 6,40 euros por acción. Un precio que, ante la sorpresa de no pocos asesores bursátiles, que no veían razones objetivas para ello, no dejó de crecer, hasta alcanzar, a finales de febrero pasado, su valor máximo de 72 euros. A principios de este año el empresario de Sagunto estaba, según la revistaForbes, entre las 95 personas más ricas del mundo.

La querella de Felipe Izquierdo

Después de su salida de Astroc, el Sr. Bañuelos tuvo que enfrentarse a una querella por parte de un accionista de Astroc, Felipe Izquierdo, que le acusaba de maquinación para la alterlación del precio.

13 Septiembre 2012

Enrique Bañuelos también me engatusó a mí

Manuel del Pozo

Leer

Si consiguió embaucar a Amancio Ortega y a Carmen Godia -dos de las personas más ricas de España-, a Félix Abánades (Rayet), a la familia Nozaleza, al Banco Sabadell, a Caixa Galicia y a miles de pequeños accionistas, conmigo lo tuvo mucho más fácil. A mí también me convenció de que era el Rey Midas del sector inmobiliario. Le entrevisté en 2006 en el palacete del Marqués de Salamanca que había adquirido Enrique Bañuelos en Madrid. Me pareció listísimo, un vendedor nato, con un don de gentes inigualable y una gran seguridad en sí mismo. No convencía, apabullaba. Resultaba un empresario moderno, joven y dinámico que llegaba a revitalizar un sector maduro como el inmobiliario que entonces, en 2006, empezaba a dar los primeros síntomas de agotamiento.

Él no hablaba de cosas tan triviales como vender casas o apartamentos… lo suyo eran los grandes proyectos inmobiliarios. Había hecho dinero en Valencia aprovechando la figura legal del agente urbanizador que existía en la Comunidad Valenciana y que le permitía promover la urbanización de suelo sin necesidad de ser propietario del mismo. Todo el suelo era urbanizable. ¡Viva la burbuja inmobiliaria!

Bañuelos quiso jugar a lo grande y llegó a Madrid seduciendo con sus arrolladoras ideas a todos los empresarios e inversores que se le ponían por delante. Sus planes mastodónticos pasaban por conseguir dinero rápido. Y la bolsa le dio la oportunidad de hacerlo, sobre todo en un año en el que previamente habían salido a cotizar Renta Corporación y Parquesol. Había entonces mucho apetito inversor por las inmobiliarias. Astroc saltó al parqué el 24 de mayo de 2006 a 6,4 euros por acción, con lo que se valoró en 775 millones una empresa que lo único que tenía eran promesas. Bañuelos empezó pronto a maniobrar para hinchar artificialmente la compañía. Intercambió créditos y avales entre su sociedad patrimonial, CV Capital, y Astroc, haciendo caja común. Empresarios de renombre adquirieron acciones de Astroc, aunque luego se supo que Bañuelos les había prometido recomprárselas más tarde. Y lanzó una gran campaña de imagen que incluyó una paella para 25.000 comensales en el neoyorquino Central Park. Muchos pequeños inversores picaron el anzuelo y se lanzaron a invertir en Astroc. Su despegue fue espectacular y en menos de un año multiplicó su valor por 12 veces, la acción llegó a 72 euros y la capitalización se situó en 9.000 millones. No estuvo nada mal para un cascarón vacío.

Bañuelos -que llegó a ser uno de los más ricos de España- pignoró gran parte de sus acciones para financiar proyectos… hasta que llegó el fatídico martes 24 de abril de 2007 cuando alguien le traicionó. Uno de sus supuestos amigos vendió ese día dos millones de acciones de Astroc. El hasta entonces valor estrella de la bolsa se desplomó más del 60% y sus títulos cayeron hasta los 2 euros. Fue la ruina para muchos pequeños inversores, y poco después Enrique Bañuelos tuvo que salir del país porque le llovieron las querellas por supuestos delitos de maquinación para alterar el precio de las cosas, y por presunto uso de información privilegiada. El que llegó a decir de sí mismo que «me dejan desnudo en Central Park y en 24 horas estoy paseándome por la Quinta Avenida en una limusina» terminó refugiándose en Londres. El catastroc fue el primer episodio del derrumbe inmobiliario que vino después.

Bañuelos intentó replicar en Brasil el pelotazo de Astroc, pero al final, tras meterse en negocios inmobiliarios y agrícolas, ha terminado mal porque los bancos no se fían de él por su pasado en España. Entre negocio y negocio, ha seguido cultivando amistades, y hace un mes se presentó como socio de un proyecto capitaneado por Alejandro Agag para organizar el primer campeonato del mundo de coches eléctricos.